La pandemia del COVID-19 ha generado una crisis a nivel mundial, si bien es de origen sanitario, éste ha tenido repercusiones en todos los aspectos del ser humano, tanto individual como social, incluyendo así el trabajo, la escuela y las relaciones sociales. Y con el fin de controlar la propagación del nuevo coronavirus, los gobiernos mundiales tomaron medidas de vigilancia sanitaria como el confinamiento de las personas, el teletrabajo y la educación virtual, siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2020). Una de las principales características del momento histórico, donde la sociedad ha tenido que adaptarse a nuevas maneras de estudiar, trabajar y relacionarse, sigue siendo la incertidumbre. Pasado ya dos años desde el inicio del COVID-19 y habiendo logrado avances sin precedentes, los expertos aún no logran determinar con precisión el tiempo ni el modo de superación de la misma.
No obstante, unas de las áreas que han florecido durante la pandemia es la investigación, tanto a nivel nacional como internacional. Los investigadores han abocado a indagar sobre los fenómenos emergentes a partir de esta situación (Barouki et al., 2021). En cuanto a las Ciencias Sociales, las áreas más investigadas incluyen la educación, haciendo hincapié en el acceso disponibles de los recursos (Gauthier et al., 2021), capacitación docente, problemas de adaptación de contenido programático (Canese et al., 2021) y los esfuerzos realizados por instituciones educativas, de todos los niveles, a través de la educación virtual de emergencia (García-de-Paz y Bonilla, 2021); la salud (física y mental) en personas de diferentes las edades durante el confinamiento (Van de Velde et al., 2021) y; el trabajo en el hogar u home office en hombres y mujeres quienes realizan tareas laborales de manera remota (Gauthier et al., 2021).
Finalmente, la comunidad científica, a lo largo de las diferentes disciplinas, ha realizado un esfuerzo inmenso para descubrir e innovar mostrando una gran resiliencia en tiempos de crisis (Berenbaum, 2021). Los estudios realizados han demostrado que si bien para los investigadores hombres, durante el primer año de la pandemia hubo un crecimiento en la productividad científica, no se dio la misma situación con las investigadoras mujeres (Cui et al., 2021). Así como toda crisis, la pandemia y todo aquello que conlleva para la sociedad hacer frente a la misma, ha creado un campo fértil para la investigación, principalmente en lo referido a las ciencias sociales (Briggs et al., 2021; Conley y Johnson, 2021; Ferreira y Serpa, 2021; Lupton y Willis, 2021).