INTRODUCCIÓN
La Tripanosomiasis es una enfermedad causada por parásitos protozoos del género Trypanosoma, que tienen una amplia distribución e importancia económica en África, especialmente en las zonas ocupadas por la mosca tsé-tsé (Glossina spp) 1,2. La amplia distribución geográfica de Trypanosoma vivax fuera de su lugar de origen, el continente africano, se atribuye a su capacidad para adaptarse a la transmisión mecánica por insectos chupadores de sangre tales como Tabanus spp, Stomoxys spp y Haematobia irritans3,4.
Entre los tripanosomas que infectan al ganado, Trypanosoma vivax es una de las especies patógenas más importantes para bovinos y pequeños rumiantes. Este parásito restringe la producción animal, además de causar pérdidas económicas por los signos clínicos de la infección como el crecimiento restringido, el aborto, la anemia, el costo del tratamiento y la muerte de los animales afectados 5,6,7,8,9.
En América del Sur, las especies que causan tripanosomiasis animales son Trypanosoma cruzi, T. equiperdum, T. evansi y T. vivax. Estos tripanosomas, que parasitan al ganado y una amplia variedad de vida silvestre, se mantienen y se transmiten de diferentes maneras. Sólo las dos últimas especies son de importancia económica en América del Sur, lo que representa un riesgo potencial para casi 300 millones de bovinos, 1,8 millones de búfalos y 16 millones de caballos.
Generalmente, las infecciones por tripanosomas en ovejas se caracterizan por anemia progresiva, pérdida de masa muscular, edema, linfadenopatía, agrandamiento del bazo, lesiones neurológicas y oculares 10,11. Se observan lesiones genitales caracterizadas por edema escrotal y orquitis no supurativa con degeneración, atrofia, calcificación y esclerosis de los tejidos testiculares en los machos infectados por Trypanosoma brucei y Trypanosoma vivax10,12. Estos cambios se acompañan de bajos recuentos de espermatozoides y desarrollo de calidades de semen deficientes 13.
En el diagnóstico de la enfermedad, la exploración clínica y el estudio de los síntomas de los animales enfermos puede ser un valor de referencia, sin embargo, no son concluyentes. El diagnóstico por medio parasitológico directo es eficaz cuando los parásitos están presentes en grandes cantidades en la sangre periférica (11, 14, 15).
Las infecciones causadas por T. vivax y T. evansi se ubican entre las principales entidades nosológicas de importancia económica en América, ejerciendo un fuerte impacto sobre la salud y reproductividad en rebaños vacunos y equinos, de allí la relevancia del estudio y el desarrollo de investigaciones que coadyuven a su control 16,17.
MATERIALES Y MÉTODOS
Animal de la especie ovina, raza Texel, hembra de 1 año y medio de edad de aptitud carnicera que acude a consulta por encontrarse deprimida y postrada en el Hospital Veterinario - Departamento de Patología y Clínica de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de Asunción (San Lorenzo).
Se procedió a la exploración clínica mediante metodología semiológica para pequeños rumiantes. Muestras de sangre entera, suero, materia fecal y orina fueron extraídas del paciente para su procesamiento laboratorial, las cuales fueron remitidas al Laboratorio de la División Patología Clínica para hemograma, perfil hepático, renal y examen físico, químico y microscópico respectivamente, y al Departamento de Parasitología para examen de heces por el método de flotación y prueba de microhematocrito.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Los hallazgos que se encontraron a la exploración clínica del paciente fueron una baja condición corporal, actitud deprimida (convulsiva), frecuencia respiratoria de 36/min, del tipo costoabdomimal, frecuencia cardíaca 136/min, la frecuencia ruminal abolida y la temperatura corporal 39,3°C.
A la inspección general el animal se encuentra postrado, en decúbito lateral, las mucosas bucal y conjuntival pálidas, equimosis en la región inguinal y mala implantación de la lana, secreción nasal bilateral serosa escasa, disnea respiratoria, el pulso disminuido, dificultad para abrir la boca y presencia de sangre en el recto, a la palpación del abdomen a nivel mesogastrio se percibió una estructura de forma redondeada de aproximadamente 15 cm de diámetro, móvil de consistencia firme y contracciones tónicas de los miembros (Figura 1).
Ikede & Losos (1975) describen que las infecciones por tripanosomas en las ovejas se caracterizan por anemia progresiva, pérdida de masa, edema, linfadenopatía, agrandamiento del bazo, lesiones neurológicas y oculares, coincidiendo parcialmente estos síntomas con los encontrados en el paciente objeto de estudio.
Así como Losos (1980), Monzon et al (1983/1984) mencionaron que si bien los signos clínicos de los animales enfermos pueden ser de valor para el diagnóstico, no son concluyentes, por ello son necesarios estudios diagnósticos más específicos.
Los hallazgos laboratoriales fueron los siguientes: en sangre, hematocrito (40), neutrófilos en cayado/l (123), proteína total g/dL (9,2); en suero, enzimas hepáticas elevadas AST (342) GGT (36), CK(1109) elevada, hipoalbuminemia (1.9); orina, PH (6) ligeramente ácida con presencia de proteínas(+) y cuerpos cetónicos (+), bacterias en escasa cantidad y células epiteliales planas (2 por campo y en acúmulos), en materia fecal 2.300 HPG de Trichostrongylus spp. y los resultados de microhematocrito y frotis parasitológico determinaron la infección por Trypanosoma spp y Piroplasma spp.
El hemograma, perfil hepático, renal, orina y materia fecal, a excepción de la prueba de microhematocrito, son inespecíficos para el diagnóstico de tripanosomiasis, pero nos indican la condición general del paciente al momento del estudio y nos permiten identificar la presencia de infecciones concomitantes (Figura 2).
El hemograma, perfil hepático, renal, orina y materia fecal, a excepción de la prueba de microhematocrito, son inespecíficos para el diagnóstico de tripanosomiasis, pero nos indican la condición general del paciente al momento del estudio y nos permiten identificar la presencia de infecciones concomitantes.
Losos (1980), Monzon et al. (1983/1984), afirman que el diagnóstico por medio parasitológico directo es eficaz cuando los parásitos están presentes en grandes cantidades en la sangre periférica. La confirmación de la especie de tripanosoma podría lograrse mediante métodos moleculares, por ejemplo, reacción en cadena de polimerasa (PCR), que son más confiables 18.
Dávila y Silva (2000), consideran a T. evansi en Sudamérica como una enfermedad de los caballos, mientras que T. vivax es un parásito virulento del ganado 9.
Si bien en el país no hay reportes recientes de esta enfermedad, Desquesnes et al. (2013) afirman que T. evansi se observó en Paraguay ya en 1847, mientras que T. vivax se describió en la cercana región del Pantanal de Brasil 19.
CONCLUSIÓN.
La detección de un caso positivo de infección por Trypanosoma spp en la especie ovina, sugiere que podría ser un problema potencial en ésta y otras especies de ganado. Además es aconsejable realizar más investigaciones epidemiológicas de esta patología, pues la misma puede generar una reducción de la productividad en pequeños rumiantes, y actuar como fuente de infección para vacunos, búfalos, equinos y otras especies lo que conllevara a grandes pérdidas económicas debido a la baja productividad, costo del tratamiento, infertilidad y mortalidad.