INTRODUCCIÓN
Erikson (1968) consideró vital el primer año de vida, al entender que era durante este periodo cuando se desarrollaba el vínculo de apego, coincidiendo con la fase de establecimiento de confianza. Esta fase se veía favorecida por una actitud paterna cargada de sensibilidad y atención a las necesidades del niño. Los intentos de explicación de los vínculos y su creación fueron considerables, pero hay que destacar las investigaciones realizadas por Bowlby (1951) y Ainsworth (1972), que supusieron un cambio importante al considerar la necesidad de crear vínculos afectivos, una necesidad básica. Bowlby (1973) apunta que el apego se organiza usando sistemas de control del sistema nervioso central, desarrollándose una tendencia a permanecer al lado de la persona que nos da protección. Esta necesidad innata de apego va unida al desarrollo de las relaciones interpersonales y al desarrollo de la personalidad, construyéndose poco a poco la persona (Bowlby, 1980).
El apego es un sistema constituido por varios componentes: Componente conductual (Conducta de apego), con éste se intenta mantener el contacto y la comunicación con las figuras de apego. El Componente cognitivo (Representación Mental de la relación), concepto que se tiene de uno mismo y la figura de apego, los recuerdos y las expectativas de esta relación. Tiene gran importancia, ya que, si se forma un vínculo correcto, las representaciones aportarán dos características sobre la relación: la incondicionalidad y la eficacia. Por último, el Componente emocional (sentimientos sobre sí mismo y sobre la figura de apego), los más significativos son los de seguridad frente al miedo. Cuando se forma un vínculo seguro, éste conlleva sentimientos de estabilidad y aumento de autoestima, favoreciendo la empatía y la comunicación emocional (López, 1993; Rodríguez, 2017).
Funcionalmente, con este sistema regulamos la conducta en referencia a la figura de apego, es un sistema de seguridad mientras se produce la exploración del entorno, garantizando la seguridad del niño (Cantero, 2003).
Es durante el transcurso del primer año de vida, donde se produce un vínculo especial entre el menor y sus cuidadores, y durante la infancia también se establecen con otras personas cercanas (Carrillo, Maldonado, Saldarriaga, Vega y Díaz, 2004), pero la posibilidad de nuevos procesos de vinculación afectiva se mantiene viva durante toda la vida, estableciéndose relaciones con la pareja, amigos, etc. (López, 2015; Rodríguez-Góngora, 2015).
La manera de expresar los sentimientos y las conductas de apego cambian en los adultos. Estos se hacen menos frecuentes, se tolera de mejor forma la separación, y así se afectan menos, al menos externamente, otros sistemas conductuales (Rodríguez y Rodríguez-Góngora, 2018). Las diferencias individuales son mayores y la capacidad de modificación de dichos comportamientos es menor, al contrario de lo que nos encontrábamos en la infancia. Es frecuente que dichas relaciones de apego sean recíprocas, siendo las figuras de apego simétricas (edad, nivel de desarrollo, capacidad de control, etc.) (López, 2006; Casullo y Fernández Liporace, 2005). Las relaciones de apego van transformándose a lo largo del ciclo vital y sufren ciertas transformaciones que vienen marcadas por procesos tan importantes como pueden ser la separación de los padres, el estilo educativo parental y la formación de pareja en la adultez (Rodríguez-Góngora, Pérez-Fuentes y Gázquez, 2015). La red social de relación aumenta conforme avanzan los años (Collins, Gleason y Sesma, 1997) y se desarrollan capacidades adaptativas que configuran el mundo afectivo (Allen y Land, 1999), convirtiéndose las amistades cercanas en el referente social que guía el comportamiento, las relaciones afectivas y la compañía (Collins y Sroufe, 1999). Bartholomew (1990) hace la propuesta de dos formas de evitación en el modelo de apego adulto, de manera que una única categoría evitante en la infancia puede desarrollarse como dos categorías diferenciadas en la adultez: evitante-rechazante y evitante-temeroso. Los sujetos evitantes muestran dos estrategias conductuales diferentes: temerosa, con imagen negativa de sí mismo y escépticos en referencia a los demás en lo relativo a confiar en los otros, y rechazante, con imagen positiva de sí mismos y expectativas negativas sobre los demás.
Definitivamente el modelo propuesto por Bartholomew (1990) diferencia cuatro tipos de apego: seguro, posee una idea positiva de sí mismo y de los otros, y además presenta un grado de ansiedad y de evitación bajos; preocupado, con idea negativa sobre sí mismo y positiva sobre los otros, acompaña con ansiedad alta y evitación baja; rechazante, idea de sí mismo positiva y negativa de los otros, acompañada de una ansiedad baja y una alta evitación, y temeroso, con idea de sí mismo y de los otros negativa, además de elevada ansiedad y evitación. Atendiendo a este modelo, los sujetos van a poder agruparse en función del grado de dependencia que tengan de los demás, es decir, que los sujetos con un modelo negativo de los otros, rechazante y temeroso, diferirán entre ellos en el grado de dependencia. Igual pasa con los sujetos que tienen un modelo positivo de los otros, seguro y preocupado. Nos encontramos que tanto los sujetos preocupados como los temerosos, muestran una gran dependencia de los demás y esto les confiere un alto nivel de ansiedad. Los rechazantes dan mucha importancia a la independencia, y eligen la soledad antes que las relaciones cercanas, suelen ser fríos de carácter. Los temerosos, por el contrario, son más dependientes de los demás y sin embargo evitan las relaciones cercanas, pero esta vez por miedo al rechazo, necesitan la aprobación constante de los demás. Estos dos grupos de sujetos, temerosos y rechazantes, coinciden en la manifestación evitación de contacto con los demás, solo difieren en el fundamento de este rechazo. De igual forma los grupos preocupado y temeroso, tienen una gran dependencia de los otros, intentando siempre conseguir una autovaloración positiva, aunque difieren en la forma de hacerlo.
Las relaciones interpersonales son muy importantes en todas las etapas de la vida, pero tienen una especial relevancia en la adolescencia. Los cuatro estilos de apego descritos presentan características diferenciadas al respecto, así:
- Los sujetos con apego seguro presentan conductas positivas, integradas y coherentes con ellos mismos (Horppu e Ikonen-Varila, 2001), crean expectativas respecto a los otros y recuerdan los aspectos positivos de anteriores relaciones, con representaciones menos disociativas de los amigos (Zimmermann, 2004; Zimmermann, Maier, Winter y Grossmann, 2001).
- Los sujetos con apego preocupado suelen presentar una preocupación obsesiva por el abandono, deseo exacerbado de unión y reciprocidad, celos, desconfianza y miedo a la soledad (Brennan y Shaver, 1995; Feeney y Noller, 1990).
- Los sujetos con apego evitativo ven a los demás como incapaces de proporcionarles lo que ellos necesitan, que suele ser cercanía emocional, tranquilidad, y acercamiento social, tienen carencias de empatía (Kobak y Sceery, 1988; Larose y Bernier, 2001), y restan importancia a las relaciones íntimas, poniendo más énfasis en la autonomía e independencia con emocionalidad restringida, y a veces con conductas antisociales (Cassidy y Kobak, 1988; Rosenstein y Horowitz, 1996; Sroufe 1983), manteniendo su autoestima alta al mismo tiempo que culpabilizan a las demás personas de sus errores (Marrone, 2001).
- Por último, los sujetos con apego temeroso suelen mostrar rasgos como desprecio o desagrado en las relaciones, teniendo dificultades para identificar las emociones propias y ajenas (Brennan y Shaver, 1995; Kobak y Sceery, 1988). También tienden a evitar las relaciones íntimas por miedo al maltrato (Marrone, 2001).
Teniendo en cuenta todo lo anterior, en el presente estudio se realiza en primer lugar un estudio sobre los perfiles de personalidad que presentan los adolescentes, en segundo lugar, se estudian los estilos de apego adulto que estos mismos adolescentes dicen tener, y en tercer lugar se analiza si los adolescentes clasificados en los diferentes estilos de apego presentan las características de personalidad que confirmen los perfiles de apego descritos por otros investigadores.
METODOLOGÍA
Participantes
Se seleccionaron dos centros educativos de la provincia de Almería, pertenecientes ambos a la zona del Almanzora. En uno de ellos contamos con alumnos de los cuatro cursos de ESO y, en el otro, con alumnos de 1º y 2º de ESO. La participación fue voluntaria, y algunos alumnos rechazaron la petición de colaboración en el estudio. El total de sujetos estudiados fue de 283, de los que 86 cursaban 1º de ESO, 89 de 2º ESO, 66 de 3º ESO y 42 de 4º ESO. El rango de edad está comprendido entre los 11 y los 16 años (M=13,72; DT=1,42). En la tabla 1 se presenta la distribución de la muestra, según edad y sexo. Se realizó la prueba 𝝌 2 para comprobar la homogeneidad de frecuencias y se observó que no aparecían diferencias estadísticamente significativas entre los grupos en función del sexo y el curso (𝝌 2 4,382=2,67; p=0,61).
Instrumentos
“Cuestionario Breve de Personalidad (CBP)” (Torreblanca, 2017). Es un instrumento breve para evaluar la personalidad que consta de 20 ítems cuyo formato se basa en una escala tipo Likert de 5 puntos (1= Completamente falso; 2= Bastante falso; 3= Ni verdadero ni falso; 4= Bastante verdadero; 5= Completamente verdadero). Evalúa los cinco grandes factores de la personalidad y dos subdimensiones por cada uno de ellos. Los factores son: I, Sociabilidad y Saliencia; II, Empatía y Calidez; III, Rapidez y Orden; IV, Ansiedad y Depresión; y V, Apertura e Intelecto. La fiabilidad, medida con el parámetro alfa de Cronbach cuya finalidad es conocer la consistencia interna del test, resulta ser entre .61 y .79 para todas las dimensiones.
“Cuestionario de Apego Adulto (CAA) (Melero y Cantero, 2008a). El CAA es un instrumento diseñado para evaluar el apego en los adultos. Está formado por 40 ítems, que se contestan sobre una escala tipo Likert de 6 alternativas (1=Completamente en desacuerdo; 2=Bastante en desacuerdo; 3=Algo en desacuerdo; 4= Algo de acuerdo; 5= Bastante de acuerdo; 6= Completamente de acuerdo). Analiza 4 estilos de apego: Seguro, Preocupado, Alejado, y Temeroso hostil. Presenta una consistencia interna, medida con alfa de Cronbach, entre .68 y .86 para las cuatro escalas.
Procedimiento
Para iniciar la investigación, lo primero que se realizó fue una entrevista con los responsables de los centros educativos, en la que se les explicó el proyecto y la metodología a seguir. Se pidió colaboración del profesorado para la cumplimentación de los cuestionarios. Esta investigación se encontraba incluida dentro de una serie de acciones encaminadas a la disminución de la violencia escolar y mejora de la convivencia, implementada desde los Servicios Sociales de la zona. Seguidamente se convocó a los padres de los alumnos y se les expusieron las acciones que estaban previstas en el proyecto. A los familiares de todos los sujetos que finalmente accedieron a participar se les pidió una autorización de acuerdo con la Declaración de Helsinki con el objetivo de asegurar la privacidad y el acceso voluntario de sus hijos en la participación de las actividades propuestas.
Con la colaboración del profesorado y equipo de orientación, los alumnos cumplimentaron los cuestionarios, de forma anónima. Ambos cuestionarios se cumplimentaron en un mismo tiempo, dedicando 15 minutos para realizar el CBP (Cuestionario Breve de Personalidad) y 25 minutos para el CAA (Cuestionario de apego Adulto). Todos fueron cumplimentados en las aulas propias de los alumnos.
Análisis estadísticos
El propósito de la investigación era identificar los cuatro perfiles de apego adulto descritos en la bibliografía científica y hacerlo con el Cuestionario de Apego Adulto (Melero y Cantero, 2008a). Además, se uniría al estudio un análisis de personalidad de los sujetos estudiados mediante el Cuestionario Básico de Personalidad (Torreblanca, 2017). Mediante la relación de ambos, se describen características de personalidad comunes a los estilos de apego evaluados. Para ello, recurrimos al análisis de conglomerados (método quick cluster analysis) y optamos por un método no jerárquico debido a su idoneidad para establecer perfiles cuando la muestra es grande (Hair, Anderson, Tatham y Black, 1998; Pastor, Barron, Miller y Davis, 2007).
Los perfiles de apego descritos a partir de los resultados del Cuestionario de Apego Adulto (Melero y Cantero, 2008a) son: Seguro, Preocupado, Alejado y Temeroso Hostil. A partir de estos cuatro grupos, se realizó un análisis con 4 clúster y se observó el grado de relación de los sujetos con los diferentes estilos de apego.
Posteriormente se realizaron análisis de varianza (ANOVA) para ver la significación estadística de las diferencias existentes entre los grupos. Se realizaron pruebas post hoc mediante el método de Scheffé, y se utilizó el paquete estadístico SPSS en su versión 20.0 (IBM Corp., 2011).
RESULTADOS
Identificación de perfiles de personalidad
Se realizó un análisis de conglomerados intentando lograr la máxima homogeneidad. Se consideró la identificación de cuatro grupos, con características de personalidad diferenciadas y que marcaban claramente cuatro perfiles. El grupo I destacó por presentar valores muy altos en Amabilidad, Responsabilidad y Apertura/Cambio. El grupo II también presentó valores muy altos en Responsabilidad y Altos Apertura/Cambio. El grupo III marcado por valores medios en todas las dimensiones estudiadas, y el grupo IV con valores bajos en Extraversión, Amabilidad y Responsabilidad y valores medios en Neuroticismo y Apertura/Cambio. En cada uno de los grupos definidos por características de personalidad similares, se ha analizado el estilo de apego con el Cuestionario de Apego Adulto (Melero y Cantero, 2008a).
El Grupo I está formado por 96 sujetos, representando un 33,9 % de la muestra. Los valores medios obtenidos en las 10 facetas que analiza el Cuestionario Básico de Personalidad (Torreblanca, 2017) están representados en la Figura 1. Dentro de este grupo han aparecido 65 sujetos que responden a un perfil de apego adulto Seguro, 12 a un perfil de apego Temeroso, 11 a un perfil de apego preocupado y 8 a un perfil de apego Evitativo.
El Grupo II lo forman 45 sujetos, que representan un 15,9% de la muestra. Los valores medios de las 10 facetas estudiadas están representados en la Figura 2, así como la distribución de los diferentes estilos de apego adulto obtenidos en este grupo. El 4% presentan un apego Seguro, el 71,1% apego Temeroso, el 8% un apego Preocupado y un 2,2% apego Evitativo.
El Grupo III está formado por 66 sujetos, que representan un 23,3% de la muestra. En la Figura 3 se observan los valores obtenidos en las diferentes facetas y el número de sujetos clasificados en cada uno de los estilos de apego. Dentro de este grupo el 9,1% tienen un apego Seguro, un 13,6% un apego Temeroso, un 69,7% un apego Preocupado y un 5% un apego Evitativo.
El Grupo IV está formado por 76 sujetos, que representan el 26,9 % del total de la muestra. Podemos apreciar cómo estos sujetos tienen unos valores medios en las facetas muy similares a los sujetos del Grupo I, diferenciándose principalmente en los valores manifestados en Calidez, Empatía y Orden. El 19,7% presenta un apego Seguro, el 3,9% un apego Temeroso, el 28, 9 % un apego Preocupado y un 47,4% un apego Evitativo (Figura 4).
En el estudio se aprecia como la mayor parte de los sujetos, de cada grupo de perfil de personalidad, se relacionan con un estilo de apego concreto. En la tabla 2 se representan los casos y el porcentaje que representan en la muestra escogida.
Grupo I | Grupo II | Grupo III | Grupo IV | |
---|---|---|---|---|
N (%) | N (%) | N (%) | N (%) | |
Seguro | 65 (67,7) | 4 (8,9) | 6 (9,1) | 15 (19,7) |
Temeroso | 12 (12,5) | 32 (71,1) | 9 (13,6) | 3 (3,9) |
Preocupado | 11 (11,5) | 8 (17,8) | 46 (69,7) | 22 (28,9) |
Evitativo | 8 (8,3) | 1 (2,2) | 5 (7,6) | 36 (47,4) |
N (%) | 96 (33,9) | 45 (15,9) | 66 (23,3) | 76 (26,9) |
A pesar de los porcentajes tan altos de correspondencia en los cuatro grupos con un estilo de apego concreto, encontramos que en el Grupo I un 32,2% de los sujetos presentan estilos de apego diferentes al mayoritario, y en el Grupo II y Grupo III, un 28,9 % y un 30,3%, respectivamente, de los sujetos también presentan estilos de apego diferentes, pero es el Grupo IV donde mayor proporción de sujetos presentan en su conjunto un estilo de apego diferente al mayoritario en esa categoría, un 52,6%.
Diferencias intergrupos en las cinco dimensiones de personalidad evaluadas
Se encontraron diferencias estadísticamente significativas en las cinco dimensiones valoradas entre los cuatro grupos. En los resultados de los ANOVAs se observaron diferencias significativas en las cinco dimensiones que valora el Cuestionario Básico de Personalidad (Torreblanca, 2017) observándose valores diferenciados en las mismas, tal como se ha descrito anteriormente. En la Tabla 3 se exponen los resultados de las ANOVAs para las cinco dimensiones y su significación estadística.
Dimensiones | Grupo I | Grupo II | Grupo III | Grupo IV | Significación estadística | |||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
M | DT | M | DT | M | DT | M | DT | F | p | η2 | ||
Extraversión | 11,01 | 2,11 | 7,02 | 1,63 | 9,01 | 1,79 | 10,03 | 2,10 | 45,34 | 0,00 | 0,84 | |
Amabilidad | 13,90 | 1,60 | 6,64 | 2,51 | 11,50 | 1,93 | 11,28 | 1,80 | 148,79 | 0,00 | 0,31 | |
Responsabilidad | 12,94 | 2,35 | 7,40 | 1,71 | 11,27 | 1,88 | 12,81 | 2,09 | 83,41 | 0,00 | 0,12 | |
Neuroticismo | 6,29 | 1,80 | 7,75 | 2,61 | 9,34 | 1,53 | 5,46 | 1,64 | 59,49 | 0,00 | 0,08 | |
Apertura/Intelecto | 11,96 | 1,52 | 7,47 | 2,71 | 7,62 | 2,03 | 9,71 | 1,84 | 87,03 | 0,00 | 0,28 |
Nota: Grupo I= perfil asociado a Apego Seguro; Grupo II= perfil asociado a Apego Temeroso; Grupo III= perfil asociado a Apego Preocupado y Grupo IV= perfil asociado a Apego Evitativo.
A partir de las comparaciones post hoc en las diferentes dimensiones en los grupos creados, se observó si aparecían diferencias significativas en las dimensiones entre los cuatro grupos. En la dimensión Extraversión se observaron diferencias entre los cuatro grupos [F (3,282)= 45,34; p< 0,00; η 2 = 0,84]. Los contrastes mostraron que las puntuaciones más altas se encontraron en los Grupos I y IV, oscilando el tamaño del efecto de estas diferencias entre muy alto (Grupo II: d=1,15), medio (Grupo I: d=0,59) y pequeño (Grupo III: d=0,28; Grupo IV: d=0,17).
Con la dimensión Amabilidad también encontramos diferencias significativas entre los 4 grupos [F (3,282)= 148,79; p< 0,00; η 2 = 0,31]. Las puntuaciones más bajas se dieron en el Grupo II (d=1,63), en los Grupos III y IV se dieron puntuaciones medio altas (Grupo III: d=0,01; Grupo IV: d=0,10), y en el Grupo I aparecieron las puntuaciones más altas (d=0,59).
En la tercera dimensión, Responsabilidad, también se observaron diferencias significativas [F (3,282)= 83,42; p< 0,00; η 2 = 0,12]. Se observaron puntuaciones altas en Grupo I (d=0,48), Grupo III (d=0,14) y Grupo IV (d=0,43), y puntuaciones bajas en Grupo II (d=1,56). Se observan puntuaciones diferenciadas del Grupo II respecto a los otros tres grupos en los dos factores componentes de esta dimensión.
En la dimensión neuroticismo también se evidencian diferencias significativas, [F (3,282)= 59,49; p< 0,00; η 2 = 0,08]. En esta dimensión aparecen puntuaciones medio-bajas para el Grupo I (d=0,32) y el Grupo IV (d=0,70), y puntuaciones medias para el Grupo II (d=0,31) y el Grupo III (d=1,05).
En la dimensión Apertura/Intelecto se evidencian diferencias estadísticamente significativas [F (3,282)= 87,03; p< 0,00; η 2 = 0,28]. El Grupo I (d=0,95) presenta puntuaciones altas y diferenciadas del resto de grupos, seguido del Grupo IV (d=0,03). Los Grupos II (d=0,80) y III (d=0,78) presentan puntuaciones medias.
DISCUSIÓN
En esta investigación se plantearon tres objetivos. En primer lugar, realizar un análisis de los patrones de personalidad obtenidos a partir de los resultados del Cuestionario Básico de Personalidad (Torreblanca, 2017) y clasificarlos en cuatro grupos bien diferenciados. Los resultados fueron positivos y se pudo realizar dicha clasificación. En segundo lugar, utilizando el Cuestionario de Apego Adulto (Melero y Cantero, 2008a) para clasificar a los sujetos según el estilo de apego que manifestaban tener, teníamos que relacionar los perfiles de personalidad obtenidos y clasificados en cuatro grupos con los perfiles de apego, y ver el grado de correspondencia entre ambos. Como se ha observado en la exposición de los resultados de la investigación, esta relación no se corresponde en un 100%, pero sí que el porcentaje obtenido en cada uno de los casos es elevado y está bien diferenciado del resto, por lo que consideramos suficientemente demostrada la relación entre los grupos analizados.
En los Grupos I, II y III el porcentaje de relación entre los grupos ronda el 70 %, por lo que consideramos que es suficientemente coincidente. Se observa un porcentaje alto de patrones de apego no coincidentes. En el Grupo I, relacionado con un estilo de apego Seguro, el segundo más frecuente es el apego Preocupado. Los sujetos muestran puntuaciones altas en todas las facetas correspondientes a conductas socializadoras, equilibradas y con apertura hacia el conocimiento, con conductas positivas hacia ellos mismos y hacia los demás, tal como describe Bartholomew (1990). El Grupo II es el que tiene mayor porcentaje de correspondencia con el estilo de apego Temeroso. Presentan valores muy bajos en varias de las facetas estudiadas (sociabilidad, calidez, empatía, rapidez, ansiedad e intelecto, y valores bajos en el resto. Es un perfil que se manifiesta sobre todo por el retraimiento conductual. Bartholomew (1990) define a los sujetos, con este estilo de apego, como personas con idea de sí mismo y de los otros negativa, y ansiedad y evitación altos. En nuestro caso, el nivel de depresión es mayor que el de ansiedad. Se mantienen por encima de los niveles presentados por los perfiles de apego Seguro y Evitativo; y presentan valores bajos en apertura e intelecto, de igual forma que los sujetos con perfil de apego Preocupado. Éstos últimos, destacan por tener cifras medio-altas en las facetas medias (calidez, empatía, orden, rapidez) y bajas en el resto (saliencia, depresión, ansiedad, apertura e intelecto). Los sujetos con apego Preocupado suelen presentar una preocupación obsesiva por el abandono, deseo exacerbado de unión y reciprocidad, celos, desconfianza y miedo a la soledad (Brennan y Shaver, 1995; Feeney y Noller, 1990). Quizá esto explique los niveles altos en depresión y ansiedad. En el Grupo IV, se ha observado una relación con apego Evitativo en la mayor parte, esta relación sólo representa un 48 %, dejando el 52% al resto de estilos, con predominio claro del apego Preocupado. Es el grupo que menos homogeneidad ofrece en referencia a la relación con un estilo de apego. Éste último resultado nos conduce a plantearnos la existencia de un perfil de personalidad variado, que puede haber estado mediado por la edad de los sujetos objeto de estudio. También nos surge la hipótesis de la existencia de un estilo de apego mixto, en el que entrarían en acción un apego principal y otro secundario que marcaría las características de personalidad tan heterogéneas.
A partir de los resultados obtenidos nos planteamos varias opciones para profundizar en el estudio de los estilos de apego y en las características de personalidad asociadas, entre ellas:
Replicar esta misma investigación utilizando cuestionarios más extensos que aumenten la fiabilidad de los resultados.
Replicar esta investigación en una población cuyo rango de edad sea distinto, como de 20-39 años, 40 a 59 años y de 60 años en adelante.
Replicar este estudio en una zona geográficamente distinta a esta, pudiendo estudiarse en países cuyas culturas, y, por tanto, tipología de apego y personalidad, sean distintas.
Afinar aún más en la creación de clúster de patrones de personalidad, ampliando el número.
Redefinir los estilos de apego, ampliando, si es necesario, el número de categorías.