INTRODUCCIÓN
El internado médico es la etapa final de la carrera de medicina humana, constituye una etapa importante de mayor contacto y responsabilidad con el paciente, por lo que es una etapa de cambios y conflictos con mucha más predisposición a desarrollar ansiedad o depresión, por la exigencia académica, partiendo de la premisa que los estudiantes de medicina se desempeñan en un ambiente saturado de situaciones estresantes (Albitres-Flores et al., 2020; Sánchez et al., 2019).
La pandemia por el coronavirus y su rápida expansión ha provocado un desborde en los sistemas de salud del mundo. La necesidad de tomar medidas de seguridad como distanciamiento social y otras han limitado la actividad social y las prácticas de estudiantes de la carrera de medicina en los hospitales, lo cual ha contribuido con el aumento de los niveles de ansiedad, y la probabilidad de desarrollar depresión en la población general (Arias et al., 2020) y en los estudiantes universitarios (Huarcaya, 2020).
La depresión y los trastornos de ansiedad son los trastornos mentales más frecuentes, a nivel mundial. Por su alta prevalencia, se considera un problema de salud pública emergente a nivel mundial. La depresión es un trastorno afectivo que se caracteriza por la presencia de tristeza, perdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración, afecta las actividades diarias ya que manifiestan sentimientos de inutilidad, culpa, tristeza y desesperanza. Por su lado, la ansiedad se caracteriza por un intenso malestar interior que la persona no es capaz de controlar, que suele aparecer en algunos casos como síntoma de la depresión. La persistencia de sentimientos o episodios de ansiedad es perjudicial para el desempeño académico, conllevando a falta de concentración y memoria a corto y largo plazo (Saldívar et al., 2014; Amador & Amaya, 2017). Este problema de salud mental no solo puede afectar la calidad de atención que pueda brindar el personal de salud, su capacidad de comprensión clínica o sus habilidades prácticas, sino que también pueden tener un impacto significativo en su bienestar y en su calidad de vida. Por tanto, es muy importante proteger la salud mental del personal de salud.
Varias investigaciones han estudiado la presencia de síntomas ansiosos y depresivos en estudiantes universitarios (Torales et al., 2013; Molina-Correa et al, 2018). En un estudio realizado en los estudiantes de la carrera de Medicina y Cirugía de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción (FCM-UNA), el 18,7% presentó depresión y el 46,6 % ansiedad (Torales et al., 2013). En médicos internos de pregrado del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Mexicali, Baja California, la frecuencia de rasgos de depresión fue de 28,6 % (Palmer-Morales et al., 2017) y en los médicos no familiares del Hospital de Gineco-Pediatría y Medicina Familiar Nº 31 (HGP/MF 31) del mismo instituto, la depresión se presentó en el 10,81% (Lobatón, Morales et al., 2020). En Colombia en un estudio realizado en estudiantes de segundo a séptimo/onceavo semestre de instrumentación quirúrgica y medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, el 30,15 % presentó algún síntoma de depresión, mientras que el 26,5 % describió alta ansiedad (Caro et al., 2019). Así mismo, en el 22,7 % de los estudiantes de medicina de la Universidad de Caldas, Colombia se informó sintomatología depresiva (Molina-Correa et al., 2018). En Brasil, el 34,3 % de los estudiantes presentaron sintomatología de ansiedad y 19,7 % de depresión.
Teniendo en cuenta que las practicas hospitalarias somete al estudiante a un proceso de estrés que posteriormente puede llevar al desarrollo de ansiedad y depresión y por la alta prevalencia que existe en la presentación de estos trastornos en los internos de medicina, es relevante la realización de este trabajo, para determinar la predisposición de desarrollar ansiedad y depresión. Estos trastornos generan discapacidad y en algunos casos se han visto relacionados con mayor riesgo de suicidio.
METODOLOGÍA
El diseño de la investigación fue observacional, descriptivo y analítico de corte transversal en dos universidades privadas de la carrera de medicina de Asunción, Paraguay. La población del estudio consistió en internos de medicina de dos universidades privadas que accedieron voluntariamente a participar del estudio en el año 2020. En cuanto a la recolección de datos, una vez aprobado el protocolo se procedió a contactar a los delegados de curso, a quienes se les envió una invitación vía WhatsApp y correo electrónico para participar del proyecto, seguida de un enlace de consentimiento informado en el cual se detalló el propósito del trabajo, y datos de los investigadores, una vez que aceptaron participar pudieron acceder y completar la encuesta a través de la plataforma de Google Forms, dicho enlace fue remitido a los demás integrantes del curso a través del delegado/a. Las variables estudiadas fueron: edad, sexo, estado civil, procedencia, dependencia económica, actividad recreativa, apoyo de amigos en la facultad, predisposición de desarrollar depresión y ansiedad. Y en cuanto a los instrumentos de recolección de datos, se utilizaron la escala de depresión de Zung (1965) y Beck Anxiety Inventory (BAI). La escala de Zung consta de 20 preguntas que exploran síntomas relacionados con episodios depresivos (estado de ánimo y síntomas cognitivos y somáticos). Cada pregunta tiene cuatro opciones de respuesta que van de 1 (muy pocas veces) a 4 (la mayoría de las veces); la suma de las 20 preguntas produce una puntuación que posteriormente permite identificar el nivel de depresión: < 50 puntos para personas que se encuentran en un rango normal, es decir, sin depresión; 50-59 puntos para personas que experimentan depresión mínima; 60-69 puntos para personas que experimentan depresión moderada y > 70 puntos para personas que experimentan depresión severa. La interpretación de las puntuaciones del Beck Anxiety Inventory (BAI) se basa en unas puntuaciones de corte que definen diferentes niveles de gravedad de sintomatología ansiosa. La última edición del manual original del BAI propone las siguientes: 0-7 indica ansiedad mínima, 8-15 ansiedad leve, 16-25 ansiedad moderada y 26-63 ansiedad grave (Bardhoshi et al., 2016).
Con respecto al análisis de datos, una vez recolectados fueron cargados en una hoja de cálculo del programa Excel, que posteriormente fueron analizados en el programa SPSS v. 21. Se calcularon el coeficiente alfa de Cronbach para establecer la fiabilidad de los instrumentos utilizados, además de la correlación entre ellos. Se utilizó estadística descriptiva calculando las frecuencias absolutas y relativas porcentual. Para establecer asociación entre las variables se utilizó la prueba de chi cuadrado, con corrección de Yates o exacta de Fisher según corresponda a un nivel de significancia de 0,05.
El protocolo fue aprobado por el comité de ética institucional. Se solicitó consentimiento informado a todos los participantes y se respetaron los principios éticos de autonomía, no maleficencia, beneficencia y justicia, para todos los participantes de la investigación.
RESULTADOS
La muestra estuvo conformada por 101 estudiantes universitarios del sexto año de la carrera de medicina de dos universidades privadas del departamento central del Paraguay, 78 (77,2 %) fueron mujeres, 40 (39,5 %) mayor de 24 años, 88 (87,7 %) eran de estado civil soltero y 85 (84,2 %) residen en zona urbana, 69 (68,3 %) tenían dependencia económica, 68 (67,3 %) informaron tener actividades recreativas y 97 (96 %) que cuentan con amigos en la facultad. Ver Tabla 1.
Características | n | % |
---|---|---|
Sexo | ||
Masculino | 23 | 22,7 |
Femenino | 78 | 77,2 |
Edad | ||
Menor de 24 años | 25 | 24,7 |
24 años | 36 | 35,6 |
Mayor de 24 años | 40 | 39,6 |
Estado Civil | ||
Soltero | 88 | 87,7 |
Casado | 7 | 6,9 |
Unión libre | 6 | 5,9 |
Procedencia | ||
Rural | 16 | 15,8 |
Urbana | 85 | 84,2 |
Dependencia económica | 69 | 68,3 |
Actividad recreativa | 68 | 67,3 |
Amigos en la facultad | 97 | 96 |
Fuente: Elaboración propia
Ambos instrumentos mostraron buena fiabilidad con un coeficiente alfa de Cronbach superior a 0,7. Ver Tabla 2.
Instrumento | Nº de ítems | Alfa de Cronbach | Fiabilidad |
---|---|---|---|
Beckman | 21 | 0,937 | Excelente |
Zung | 20 | 0,769 | Buena |
Fuente: Elaboración propia
Se encontró muy buena correlación entre ambos instrumentos (Correlación de Pearson = 0,750, Valor p <0,001). Ver Figura 1.
En cuanto al nivel de ansiedad y depresión, se encontró que 30 % de los estudiantes universitarios encuestados tenían síntomas relacionados con ansiedad moderada y 21% severa; el 29 % mostró predisposición de desarrollar depresión leve. Ver Figura 2.
En cuanto al nivel de ansiedad se encontró que 66 (65,4 %) estudiantes encuestados tenían predisposición de desarrollar ansiedad. En cuanto al nivel de depresión se encontró que 32 (31,6 %) de los estudiantes encuestados tenían predisposición de desarrollar depresión. Se observó una fuerte asociación (valor p <0,001) entre el tener predisposición de desarrollar ansiedad con la predisposición de desarrollar depresión. Ver Tabla 3.
Ansiedad | Depresión | Total | |
---|---|---|---|
Presencia | Ausencia | ||
Presencia | 30 (45,5%) | 36 (54,5%) | 66 (65,4%) |
Ausencia | 2 (5,7%) | 33 (94,3%) | 35 (34,6%) |
Total | 32 (31,6%) | 69 (68,3) | 101 |
Valor p <0,001
Fuente: Elaboración propia
Factores asociados a la predisposición de desarrollar ansiedad:
En relación a los factores de riesgo para desarrollar ansiedad, se encontró relación entre el rango edad y el riesgo de desarrollar ansiedad, los estudiantes de 24 años o menos tuvieron significativamente (valor p = 0,028) mayor riesgo de desarrollar ansiedad que los mayores de 24 años (73,6 % vs 52,5%). Los estudiantes del sexo femenino (71,8 %) tenían mayor predisposición (valor p = 0,012) de desarrollar ansiedad que el masculino (43,5%) y aquellos que informaron no realizar ninguna actividad recreativa tenían mayor predisposición (valor p = 0,004) de desarrollar ansiedad (84,8 % vs 55,9). Los otros factores estudiados como estado civil, procedencia, dependencia económica y tener amigos en la facultad no se asociaron con el riesgo de desarrollar ansiedad.
Factores asociados a la predisposición de desarrollar depresión:
Con respecto a los factores de riesgo para desarrollar depresión se encontró relación entre el sexo y riesgo para desarrollar depresión, los estudiantes del sexo femenino (41%) tenían mayor predisposición (valor p < 0,001) de desarrollar depresión que el masculino (0%). Se encontró que los estudiantes con dependencia económica tenían mayor predisposición (valor p = 0,018) de desarrollar depresión (39,1% vs 15,6). Los otros factores estudiados como edad, estado civil, procedencia, actividades recreativas y amigos en la facultad no se asociaron con el riesgo de desarrollar depresión. Tabla 4
Variables | Total (n=101) | Ansiedad (Beck) n (%) | Depresión (Zung) n (%) |
---|---|---|---|
Edad* | |||
≤24 | 61 | 45 (73,6) | 20 (28) |
>24 | 40 | 21 (52,5) | 12 (30) |
Valor p | 0,028 | 0,768 | |
Sexo | |||
Femenino | 78 | 56 (71,8) | 32 (41) |
Masculino | 23 | 10 (43,5) | 0 |
Valor p | 0,012 | <0,001 | |
Estado civil | |||
Soltero | 88 | 58 (87,9) | 29 (32,9) |
Casado/Unión libre | 13 | 8 (61,5) | 3 (28,6) |
Valor p | 0,348 | 0,475 | |
Procedencia | |||
Rural | 16 | 13 (81,3) | 6 (37,5) |
Urbana | 85 | 53 (62,4) | 26 (30,6) |
Valor p | 0,145 | 0,586 | |
Dependencia económica | |||
Si | 69 | 48 (69,6) | 27 (39,1) |
No | 32 | 18 (56,3) | 5 (15,6) |
Valor p | 0,191 | 0,018 | |
Actividades recreativas | |||
Si | 68 | 38 (55,9) | 19 (27,9) |
No | 33 | 28 (84,8) | 13 (39,4) |
Valor p | 0,004 | 0,246 | |
Amistades en la facultad | |||
Si | 97 | 62 (63,9) | 29 (29,9) |
No | 4 | 4 (100) | 3 (75) |
Valor p | 0,342 | 0,176 |
Fuente: Elaboración propia
DISCUSIÓN
En la presente investigación se demostró que el 65,4 % de los estudiantes de medicina de dos universidades privadas de Asunción tienen predisposición de desarrollar ansiedad y 31,6 % predisposición de desarrollar depresión. Estos hallazgos fueron mayores a los encontrados en la investigación realizada en la Universidad Nacional de Asunción en donde en 637 estudiantes universitarios de la carrera de medicina y cirugía de la FCM-UNA, el 46,6 % tenía riesgo de desarrollar ansiedad y el 18,7 % depresión (Torales et al., 2013). Sin embargo, fue similar al estudio realizado en Perú, en el año 2018, por el test de screening de ansiedad ASQ-15, en 70 internos de medicina, en donde se halló una prevalencia de trastorno de ansiedad de 70 % y una prevalencia de 60 % para trastornos de depresión (Ato & Esther, 2018). En general se reportan prevalencias altas en Paraguay, así Samaniego et al. (2020) informó para ansiedad y depresión en el personal de salud de 41,3 % y 32,2 %, respectivamente para el inicio de la cuarentena obligatoria en nuestro país y el estudio de Villalba-Arías et al. (2020), encontró 48,8 % de sintomatología depresiva y 54,4 % de ansiedad en el personal de salud en cinco hospitales de tercer nivel en Paraguay. El apoyo de colegas y supervisores y una comunicación clara de directivos y medidas preventivas pueden reducir los síntomas psicológicos (Villalba-Arias et al., 2020). En los estudios realizados en China se mencionan una serie de medidas de apoyo implementadas en el hospital (Zhu et al., 2020). En nuestro estudio, la edad mayor a 24 años estuvo asociada al riesgo de desarrollar ansiedad, resultado similar a un estudio realizado en el norte del Perú acerca del trastorno de ansiedad en internos de medicina (Ato & Esther, 2018). Sin embargo, no se evidenció relación entre el rango de edad con el riesgo de desarrollar depresión, a diferencia del trabajo realizado en la Universidad Nacional de Asunción, donde los casos de depresión se diagnosticaron en mayor porcentaje en universitarios entre 20 a 22 años de edad (Torales et al., 2013). Las mujeres tuvieron mayor probabilidad tanto de desarrollar ansiedad (71,8 % vs 43,5 %) como de depresión (41 % vs 0 %) que los hombres, lo cual coincide con lo expuesto en la literatura. En la mayoría de los estudios se reporta que la prevalencia de cualquier trastorno afectivo es mayor en las mujeres. Según la encuesta nacional de México la prevalencia en mujeres fue de 11,2 % y en los hombres de 6,7 % para los trastornos de ansiedad (Medina, 2003), en otro estudio realizado en Colombia, también se demostró que las mujeres tenían mayor riesgo de desarrollar depresión, esto puede atribuirse a factores sociales o psicológicos. Una de las hipótesis al respecto es que las mujeres generalmente buscan ayuda o tratamiento clínico y están más dispuestas a reportar su depresión, además pueden estar más propensas por causas situacionales biológicas como el síndrome premenstrual, cambios hormonales, estrés, problemas de funcionamiento de la tiroides, entre otros (Quintero et al., 2004). Con respecto al estado civil, no se encontró asociación con el riesgo de desarrollar ansiedad y depresión. A diferencia de un estudio realizado en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Piura, donde se encontró que vivir solo si se encuentra asociado a la presencia de trastornos de ansiedad y depresión en los internos de medicina (Ato & Esther, 2018).
En este estudio no se encontró asociación entre la procedencia y riesgo de desarrollar ansiedad y depresión, lo cual coincide con un estudio realizado en Colombia en estudiantes de medicina (Molina-Correa et al., 2018).
Los estudiantes universitarios con dependencia económica tuvieron mayor probabilidad (valor p = 0,018) de desarrollar depresión (39,1 % vs 15,6). Lo cual está de acuerdo con el trabajo realizado en la Universidad Nacional de Asunción en las que se afirma que los casos de depresión fueron mayores en los alumnos cuyas familias se encargan de sus gastos en un 98,3 % (Torales, et al., 2013). Sin embargo, no se encontró asociación entre dependencia económica y probabilidad de desarrollar ansiedad, a diferencia del estudio en la Universidad Nacional de Asunción, donde el 97,6% de los estudiantes cuyas familias se encargan de sus gastos, tuvieron riesgo de desarrollar ansiedad (Torales, et al., 2013).
En nuestro trabajo se evidenció que aquellos estudiantes que no realizaban ninguna actividad recreativa presentaron mayor probabilidad (valor p = 0,004) de desarrollar ansiedad (84,8 % vs 55,9), al igual que el estudio realizado en Colombia que señala que los estudiantes que no realizan actividad extracurricular y que tienden a un afrontamiento pasivo tienen mayor riesgo de presentar trastornos de ansiedad. En cuanto a actividades recreativas y probabilidad de desarrollar depresión no se encontró ninguna asociación, lo que difiere con los trabajos que señalan que los estudiantes que no realizan ninguna actividad recreativa tienen mayor riesgo de padecer trastornos emocionales como la depresión (Lemos et al., 2018).
En nuestro trabajo no se encontró relación entre tener amigos en la facultad y probabilidad de desarrollar ansiedad y depresión, hallazgo que difiere del estudio realizado en la Universidad de Cartagena, Colombia que demostró que los estudiantes universitarios que no tenían buenas relaciones de amistad en la carrera, tenían mayor riesgo de desarrollar ansiedad y depresión (Arrieta et al., 2013).
La limitación más importante de esta investigación, fue el muestreo por conveniencia, que no permite que los resultados sean extrapolables a la población de internos de Asunción.
Como era de esperarse se ha encontrado una importante asociación entre ansiedad y depresión, la mayoría de los estudiantes con predisposición a desarrollar ansiedad también tuvieron una tendencia al desarrollo de depresión, por lo que la identificación de este subgrupo de personas es crucial de manera a proveer el apoyo necesario para mejorar su bienestar.
Entre los instrumentos que se utilizan con mayor frecuencia para identificar la presencia de síntomas depresivos están la escala de depresión de Beck, y la escala de Zung. Esta última se emplea como un instrumento de tamización o diagnóstico en diferentes poblaciones con relativa validez y fiabilidad, que permite detectar síntomas de depresión con importancia clínica. En nuestro estudio se encontró una muy buena fiabilidad y correlación entre los instrumentos de Beck y Zung.