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Revista de la Sociedad Científica del Paraguay

versão impressa ISSN 0379-9123versão On-line ISSN 2617-4731

Rev. Soc. cient. Parag. vol.26 no.2 Asunción dez. 2021

https://doi.org/10.32480/rscp.2021.26.2.41 

ARTÍCULO ORIGINAL

Vocablos y expresiones del español antiguo, y una creencia peninsular, conservados en la cultura rural del Paraguay

Old Spanish words and expressions, and a peninsular belief, preserved in the rural culture of Paraguay

Domingo A. Aguilera Jiménez1 
http://orcid.org/0000-0001-8310-9869

1 Fundación Tapé Avirú Paraguay. Investigación, Educación y Fomento Intercultural. Asunción, Paraguay.


Resumen:

En este artículo se analizan algunas expresiones y una creencia de la cultura española o gallega antigua, registradas en la novela La madre Naturaleza (1887), de la escritora Emilia Pardo Bazán (1851-1921), y que están conservadas en la lengua guaraní y la cultura rural del Paraguay. Expresiones como ¡hasta verte, Jesús mío!, que se decía al tomarse una copa, mi ama como tratamiento nobiliario antiguo, Dios se lo pague, como agradecimiento, entre otras, y la creencia de no mojar los pies enseguida después de descalzar porque puede provocar “un mal” son parte de este repertorio folclórico heredado. La comprobación de la vigencia de dichas piezas se realizó a través de los corpus escritos de la lengua guaraní, y las que no figuran en ellos, a través de una consulta realizada a informantes de la capital y algunos departamentos de la región Oriental del país. Las zonas donde se realizaron estas consultas son Asunción, departamentos de Caazapá, Central, Concepción, Ñeembucú y Paraguarí. Igualmente, se estudia una lista de préstamos del español antiguo, algunos en desuso en la lengua castellana actual, pero que siguen vigentes en el repertorio oral del guaraní.

Palabras clave: naturalismo español; cultura rural; sincretismo cultural; mestizaje paraguayo.

Abstract:

This article analyzes some expressions and one belief from the old Spanish or Galician culture, recorded in the novel La madre Naturaleza (Mother Nature) (1887), by the writer Emilia Pardo Bazán (1851-1921), which are preserved in the Guaraní language and the rural culture of Paraguay. Expressions such as ¡hasta verte, Jesús mío! (until I see you, my Jesus!) which used to be said when having a drink; mi ama (my mistress) as an ancient noble way of addressing someone;Dios se lo pague (May God reward you), as an expression of gratitude, among others, and the belief of not wetting one's feet immediately after taking off one's shoes because it can cause “un mal”“ (a bad thing) are part of this inherited folkloric repertoire. The verification of the validity of these pieces was made through the written corpora of the Guarani language, and those that do not appear in them, through a consultation with informants in the capital and some departments of the Eastern region of the country. The areas where these consultations were carried out are Asunción, the departments of Caazapá, Central, Concepción, Ñeembucú and Paraguarí. A list of old Spanish borrowings is also studied, some of which are no longer used in the current Spanish language, but which are still present in the oral repertoire of Guaraní.

Keywords: spanish naturalism; rural culture; cultural syncretism; Paraguayan miscegenation

1. INTRODUCCIÓN

1.1. Breve reseña de la novela y la autora

Emilia Pardo Bazán (1851-1921) fue una figura sobresaliente del movimiento naturalista español de fines del siglo XIX. Nacida en Galicia en una familia aristócrata, de hecho, fue quien introdujo esta corriente en España, a partir de la escuela del francés Emilio Zola (1840-1902). La novela que nos ocupa en este artículo, La madre Naturaleza (1887), se vincula estrechamente con otra novela de la misma autora, que la precede en un año, Los Pazos de Ulloa (1886), por el tema y los personajes. Ambas constituyen un estudio de la decadencia de la aristocracia gallega en la época, con una gran dosis de perversión como ingrediente, ambientada en la vida de campo de la región1.

La madre Naturaleza presenta como tema central una lucha constante entre la naturaleza, indiferente en su devenir sobre las criaturas, y la cultura, y dentro de esta, la religión cristiana católica, la moral, el paso del tiempo, y, sobre todo, el amor, tema que envuelve toda la historia. En medio de todo, el entorno que rodea al ser humano desde su nacimiento hasta su muerte se impondrá, y el hombre y la mujer consumarán su impulso natural. Perucho y Manuela, los protagonistas principales de la novela, son dos hermanastros que, sin saberlo, sucumben en el incesto, pero, tras conocer la verdad, él terminará alejándose, y ella se refugiará en un convento2.

2. METODOLOGÍA

2.1. Contexto y metodología del trabajo

En la primera parte de este artículo se analizan varios giros idiomáticos y una creencia popular, que la autora pone en boca de los personajes de su novela. Aquellos tienen registro en el español escrito de gran parte de la geografía hispanohablante, pero poco uso en el español actual. Algunos casos son raros, como el verbo castizar, con el significado que tiene en la novela de ‘cubrir el puerco a la hembra’, del que no se ha podido encontrar registro alguno en los corpus disponibles de la lengua.

Se han recopilado las expresiones ¡hasta verte, Jesús mío!, que se decía al tomarse una copa, mi ama como tratamiento nobiliario antiguo, Dios se lo pague, como agradecimiento, ya pasa de raya (exageración), atacado (por ‘lleno’ o ‘atascado’), pierda usted cuidado, castizar (‘cubrir el puerco a la hembra’) y la interjección cuch (cuchí) para llamar a los cerdos, y la creencia de no mojar los pies enseguida después de descalzar porque puede provocar “un mal”. En español no llamarían la atención estas piezas, si no fuera porque también son conocidas, prácticamente sin variación, en la cultura rural del Paraguay, expresada en guaraní. Aquí están vigentes en pleno siglo XXI, a más de un siglo de su registro en la clásica novela estudiada. También llama la atención la cantidad de elementos coincidentes en una sola novela, y que esa novela esté ambientada en una geografía específica de España: la Galicia de finales del siglo XIX.

Se han anotado estos elementos, tras una lectura atenta de la obra, donde el conocimiento previo que el autor tenía de las piezas en la cultura rural del Paraguay fue fundamental para poder identificarlas. De este modo, la obra fue desvelando algunas expresiones y creencias que al autor le resultaban familiares porque coincidían, como ya queda dicho, con las que el mismo conocía de los campesinos de muchas zonas del Paraguay. Lo único diferente era la lengua, pues la mayoría de las expresiones castellanas se usan de forma traducida al guaraní, o a veces como préstamos directos. Sin embargo, como una paradoja, en el castellano paraguayo son prácticamente desconocidas las expresiones, y si son usadas en algunas obras literarias, son puestas por los autores en boca de personajes monolingües en guaraní. Como ha sucedido con otros elementos culturales hispánicos, la profunda asimilación que tuvieron estos a nivel local parece haber hecho que los hablantes los perciban como auténticamente paraguayos, inclusive como de origen “guaraní”, en el sentido del concepto de la percepción del hablante, enunciado por la lingüista Teresa Cabré3.

En cuanto a la confirmación de los usos, en el caso de las expresiones, se ha realizado al menos una vez para cada caso, en el Corpus de referencia del guaraní paraguayo actual (COREGUAPA), disponible en línea, así como en otros documentos digitalizados con que cuenta el autor, de forma privada, para las consultas. En castellano, se ha recurrido a los bancos de datos disponibles en la lengua, como el Corpus diacrónico del español (CORDE), Corpus de referencia del español actual (CREA), Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española y el Diccionario de la RAE.

Cuando no fue posible comprobar la vigencia de algunas piezas en los corpus del guaraní, se consultó con informantes de algunos departamentos de la región Oriental del país y Asunción, que colaboraron con el proyecto a través de un cuestionario. Las zonas consultadas son Asunción, Caazapá, Central, Concepción, Ñeembucú y Paraguarí. Las expresiones indagadas a través del cuestionario son: atacado por atascado o ‘lleno’, pierda usted cuidado (eperde cuidado), castizar ((o)casticea) y la interjección kuchi para llamar a los cerdos, y la creencia de no mojar los pies cuando están “calientes”. Los resultados de estas consultas se irán exponiendo en el desarrollo de cada ítem.

Todos los informantes poseen el guaraní como lengua materna y el castellano, como segunda lengua; asimismo, todos han realizado un estudio de nivel superior en el área de humanidades. En la zona norte del país, Concepción (Requejo, Belén), colaboró un informante varón, de 56 años; en Caazapá (Enramadita, Distrito de Tava’i), varón, de 40 años; en Paraguarí (Quiindy), varón, de 72 años; en Ñeembucú (Pilar), varón, de 47 años; en el departamento Central (Areguá), varón, de 56 años; en Asunción (Fernando de la Mora), una mujer, de 71 años. Todas estas colaboraciones se recibieron a inicios del año 2021.

Al final, se incluye una lista de préstamos del español antiguo, en algunos casos con los rasgos fonéticos característicos de la época, como la h aspirada, que se han conservado en la fonética del guaraní tradicional.

3. RESULTADOS

3.1. Los giros idiomáticos y la creencia analizados

1. La frase humorística ¡hasta verte, Jesús mío! En el capítulo XXIII de La madre Naturaleza, la autora usa la expresión en boca del Marqués de Ulloa, cuando este compartía una jornada de trabajo con los peones de su propiedad, y tomaba un jarro de vino en presencia de todos ellos. Dice la narración (se resaltan las expresiones en estudio, en todos los textos reproducidos): “Don Pedro sonreía, guiñaba el ojo, dejaba escurrir suavemente el mallo sobre la paja, se atizaba el jarro de una sentada no sin decir antes “hasta verte, Jesús mío”, y consumada esta segunda hazaña, que no se celebraba menos que la primera [...]”4.

El editor remite a una nota a pie de página y escribe sobre la frase: “‘Hasta verte de nuevo, Jesús mío’ o ‘Hasta más verte, Jesús mío’; frase humorística con que se acompaña la acción de apurar la bebida de un recipiente; deriva de la antigua costumbre de estampar la cifra de Jesucristo en el fondo de los tazones”4.

En un trabajo de recopilación en guaraní, de la autoría del firmante de este artículo, titulado Pukarã. Chistes folclóricos paraguayos, publicado en Asunción5, aparece la expresión hasta verte, Cristo mío en un chiste narrado por un hablante monolingüe guaraní y grabado por el recopilador, en la compañía Corateĩ, de Ayolas, departamento de Misiones, en junio de 1996. El chiste contiene situaciones e imágenes que dan a la pieza un contexto típico de la campiña paraguaya, pero la expresión principal es la misma de la novela de Pardo Bazán (en vez de Jesús emplea Cristo): “Ha’e katu ojagarra ohupi ipópe la iváso: “¡Ha ko’ág̃a hasta verte, Cristo mío!”, he’i ha ohopaite hese”. (“Él, tomando el vaso y alzándolo en alto, exclamó: “¡Y ahora, hasta verte, Cristo mío!”, y vació el recipiente de una vez”)5.

En la literatura paraguaya en español, la expresión aparece en la novela Ojo por diente (1972), de Rubén Bareiro Saguier: “"...un hasta verte Cristo mío por eso santa...", la voz se le apaga en el nudo de la garganta. Bebo hasta el fondo del gran vaso oscuro; siento la sal de una gota que bajando por la mejilla llega a mis labios y se me mezcla con el gusto del vino”6.

2. De mi ama a che amami. En el Capítulo XVII, desde la página 251 de la novela, Pardo Bazán pone la frase en boca de la señora Andrea, una mujer campesina de Galicia, a quien llama “típica”. La personaje emplea la expresión varias veces para dirigirse a Manola, hija joven del Marqués de Ulloa, en cuya tierra vivía junto a su familia4.

En el CORDE se registra una extensa lista de documentos, sobre todo en el español peninsular, donde se emplea la expresión, pero los usos se dan en una relación de poder, entre súbdito y autoridad. Sin embargo, en guaraní ha perdido este sentido, se usa para el trato entre iguales, de mujer a mujer, o de varón a mujer. He aquí un ejemplo en una canción popular: “Che áma che señora, ndajuhúi ndejoguaha”. (‘Mi ama, mi querida, no encuentro tu igual’) (Juan Manuel Ávalos, Che lucero Aguai’y)7.

En el castellano paraguayo se registran algunos usos en la literatura de ficción, en boca de personajes guaraní hablantes, con manejo rudimentario del español, o en traducciones literales del guaraní. En Hijo de hombre (1960), de Augusto Roa Bastos: “-[...] Le he hecho nacer los tres hijos que tiene. Este va a ser el cuarto. Yo tengo muy buena mano para estas cosas. Mi nombre es Inocencia Romero. Adiós, manté, che amamí...”6. En Mancuello y la perdiz (1965), de Carlos Villagra Marsal: “-Muchas gracias solamente, crucecita. Ahora en otro le he de dar el desquite. Hasta luego,che ama6.

3. La frase Dios se lo pague. La expresión aparece en varios pasajes de la novela de la autora, pero se toma uno, el del capítulo XVII, que protagonizan la señora Andrea, personaje que ya ha sido citado arriba, su nieta y el señor Gabriel. Luego de que este último obsequiara un pañuelo a la pequeña, la abuela se dirige a ella: “-¿Cómo se dice? Se dice gracias, Dios se lo pague -gritó la abuela con mucha severidad; por lo cual la niña, volviendo la cabeza, optó por hacer un puchero de llanto”4.

Se trata de otra expresión del español peninsular antiguo que no se ha conservado en el castellano paraguayo, pero sí en el guaraní, conforme con los corpus disponibles en ambos idiomas. He aquí un ejemplo de uso en guaraní “-E’a, ha ñane ryguatãrõntengo la Dios se lo pague ja’e va’erã”. (‘E’a [interjección de sorpresa], solo si hemos comido lo suficiente hemos de decir Dios se lo pague’)5.

En el CORDE aparecen 198 casos en 129 documentos6, mientras que en el CREA aparecen solo 22 casos en 19 documentos8, lo que significa un declive de uso en el español contemporáneo.

En el castellano paraguayo la expresión aparece en dos obras literarias. En Hijo de hombre (1960), de Augusto Roa Bastos: “-¡Más queDios se lo paguemanté, los señores! -dijo con humilde gratitud, pero también con algo de bochorno”6. En Ojo por diente, (1972), de Rubén Bareiro Saguier: “-[...] Y bueno -dijo reaccionando-,Dios se lo pague, mi hijo”6.

4. La frase ya pasa de raya. La expresión aparece en el capítulo XX de la novela, en el pasaje donde Perucho habla a Manola sobre su afecto hacia ella, cuando ya sabía que el tío de ella, Gabriel, había venido con intenciones de casarse con la muchacha. Le dice a Manola, en el monte, adonde fueron a pasearse: “Aguantar que a uno no le quieran, ya es martirio bastante; pero ver que viene otro y con sus manos lavadas le escamotea la novia, le roba todo... Eso ya pasa de raya4.

En CORDE, de la expresión aparecen 4 casos en 4 documentos6; en el CREA no se registra ningún caso8.

La expresión se adoptó en guaraní como un préstamo ((o)hasáma la raya), y es bastante usada en la lengua oral. He aquí un ejemplo: “-¡Nde individuo, nde ja rehasáma la raya!”. (‘¡Hey, individuo, tú ya te pasas de la raya’)5.

5. Atacado por ‘lleno’ o ‘atestado’. En el capítulo XXIV de la novela se emplea la palabra atacado, con significado de ‘lleno’ o ‘repleto’, en boca del Marqués de Ulloa: “A esa edad, salía yo para el monte a las cuatro de la mañana, que aún no se veía luz; y me estaba allí a pie firme hasta las ocho de la noche, que volvía para casa con el morral atacado de perdices”4.

El editor señala atacado como andalucismo4. El Diccionario de la RAE registra atacar 1 como “apretar, atestar, atiborrar”, con marca de poco uso9. Según los informantes, la voz es conocida en guaraní, con el mismo significado, en Asunción, Caazapá, Concepción, Ñeembucú y Paraguarí, no así en el departamento Central.

6. La expresión pierda usted cuidado. En el capítulo XXX la autora pone la expresión en boca de Gabriel Pardo, en diálogo con el médico rural Máximo Juncal: “-Con usted, al fin del mundo; solo que si luego creen que me meto donde no me llaman... [Juncal]. -Pierda usted cuidado [Gabriel]”4.

En CORDE aparecen 5 casos en 5 documentos6, en CREA, 1 caso en 1 documento8.

En guaraní se adoptó como préstamo (eperde cuidado), y según los informantes, tiene uso en todas las zonas informadas: Asunción, Caazapá, Central, Concepción, Ñeembucú y Paraguarí

7. El verbo castizar. En el capítulo XXXI de la novela sale el verbo castizar, que la autora pone en boca de Goros, el secretario del cura de Ulloa, cuando este se indigna ante la opinión de “perniciosa filosofía” del algebrista don Antón: “-Como los cerdos, con perdón, ¿eh? -vociferó Goros en el colmo de la indignación, mientras buscaba por la espetera el molinillo-. ¿Como los marranos? Comer, dormir, castizar, ¿y luego a podrirse en tierra? Calle, calle, que hasta parece que se me revuelve el estómago”4.

En nota al pie de página, el editor señala el verbo como galleguismo, con el significado de ‘cubrir el puerco a la hembra’4.

El verbo castizar o casticear, bajo el significado anotado, no figura en el Diccionario ni en el Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española; tampoco en CREA y CORDE.

En el Diccionario de americanismos está registrado como castizar, con el significado de “Aparear alguien animales de distintas razas”, con marca diatópica de Puerto Rico10.

En el guaraní dio origen al préstamo (o)casticea, que se usa en la lengua oral, con el significado de ‘cubrir el gallo a la gallina’. Según los informantes, la voz se usa en Caazapá y Ñeembucú, no así en Asunción, Central, Concepción y Paraguarí.

8. La interjección cuch para llamar a los cerdos. En el capítulo XXXII de la novela, la autora emplea esta interjección para llamar a los cerdos, y la pone en boca de Goros, el secretario del cura: “La madre [marrana] vino a frotarse cariñosamente contra Goros; pero al ver a Gabriel gruñó con recelo y echó al trote, seguida de sus críos, hacia la pocilga. Goros la llamó con cariñosos apelativos, diminutivos y onomatopeyas, para sosegarla. -Quina, quiniña..., cuch, cuch, cuch...”4.

En la edición 23a del Diccionario de la Academia se registra cuchí como interjección “para llamar al cerdo”9. En guaraní ha entrado esta misma forma, y se tiene confirmación de su uso en todas las zonas informadas: Asunción, Caazapá, Central, Concepción, Ñeembucú y Paraguarí. En Ñeembucú se registró una variante, kochi.

9. La creencia de no mojar los pies enseguida después de descalzar, para no contraer “un mal”. En el capítulo XX de la novela, luego de que Perucho y Manuela anduvieran a pie mucha distancia por la montaña, llegan a un lugar para descansar, y él la descalza. “El pie transpiraba, por haber andado mucho y aprisa. -Enfríate un poco -murmuró el mancebo-. No puedes meter el pie en el agua estando así; te va a dar un mal”4.

Una costumbre muy conocida y respetada en la cultura popular paraguaya es no mojarse los pies cuando están aún “calientes”, vale decir, inmediatamente luego de descalzar o de caminar mucha distancia. La misma creencia se aplica al resto del cuerpo, luego de realizar un esfuerzo físico prolongado. La recomendación es esperar que se “enfríe” antes de tomarse un baño, por ejemplo, porque si no, puede contraerse “pasmadura” (en la novela la autora se limita solamente a decir que se contrae “un mal”, sin especificar qué clase), pasmo o reumatismo, enfermedad caracterizada generalmente por dolores en las articulaciones9.

Los informantes aseguran que esta costumbre está vigente en sus zonas respectivas, sin excepción: Asunción, Caazapá, Central, Concepción, Ñeembucú y Paraguarí.

10. Otras formas del español antiguo conservadas en el guaraní tradicional

Hace algunos años el autor de este artículo publicaba una reseña sobre las influencias mutuas entre el español y el guaraní en Paraguay, donde ambas lenguas -oficiales hoy por hoy- llevan ya casi cinco siglos de contacto11. En ella se resaltaba, por ejemplo, cómo la lengua guaraní ha conservado hasta hoy algunos rasgos fonéticos antiguos del español, que, según estudios de la fonética histórica de la lengua castellana, estaban en plena vigencia en la lengua hablada por los colonos de la época de la conquista. Entre ellos, la aspiración de la h es un fenómeno que se observa hasta hoy en algunos vocablos que el guaraní ha tomado del español, pero que en la lengua de origen ha perdido vigencia completamente. Los guaraní hablantes, sobre todo monolingües y de más edad, aún pronuncian la h en palabras como haragán, hollín, horcón, hosco, hoyo, etcétera. Otros vocablos, como “cencia” (ciencia), “chiminea” (chimenea) o “celebro” (cerebro), tradicionalmente considerados “deformaciones” desde dentro de la lengua guaraní, no son sino formas antiguas del español que en la actualidad ya no se emplean.

A continuación, ofrecemos una lista de estos vocablos, que, como queda dicho, en el guaraní tradicional se siguen empleando.

agraciado, da. “1. adj. Que tiene gracia o es gracioso”9. En guaraní tiene significado de ‘simpático, ca’, ya registrado por Marcos Morínigo, en 193112.

aguachar. El Diccionario remite a enaguachar como “2. tr. Causar en el estómago estorbo y pesadez, como consecuencia de beber mucho o comer mucha fruta”9. En guaraní tiene significado análogo, (a)je’aguacha.

ahogo. En el Diccionario se consigna como ‘asma’, en la última acepción9. En el guaraní la h intermedia no es muda, como lo fue en el español antiguo12.

alcayata. “2. f. Par. y Ur. Cada una de las piezas metálicas en forma de T, con el travesaño giratorio, que, fijadas en la pared a ambos lados de puertas o ventanas, sirven para sujetar los postigos una vez abiertos”9. En el guaraní tradicional se usa como ‘bisagra’.

alear. “3. intr. Dicho de una persona convaleciente o que se repara de algún afán o trabajo: Cobrar aliento o fuerzas”9. En guaraní se adaptó como (a)jalea, con el mismo significado.

almorrana. El Diccionario lo registra como ‘hemorroide’9; en guaraní se adaptó como “morrana”.

amenazo. En guaraní se usa como ‘amenaza de lluvia’6.

apatuscar. Los diccionarios históricos de la RAE lo definen como “hacer una cosa mal, de prisa y desaliñadamente”13. En guaraní se adaptó como (a)apatuka ‘maltratar a alguien’.

arroba. El Diccionario lo define como “1. f. Peso equivalente a 11,502 kg.”9.

bastimento. Es un hispanismo registrado por Morínigo, como “Provisiones de boca consistentes en legumbres, cereales y hortalizas”12.

burjaca. En guaraní se adaptó como buruháka, que Morínigo define como “Alforjas de cuero crudo que unidas entre sí por correas de lo mismo y puestas, una a cada lado de una cabalgadura, sirven para transportar mercaderías”12.

cajetillo. Forma del español antiguo, que Morínigo define como “Hombre joven, presumido, que cuida mucho de su persona y de sus trajes”12.

celebro. Otra forma del español antiguo, por cerebro13.

cencia. Forma antigua de ciencia, que no está registrada en ningún diccionario, solo en documentos del CORDE6.

chiminea. Forma antigua de chimenea, ya registrada por Morínigo12.

cuarta. Por ‘palmo’, o distancia desde el extremo del pulgar al del meñique9.

esperma. El Diccionario de la RAE lo define como “2. m. o f. Sustancia grasa que se extrae de la cabeza del cachalote, empleada para hacer velas y en algunos medicamentos”9. En guaraní se refiere a la cera de la que se hace la vela.

fenómeno. En el Diccionario se define como “3. m. coloq. Persona o animal monstruoso”9. En guaraní se usa bajo el mismo significado.

garrotillo. El Diccionario lo registra como “1. m. Med. p. us. Difteria grave u otra forma de angina maligna que solía producir la muerte por sofocación”9.

limeta. El Diccionario lo define como “1. f. Botella de vientre ancho y corto, y cuello bastante largo”9. En guaraní fue registrado por Morínigo, como ‘botella’12.

melcocha. En el Diccionario se define como “1. f. Miel que, estando muy concentrada y caliente, se echa en agua fría, y sobándola después, queda muy correosa”9.

miriñaque. En el Diccionario se define como “1. m. Zagalejo interior de tela rígida o muy almidonada y a veces con aros, que usaron las mujeres”9.

obraje. El Diccionario de americanismos lo define como “I.1.m. Ar; Py. pop. Establecimiento en el monte o en la selva, desde donde se dirige la tala de árboles y el traslado y comercialización de la madera”10.

olería. En el Diccionario se define como “1. f. Arg., Par. y Ur. Lugar donde se fabrican ladrillos y tejas”9. En el guaraní tradicional se diptonga el hiato (pronunciación o.lɛ.ˈɾja).

pasmadura. Es una forma del español antiguo; en guaraní ‘inflamación de los ligamentos’6.

perchel. En el Diccionario de americanismos se define como “I. 1. m. Bo:E, rur; Py, obsol. Desván de algunas casas que se utiliza como granero”9.

provocar. El Diccionario lo define como “4. tr. coloq. Vomitar lo contenido en el estómago”9. En guaraní se adaptó como (a)poroka.

quebranto. El Diccionario lo define como “5. m. Aflicción, dolor o pena grande”9.

refugo. El Diccionario de americanismos lo define como “I.1.m. Ar, Ur. Lote de ganado formado por animales de baja calidad apartados del resto del hato o de la cabaña que se destina a la venta”10. En guaraní, en referencia a un producto, tiene significado de ‘baja calidad’.

romadizo. El Diccionario lo define como “1. m. Catarro de la membrana pituitaria”9. En guaraní está registrado por Morínigo12.

sobrado. El Diccionario lo define como ‘desván’9. En guaraní designa una especie de repisa colgante para guardar quesos, o una tarima construida en los árboles, con fines de caza.

trébede. El Diccionario lo define como “2. f. pl. Aro o triángulo de hierro con tres pies, que sirve para poner al fuego sartenes, peroles, etc”9. En guaraní se adoptó como trebe, bajo el mismo significado.

ultimadamente. Forma del español antiguo conservada en guaraní, como últimamente, por ‘a fin de cuentas’13.

yapa. El Diccionario lo define como “2. f. Arg., Chile, Ec., Par., Perú y Ur. Añadidura, especialmente la que se da como propina o regalo”9.

zapallo. El Diccionario lo define como “6. m. coloq. Chile y Ur. Éxito inesperado logrado por casualidad”9. En guaraní se acuñó como verbo, (a)zapallea ‘zapallear’.

4. CONCLUSIONES

Los estudios académicos pioneros sobre la cultura campesina de Paraguay ya sugerían que las creencias y costumbres tomadas convencionalmente como de origen guaraní, sobre todo en la capital del país y sus alrededores, son en realidad de origen hispánico, aunque la población siga hablando la lengua indígena. Por otra parte, los estudios etnográficos modernos han avanzado con grandes descubrimientos sobre las culturas indígenas, que han demostrado varios elementos genuinamente indígenas, presentes no solo en la cultura campesina del país, sino también en la urbana, aunque la cuestión necesite aún un mejor estudio, como ya lo aseguraba el antropólogo paraguayo Miguel Chase-Sardi (1924-2001), unas décadas atrás14.

En el presente artículo se han podido identificar varios giros idiomáticos registrados en el habla popular del español peninsular, actualmente en declive de uso, específicamente de la zona de Galicia, donde transcurre la novela que se ha analizado. Asimismo, se han anotado otras voces que provienen del español antiguo, tal como pudieron haber hablado los colonos que llegaron al Paraguay e iniciaron el proceso de mestizaje. Pero, curiosamente, casi ninguno de estos elementos tiene uso en el castellano paraguayo, sino solo en guaraní, donde se mantienen como préstamos, o traducidos a la lengua. Y esta adaptación incluye no solo los aspectos lingüísticos, sino todos los demás de la vida campesina paraguaya, como queda demostrado en el chiste creado a partir de la frase hasta verte, Cristo mío. Allí se colige que hubo un hábil narrador bilingüe, que supo captar el sentido de la situación y lo desarrolló en guaraní, asumiendo la cultura campesina paraguaya.

En cuanto a las creencias, una de las más clásicas y generalizadas de la cultura paraguaya es esperar a que el cuerpo se “enfríe” luego de descalzar o haber realizado un esfuerzo prolongado, evitando mojar cualquier parte de él, bajo el riesgo de enfermar de “pasmadura”. Incluso esta voz, que solo se registró en algunos de los primeros diccionarios bilingües no oficiales del español13, se mantiene en el guaraní actual bajo el significado de ‘artritis’. Como el autor de este artículo sostenía en un artículo hace algunos años, una vez más se comprueba que, mucho de lo que el castellano ha perdido hace varios siglos en cuanto a su sonido o significado, el guaraní lo mantiene vivo y como propio11.

Finalmente, el autor espera haber contribuido con las personas interesadas en conocer el origen de las costumbres paraguayas, o las particularidades de la lengua guaraní, a encontrar algunas certezas en el complejo mestizaje cultural y el bilingüismo tradicional guaraní-castellano, que ya llevan varios siglos de historia en Paraguay.

AGRADECIMIENTOS

Rosalba Otazú Melgarejo, Maitei Aguilera, Elda Eusebia Marecos, Nélida Otazú Melgarejo, Armando Gumercindo Vega Cardozo, Carlos Miguel Torales Ferreira, José Ferreira, Ramón Giménez Larrea, Susy Delgado, Valentín Germán Ayala García.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Recibido: 11 de Mayo de 2020; Aprobado: 03 de Agosto de 2021

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