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Cirugía paraguaya

On-line version ISSN 2307-0420

Rev. Cir. Parag. vol.38 no.2 Asunción Dec. 2014

 

Artículo Original

MANEJO DE las ÚLCERAS PÉPTICAS PERFORADAS . AÑOS 2005 a 2013

MANAGEMENT OF ULCERS PEPTIC PERFORATED . YEARS 2005-2013

Nelson Martinez2, Javier Tadeo Barrios Villalba1, Ismael Zelada Álvarez1, Eduardo González Miltos1, Rodrigo Fabián Pérez Ortega1, Rodrigo Pederzoli1

 

 


RESUMEN

La perforación de úlceras pépticas se presenta del 1 al 6% de los pacientes ulcerosos, infrecuente, pero representa una complicación grave con morbi-mortalidad elevada.

Objetivo: Determinar la frecuencia de úlcera péptica perforada (UPP) en los abdómenes agudos, factores predisponentes, tratamiento, morbilidad y mortalidad.

Pacientes y método: Trabajo descriptivo, retrospectivo, observacional de pacientes que consultaron en urgencias, con diagnóstico de UPP en la IICCQ; marzo-2005 a diciembre-2013.

Resultados: Ingresaron 308 pacientes con abdomen agudo quirúrgico, 30 (9,7%) con diagnóstico de UPP; 27 varones y 3 mujeres, edad promedio 54 (26-82 años). Tiempo de evolución en promedio de 14hs (4-72hs). Los síntomas predominantes fueron: dolor abdominal, náuseas y vómitos. Factores predisponentes: consumo de AINES, etilismo y tabaquismo. El diagnóstico se realizó por clínica, radiografía de tórax (neumoperitoneo) y en algunos casos de manera intraoperatoria. El tratamiento quirúrgico consistió en sutura primaria y epiploplastia en 27 casos; 2 casos, antrectomía y gastro-yeyunoanastomosis en Y de Roux y 1 caso, resección en cuña de la úlcera y sutura primaria. La localización de la úlcera fue: 13 casos en región prepilórica; 7 en antro; 4 en píloro; 3 en primera porción duodenal y 3 en cuerpo gástrico. El tamaño de la misma fue entre 0,5-4 cm de diámetro. Complicaciones registradas: 3 casos de atelectasia; 3 de neumonía intrahospitalaria; 3 de infección de herida operatoria, 1 de inestabilidad hemodinámica; 1 laceración hepática; 2 evisceraciones; 1 fístula enterocutánea y 2 de infección de vías urinarias. La mortalidad fue de 6,6%, (2 casos); uno por sepsis de origen abdominal y otro por hemorragia digestiva alta masiva.

La UPP corresponde a un cuadro grave. El tratamiento quirúrgico es la terapia de elección para el episodio agudo. A pesar de la gravedad, no registramos mortalidad elevada con respecto a otras series.

Palabras Claves: úlcera péptica, úlcera perforada .

 


ABSTRACT

Perforation of peptic ulcers occurs from 1 to 6% of the ulcer, rarely, but represents a serious complication with high morbidity and mortality.

Objective: To determine the frequency of perforated peptic ulcer (PPU) in acute abdomens, predisposing factors, treatment, morbidity and mortality.

Patients and Methods: Research descriptive, retrospective and observational, at the emergency room with patients diagnosed with UPP in IICCQ; Mar-2005 to December-2013.

Results: 308 patients were admitted with acute abdomen, 30 (9.7%) diagnosed with UPP; 27 men and 3 women, mean age 54 (26-82 years). Time evolution of average 14hs (4-72hs). The predominant symptoms were abdominal pain, nausea and vomiting. Predisposing factors: NSAID, alcohol consumption and smoking. The diagnosis was made by clinical, chest radiography (pneumoperitoneum) and in some cases intraoperatively. Surgical treatment consisted of primary suture and epiploplasty in 27 cases; 2 cases, gastro-yeyunoanastomosis antrectomy and Roux-Y and 1 case, wedge resection of the ulcer and primary suture. The location of the ulcer was: 13 cases in prepyloric region; 7 in the antrum; 4 in pylorus; 3 in the first duodenal portion and 3 in the gastric body. Same size was between 0.5-4 cm in diameter. Complications recorded 3 cases of atelectasis; 3 of nosocomial pneumonia; 3 of wound infection, 1 of hemodynamic instability; 1 liver laceration; 2 evisceration; 1 enterocutaneous fistula and 2 urinary tract infection. The mortality was 6.6% (2 cases); one abdominal sepsis and another massive upper gastrointestinal bleeding.

The UPP is for a severe case. Surgical treatment is the therapy of choice for acute episode. Despite the seriousness, not checking high mortality compared with other series.

Key words: Peptic ulcer, perforated ulcer.

 


INTRODUCCIÓN

La perforación de una úlcera péptica se presenta en 1 a 6% de los pacientes ulcerosos durante el curso de su enfermedad1 y a pesar de la tendencia hacia la disminución de la enfermedad ulcerosa en los últimos años, esta complicación se ha mantenido constante2. Constituye siempre una entidad grave, que no está exenta de mortalidad, siendo esta secundaria al fenómeno séptico en la mayoría de los enfermos3.

El diagnóstico clínico precoz habitualmente es favorecido por la experiencia del grupo quirúrgico tratante y para lo cual, las radiografías de tórax o abdomen simple en posición de pie mantienen su plena vigencia1.

La terapia de elección es la cirugía4. Sin embargo, el tratamiento médico ha sido utilizado en algunos casos seleccionados1,5,6.

Pese a la importante reducción experimentada en los últimos años en la incidencia de la úlcera gastroduodenal y la perforación como parte de las complicaciones, continúa siendo un problema complejo para el cirujano su tratamiento y evolución posoperatoria una vez recurrido al tratamiento quirúrgico.

Este trabajo, de manera general se propone caracterizar a los pacientes atendidos por úlcera gastroduodenal perforada en el Servicio de Urgencias del “Hospital de Clínicas” y específicamente, según variables sociobiológicas, identificar las localizaciones más frecuentes de la úlcera péptica perforada, determinar los principales hábitos tóxicos presentes, los procederes quirúrgicos empleados y las principales complicaciones desarrolladas durante el periodo posoperatorio.

 

PACIENTES Y MÉTODOS

Se realizó un estudio observacional, descriptivo, retrospectivo, mediante la revisión de historias clínicas de 30 pacientes atendidos en el Servicio de Urgencias del Hospital de Clínicas de San Lorenzo con diagnóstico de abdomen agudo quirúrgico, a quienes se les efectuó intervención quirúrgica de carácter urgente por UPP, durante el periodo comprendido entre marzo de 2005 a diciembre de 2013.

En cada paciente se contemplaron las variables sociobiológicas, el cuadro clínico y su tiempo de evolución, los antecedentes mórbidos, los hallazgos imagenológicos, el tratamiento quirúrgico aplicado, la descripción de la localización de la úlcera, el tamaño de la misma, las complicaciones postoperatorias observadas y la mortalidad de la patología.

Se consideró como complicación asociada a la cirugía a aquella que se produjo durante el periodo de internación postoperatorio hasta el alta o en su defecto hasta el deceso.

 

RESULTADOS

Ingresaron 308 pacientes con diagnóstico de abdomen agudo quirúrgico, 30 (9,7%) con diagnóstico de UPP. Las edades de los pacientes estuvieron comprendidas entre 26 y 82 años, edad promedio 54 años (DE±12) De los pacientes que representan la serie de interés con diagnóstico de UPP, predominó el sexo masculino, en número de 27 (90%).

El tiempo de evolución en promedio desde el inicio de los síntomas que motivaron la consulta en el Servicio de Urgencias representó en promedio 14hs, con un rango de 4 a 72hs.

Los síntomas predominantes al ingreso al hospital fueron: dolor abdominal de inicio súbito en el 100% (30) de los casos, además de náuseas en 28 casos (93%) y vómitos en 20 casos (66%).

Como factores predisponentes encontramos: consumo de AINES en 18 (60%), etilismo en 8 (26%) y tabaquismo en 4 (13%).

El diagnóstico se realizó por la clínica sugerente de abdomen agudo quirúrgico en toda la serie; además, sesolicitó radiografía de tórax en 16 pacientes (53%) en donde se observó el Signo de Popper (la presencia de un segmento radiolúcido entre las opacidad hepática y el diafragma, correspondiente a neumoperitoneo). En los otros enfermos no se realizó estudio imagenológico previo y se operaron con el diagnóstico preoperatorio de abdomen agudo, filiándose la etiología en el intraoperatorio.

El tratamiento quirúrgico consistió en sutura primaria y epiploplastia en 27 casos (90%); en 2 casos (6%), se realizó antrectomía y gastro-yeyunoanastomosis en Y de Roux, por presentarse la úlcera de manera concomitante con una hemorragia digestiva en el asiento de la misma, y en 1 caso (3%), se realizó la resección en cuña de la úlcera y la sutura primaria por el tamaño que presentaba la misma (4 cm de diámetro) y los bordes indurados.

La localización de la úlcera fue: 27 casos en estómago (90%) y 3 casos en duodeno (10%). Del total de la serie, 13 casos (43%) se presentaron específicamente en región prepilórica; 7 casos (23%) en antro; 4 casos (13%) en píloro; 3 casos (10%) en primera porción duodenal y 3 casos (10%) en cuerpo gástrico.

El tamaño consignado de las úlceras osciló entre 0,5 a 4 cm de diámetro.

Como complicaciones registradas se presentaron: 3 casos de atelectasia; 3 casos de neumonía intrahospitalaria; 3 casos de infección de herida operatoria; 1 caso de inestabilidad hemodinámica por shock hipovolémico asociado a hemorragia digestiva alta masiva; 1 caso de laceración hepática producto del desgarro accidental de la cápsula del hígado durante el lavado abdominal manual; 2 casos de evisceraciones; 1 caso de fístula enterocutánea y 2 casos de infección de vías urinarias. La mortalidad fue de 6,6%, (2 casos); un caso por sepsis de origen abdominal, en el paciente que presentó fístula enterocutánea, enél se había realizado sutura primaria y epiploplastia; el otro caso representa el paciente que evolucionó con inestabilidad hemodinámica y shock hipovolémico por hemorragia digestiva alta masiva, posterior a antrectomía y gastroyeyunoanastomosis en Y de Roux.

Los pacientes tuvieron una estadía hospitalaria en promedio de 12 (7-47) días.

 

DISCUSIÓN

Aunque en la última década se ha observado una disminución de la patología ulcerosa7-9, la perforación de una úlcera péptica se mantiene como una complicación vigente10. Nogueira y cols.11 describen 210 pacientes en 10 años, Irvin12 284 pacientes en 6 años y Lee y cols.13 436 pacientes en 9 años.

La presentación de esta patología se ha mostrado en aumento en los últimos años en nuestro servicio de urgencias; con respecto a nuestra serie, desde el año 2005 hasta el año 2010, fueron atendidos 9 pacientes, el resto de los pacientes que totalizan nuestro estudio, es decir 21 pacientes (n=30), acudieron entre el año 2010 y el año 2013. Una explicación a lo anterior podría ser la mudanza del Servicio de Urgencias de nuestra institución, realizada en el año 2011, desde su antiguo sitio en la ciudad de Asunción a su nueva ubicación en la ciudad de San Lorenzo, hecho que lo sitúa en un lugar estratégico para la admisión de un mayor volumen de pacientes.

La relación hombre/mujer observada actualmente es de 21:1, cifra muy superior a la descrita a comienzos de la década de los 80›, en que fue de 8,6:1 7, esta última proporción es la que más se ajusta a nuestra serie, en donde se observa una relación de 3:1. La edad promedio de presentación de esta enfermedad es alrededor de los 50 años13, lo que también se observa actualmente y en nuestros hallazgos y es levemente superior a lo advertido antes7.

Un importante número de pacientes presentan dolor epigástrico de tipo urente, previo a la perforación ulcerosa, pero no tienen el diagnóstico preciso de úlcera péptica1,7. Esta situación fue difícil de cotejar en nuestra serie, en donde solo constatamos datos de dolor epigástrico en el episodio agudo- Habitualmente, el diagnóstico clínico de una úlcera perforada, se apoya en una radiografía de tórax de pie, porque facilita la visualización del neumoperitoneo y tendría mejor rendimiento que la de abdomen simple1. Este, sin embargo es de 65 a 75%16, por lo que la ausencia de algún hallazgo en la radiografía, no descarta esta enfermedad. En esta última serie la radiografía de tórax se realizó en 16 pacientes y en todos fue útil, ya que mostró la presencia de neumoperitoneo. Los otros enfermos se operaron con el diagnóstico de abdomen agudo y el diagnóstico se realizó durante la cirugía. La utilización de la endoscopia digestiva alta, que de manera eventual se podría llegar a indicar como estudio inicial de una úlcera perforada no se recomienda porque el insuflar aire puede alterar la evolución clínica; no constatamos casos similares. La asociación entre una perforación de una ulcera péptica y una hemorragia digestiva alta es poco frecuente y aumenta la morbimortalidad17. En nuestra serie se presentó un caso con ambas comorbilidades asociadas y derivó en el deceso del paciente debido a shock hipovolémico. Llama la atención la asociación entre el consumo de alcohol y la complicación de una úlcera péptica con perforación en algunos pacientes. Esta asociación que ya ha sido descrita, no está totalmente demostrada18.

El tratamiento siempre debe ser quirúrgico1, a menos que exista alguna condición especial que lo contraindique. En estos casos seleccionados, el tratamiento médico se ha utilizado asociado a terapias muy bien protocolizadas, que permiten en cualquier momento acceder a una cirugía1. Todos los enfermos de esta serie fueron operados. Como en todo cuadro de abdomen agudo la cirugía precoz mejoraría el pronóstico, pero en algunos enfermos se debe realizar una preparación preoperatoria en una unidad que suministre el apoyo hemodinámico necesario1.

Durante la cirugía se advirtió que la mayoría de las úlceras se ubicaron en el estómago, a diferencia de lo observado en otros estudios7 y de lo señalado por otros autores1.

La relación de 9:1 entre una úlcera gástrica y una duodenal, es diferente a lo manifestado por Korn1, quién señala una mayor frecuencia de úlceras duodenales. Sin embargo sólo 3 enfermos presentaron una úlcera claramente gástrica, el resto de ellos tenía una lesión en la zona pilorodudenal, por lo que también podría existir un error al momento de describir la ubicación de la ulcera secundario al edema del cuadro agudo, permitiendo el aumento de las úlceras gástricas, debido a una errónea identificación topográfica, como ya se ha descrito en la literatura7.

En la actualidad, el objetivo del tratamiento de la perforación de una úlcera péptica ha cambiado. Hace 20 años, casi tan importante como la urgencia era el tratamiento definitivo19.

Actualmente el uso de inhibidores H2 o de la bomba de protones y la erradicación del Helicobacter pylori han permitido disminuir la necesidad de una cirugía definitiva y por lo tanto la morbilidad y mortalidad de la cirugía de urgencia al evitar el tratamiento resectivo1.

El tratamiento debe ser el cierre de la úlcera, que se puede facilitar con el uso de un parche de epiplón20. La resección de la úlcera gástrica1, puede aumentar la morbimortalidad del procedimiento, deformar el estómago y no ser útil para el estudio anatomopatológico por estar alterado el tejido, por el proceso inflamatorio. Por lo anterior, sería importante realizar un seguimiento endoscópico de los pacientes al alta. En esa oportunidad además se debe realizar la biopsia respectiva. Cuando la úlcera compromete al duodeno no hay controversia en no resecar algún segmento duodenal porque el cáncer de duodeno es de baja frecuencia.

Además del tratamiento antes señalado debe ser erradicado el Helicobacter pylori, porque su presencia se asocia en un 92% a la úlcera duodenal y en un 70% a la úlcera gástrica1. El 30% restante de las úlceras gástricas se asocian al uso de antiinflamatorios no esteroidales1, por lo que deben ser suspendidos. Por tanto, consideramos importante iniciar el tratamiento erradicador del Helicobacter pylori en los pacientes post operados de una úlcera gástrica perforada, así como también sugerir la suspensión de toda medicación gastrolesiva, a fin de combatir la verdadera etiología del problema. Esta conducta aún no ha sido instaurada en nuestro servicio.

El porcentaje de complicaciones de esta serie es levemente menor a lo observado en otros estudios7, y a lo señalado por Gunshefski y cols.21 y son fundamentalmente de tipo infecciosas, ya sea de foco respiratorio o relacionado a las heridas quirúrgicas.

Destaca que todavía existe mortalidad operatoria asociada a esta enfermedad, que aunque es más baja que lo reportado por otros autores12,21, 2 pacientes en nuestra serie.

La realimentación, como en toda cirugía abdominal, se inició en cada enfermo después de que en la evaluación particular se observara la restitución del tránsito intestinal. Nos podríamos valer en principio de una sonda nasoyeyunal para alimentación y de una sonda nasogástrica al declive.

Todos los pacientes fueron operados vía abierta. La vía laparoscópica realizada por personas entrenadas facilita la recuperación precoz y disminuye las complicaciones derivadas de la laparotomía. Sin embargo, no se asociaría a disminución de complicaciones sépticas intraabdominales.

 

CONCLUSIONES

En resumen, la perforación de una ulcera péptica se mantiene como una complicación grave de la patología ulcerosa, no exenta de morbimortalidad. La edad, forma de presentación clínica y métodos diagnósticos no han mostrado una variación en relación a otros estudios7. El tratamiento quirúrgico es la terapia de elección para el episodio agudo. En esta serie se observa una mayor frecuencia en el sexo masculino y una diferencia en la ubicación de la úlcera .A pesar de la gravedad, no registramos mortalidad elevada con respecto a otras series.

 

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Segunda Cátedra de Clínica Quirúrgica (Iiccq). Hospital de Clínicas. Universidad Nacional de Asunción. San Lorenzo - Paraguay.
1. Médico Residente de la IICCQ del Hospital de Clínicas.
2. Jefe de Guardia de Urgencias de la IICCQ del Hospital de Clínicas.
Contacto: barrios_javi@hotmail.com