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Revista Científica de la UCSA

On-line version ISSN 2409-8752

Rev. ciente. UCSA vol.3 no.1 Asunción June 2016

https://doi.org/10.18004/ucsa/2409-8752/2016.003(01)047-066 

ARTICULO DE REVISIÓN

 

Condiciones sociales de producción de conocimiento, el nosotros excluyente (ore), y las posibilidades del desarrollo de la comunidad científica en ciencias sociales en Paraguay

 

Social conditions of production of knowledge, the exclusive we (ore), and the possibilities of the development of the scientific community in social sciences in Paraguay

 

*Caballero Merlo, J.N.

Universidad Autónoma de Asunción (UAA), Departamento de Postgrado e Investigación, Asunción Paraguay

 

 


RESUMEN

Los resultados que a seguir se comparten se inscriben dentro de la línea de investigación que desarrollo sobre “Docencia e Investigación en Historia Sociológica de la Sociología en Paraguay”, y que expresan ciertas vinculaciones y amarres entre tres dimensiones que hacen al estado y condiciones sociales de producción de conocimiento de la sociología en Paraguay. La primera, hace referencia al estado de situación del desarrollo institucional de la investigación en sociología en el país, fruto de la diagnosis utilizando el banco de datos sistemático del Programa Nacional de Incentivo a la Investigación (PRONII) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) Paraguay, que muestran de forma simultánea la debilidad institucional, sea desde las Universidades o Centros Académicos Independientes (CAI), como condiciones de producción en el área y disciplina. También el reciente y escaso impacto todavía en la cantidad de investigadores disponibles considerados individualmente, así como en su producción objetivada. A través de la segunda, de manera más enunciativa y descriptiva, se presenta el concepto de comunidad científica, solo a efectos de posibilitar su enlace con la tercera dimensión, la problematización de un tipo de práctica social particular (orekuete, en idioma guaraní, ‘única y exclusivamente nosotros’). Que se desarrolla como parte del conjunto de relaciones sociales de carácter comunitario -‘nosotros excluyente’- en la sociedad y cultura nacional, que impactan silenciosa y directamente en las posibilidades, y hasta como condición de producción, en el ámbito académico de las ciencias sociales, tanto de manera institucional como entre pares. Que en una sociedad en vías de desarrollo modernizador (tensiones tradicional-moderna, rural-urbana) se extienden, imbrican e instalan más allá de su ámbito ‘natural’ comunitario, al de las propias relaciones y espacios asociacionales, desplazándolas de hecho, a su visibilidad formal aparente, y al mismo tiempo, institucionalizándose. Connivencia y convivencia que ocurre en dos registros diversos, aunque simultáneos. Pueden catalizarse con su problematización algunas claves para, en su superación, tanto contextual (estructura sociales e institucionales) como activa (el homo academicus como sujeto activo transformador), desarrollar una comunidad científica horizontal entre pares en el área desde bases necesariamente institucionales-asociacionales.

Palabras claves: Relaciones comunitarias ore, prácticas excluyentes orekuete, institucionalización asociacional y comunitaria, desarrollo, comunidad científica, investigación, ciencias sociales, sociología, Paraguay.


ABSTRACT

The results that follow are shared within the line of research that I do about "Teaching and Research in Sociological History of Sociology in Paraguay" and that express certain links and ties among three dimensions that make the state and social conditions of production of knowledge of sociology in Paraguay. The first, refers to the state of situation of institutional development of research in sociology in the country, the result of the diagnosis using the systematic database from the National Incentive Program for Research (PRONII) of the National Council of Science and Technology (CONACYT) Paraguay, which simultaneously show institutional weakness, either from universities or Independent Scholars centers (CAI), as production conditions in the area and discipline. Also the recent and still little impact on the available amount of researchers considered individually, as well as in its objectified production. Through the second, in a more enunciative and descriptive style, the concept of scientific community is presented, only for the purpose of enabling its link with the third dimension, the problematization of a particular type of social practice (orekuete, in Guarani language, 'only and exclusively us'). Which develops as part of the set of social relations of community character -'we exclusive'- in the society and national culture, and even as a condition of production, in the academic field of social sciences, both in a institutionally manner as well as among peers. That in a society in the process of modernizing development (traditional-modern tensions, rural-urban) extend, interweave and install beyond its 'natural' community field, to the own relationships and associational spaces, moving them indeed, to its formal apparent visibility , and at the same time, institutionalizing. Connivance and coexistence that occurs in two simultaneous but different registers. They can be catalysed with its problematization some keys to, in its overcoming, both contextual (social and institutional structures) as well as active (the homo academicus as an active transformer character), develop a horizontal scientific community among peers in the area beginning from bases that are necessarily institutional-associational.

Keywords: Community relationships ore, exclusionary practices orekuete, associational and community institutionalization, development, scientific community, research, social sciences, sociology, Paraguay.


 

 

Investigación y Sociología según el PRONII1

Como contextualización, a modo de situar estratégicamente la práctica del orekuete en discusión, se presentan aquí algunos datos sintéticos fundamentales, primero acerca a las instituciones, sean estas universidades y/o centros académicos independientes (CAI), en cuanto a su estatus como centros reconocidos objetivamente dedicados a la producción de conocimiento en el área de ciencias sociales y humanidades. Asimismo, y en un segundo momento solo a fines de orden, la descripción, de acuerdo a la información de su base de datos, del estatus de la investigación en ciencias humanas y sociales, y dentro de las mismas, el lugar a la sociología, desde la entrada como Investigadores dentro del Programa PRONII2. Para ello, las categorías aplicadas como criterios de búsqueda, se rigen por las definidas a efectos del mismo programa, para las diversas áreas de actuación como investigadores (Criterios de Evaluación del PRONII: Ciencias Sociales y Humanidades)3. Y, por último, con el objetivo de resaltar más aún la fragilidad y condicionamientos del desarrollo institucional de la disciplina, su actividad y productos, se problematiza cualitativamente la ‘calidad de sus vínculos’ como investigadores con sus respectivas instituciones avales o de entrada en el sistema.

Entrada por Instituciones: Universidades y CAI

Según los datos proporcionados en el “Libro Verde de la Política de Ciencia, Tecnología e Innovación” (CONACYT, 2012), se tiene que la mayoría de los investigadores (71%), trabaja desde las universidades, de las 54 registradas, fundamentalmente de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y la Universidad Católica (UCA). Siendo la contratación privada mínima (2%), a pesar de la privatización de la matrícula universitaria. En su sección respecto a “La investigación científica y tecnológica” (CONACYT, 2012, pp. 105-107) reconoce que: “La oferta de I+D está concentrada en organismos estatales y las Universidades Nacional y Católica, ocupándose los organismos privados preferentemente de Ciencias Sociales…”. El lugar reservado a las ciencias sociales aparece privatizado de hecho, en pequeñas islas-centros, cuyo peso y estrategia no puede ser nunca integrada y con alcance de propuesta país, por ello, marginal, focal, asistencial, muy limitada. Desde las Universidades, bien gracias. Así, más adelante, en la misma publicación se puede encontrar bajo el título de “Organismos ejecutores de Investigación y Desarrollo (I+D)”, subapartado “Organismos vinculados a la Academia ejecutores de Investigación y Desarrollo (I+D”), que ninguno de los Departamentos de ambas Universidades, la Escuela de Ciencias Sociales de la (UNA) y/o el Departamento de Ciencias Sociales de la (UCA), con cursos en Sociología estrictu sensu u mención, aparecen en su registro. Confirmando, desde el CONACYT, que según sus criterios, en dichos espacios institucionales universitarios, no se registra producción significativa en el área de ciencias sociales, en investigación o publicaciones. Por el contrario, el único reconocimiento se expresa bajo el subapartado siguiente, titulado “Organismos privados y ONGs ejecutores de Investigación y Desarrollo (I+D)”,  “En el ámbito de las ciencias sociales y humanidades”, se presentan los CAI, como los únicos centros vinculados a las ciencias sociales, que investigan, siendo estos (CONACYT, 2013, pp. 166-167):

  1. BASE IS - Base Investigaciones Sociales
  2. CADEP - Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya
  3. CDE -Centro de Documentación y Estudios
  4. CISDEP -Centro Interdisciplinario de Derecho Social y Economía Política
  5. CPES -Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos

De estos cinco centros referenciados en este importante trabajo sistemático actual de CONACYT, el (b) y el (d) se dedican a Economía y Derecho, restando solo tres que realizan análisis sociales (a; c, y e). Es más, aun agregando al Centro de Estudios Rurales Interdisciplinarios (CERI), por su relevancia en investigación social en la temática rural, constituyen igualmente solo cuatro los referentes institucionales privados u ONGs. Número extremadamente bajo, más considerando que si bien sus actividades se desarrollan vinculadas a nuestra área de acción, sin embargo la mayoría de sus producciones, provienen de diversas disciplinas, tipos de abordajes y modalidades de intervención (Brunner y Barrios, 1987). Esto, claro está, según la base datos, criterios de ingreso y consideración-validación por parte del CONACYT. También es sumamente ilustrativo y objetivamente comprobable cuántos y quiénes dentro de cada centro tienen formación en el área con énfasis de graduación y/o posgrado en sociología, y asimismo cuántos de los/as mismos/as están categorizados por el PRONII. No se registra ningún caso para el CDE, asimismo para BASE IS, dos para el CPES y uno para el CERI. Es decir, en cuatro CAI, se desempeñan como investigadores categorizados sólo 3, centros que por su vez son registrados como los únicos que investigan en ciencias sociales. Lo cual nos da una idea de que no todo lo que se produce es sociología aplicada, y por otra parte, que la misma es muy limitada dentro de un archivo nacional.

Asimismo, para reforzar las pruebas ofrecidas desde el PRONII, con sus criterios y bases de datos de referencia, respecto al peso individual como institucional, según la “Distribución por disciplina científica, de las publicaciones en SCI entre los años 2000 al 2012”, se registran para Ciencias Sociales 2,37% y para Humanidades 0,28% de las mismas. Donde, por ello su pertinencia y relevancia directa, ninguno de los centros referenciados aparece en el ranking de las instituciones paraguayas con publicaciones en SCI, entre los años 2000 al 2012 o en SCOPUS para el mismo período.

Entrada por Investigadores: los números

El acceso se realiza por la categoría de Investigadores en el Área - Ciencias Sociales y Humanísticas. Como intento de afinar la asociación de los datos disponibles con las categorías de interés de acuerdo a los objetivos definidos se acceso al link4‘Áreas de las Ciencias’, a la ‘Lista de Postulados al Área de Humanidades’, así como a la de ‘Ciencias Sociales’. Analizando uno por uno cada uno de los CVPy5 cargados, se hizo la contrastación por ‘Área y Titulación’ registrada, y por tanto el cotejo de la cantidad en números absolutos de los postulados, así como la carrera real de la que provienen. Concentrándome en los que dentro del Área de Ciencias Sociales tienen formación estrictu sensu en Sociología, se llega a que de 53 postulantes6 en dicha área, 29 han resultado categorizados, y de ellos, sólo 8 con formación en sociología. Ocho Sociólogos/as categorizados como investigadores PRONII 2011 para todo el país, y por primera vez en su historia institucional, así como de la disciplina. El número absoluto resulta elocuente. Situación que, para la Convocatoria 2013, no se ve modificada, aún con los números provisorios7 que se cuentan, manteniéndose para la entrada por la disciplina el mismo número de investigadores/as categorizados.

Además, coadyuvante al estado de situación del desarrollo institucional de la disciplina bajo el estatus de investigación y dentro de los criterios del programa PRONII, se considera el contexto inmediato referente a la inversión en investigación y desarrollo en relación al PIB8, como variable histórica estructural que impacta de lleno en las condiciones de producción tanto individuales como institucionales del área, donde:

“Paraguay presenta uno de los indicadores más bajos en América Latina, referido al porcentaje de Inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) respecto al PIB, según resultados obtenidos del procesamiento de datos correspondiente al año 2012, el porcentaje de inversión ronda los 0,085% respecto al PIB. Este valor se asemeja a la inversión en I+D respecto al PIB de países como Guatemala (0,04%), El Salvador (0,06%), Trinidad y Tobago (0,05%).” (CONACYT, 2012, p. 109)

Lo que se puede más aún, considerando que la “Inversión en I+D según disciplina científica”9que contempla dentro del área de las Ciencias Sociales ocupa el 5º lugar de 6, con un magro 6%, haciendo aún menor lo que a su vez se estaría invirtiendo particularmente en Sociología. De esta manera, tomando en cuenta la entrada tanto por investigadores con formación estrictu sensu en sociología, como ciertas condiciones estructurales así como institucionales, lleva a que el resultado, acerca de la cantidad según números absolutos de categorizados por nivel, calidad de la titulación, cantidad y calidad de las publicaciones, su peso relativo en el conjunto tanto de investigadores como de publicaciones; sea coherente, como consecuencia y en su movimiento asimismo causales, en una conjugación expresiva, con la incipiente y en desarrollo gradual de la sociología como actividad científica y la del/la sociólogo/a como investigador/a, con los consiguientes resultados de producción objetivada.

Calidad de sus vínculos, con sus respectivas instituciones de entrada en el sistema

La discusión acerca de la calidad de los vínculos, problematiza la tensión entre la realidad de las condiciones de investigación en el país, y la formalidad exigida al tener que presentarse, todo/a y cualquier candidato/a a categorizarse bajo el programa PRONII como investigador, a través de una candidatura donde aparezca algún vínculo institucional, que siendo de otro tipo -docente-, confunde a posteriori de los resultados, el logro del/la candidato/a asociada con dicha actividad de la propia institución de entrada. Se ponen en cuestión los vínculos laborales concretos con dichas instituciones donde la ‘pertenencia institucional’ muchas veces puede distorsionar las condiciones y soportes para los/as profesionales que intentan producir conocimiento. Instituciones que aparecen como las de referencia-pertenencia del investigador que sin embargo como tales no investigan, o tienen un vínculo extremadamente débil y colateral al respecto. Emergiendo una imagen falsa, como si realmente lo hicieran al brindarle, solo a efectos formales, la pantalla de vínculo institucional para dicha candidatura. Así, si un docente de un Departamento de Ciencias Sociales de una universidad (x) se presenta al PRONII con el vínculo institucional con dicha casa de estudios, esta va a aparecer como que se dedica a la investigación, cuando en realidad, lo que sucede es cualitativamente totalmente diferente. Como investigador, por su cuenta y tiempo, sin pago o vínculo laboral dentro de dicha institución, ni reconocimiento alguno en sus criterios de escalafonamiento, produce artículos, libros, asiste a congresos, seminarios, presenta trabajos en eventos, los cuales generan la idea falsa, de pertenecer de alguna manera a la producción de la institución. Realizándose de hecho una asociación espuria, que asimismo emerge desde las páginas del PRONII al cargar en su base datos los formularios respectivos. La realidad, se distorsiona. Ni la Universidad, ni la Facultad, ni el Departamento en Ciencias Sociales invierten o tienen cualquier relación con la actividad ni con su producción objetivada. Sin embargo, para el Programa, la producción resultante, estará ligada a la Universidad, Facultad y Departamento en cuestión, por la formalidad de ‘registrar’ el vínculo institucional. La obligación formal se asocia linealmente falsamente con condiciones objetivas para la generación de producción, lo cual no es así. Ejerciendo simultáneamente la labor docente en otras instituciones, todas y cada una podía igualmente auto otorgarse los méritos de los resultados y logros de la actividad como investigador/as, entre la distorsión y la falsedad en el manejo de la información. Se confunden en su análisis, la sostenibilidad física de los profesionales en cuestión, desde algunos vínculos laborales que la hacen posible, con el apoyo y vínculo institucionalizado formal de derecho, para las tareas de investigación que desempeña por su propia cuenta. Dentro de la gama de situaciones institucionales bajo problematización por la calidad de los vínculos con sus funcionarios docentes, que pretenden además investigar, también valga la constatación simultánea, aunque no marginal, ni secundaria, que hasta el segundo semestre del año 2014, habían tan sólo dos Docentes-Investigadores con dedicación exclusiva en el área de ciencias sociales en toda la UNA. Proveniente uno del subárea de historia, y otro de filosofía. Y que uno de los cuales ha sido ‘dado de baja’ recientemente, porque estos son ‘cargos de confianza’ designados por el gobierno universitario de turno. Sin concurso público efectivo para cubrir los cargos de docente investigador, en la Universidad más antigua, prestigiosa y poderosa financieramente en el país, este ‘indicador’ habla casi por sí mismo. Considerando que estamos en el año 2015, dentro de una realidad regional y latinoamericana que la supera a parámetros incomparables. ¿Institucionalidad, carrera académica, estabilidad para producir, se puede investigar de esta manera? La cantidad y la calidad de los vínculos son por lo demás elocuentes.

La emergencia de la comunidad científica en el entrecruce del triedro de los contextos

En el campo de las ciencias sociales, el escenario donde se desarrolla la discusión epistemológica, es el de la tensión-cruce entre tres contextos10: el de descubrimiento, el de justificación  y el de aplicación.

“Aludiremos finalmente a una importante distinción, muy puesta en tela de juicio en la actualidad, acerca de los diferentes sectores y temáticas en los que transcurren la discusión y el análisis de carácter epistemológico”. (Klimovsky, 1994, p. 29)

El contexto de descubrimiento hace referencia a la consideración y estudio de  las condiciones y circunstancias socio históricas, políticas, económicas, culturales, psicológicas y hasta personales, de producción del conocimiento y/o tecnología en cuestión. Influencia, contextualización, externalismo al fin, que de diversas formas pueda actuar en la producción de un hallazgo e invento. Por su parte, el de justificación, se refiere a los mecanismos, procedimientos y criterios sistemáticos de validación del conocimiento científico producido. Por eso también se le suele denominar o asociar con el internalismo, pues echa mano exclusiva y excluyentemente a la lógica -teoría del conocimiento- y los procedimientos técnicos y metodológicos de validación empírica, ya propios de la ‘rigurosidad metódica’11- elementos de juicio y criterios.

“En primer instancia ambos contextos parecen referirse a problemas independientes y Reichenbach aboga para que no se los confunda. (…) Sin embargo, en la actualidad son muchos los filósofos de la ciencia que afirman que la frontera entre los dos contextos no es nítida ni legitima, pues habría estrechas conexiones entre el problema de la justificación de una teoría (y de sus cualidades lógicas) y la manera en que se la ha construido en la oportunidad en que ella surgió.”

Si bien aparentemente la mayoría los colegas epistemólogos concuerdan en reconocer distinguiendo analíticamente los tres contextos, no todos lo hacen respecto a la relación autonomía-interferencia entre los mismos, para describir y explicar los avatares de la producción de conocimiento. Si la distinción entre los contextos a manera de campos de estudio permite concentrarse en los aspectos relativos a cada uno de los mismos, sin embargo se diluye el número de los/as que problematizan la utilidad de la combinación de influencias entre uno y otro contexto, de manera simultánea e integral. Se plantea, como si en uno u otro caso, se pudiera abordar de manera independiente cada uno en su materia, casi modelísticamente, abstrayendo la dialéctica entre los mismos, lo que impide justamente captar la riqueza, complejidad y conexión, dentro de la totalidad que representa la producción social de cualquier forma de conocimiento.

“En general, las discusiones epistemológicas (y en ciertos casos también metodológicas) pueden llevarse a cabo en cualquiera de los tres contextos, lo cual motiva el problema de analizar la eventual relación entre ellos (y su conexión).” (Klimovsky, 1994, p. 30)

Los autores y obras que más intentan problematizarla, reconociendo su complejidad, se exponen a críticas y cuestionamientos diversos, por ‘mezclar’ en el estudio de la ciencia, relaciones y prácticas de contextos que inclusive consideran antagónicos. El responder estas críticas, generó todo un esfuerzo sistemático por destacados estudiosos, sorpresivamente para algunos, provenientes del ámbito de las ciencias ‘duras’ y no de las esperadas ‘blandas’, habituadas e imbuidas de discusiones sobre historia, la sociedad, economía, psicología, y cultura, en la consideración de las condiciones y circunstancias en que la producción de conocimiento emerge y se desarrolla. Este ha sido el suelo nutricio para los más importantes y célebres debates sobre epistemología en la segunda mitad del siglo pasado, sobre todo detrás de dos íconos como T. S. Kuhn (1971) y K. Popper (1962; 1967), que sin querer y a pesar de ellos mismos, inauguraron lo que Klimovsky (1994, p. 30) llama de “ambos bandos en disputa”, respeto a las orientaciones sobre cómo practicar la epistemología y comprender la ciencia. Dando pie, e iniciando el desarrollo de la epistemología en el ‘diálogo’ entre internalistas y externalistas, logicistas e historicistas, racionalistas y relativistas, idealistas positivistas y críticos naturalistas, continuistas y discontinuistas.

Del triedro al concepto de comunidad científica

Dentro de una de las dos corrientes epistemológicas o bandos, en el reconocimiento a regañadientes de G. Klimovsky12, compartimos que la contextualización de toda problematización, hasta la problematización misma, constituye una condición sine qua non para poder situar y comprender toda y cualquier forma de producción social de conocimiento en todos sus aspectos. Justamente, Klimovsky (1994, pp. 29-30) reconoce y destaca que la propuesta de T. Kuhn es no solo inaugural al respecto, en conectar los problemas de la justificación de la teoría con el de descubrimiento y el de aplicación, sino que también instaura “una de las polémicas más intensas a las que se asiste hoy en día en materia epistemológica”. Mientras de un lado se reconocen las implicancias diversas de uno y otro contexto, apelan como Hans Reichenbach y otros, a que no se confundan, mientras Kuhn (1971) explicita de manera crítica una estrecha conexión “entre el problema de la justificación de una teoría (y de sus cualidades lógicas) y la manera en que se la ha construido en la oportunidad en que ella surgió.” Dependiendo los criterios de aceptación de una teoría (paradigma - como realización y como conjunto de valores compartidos) de cuestiones tales como los consensos de una comunidad científica, y los procedimientos mediante los cuales se obtiene, discute y acepta dicho consenso sobre el conocimiento en cuestión, nos llevarían más allá del exclusivismo lógico empírico, para incluir elementos ideológicos, psicológicos, sociológicos, intereses económicos, relaciones de saber poder.

Kuhn (1971, pp. 31-32) explicita la distorsión que supone la separación y autonomización como en burbujas, de los diversos contextos que intervienen en la producción de conocimiento científico. Por ello, e incomprensión de muchos idealistas logicistas, su concepto acerca del que el conocimiento se construye y sucede de manera discontinua y paradigmáticamente, dándole un sitial preferencial al de comunidad científica. Como componente esencial de los criterios, al momento de considerar la validación-aceptación de una teoría -“procedimientos mediante los cuales se obtiene, se discute, y se acepta el conocimiento” (Klimovsky, 1994, p. 30). Categoría de análisis que requiere del consenso, el cual incluye aspectos lógicos, empíricos, psicológicos, socio históricos, ideológico-culturales.

“Un paradigma es lo que los miembros de una comunidad científica comparten, y, recíprocamente, una comunidad científica consiste en hombres que comparten un paradigma.” (Kuhn, 1971, Postdata, 1969, p. 271)

Paradigma, ciencia normal, y comunidad científica, son ‘términos’ estrecha e inextricablemente relacionados (Kuhn, 1971, p. 34 y p. 271).

(…) llegué a reconocer el papel desempeñado en la investigación científica por lo que, desde entonces, llamo ‘paradigmas’. Considero a éstos como realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica.” (Kuhn, 1971, p. 13)

La construcción teórica conceptual acerca de lo que es, o constituye una comunidad científica, contempla e integra aspectos de los tres contextos -descubrimiento, justificación, aplicación. Haciendo necesario que el consenso imponga un paradigma o lo declare vencedor, así como a otros posibles perdedores y condenados al silencio y al olvido, aunque sea de manera temporaria, en gran parte se base en consideraciones ‘externas’ a los aspectos estrictamente de la justificación y rigurosidad metódica. Este aporte ‘revolucionario’, más proviniendo de un físico y no de un protocientífico de las ciencias sociales en el deseo bungiano, responde al llamado cuestionador, de crítica, del propio quehacer del epistemólogo, sociólogo, historiador o filósofo de la ciencia. Problematizando lo dado por obvio, lo naturalizado, o lo aceptado sin ningún recurso a la crítica. Lo que interesa, siguiendo a Chalmers (1988, p.127), es “… el importante papel que desempeñan en la teoría de Kuhn las características sociológicas de las comunidades científicas.” No existiendo ninguna norma superior a la aprobación de la comunidad científica. Los méritos, o criterios para evaluar teorías dependen, por tanto, de los valores e intereses de aquellos, haciendo que el concepto de ciencia y no ciencia, y todo lo que conlleva varíe asimismo. Enlazándose las implicancias que presupone el concepto de comunidad científica con el de ore13, no como isomorfismo, sino como forma de relacionamiento comunitaria sociocultural base de la práctica excluyente del orekuete que contribuye, junto con otros aspectos, a minar las posibilidades de desarrollo de la incipiente comunidad científica en ciencias sociales en el país, más en sociología, con todas las consecuencias que ello supone.

La clave de las relaciones comunitarias como base de la práctica del ore-kuete

Ahora le toca ser abordada la práctica del orekuete14, materia principal del papel de trabajo, asociada en su papel instrumental -forma y estrategia en el ejercicio de relaciones comunitarias de carácter excluyente- que contribuye de manera negativa en la constitución y desarrollo de una comunidad científica en ciencias sociales, para el caso, en sociología. Conceptos que devienen categorías de análisis, comunidad y orekuete, asociados para describir y explicar interpretativamente, una de las bases que hace a la dificultad de solidificar y extender una red comunidad científica en nuestra área, tomando como referencia tanto a los CAI como a las universidades, y a la relación estrictamente formal hacia el interior del propio PRONII de CONACYT.

No es el momento para extenderse en la descripción de concatenación y fundamentación conceptual, de remisión de uno a otro concepto, para identificar y distinguir tipificando, las relaciones sociales asociacionales de las comunitarias. Solo se lo hace en la medida que pueda entenderse la conexión entre estas últimas como la base y formas para el ejercicio de la práctica del orekuete. Comunidad y asociación constituyen las dos formas en que, en términos generales, las personas se vinculan unas con otras, se relacionan, según lo que inviertan en dicha relación, en qué se basa la misma, las expectativas, las distancias sociales entre los implicados, las pautas que las organizan. Esto que es válido para las acciones y relaciones sociales, también lo es para los grupos, los cuales podrán ser tipificados como primarios o secundarios, según las relaciones fundamentales que definan el vínculo entre sus participantes. Asimismo, el concepto es aplicable a cualquier otro espacio social, sea micro o macro, permitiéndonos entender la naturaleza, funcionamiento y límites entre uno y otro tipo de relacionamiento. Las relaciones sociales comunitarias (primarias u afectivas) son aquellas cuyo rasgo específicamente destacable es el predominio de la inversión afectiva -personal, directa, donde el otro u otra en la relación importa en sí mismo/a-, mientras que en las relaciones sociales asociacionales o institucionalizadas (secundarias, institucionalizadas), lo será el cálculo racional de medios para alcanzar determinados fines según procesos formalizados -indirectas, impersonales, reglamentados, dentro de un marco además institucional.

(Weber, 1992), es quien introduce la distinción entre relaciones sociales como producto de la “socialización” o proceso de asociación (Vergesellschaftung), y el de “comunización” o proceso de comunión (Vergeneinschaf). La normalización lingüística lleva a la traducción por comunidad y asociación, equiparándose formalmente con la distinción entre “Gemeinschaft und Gesellschaft” establecida por F. Tönnies (Cohen, 1993, p. 62). Sin embargo, mientras Tönnies aplicaba la distinción a las relaciones sociales, a los grupos y a las sociedades, y establecía una forma de transición hacia las sociedades modernas, urbanizadas, con la imposición de relaciones sociales tipo gesellschaft, para Weber, estas categorías tienen una significación más específica:

“Llamamos comunidad a una relación social cuando y en la medida en que la actitud en la acción social -en el caso particular, por término medio o en el tipo puro- se inspira en el sentimiento subjetivo (afectivo o tradicional) de los partícipes de constituir un todo. Llamamos sociedad a una relación social cuando y en la medida en que la actitud en la acción social se inspira en una compensación de intereses por motivos racionales (de fines o de valores) o también en una unión de intereses con igual motivación” (Weber, 1992, p. 33).

Pero la intensión, es seguidamente enfocarnos en lo novedoso, que es la problematización acerca de la práctica del orekuete, institucionalización15 de relaciones o vínculos excluyentes con base primaria personal, y su incidencia objetiva en las prácticas académicas, principalmente desde los CAI, aunque no exclusivamente desde los mismos -departamentos y sus direcciones y estamentos desde las universidades; la propia circulación individual de los/as sociólogos/as; dentro de los organismos públicos del estado, o privados internacionales. Centros, que constituyen asimismo un producto más de un determinado contexto socio histórico, que reclama dichas prácticas invocando determinados vínculos ore16, de exclusión u afirmación de ‘sólo y únicamente nosotros’, contrarios a las posibilidades del desarrollo de una comunidad científica. La puesta en acción de estos vínculos ore, en la práctica específica del orekuete, se nutre y canaliza justamente a través de formas de relacionamiento comunitarias. Están en la base de las relaciones ore, a falta de un desarrollo institucional modernizante hegemónico, o bloqueando asimismo el desarrollo de relaciones institucionales. Estas, dependientes, siguiendo el naturalismo, de un contexto histórico diverso, no necesariamente determinado, pero asociado al desarrollo del capitalismo modernizador, con sus instituciones y sus normas racionales con arreglo a fines, racionalidad legal, diría (Weber, 1992) en su análisis clásico de la burocracia, como forma de administración del capital. Lo que me permite pensar, construir un problema, ligando y yendo del concepto de comunidad científica como totalidad en Kuhn, a la multiplicidad de ores como fragmentación en Paraguay -necesariamente a crítica o contradictoria con cualquier praxis discursiva o no discursiva crítica-, o los espacios circulares -famosos primer, segundo anillo de poder- de exclusión académica. Expresan una comunidad científica atomizada, separada, alienada en cierta forma -unos intelectuales de/contra otros, unos centros de otros, sus producciones, en competencia y negación.

“Existe una serie de antecedentes directos que, a manera de tentativas, sirven para demostrar la necesidad y la posibilidad de lograr “una comunidad sociológica americana”…”. (Poviña, 1959, p. 17)

¿Tenemos en Paraguay una unidad, una conciencia, una comunidad científica sociológica? Además, contar con revistas, creación de institutos, y desarrollar cátedras con el contenido sobre la producción nacional constituyen de por sí antecedentes de comunidad, sino se llevan delante desde una perspectiva ‘ñande’17, superadora de hecho de la lógica de exclusión, aunque sea por la simple recurrencia a la autorreferencia. Se me ocurre, siguiendo a Poviña, que un camino a seguir para contribuir a crear esta unidad, conciencia y comunidad, al menos como uno de los pasos a intentar, podría ser constituir cátedras y la divulgación a través de papeles de trabajo y presentaciones acerca de su experiencia. Por ello desarrollo una línea18 de investigación al respecto. Práctica del ore-kuete que impide una colaboración conjunta, un pensar articulado, más articulado, al menos con más debate y reconocimiento del otro, no sólo tolerados, sino integrados en igualdad y equidad. Lo que no es casual, y sin poder entrar en detalles, la cultura autoritaria y los ores hipervalorizados separadores, hacen que las prácticas repitan, reproduzcan cultura, para el caso, autoritaria. Y una forma de relacionamiento, una cultura de producción atomizada, privatizada de hecho, por CAI con un discurso social crítico, pero prácticas objetivas que las contradicen.

Del ore como red solidaria a la práctica del ore-kuete como exclusión académica

En el artículo de Morínigo (2005, pp. 147-166), titulado “La práctica del orekuete como matriz de la discriminación política”, el autor describe y analiza lo que denomina las “Bases históricas de la práctica social del ore y del orekuete”, del cual me valgo teóricamente con el objetivo de vincular las condiciones de posibilidad de desarrollo de la comunidad científica en ciencias sociales en Paraguay, y particularmente entre sociólogos/as.

“La práctica del orekuete, que será analizada con detenimiento con posterioridad, crea las condiciones para una ética peculiar, con sus valores y pautas de comportamiento que constituyen las bases de la vigencia de las relaciones comunitarias. La comunidad como fenómeno que se sustenta sobre “un sentimiento, afectivo o tradicional”, que garantiza en el plano social relaciones de integración; cuando se traslada al plano de la acción política, se transforma en un mecanismo que emerge como justificación de las prácticas discriminatorias, a las que se observa simplemente como formas inocentes de relacionamiento fundadas en un sentimiento integrador.” (Morínigo, 2005, p. 148)

Se justificará sin ningún tipo de incomodidad el darle, ofrecerle o colocar a un amigo, ‘socio’, correlí o pariente en una oferta de trabajo, un lugar, una simple información sobre concursos, llamados, licitaciones, o becas y, dialécticamente lo contrario, retaceándole a los demás, excluyéndolos de la misma oportunidad en igualdad y equidad de condiciones.

Comparto la fertilidad analítica de ligar las bases de relacionamiento comunitarias o primarias socio afectivas, todavía dominantes en la socialización paraguaya, en los espacios donde se superpone lo público y lo privado. Esto, asimismo, lo asocio con su contracara de impedir o significar la ausencia y/o dificultad de generar y ceñirse a normas u reglas asociacionales institucionalizadas de relacionamiento, en los espacios sociales públicos -no sólo en el sentido estatal reduccionista, que desde luego lo incluye-, más allá de los ámbitos familiares e íntimos típicamente comunitarios. Asimismo, de manera diferencial al autor de referencia, aplico el concepto foucaultiano de relaciones de poder, en su inscripción en todas las formas de relaciones sociales, formando parte inextricables de las mismas, sin poder, a modo de reactivo químico, separarlas y autonomizarlas. En su multidiversidad, lo que Morínigo problematiza exclusivamente al campo de lo político, yo lo vinculo al campo académico, es decir, la idea es probar fundamentando que las mismas relaciones y prácticas ore-kuete son aplicables a cualquier ámbito, la forma no cambia diría Simmel19, solo varían los contenidos. Para el colega, relaciones comunitarias dominantes, que constituyen las bases de las cuales negativamente se nutren y naturalizan -disimulación y justificación-, en prácticas sociohistóricas ore, de tipo orekuete, como mecanismo de discriminación política. Agrego, dentro del espacio público institucional, bajo el imperio formal de pautas asociacionales. Lo que interesa es la categoría-práctica ore-kuete, como autoafirmación excluyente, única y exclusivamente (para/entre) nosotros, dentro del ámbito y practica académica, particularmente entre la categoría todavía no comunidad, de cientistas sociales.

“Estas discriminaciones secuenciales (desde el ore-kuete más inclusivo hasta el ha’ekuera20 por completo excluyente) impiden la constitución de la ciudadanía y el fortalecimiento de la estatalidad, porque debilitan las organizaciones (por la primacía del criterio de lealtad por sobre el de capacidades), bloquean o entorpecen las oportunidades de las personas y, sobre todo, corroen el imperio de las normas. El estímulo de este comportamiento está dado generalmente por el acceso diferencial a privilegios y el reparto prebendario de bienes y servicios.” (PNUD, 2008, pp. 79-80; el subrayado es mío)

Esto ya está presente en las preocupaciones y reflexiones teóricas de Morínigo, en un artículo que data de 1986, titulado “El impacto de la cultura urbano-industrial”21, fundamental para comprender muchas de las relaciones y prácticas sociales vigentes, así como su papel en el estilo de resistencia -estoicismo durante la dictadura u épocas de penuria extrema como el escenario de la Guerra Grande (1865-1870)- y su pertinencia post dictatorial, y las dificultades de su superación transformadora. Aquí ya emergen dos cuestiones centrales, la preeminencia de lo primario sobre lo secundario en las relaciones cotidianas entre paraguayos/as, y así mismo su ‘institucionalización’ simbiótica y camuflada a la vista de todos, y aun así imperceptible, sin ser normas asociacionales, dentro de los espacios donde estas últimas, de carácter secundario, deberían ser hegemónicas.

“Los modos de relacionamiento típicos de la cultura paraguaya pueden ser explicitados en torno a siete ejes fundamentales, a partir de la preeminencia de las relaciones primarias sobre otras de carácter secundario…. Estas relaciones institucionalizadas que operan al interior de las relaciones estructurales típicas de las sociedades capitalistas son…” (Morínigo, 1986/1998, p. 54)

 

 

De la aplicación casi exclusiva a la dimensión política de las relaciones sociales, a considerar el concepto de relaciones de poder como multiplicidad22, en la relación orekuete aplicada al ámbito académico. Es decir, como forma de relacionamiento que asegura y sostiene prácticas de discriminación-exclusión académicas, entre pares, entre instituciones, y al interior de las mismas. Investigar a los/as que investigan sobre el tema social, como implicados en la producción en ciencias sociales, sean estos/as personas, centros o universidades, todavía incomoda. El preguntar molesta, el indagar se pone bajo sospecha, compartir información es un desgarro, facilitar datos ‘institucionales’ un riesgo. ¿Cómo se puede investigar al interior de la propia actividad en estas condiciones? Modalidades de una incapacidad de manejarse institucionalmente y aceptar posturas acordes con la actividad desarrollada, cual es, producir conocimiento. ¿Cómo se puede construir y desarrollar una comunidad de cientistas sociales sin compartir o facilitar información al tiempo de controlar los recursos académicos como beneficios clientelares-prebendarios-nepotistas?

Posteriormente, en otro trabajo, Morínigo (1995, 149), continúa con su intento de conceptualización al respecto de las bases relacionales de esta práctica a la manera nacional:

“Ore - Ñande: Del Guaraní: Nosotros.
Ore es el “nosotros” excluyente, es decir, el “nosotros” que identifica a un grupo de otros. … Ñande es “nosotros” incluyente; es decir, una identidad común que abarca a todos, a pesar de las diferencias,… Este par de términos “ore-ñande” reflejan muchas de las conductas políticas de las conductas políticas (y no políticas) de la sociedad paraguaya. Tales como…, la exclusión del otro, el comportamiento tribal o de clan, etc.” (Subrayados son míos)

En una tercera producción del mismo autor, pero en co-autoría, que data del año 200423, Morínigo vuelve a trabajar la misma cuestión bajo el apartado titulado “Comunidad cultural y ética del orekuete”. Allí, coincidente con lo ya expuesto, dirá: “En el idioma guaraní, el pronombre plural ore define un “nosotros” excluyente; es decir, no incluye a las personas con quienes se habla o que no son del mismo grupo, secta o tribu…” (Morínigo y Brítez, 2004, p. 172). Particularmente relevante es la insistencia de Morínigo en que las relaciones ore, y la práctica del orekuete, incluyen relaciones institucionalizadas -pero no de carácter asociacionales típicas de las que rigen formalmente las instituciones-, que operan al interior de las relaciones estructurales. Compartiendo con su propia obra citada más arriba (Morínigo, 1986/1998, p. 54), que se pueden incluir otras formas de socialización-ejes-figuras a través de las cuales se ejerce la práctica del ore-kuete. Relaciones o sistema de relaciones del tipo ore, en su multiplicidad - mbareté24, tovajá25, correlí26, ñembotavy27, pytyvó28, relación de fineza29, el oñemolomo30, familia, amigos, che valle, vínculo religioso, compartir un mismo partido político31-, que no obedecen a criterios institucionales normativos modernos, y cuyo denominador común es que constituyen relaciones comunitarias de apoyo y/o reciprocidad (Caballero, 2011, p. 161). E institucionalizadas de hecho, enquistadas dentro de los sistemas, relaciones y prácticas formales, de manera paralela, simultaneidad que posibilita la dualidad-indefinición expresada en la sentencia, de forma tan clara y provocativamente para cualquier sociólogo: “Para los amigos todo y para los enemigos, la ley”32. Lo institucional-asociacional para los enemigos u indiferentes. Mientras, para los amigos o allegados, se aplican pautas de tipo afectivo-personal.

“…un sistema de relaciones ore, que implica una visión comunitaria restringida y crea las condiciones de una vinculación peculiar limitada al círculo familiar extenso y ampliada a una red de relaciones fundadas en la amistad y el trato cotidiano…. El sistema orekuete puede ser considerado como relaciones orientadas por un esquema ore acentuado; es decir, consiste en la expresa intencionalidad de los que forman parte del círculo cerrado de excluir a otros y crear condiciones cada vez más favorables para ellos. El orekuete convierte al grupo en un núcleo con una constelación de relaciones más amplias; en consecuencia, opera como eje de vinculación a partir de los intereses y valores del grupo. La práctica del orekuete da lugar a modos de relacionamiento típicos de la cultura paraguaya, cimentados en un esquema personalizado, afectivo, sentimental, antes que en un esquema racional. Estos se integran a las relaciones sociales y les dan un contenido específico.” (Morínigo y Brítez, 2004, pp. 175-176)

La práctica en el espacio entre y hacia dentro de los CAI y las Universidades

Las implicancias en la constitución de una comunidad científica en ciencias sociales, particularmente en sociología, pueden preverse, más allá de las consabidas dificultades dentro de marcos institucionales, a las que se les agregan las provenientes de esta forma de relacionamiento-práctica excluyente al interior del campo u ámbito académico. Relaciones de parentesco, de apoyo en momentos difíciles, de reciprocidad, bajo un sistema ore “da a la solidaridad ejercitada en función de la persona y no de sus cualidades y méritos.” (Morínigo y Brítez, 2004, pp. 177). Esto se conecta asimismo con las prácticas excluyentes de los CAI y por qué no, también entre las propias carreras en sociología de distintas universidades, que van desde el no reconocimiento de títulos de una hacia otras, a la menor puntuación de sus títulos en llamados a concursos por una casa de estudios en cuestión, al no poder desarrollar cursos de postgrado sino se sigue la secuencia de la continuidad de la carrera dentro de la misma universidad. Y/o, al desconocimiento del otro, no citando sus obras, ni referenciando siquiera su existencia, amén de no facilitar informaciones o datos que puedan comprometer, cuestionar o debilitar su imagen en el medio.

“El acceso del amigo a un cargo político implica el fortalecimiento de un esquema de relaciones privilegiadas. Incluso esta situación se da en los casos de empresas que exigen para su funcionamiento un esquema altamente diferenciado. La amistad incide de tal forma, que probablemente constituya uno de los mecanismos claves de relacionamiento en la sociedad paraguaya. El amigo, “che socio-socioite”, tiene como obligación imprescindible facilitar las cosas, aun cuando pueda tener dificultades para corresponder al pedido; en cierta medida esa es una obligación mínima…. El esquema de relacionamiento da origen a un sistema de valores peculiares que tiene una efectividad positiva en cuanto a la solidaridad en el plano social, pero que, trasladado al plano político, en relación al funcionamiento del Estado, genera una situación negativa de discriminación. En otras palabras, desde un punto de vista ético, lo que es bueno en el plano de las relaciones sociales no necesariamente es bueno para el buen gobierno.” (Morínigo, 2005, pp. 154-155)

Esto es aplicable al campo académico, al desarrollo de las ciencias sociales, y a la conformación de una comunidad académica, lo que es bueno para los allegados, sea cual fuere la dimensión del intercambio sobre la que se desarrolla la relación, es extremadamente nocivo para el devenir en las relaciones institucionales-asociacionales que hacen al quehacer científico. ¿Cómo se puede constituir una comunidad científica discriminando? Las relaciones que se sustentan en el ore y su ética correspondiente, constituyen el fundamento de una praxis que favorece la discriminación para el caso, académica. Que implica acceso y manejo de recursos diversos de manera discrecional y diferencial. Privilegiando a algunos, beneficiándolos, y al mismo tiempo cerrándoles las puertas a los que no pertenecen a dicho entorno ore.

“La hipótesis que planteamos es que al pasar de una praxis fundada en relaciones personales y en una ética ore, el Estado no puede alcanzar sus fines, porque quienes lo controlan trasladan al plano político del funcionamiento del Estado no ya la praxis del ore, sino del orekuete, es decir, la radicalización de los intereses grupales por encima de los intereses colectivos. De esta forma la ética del ore, que tiene rasgos positivos en el plano de la vida social, se convierte en un referente clave de una representación ideológica, por el cual el Estado pasa a ser considerado como un instrumento al servicio de los intereses particulares. El Estado es para los y las parientes, los/as amigos/as, los y las correligionarios/as.” (Morínigo, 2005, p. 158)

Interesa aquí dejar en abierto la problematización primero de reconocer el problema, y segundo, de dialogar acerca de cómo superarlo. Para acumular experiencias, y producir saltos cualitativos en el desarrollo y producción de las ciencias sociales en el país, se piensa como necesario el superar la miopía y mezquindad de la autorreferencia de la supremacía tribal-clánica. Vivencia existencial del relacionamiento, vínculo personal, lealtades personales, difíciles de conciliar con la institucionalidad sistemática de la producción científica.

“La ética del ore y su radicalización, el orekuete, corresponden a una moral típica de sociedades pequeñas, en las que se otorga mucho más importancia a las relaciones interpersonales, lo que implica que el sujeto, frente a una situación en la que debe hacer prevalecer una norma abstracta más allá de la persona, no decide en función de la norma sino de las personas. Si está unido a ella por una relación personal, privilegia esa relación…. la evaluación de la buena conducción opera en función al grado de lealtad hacia las personas involucradas en la relación.” (Morínigo y Brítez, 2004, pp. 176-177)

La práctica del orekuete como matriz de la discriminación va más allá de ‘la política’, y es aplicable a todos los ámbitos en la que la misma se ejerza como relación de poder. Se comparte con Morínigo, que el concepto objetivo y ético de relacionamiento comunitario del ore -nosotros excluyente-, en sí mismo no conlleva ninguna implicancia negativa en este ámbito, privado, afectivo, donde media la solidaridad y la reciprocidad. Sin embargo, deberían de criticarse, superando también en este tipo de relacionamientos comunitarios excluyentes, cualquier tipo de producción-reproducción de dependencias jerárquicas, en definitiva de dominación-sumisión. Solidaridad que demanda sumisión o reciprocidad con obediencia (lealtad), lo único que hace es generar otro tipo de pobreza, la de una cultura autoritaria33. Lo excluyente aquí -solamente nosotros-, es más una identidad-reconocimiento para la resistencia que para la discriminación tanto hacia adentro, como hacia afuera. Pero, cuando esta se transforma en un ore -única y exclusivamente nosotros- impidiendo en otro plano ya no restringido a su valle o comunidad, acciones que contemplen un ‘todos nosotros’:

“Pero, en donde la cuestión se altera sustancialmente es cuando, con ese tipo de relaciones personales y en base a la ética ore, se organizan y distribuyen roles y posiciones, en que la autoridad toma decisiones y ejerce poder en nombre del Estado y en función, teóricamente, a lo que prescribe la ley.” (2005, p. 158)

En nombre de… y en función a lo que prescribe la ley, puede cambiar la variable o atributo, cambiando su valor, pudiendo ser dentro de cualquier espacio social institucional, como el universitario o el de los CAI, ambos en el académico o de la producción de conocimientos en ciencias sociales. En el decir de Cueva (Apud Marini y Santos, 1999, p. 666), “A medida que los grandes espacios se cierran, los miniespacios tienen que abrirse…”, esto vinculado tanto con la privatización de lo público, como de los grandes espacios institucionalizados académicos, las universidades. Contexto propicio para el desarrollo del aldeismo tribal de los CAI asociado con los ores, y mismo al interior de la propia vida universitaria y entre las mismas. En ese sentido, el estudio de Brunner y Barrios (1987, p. 73) arriman su aporte para la comprensión de la práctica del orekuete desde la institucionalidad particular de los CAI:

“El campo de la sociología…, tomado como empresa institucional e intelectual, aparece pues a la manera de “una convivencia entre interlocutores que no se reconocen como tales” trabajando en “ámbitos semiprivados”, al decir de Delich, y como circuitos organizados sobre bases institucionales diferenciadas, segmentos que no se cruzan y se ignoran mutuamente, al decir de Silvia Sigal. Es decir, como un campo débilmente institucionalizado producto de la falta de un eje articulador (la universidad), de la dispersión de los intereses corporativos que nunca llegan a constituirse como tales…”

En la misma línea argumentativa, asociando la práctica del orekuete con el reconocimiento, considerando las ‘comunicaciones’ como indicadores de la producción de los centros, Brunner y Barrios (1987, p. 93) dirán:

“El reconocimiento de estas comunicaciones por los demás miembros de la comunidad puede tomar la forma de respuestas privadas..., que para nuestros efectos son intrascendentes, o la forma de respuestas competentes y públicas. O sea, emitidas por un interlocutor válido (un par o por lo menos, un miembro de la misma comunidad de referencia)… Habitualmente este tipo de reconocimiento… toma la forma de comentarios escritos, citas, confrontaciones “adversarias”, asociación en un espacio de debate, aceptación de una influencia, uso reconocido de los conocimientos de los conocimientos producidos o debatidos por el otro, etc. Esta forma de reconocimiento puede tener un alcance local, nacional, regional o internacional.”

Esta es una clave importante para entender la práctica del orekuete para el caso paraguayo entre los centros de investigación privados, la falta o ausencia de reconocimiento del otro, lo cual, impide, tal como se sostiene, cualquier posibilidad de desarrollar una comunidad científica en ciencias sociales.

 

Concluyendo

La fragmentación de espacios institucionales que producen sobre la temática social desde una perspectiva académica, aunada con la débil institucionalización normativa al interior de las mismas, aumentan más aún las posibilidades de extensión y potenciación de estas prácticas tipo orekuete.

La exigencia de su superación presupone el desarrollo de una historia diferente, con espacios organizacionales con instituciones públicas y privadas donde no solo se instauren relaciones de tipo asociacionales, sino que se rijan efectivamente en su organización, por prácticas institucionales sistemáticas: concursos, acceso a bases de datos, posibilidad de publicaciones, becas, acceso a financiamientos, y vínculos laborales formales.

Sino, la pulverización en islas institucionales y de producción de conocimiento de lo social seguirá reinando, con dueños particulares de la verdad, expresando sectarismos de todos los colores, llevando la competencia legítima por los recursos escasos a una relación de poder desigual de subordinación-excluyente siempre del tipo valle-llanura. Posibilitando la visibilidad-reconocimiento de los vínculos endogámicos hacia el interior de cada grupo, clan, tribu, ore. Que sólo acaban reproduciendo y profundizando más aún la misma lógica, esquema de relacionamiento que se critica en los otros pero no en nos (otros).

Tal vez, el reconocimiento de esta constancia y de su gobierno, recuerde que objetivamente se puede propiciar el cambio de las condiciones para su superación. Campo débilmente institucionalizado, interlocutores que ni siquiera se reconocen o se ignoran, centros diseminados desconectadamente, cada cual en su esquizofrenia institucional mirándose su propio ombligo según sus respectivas autonomías como burbujas sin ton ni son. Y como contracara, otra constante, la ausencia de una universidad aglutinadora que posibilite la integración de la comunidad de profesionales, mostrando su cara más individualista, ‘semiprivada’, de la orfandad de las ciencias sociales como totalidad.

 


1El Programa Nacional de Incentivo a los Investigadores (PRONII), es una iniciativa impulsada por el CONACYT, durante el año 2011, con el objetivo de fomentar la carrera del investigador en el Paraguay, mediante su categorización, evaluación y producción científica y tecnológica, así como a través del otorgamiento de incentivos económicos. CONACYT, 2012. Sitio web oficial: http://www.conacyt.gov.py/node/16

2 Indicadores del Programa Nacional de Incentivo a Investigadores - PRONII - Año 2011. Como se  señala en el documento de CONACYT (2013) “Estadísticas e Indicadores de Ciencia y Tecnología de Paraguay”, la convocatoria para la categorización de los Investigadores, a través del Programa Nacional de Incentivos a Investigadores, se realizó en el año 2011, y durante el año 2012 no se realizó ninguna convocatoria, por lo cual se aclara que los datos de registros del PRONII corresponden al año 2011. Si bien hubo una nueva convocatoria a mediados del año 2013 -Listado Preliminar de Investigadores Categorizados del PRONII. Convocatoria 2013: http://www.conacyt.gov.py/sites/default/files/pronii_2013_0.pdf-, recién con resultados provisorios a julio de 2014. Igualmente, el resultado no variará en lo sustancial a los objetivos delineados, pues la meta  ha sido cotejar la debilidad institucional respecto a la investigación y sus productos, lo cual queda suficientemente probado, cuanti y cualitativamente. Pocos sociólogos y actividad estrictu sensu, así mismo instituciones universitarias y CAI, que se dediquen a la investigación dentro del área disciplinar específica. Construir las condiciones de su desarrollo, es el desafío, fundamentalmente desde una discontinuidad en la política de las universidades, particularmente públicas.

3 Comisión Técnica de Área - Ciencias Sociales y Humanísticas. Criterios de Evaluación (http://www.conacyt.gov.py/sites/default/files/pronii_ciencias_sociales_humanisticas.pdf)

4 Acceso:  http://cv.conacyt.gov.py/postulados_pronii_areas.php?area=5

5 El Currículum Vitae on line de Paraguay (CVPy), es un software para el ingreso del Currículum Vitae de investigadores, que es administrado por el CONACYT, y constituye un instrumento de todo el Sistema Nacional de Investigadores del Paraguay, y como tal su uso es compartido mediante acuerdos de cooperación, con las instituciones que manejen fondos competitivos para financiamiento de actividades en Ciencia, Tecnología e Innovación (CONACYT, sitio web institucional: http://cv.conacyt.gov.py/user).

6 Fuentes: CONACYT, 2012; 2013, p. 50. Y, sitio web institucional: http://www.conacyt.gov.py/pronii

7 Ver en: http://www.conacyt.gov.py/pronii/listado-preliminar-categorizados-2013

8 Fuente: CONACYT, 2013, p. 95.

9 Fuente: CONACYT, 2013, p. 39.

10 La versión original de su creador Hans Reichenbach (1938) puede leerse en: Experience and Prediction. An Analysis of the foundations and the structure of knowledge. Disponible en: http://www.ecured.cu/index.php/Hans_Reichenbach

11 En el decir de Follari (1998; 2000).

12 Dadas sus propias palabras, casi a modo de declaración desde el inicio de uno de sus libros, donde deja claro que dará preferencia casi exclusiva a las cuestiones que tienen que ver con el contexto de justificación. Lo que lo coloca dentro de uno de los bandos en pugna, poniendo en riesgo la ‘objetividad’ de su propio libro, al redactarlo desde la perspectiva sesgo de la orientación internalista, continuista, logicista y positivista. Puede verse al respecto, su obra ya referenciada de 1994, p. 30.

13 En idioma guaraní: nosotros excluyente.

14 Expresión que en idioma guaraní significa: Única y exclusivamente nosotros.

15Más adelante se profundiza este aspecto interesante y compartido con Morínigo, sobre la ‘institucionalización no formal’ de este tipo de relaciones dentro de las mismas. No son, y como antes fundamentado, relaciones institucionales, que serían las asociacionales, racionales de acuerdo a fines, procedimientos tipificados, impersonales, y por tanto, no deben confundirse con ellas, a pesar de usar la misma palabra no es el mismo concepto, haciendo que en la práctica lo aparente y visible formal institucional esté gobernado por pautas comunitarias del tipo ore.

16 Expresión que en idioma guaraní significa: solamente nosotros.

17 Expresión que en idioma guaraní significa: todos nosotros.

18 Constituyendo el presente papel de trabajo uno de los resultados procesuales de una subrutina de un proyecto más amplio y en abierto dentro de una línea de investigación sobre “Docencia e Investigación en Historia Sociológica de la Sociología en Paraguay”.

19 De Georg Simmel: “Ensayos sobre las formas de socialización. 2 Volúmenes. Ed. Espasa-Calpe. 1939, Buenos Aires - Argentina.

20 En idioma guaraní, ellos, en tensión con el nosotros excluyente.

21 Publicado originalmente en el texto: “El hombre paraguayo en su cultura” (1986). Conferencia Episcopal Paraguaya. Equipo Nacional de Pastoral Social. Cuadernos de Pastoral Social N°7. Asunción - Paraguay.

22 Es decir, la lógica, estrategia y práctica orekuete permanece inalterable y se viabiliza a través de canales de relacionamientos estables de tipo comunitarios, vínculos afectivos personales que definen el carácter de projimidad, la distancia, espacio, y número de la exclusión.

23 Morínigo, José N. y Brítez, Edwin. (2004) La construcción de la opinión pública en el Paraguay. Ediciones PROMUR / GES. Asunción - Paraguay.

24 En idioma guaraní: es el uso arbitrario de la fuerza, que busca la sumisión del otro, fuera de toda norma legal sin tener un ámbito restringido de acción (Morínigo, 1995).

25 En idioma guaraní: relación de parentesco donde el que tiene una posición de privilegio sea económica o política debe obrar favoreciendo a sus parientes (Morínigo, 1986, apud Caballero y Céspedes 1998/2001).

26 Expresión nacional que designa la relación política sobre bases prebendarias, donde predomina además el sentido de lealtad y adhesión afectiva ((Morínigo, 1986, apud Caballero y Céspedes 1998/2001).

27 En idioma guaraní, expresión que significa: negación pasiva en el cumplimiento de un mandato, se niega en silencio y asume una actitud de supuesto desconocimiento de la situación en que se está involucrado/a (Morínigo, 1986, apud Caballero y Céspedes 1998/2001).

28 En idioma guaraní, relación de apoyo en momentos difíciles, cuya práctica efectiviza los lazos afectivos (Morínigo, 1986, apud Caballero y Céspedes 1998/2001).

29 Relación de reciprocidad, predisponiendo al sujeto a aceptar un mandato, como muestra de agradecimiento y de devolución de un favor (Morínigo, 1986, apud Caballero y Céspedes 1998/2001).

30 Resistencia a la prepotencia pero de forma pasiva, aferrándose a aquello que ocasiona la acción represiva (Morínigo, 1986, apud Caballero y Céspedes 1998/2001).

31 Morínigo, 1986, pp. 54-55; y, 2004, pp. 174-175; p. 177.

32 ABC Color Diario, edición digital. 23 de Mayo de 2014. Zacarías parafrasea a Stroessner. Por Tereza Fretes, corresponsal. Según la citada corresponsal: “La frase mencionada fue muy utilizada por los dictadores de la región. Algunos historiadores aseguran que la frase que repetía Alfredo Stroessner durante su dictadura era: "A los amigos todo, a los enemigos palo y a los indiferentes la ley".

33 “La pobreza de la anarquía autoritaria. Rastros socio-antropológicos del zoon politikon”. Por Javier Numan Caballero Merlo, en Revista electrónica el@tina de estudios latinoamericanos (en línea), Vol. 10, nº 39, Buenos Aires, abril-junio de 2011, pp. 35-54. En http://iealc.sociales.uba.ar/publicaciones/e-latina/. Allí destacaba que: “Deviniendo en una cultura (autoritaria) que a su vez es su soporte. Sistematización producto del régimen stronista, pero que, como relaciones sociales -predominantemente comunitarias, le anteceden, y que, asimismo se extienden objetivamente más allá de su vigencia. Garantizando la reproducción legítima de la pobreza económica -explotación (con resignación), la pobreza política -dominación (con estoicismo), y una pobreza socio-cultural (con anarquía autoritaria).” No se incursiona aquí por espacio, y por constituir otra línea de trabajo complementaria en la relación del paraguayo con las normas -‘antinominianismo o su caparazón antireglas’- y la imagen de su ser como esencia “zoon anarchos” como se sugiere entre otras referencias en el creativo papel de Alejandro Morra (s/f), titulado: “Una radiografía a la esencia del paraguayo… (desde la carne)." Más bien tomamos la vinculación de la resistencia a la institucionalidad normativa y moderna dentro de un contexto donde, como visto con Morínigo, ha primado históricamente lo primario como mecanismos de socialización comunitaria rural, con las prácticas de tipo ore. Estas sí, por constituir en su expresión excluyente de orekuete, estrategias de aislamiento y separación entre cientistas sociales pertenecientes o vinculados laboralmente a diversas instituciones: universidades y centros.

 

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*Autor Correspondiente:Javier Numan Caballero Merlo. Sociólogo por la UDELAR (Montevideo - Uruguay). Máster por la UFRGS (Porto Alegre - Brasil) y, candidato a Dr. por el Programa de Doctorado en Ciencias Sociales de la UNAM (Posadas - Argentina). Investigador Categorizado PRONII - CONACYT, Docente Investigador por la Universidad Autónoma de Asunción (UAA), Departamento de Postgrado e Investigación. Docente universitario de grado y posgrado en la UCA, UNA y UNE, profesor visitante en la UNAM Argentina, autor de diversos libros sobre la materia y artículos en revistas especializadas nacionales y extranjeras.
E-mail para contacto: javiernuman18@hotmail.com.
Fecha de recepción: abril 2016; Fecha de aceptación: mayo 2016

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