INTRODUCCIÓN
La frutilla es un vegetal del tipo vivaz que puede vivir varios años, sin embargo puede durar de uno a dos años de producción económica, en plantaciones de mayor edad las plantas se muestran manifiestamente más débiles, con bajo rendimiento y frutas de menor calidad debido a una mayor incidencia de plagas y enfermedades, especialmente virosis (Apaza Mamani, 2006).
Dicha fruta se ha convertido en un cultivo industrial muy importante a nivel mundial, se puede apreciar que la planta posee las más variadas y complejas posibilidades de manejo, esta condición le ha permitido un desarrollo inusitado en las áreas productivas (Apaza Mamani, 2006).
En Paraguay, y específicamente en el área en que se desarrolló esta investigación situada en los distritos de Areguá e Itauguá, más específicamente, las zonas comprendidas por la compañía Estanzuela, que comparte territorio en ambos municipios, y el casco urbano de Areguá, que son los lugares donde los productores exponen y venden de manera semi permanente frutilla y algunos de sus derivados. La distribución del uso del tiempo y las tecnologías empleadas son explicadas y, a la vez, se señala que este rubro no se constituye como el oficio principal.
La producción de frutilla en las zonas del estudio ha sido el cinturón donde la explotación comercial de la fruta como materia prima ha ido creciendo y desarrollando en los últimos 30 años e inclusive más, y se ha constituido en el principal sustento económico de las familias residentes, según datos relevados en las tareas de campo y el censo realizado por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG, 2016) muestra que solo en el territorio de Areguá existen 350 productores de frutilla y derivados, pero extraoficialmente existen unos 400 productores de la fruta, vinculados a 19 comités o asociaciones de productores con distintas características organizativas.
En este contexto, el negocio de la frutilla alcanza directamente a unas 1750 personas, quienes forman parte del entorno productivo, hijos/as esposas y maridos; e indirectamente a otras 2000 personas que forman parte del entorno comercial del producto, vendedores, transporte, entre otros.
Por este motivo, entendemos que el habitus como sistema de disposiciones constituye una estructura que integra “todas las experiencias pasadas” y “funciona en cada momento como una matriz de percepciones, de apreciaciones y de acciones” (Capdevielle, 2011). Esto hace referencia a las normas, instituciones y organizaciones que promueven: la confianza, la ayuda recíproca y la cooperación (Durston, 2000).
Según Bourdieu (1996), el habitus de dichas comunidades y personas determina la manera en que las mismas enfocan y establecen sus patrones de vida entorno a la producción, frutícola en este caso, y esta a su vez es uno de los principales motores económicos de dichas comunidades. Esta investigación pone a disposición datos, indicios y tendencias sobre las características sociodemográficos y culturales (Educación), los pasos del proceso productivo de la fruta, los tipos de variedad y volumen de la producción y el conocimiento sobre la materia prima y su devenir.
METODOLOGÍA
Este trabajo es un estudio exploratorio, descriptivo con un enfoque cualitativo, basado en información de fuentes primarias (Sampieri, 2011), información proveídas por los productores frutillicolas de la zona estudiada y por la Universidad del Cono Sur de las Américas, sobre las condiciones de vida de las familias productoras de frutilla de la zona de Areguá y Estanzuela (Itauguá) en el año 2016, a través de cuestionarios a profundidad con tres actores claves y la realización de un grupo focal con miembros de organizaciones de productores.
Los objetivos del estudio se relacionan con obtener un conocimiento general del contexto de estas comunidades respecto a sus formas de producción y organización para la comercialización de la frutilla, asociación entre los productores. Según los datos secundarios (MAG, 2016), existen entre 350 y 400 familias productoras solo en Areguá, organizadas en 19 comités u asociaciones vinculados a la producción de la frutilla; y en la zona de Estanzuela (Itauguá) otras 100 familias dedicadas a la producción de la fruta, de las cuales se encuentran asociadas en la cooperativa denominada COPAFI (Cooperativa de Producción Agrícola, Forestal e Industrial Ltda).
En el contexto de este apartado se realizaron tres entrevistas a profundidad con productores referentes y un grupo focal con miembros de asociaciones productivas que forman parte de la COPAFI, en quienes se ha aplicado un cuestionario abierto con preguntas guías que engloban: las condiciones de vida (contexto sociodemográfico), conocimiento sobre la materia prima, tipos de volumen de producción y proceso productivo.
A nivel de la administración del cuestionario hubo homogeneidad en la aplicación individual se observan todos principios éticos y deontológicos. La participación fue consentida por cada participante en el estudio, todos aquellos que contribuyeron con la investigación han sido informados sobre el objetivo de estudio y la utilización que se le daría a la información proporcionada. La sistematización de los datos se realizó mediante la creación de dimensiones en torno a criterios establecidos por el equipo de trabajo, que permitió la integración de las distintas respuestas recolectadas en las preguntas abiertas (Guttadim, 2014).
Las entrevistas se llevaron a cabo en las zonas de San Miguel de Areguá, Centro de Areguá y la compañía Estanzuela, que comparte territorio tanto de Areguá como de Itauguá, en un marco temporal de 2 meses (enero - febrero) del 2016.
RESULTADOS
Condiciones de vida
Los participantes en su totalidad cuentan con los servicios básicos, poseen agua corriente y potable de la junta de saneamiento local o de las aguateras privadas, así como corriente eléctrica, las viviendas en su mayoría son de material cocidos, cuentan con baños modernos (inodoro con cisterna), todos señalan ser propietarios de sus viviendas.
Existe un rango promedio de cuatro a cinco integrantes por familia. En las comunidades de productores la distribución por género es de 60% mujeres y 40% hombres, las asociación están constituidas por personas que se encuentran en un rango entre los 45 y 60 años, son excepcionales los casos en que los productores son menos a los 40 años. Todos participantes cuentan con hijos e hijas cursando carreras universitarias o al menos la educación media concluida, la mayoría de ellos y ellas, asisten a universidades privadas y optan por carreras administrativas mayormente. El dato llamativo es que ningún miembro de la familia prosigue con el hábito de la producción frutillera.
En cuanto a movilidad la mayoría se moviliza en motocicletas o con algún tipo de vehículo motorizado, movilidad a tracción sanguínea es inexistente.
Educación
En cuanto al nivel educativo, en general, la mayoría cuenta con el segundo nivel de la Escolar Básica concluido, algunos con la Educación Media inconclusa y un número aún menor con la secundaria concluida, este es un grave déficit tomando en cuenta que ello implica un capital intelectual poco favorable, pero donde la Universidad puede cooperar en una transferencia de conocimientos y tecnologías como un factor determinante para poder innovar en la mejora de sus productos.
Además, cabe señalar que los integrantes con hijos adultos, en su mayoría, cuentan con estudios universitarios concluidos o en curso, pero ello no se traduce en una mejora de implementos y uso de nuevas y mejores tecnologías para la optimización de la producción y tampoco estos jóvenes enfocan sus carreras hacia profesiones como la agronomía o similares. Este punto es crucial para entender la dinámica de la comunidad y como la inversión por indirecta que sea, no se traduce en mejoras para la organización ni para las familias abocadas a la producción agrícola. Este último dato es significativo en términos de poder entender lo que podría pasar en el futuro con la producción frutillera por parte de estas comunidades.
Conocimiento de la materia prima
Como hacen para establecer el costo final para el consumidor del producto, no han podido determinar expresamente como hacen para valorar finalmente a la producción frutillicola. El costo final lo expresan en función a lo que llama “el mercado” refiriéndose a los precios que generalmente “manejan” otros productores y que se manifiestan en la expo frutilla (evento crucial de cada año de Julio a Noviembre).
Otro dato emergente a ser considerado es que, toda su producción se enfoca en la Expo frutilla2 de Areguá de cada año y la venta minorista a turistas circulantes sobre la ruta, en algunos casos en pequeños puestos a la intemperie.
Como un último punto es importante señalar que, si bien los productores tienen expectativas en cuanto el mejoramiento de sus condiciones y su producción, es ostensible la falta de elementos en los cuales puedan apoyar o sustentar dichas expectativas más allá del trabajo y el esfuerzo colectivo.
En lo referido a cuáles el status de las chacras donde son producidas y cultivadas las frutillas, los participantes refieren que es en terreno propio, es más, mencionaron que ellos alquilan parte del mismo a otros interesados.
Con respecto al excedente o desperdicios generados luego de la cosecha, los productores refieren que son las plantas que quedan luego de la cosecha, no existen otros desechos o desperdicios, por otro lado, si mencionan que durante el transporte los productos se estropean o no alcanzan el tamaño en la etapa de la cosecha, de igual modo, especifican que las frutas son seleccionadas para realizar otros tipos de productos secundarios como ser mermeladas, licores o dulces, todo de manera artesanal y sin estándares de calidad ni controles fitosanitarios. En las entrevistas, manifestaron que están iniciando en acciones para contar con un registro sanitario. En este punto también la universidad podría apoyarles con algunos cursos de capacitación, acercándoles a las personas idóneas y que les apoye en ese aspecto.
En cuanto a las dificultades en el proceso de producción, los participantes hacen notar que las plagas (como ser determinado tipo de parásitos) y la falta de insumos para combatirlas son las dificultades más notorias en el marco de proceso de producción frutillicola, otro motivo según lo señalado por los productores son los cambios climáticos, que afectan a la producción. Podría estudiarse o investigar algunas maneras de paliar que estos cambios climáticos afecten lo menos posible la producción, se pudo observar durante la visita que algunos de los cultivos lo protegen con un sistema de carpa de polietileno, otros casos con media sombra, es solo que estos mecanismos aumentarían los costos de producción.
Referente a la existencia en la comunidad productora de algún tipo de sistema de conservación de la frutilla que sea utilizada, se puntualiza que en la actualidad todo lo comercializado lo hacen en su estado natural, la mayoría de los productores no cuentan con congeladores para conservar la producción y tampoco tienen pensado contar con algún tipo de tecnología para conservar lo producido, más allá de las congeladoras que individualmente son utilizados por los productores y las cámaras de frigoríficas de la COPAFI. Aunque el grupo que asocia a los productores en la COPAFI, han conseguido una importante inversión y actualmente cuentan con una instalación, donde puede observarse una infraestructura donde existen mecanismos para lavar, clasificar y congelar la frutilla.
Es importante señalar que entre los participantes existe una suerte de consenso tácito, traducido en que no existe un criterio de inversión, dicho de otra manera, los participantes creen que adquirir estos ítems (sistemas de riego mecanizados, heladeras industriales y otros similares) es un gasto y no favorece a generar más renta para los productores. Sin embargo, por contradictorio que parezca esto no implica que no estén dispuesto a aprender sobre los beneficios y uso de las inversiones. En este aspecto es importante hacerles notar a los productores que mejorar su producción, introduciendo nuevas metodologías, y el uso de nuevas tecnologías para el proceso de producción sería muy beneficiosa para mejorar los ingresos, elevar y producir aún más con eficacia y eficiencia.
Profundizando en este particular tema, se ha notado que las características a lo largo de la reunión que los participantes no responden a un modelo económico de acumulación, ya sean bienes, capital o similares. Lo notorio es que colisiona con sus discursos sobre las ganas de progresar y “salir adelante” para ellos y para sus familias.
Como puntal para poder desarrollar criterios de inversión para el mejoramiento de la calidad de vida de las familias del grupo de productores frutillicolas, en el ítem referente al nivel de recepción de capacitación de algún ente estatal, ONG o del sector privado y tipo de capacitación, los participantes comentan que trabajan con la Gobernación del Departamento Central y la Municipalidad de Areguá, remarcar que si bien existe un apoyo expreso, ello no implica que sea sustancial tal apoyo, de hecho, de manera inequívoca los participantes observan que el apoyo en lo que respecta a soporte técnico es nulo, en realidad el apoyo solo se remite y se refleja en el montaje de las estructuras y la operatividad para la expo frutilla.
En cuanto al apoyo por parte del gobierno central, ya sean ministerios como el MIG (Ministerio de Industria y Ganadería) secretarias de Estado como la SAS (Secretaría de Acción Social) u otros, comentan que nunca existió tal apoyo, ni capacitación por parte de los mismos. En lo que respecta a trabajar con ONGs u organizaciones de la sociedad civil, los productores unánimemente comentan que nunca trabajaron con alguna de ellas, refieren además que no han tenido la oportunidad de hacerlo en el pasado tampoco.
Tipo y volumen de producción
Las dimensiones de sus terrenos, o el terreno que utilizan para el cultivo de frutilla, en promedio a partir de cantidad de familias que conforman la asociación son de una hectárea.
La cantidad de frutilla cultivada promedia alrededor de 15.000 plantines por hectárea, cabe señalar que en algunos casos no se llega cultivar la totalidad de las parcelas. Esto debido a que no siempre los tiempos y los recursos alcanzan para cubrirlos.
Así mismo, muchos de los productores deben recurrir a la renta de terrenos con medidas que oscilan entre los 250m2 y 300m2,y cuyo costo asciende alrededor de los 500.000 guaraníes anuales, esto se traduce en que aproximadamente cuesta 100 guaraníes cada plantín de frutilla. Esta aproximación no es taxativa, sino que es simplemente una referencia para poder explicar que la gran mayoría de los productores debe recurrir a estas prácticas para poder producirlas.
En cuanto al detalle, es necesario reiterar que el proceso productivo de la frutilla no genera ningún tipo de desperdicio, todo es aprovechado, inclusive las frutas picadas o dañadas, y esto se ve reflejado en la variedad de productos procesados como derivados de la frutilla como ser: mermeladas, jaleas, licores, helados, entre otros.
Es preciso puntualizar que existe la posibilidad de cultivar muchas variedades de frutilla, la información obtenidas en la recolección de datos refiere que los productores prefieren trabajar con dos variedades específicas: la Sweet Charlie, donde los entrevistados mencionaron que son más llamativos los tamaños y la dulzura de la fruta de esta variedad, siendo la más solicitada por consumidores; la otra variedad es la Dover, que un poco más pequeña y ácida, pero a diferencia de la anterior, ésta, señalan, que por cada planta se produce más fruta que cualquier otra variedad.
Cabe destacar que en una hectárea se puede producir cerca de 50.000 plantines que a su vez pueden producir 300 gramos por cada plantín, entonces una hectárea equivale a una tonelada y media de frutilla.
Y por último, manifestar que la producción, como toda producción tradicional depende de las condiciones climáticas, de los insumos utilizados en la producción (compost y otros), de apoyo de los organismos estatales relacionados con la agricultura. Puntualmente sobre el apoyo de los organismos estatales, según la información recabada, los productores refieren que desde que ellos se dedican a la producción de la frutilla, existe cierto apoyo de organismos estatales, dicho apoyo es mínimo y se reduce al mero aporte logístico de la feria y con alguna que otra visita donde enseñan el uso de técnicas agro-ecológicas básicas.
Proceso Productivo
En cuanto al diagnóstico sobre cuáles son los aspectos del proceso productivo y del desarrollo de cadenas de cooperación entre pequeños productores para mejorar sus ingresos finales, es notable que las expectativas de progreso chocan con dos puntos claves:
a) Inversión: los productores no ven con “buenos ojos” invertir, la interpretación del grupo es plausible, inversión es igual a gasto, no parecen tener planificado que hacer con las ganancias de la temporada anterior y ello implica no financiar, comprar o simplemente direccionar activos a favor de nuevos implementos para la mejora de los futuros cultivos.
b) Tecnología: las familias que forman parte de la organización no buscan innovar en términos tecnológicos, no cuentan con sistemas de riego en red o automatizados, producción controlada en invernaderos, sistema de control de plagas o parásitos, entre otros para así mejorar la renta. Además, de nunca estar preparados en términos de planificar la gestión de riesgos como sequias, tormentas, granizos, incendios y otras dificultades inherentes a la producción frutillicola, de las organizaciones para el mejoramiento de su capital social3.
En los dos puntos mencionados arriba, inversión, uso de tecnologías es una oportunidad para los agricultores y para que la universidad coopere con los mismos en la trasferencia de conocimientos de manera a fomentar la cooperación y que la universidad fomente el acercamiento a la sociedad en el marco de su responsabilidad social.
DISCUSIÓN
Los grupos de productores incluidos en esta investigación se dividen en dos, claramente definidos a partir de sus niveles de organización y formalidad, desarrollados a través del capital social e intelectual proferidos.
En el proceso de la producción de frutilla no existen perdidas, entiéndase que se utiliza la totalidad de las frutas, puesto que en el caso de que las mismas sean dañadas o se echen a perder, no dejan de tener utilidad ya que son convertidas en producto procesados, no perecederos en su mayoría, que le dan valor agregado a la materia prima, los derivados suelen ser mermeladas, licores, helados, jugos y entre otros. Siendo comercializados durante sin límites temporales.
Existen dos niveles de organización, los que simplemente forman comité de productores con mayor capital social y menor capital intelectual y, los que cuentan con organizaciones de “segundo piso” de altos niveles en ambos campos, lo cual repercute notablemente en los niveles de formalidad y planificación observados, obteniendo estos últimos, mayores utilidades en los distintos niveles de uso de la materia prima y sobre todo teniendo un valor claro de producto luego del proceso productivo, que no es el caso de los primeros.
En cuanto a los miembros de los comités, la falta de instrucción básica de muchos de ellos es un grave déficit más allá que ello no implica que los mismos no sepan las operaciones básicas aritméticas, el bajo capital intelectual es un factor determinante para poder entender el porqué de la falta de innovación para la mejora de sus productos. En este sentido, es indispensable tener en cuenta no solo el contexto, sino a través de las propuestas de transferencia de conocimiento, esta vaya acompañada de un proyecto educativo, lo cual no existe o no ha sido señalado en ningún momento. Estos niveles de capital advertidos inciden significativamente en las prácticas relacionadas con la disponibilidad o no de capitales, ello aporta a pensar y desarrollar nuevas estrategias relacionadas con la producción, procesamiento y comercialización de la frutilla.
La referencia es clara en cuanto como los hijos e hijas de productores, en su visión del desarrollo de sus vidas, ya no encuentran el trabajar la tierra como una opción hacia su futuro, no seguir siendo campesinos periurbanos, sino más bien, buscar opciones ligadas a las “necesidades” del mercado urbano. Siendo los bienes y servicios el punto de referencia para sus proyectos de vida. Una vez acabada la Educación Media la mayoría de la prole ha decidido estudiar carreras enfocadas a conformar fuerza de trabajo en relación de dependencia, como son las carreras de administración de empresa, derecho, notariado, contabilidad e ingeniería informática como ejemplos, dada la proximidad a la capital y otros centro urbanos dentro del área metropolitana de Asunción y; al mismo tiempo la falta de acceso a carreras vinculadas a la cuestión agrícola4 y los altos costos que sugiere cursar este tipo de carreras. Esto puede ser explicado por la centralización de las instituciones de formación superior que se encuentran entre Asunción y su área metropolitana y los factores que limitan a estos jóvenes acceder a una educación superior enfocada en fortalecer el trabajo de las familias, comités y otras organizaciones que promueven la producción sostenible de la frutilla. Este fenómeno merece un estudio aparte, y complementario, para lograr tener un panorama mucho más clara, precisa y amplia de la situación de todo el pequeño campesinado periurbano, su realidad y su perspectiva a futuro.
Por último, cualquier proyecto que plantee que el productor pueda lograr una lectura de su situación o realidad y diseñar, él mismo, la viabilidad de los proyectos de desarrollo rural promocionados por los gobiernos, tanto central como local; donde la experiencia enseña qué, al menos en América Latina, cuando los procesos de trasferencia de tecnología no se da por medio de un dialogo con la comunidad a través del conocimiento de su contexto, su historia, sus relaciones, este tipo de proyecto de extensionismo rural se encuentra destinado al fracaso ya que se parte de una lectura vertical y errónea que posiciona como actor pasivo al productor campesino periurbano.