INTRODUCCIÓN
El tomate (Solanum lycopersicum L.) es uno de los cultivos hortícolas más demandados tanto a nivel nacional como mundial, razón por la cual se necesita proveer a industrias y consumidores in natura el producto primario en todas las épocas del año, teniendo en cuenta no solamente la cantidad, sino también la calidad de los mismos para satisfacer las exigencias de los mercados cada vez más selectivos.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación FAO (2013a), indica que la producción mundial de tomate estaría en torno a las 164 millones de toneladas, con una superficie sembrada de aproximadamente 4.725.400 ha y un rendimiento medio de 34.700 kg ha-1. La misma fuente menciona que en el Paraguay, en el año 2013, la superficie sembrada de tomate estuvo en torno a las 1.324 ha, con un rendimiento medio de 34.271 kg ha-1 y una producción total de 45.376 t, verificándose un aumento del 0,26% de este último con respecto al año anterior.
Debido a la gran cantidad de problemas fitosanitarios que se presentan a lo largo del ciclo del cultivo, y entre las que se destacan las enfermedades foliares por precisar de hasta 24 aplicaciones de fungicidas para asegurar así la calidad e inocuidad del producto consumido, es necesario el conocimiento del origen y manejo antes, durante y posterior a la cosecha de los frutos (MINAET/MAG/FAO 2010).
Entre una de las principales enfermedades foliares fúngicas del tomate, se encuentra la Septoriosis ocasionada por el hongo Septoria lycopersici, que se caracteriza por presentar síntomas en etapa de almácigo, atacando toda la parte aérea, manifestándose en hojas como manchas circulares, parduscas, algo deprimidas y su centro de color ceniza, también en el tallo las manchas presentan bordes difusos llegando a cubrir totalmente el mismo cuando se hacen confluentes (Ishjijima y Okawara 2002).
Para Sánchez (2001), otra enfermedad considerada de suma importancia por ocasionar pérdidas del 3 al 18% o hasta la pérdida total del cultivo de tomate es la Mancha bacteriana causada por Xanthomonas campestris pv. vesicatoria. La misma se caracteriza por manifestar los síntomas en tallos, hojas jóvenes, pedúnculos y sépalos florales a través de manchas acuosas de coloración parda oscura, angulosas, generalmente con o sin halo amarillento (FAO 2013b).
Las manchas foliares pueden ser controladas a través de la adopción de medidas que actúan tanto sobre patógenos fúngicos como bacterianos. La medida más indicada para controlar estas enfermedades es la utilización de variedades resistentes, sin embargo, cuando éstas no existen, la aplicación de fungicidas protectores o sistémicos o bien la adopción de medidas alternativas como la utilización de extractos vegetales constituye una opción para disminuir los daños provocados por las enfermedades (Bedendo 2011).
La investigación propuesta infiere que la utilización del extracto de Ka’a He’ẽ es una alternativa para reducir la severidad de las enfermedades foliares, además de promover el desarrollo de las plantas mejorando su calidad y por consiguiente la disminución en el uso de productos químicos para su control.
El objetivo de la investigación fue evaluar el efecto del extracto de Ka’a He’ẽ en el control de la Septoriosis y Mancha bacteriana del tomate mediante la cuantificación de la severidad de las enfermedades en las plantas, la determinación del contenido de clorofila, el área foliar, la altura, la longitud radicular, la masa seca de las plantas, el rendimiento y el contenido de sólidos solubles de los frutos de tomate (°Brix).
MATERIALES Y MÉTODOS
La investigación se realizó en invernadero y a campo en el Centro Horti-frutícola perteneciente al Área de Producción Agrícola de la Facultad de Ciencias Agrarias (FCA), Casa Matriz, ubicada en el Campus de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), San Lorenzo-Paraguay. El periodo experimental estuvo comprendido entre los meses de julio y diciembre de 2015. Los materiales vegetales utilizados para la investigación fueron plantas de tomate (Solanum lycopersicumL.) de la variedad “Bright Pearl” de crecimiento indeterminado y el extracto de Ka’a He’ẽ (KH) (Stevia rebaudiana (Bertoni)); proveído por la Empresa Insumos Agropecuarios Ka’a He’ẽ Pirungá de concentración 1:5 (1 kg de hojas en 5 L de agua). El material químico utilizado fue el producto comercial compuesto por Oxicloruro de Cobre 78% más el antibiótico Estreptomicina 2%, de aplicación foliar.
Experimento 1: Promoción de crecimiento de las plantas de tomate tratadas con extracto de Ka’a He’ẽ
El diseño experimental utilizado fue el completamente al azar (DCA), con cinco tratamientos y cuatro repeticiones (Tabla 1), obteniéndose un total de 20 unidades experimentales (UE), constituida por seis macetas conteniendo una planta en cada una.
Para la siembra del tomate se depositaron tres semillas en cada vaso plástico blanco de 500 mL de capacidad, posteriormente, fueron raleadas dejando una planta por vaso. El sustrato estuvo compuesto por arena gorda + arena lavada + humus en proporción 2:1:1 y posteriormente fue esterilizado.
La aplicación de los tratamientos (Tabla 1) se efectuó a los 15, 30 y 45 días después de la emergencia (DDE) de las plantas mediante un atomizador manual.
Fueron evaluados el contenido de clorofila, el área foliar, la altura, la longitud radicular y la masa seca de las plantas.
Contenido de Clorofila (CC) (unidades SPAD): fue realizado mediante un medidor de clorofila (AtLeaf+), se seleccionaron al azar 12 plantas de las unidades experimentales, tres por repetición, en las que fueron marcadas con cintas una hoja de cada estrato (inferior, medio y superior) de la planta. Las evaluaciones fueron realizadas previamente a cada aplicación, y luego de 7 días de la última aplicación de los tratamientos.
Área Foliar (AF) (cm 2 ): fue medida utilizando un medidor de área foliar (AAC-100). Para las mediciones del AF se seleccionaron al azar tres plantas de cada unidad experimental, una por repetición, las que fueron evaluadas antes de cada periodo de aplicación de los tratamientos.
Altura de la Planta (AP) (cm) y Longitud Radicular (LR) (cm): la primera variable fue medida desde el ápice radicular hasta el ápice caulinar, y la segunda variable fue determinada desde la transición de la raíz y el tallo hasta el ápice radicular, ambas utilizando un escalímetro digital. Se utilizaron tres plantas por unidad experimental, una por repetición, las que fueron evaluadas antes de cada periodo de aplicación de los tratamientos.
Masa Seca (MS) (g): se utilizaron 12 plantas de cada unidad experimental, tres por repetición. Cada planta fue colocada en forma individual en bolsas de papel etiquetadas por tratamiento, fueron secadas en estufa a 60°C y 72 h (Páez et al. 2000), y luego pesadas mediante una balanza de precisión. El estudio de esta variable fue realizada a los 7 días posteriores a la última aplicación de los tratamientos.
Experimento 2: Control de la Septoriosis y Mancha bacteriana del tomate tratados con extracto de Ka’a He’ẽ
El diseño experimental utilizado fue el completamente al azar (DCA), con seis tratamientos (Tabla 2) y tres repeticiones, totalizando 18 unidades experimentales, constituidas de 24 plantas en donde las dimensiones fueron de 6 m de largo y 1 m de ancho
La producción de plantines de tomate fue realizada en bandejas de isopor con sustrato comercial estéril. El trasplante al lugar definitivo fue realizado cuando las plantas presentaron de 3 a 5 hojas verdaderas, con un distanciamiento de 1 m entre hileras y 0,5 m entre plantas, considerando 1 hilera en cada extremo de la parcela para evitar el efecto borde.
Los tratamientos fueron aplicados sobre las plantas hasta el punto de escurrimiento a los 21 días después del trasplante (DDT), al inicio de la floración, al 60% de floración y posterior a la primera cosecha, utilizando pulverizadores de tipo mochila.
Identificación de los patógenos
Para la identificación del agente causal de la Septoriosis (Septoria lycopersici) se procedió a colectar hojas con síntomas de la enfermedad descritas como manchas circulares o elípticas con margen marrón oscuro, centro grisáceo, con o sin halo clorótico y puntos negros (picnidios) en el centro de la lesión (Kurozawa y Pavan 2005).
Con la ayuda de un microscopio estereoscópico se observó el cuerpo de fructificación del patógeno, posteriormente se extrajo una muestra para ser observada en el microscopio óptico, y finalmente las estructuras fueron identificadas como picnidios oscuros, globosos, ostiolados, conidióforos cortos, conidios hialinos, estrechamente alargados casi filiformes y multiseptados (Barnett y Hunter 1998).
Asimismo, para la Mancha bacteriana (Xanthomonas campestris pv. vesicatoria) se extrajeron hojas con síntomas de la enfermedad definidas como pequeñas áreas de tejido encharcado, de forma circular o irregular frecuentemente en los bordes y a lo largo de las heridas en las hojas que más adelante necrosan presentando coloración parda de intensidad variable y que cuando se secan poseen un aspecto brillante debido a la exudación bacteriana (Kurozawa y Pavan 2005).
Para su confirmación se procedió a realizar el aislamiento de la bacteria mediante la metodología propuesta por Rezende et al. (2011) y luego se procedió al repique con ayuda de un ansa estéril mediante la técnica del rayado (Lelliott y Stead 1987) en medio de cultivo 523 de Kado y Heskett (1970), posteriormente incubados durante 48 h a una temperatura de 26 ± 1°C. La identificación del género de la bacteria se realizó observando las características de las colonias como el desarrollo de coloración amarilla, mucosas y brillantes típicas de Xanthomonas, concordando con lo descritos por Wulff y Pascholati (2005) y Schaad (2001).
Fueron evaluados la severidad de la Septoriosis y la Mancha bacteriana, el rendimiento y el contenido de sólidos solubles de los frutos del tomate, en donde se utilizaron 10 plantas seleccionadas aleatoriamente, considerando el efecto borde.
La cuantificación de la severidad de las enfermedades se realizó semanalmente una vez iniciado los síntomas en el tratamiento testigo, para lo cual fueron marcadas con cintas una hoja de cada estrato (inferior, medio y superior) de la planta.
Para la evaluación de la Septoriosis se elaboró una escala diagramática basándose en los síntomas de la enfermedad en hojas de tomate (Figura 1). Por otra parte, para la Mancha bacteriana se utilizó la escala propuesta por De Mello et al. (1997).
Los datos obtenidos fueron utilizados para calcular la Intensidad de Daño (ID) mediante la fórmula propuesta por French y Hebert (1980).
Donde:
ID: Intensidad de Daño
n: Número de hojas en cada grado
b: Grado
N: Número de grados utilizados en la escala
T: Número total de hojas evaluadas
La determinación del rendimiento del cultivo se realizó pesando los frutos con la balanza electrónica KERN HDB-N, promediando el peso de los frutos de las plantas previamente marcadas con cintas, para cada tratamiento, desde la primera hasta la última cosecha y los resultados obtenidos fueron promediados y transformados a kg planta-1.
La calidad indicada por los sólidos solubles (°Brix) de los frutos se determinó a través de la selección del primer fruto maduro del segundo racimo de tomate de cada planta marcada, totalizando 10 frutos por unidad experimental. Cada fruto fue lavado con agua, extrayéndose una gota de líquido del mismo, colocándolo en el refractómetro ATAGO MASTER-M, en donde posteriormente fue observada la graduación a luz directa y se promediaron las lecturas.
Los datos de cada variable estudiada fueron sometidos a un Análisis de Varianza (ANAVA). En caso de evidenciarse diferencias significativas se aplicó una prueba de comparación múltiple de medias mediante el Test de Tukey al 5% de probabilidad de error con el software estadístico InfoStat.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Experimento 1: Promoción de crecimiento de las plantas de tomate tratadas con extracto de Ka’a He’ẽ
En la Tabla 3 se observa que hubo diferencias significativas entre los tratamientos para las variables de contenido de clorofila, altura de la planta, longitud radicular y masa seca de las plantas.
Los resultados obtenidos en la evaluación del contenido de clorofila tuvieron valores de 40,0 para el testigo absoluto (TA) y 43,2 para el testigo químico (TQ), no obstante, se observó que las plantas tratadas con el extracto de Ka’a He’ẽ con la dosis baja (BKH), media (MKH) y alta (AKH) presentaron valores de 38,0, 40,5 y 42,8 unidades SPAD, respectivamente, demostrando así que se obtienen mayores valores de contenido de clorofila con la aplicación de dosis crecientes del extracto.
El contenido de clorofila más elevado presentó el TQ con un valor de 43,2 unidades SPAD, difiriendo significativamente con el tratamiento BKH que obtuvo una media de 38,0 unidades SPAD. Estos resultados pueden deberse a que las hojas son responsables por el proceso de fotosíntesis, el cual permite el desarrollo vegetativo y reproductivo de las plantas, así, la ocurrencia de manchas foliares interfiere directamente en este proceso (Bedendo 2011), lo que hace pensar que el TQ fue más eficiente en el control del patógeno, y por ende se observó un mayor contenido de clorofila en las plantas. Debido a los factores causantes de estrés, a la capacidad fotosintética o al estado de desarrollo de la planta, Ustin et al. citados por Casierra et al. (2012) y Carter y Knapp (2001), señalan que el contenido de pigmentos fotosintéticos puede aumentar o disminuir.
Además, existe una enorme variabilidad natural de factores que afectan a la tasa de fotosíntesis, tales como la luz, la temperatura, la humedad del aire, la disponibilidad hídrica, los nutrientes minerales y el dióxido de carbono (Azcón-Bieto et al. 2008).
En la variable área foliar, no se encontraron diferencias significativas entre los tratamientos. Comparando la respuesta a los tratamientos se observaron valores entre 147,8 cm2 y 166,0 cm2.
En el parámetro altura de planta, se observó una mayor altura en el tratamiento BKH con 48,1 cm, estadísticamente diferente a los TQ y AKH, quienes presentaron los menores valores de esta variable con 40,3 y 41,0 cm, respectivamente, sin embargo, no presentó diferencias significativas con los tratamientos TA y MKH, cuyos valores fueron de 43,9 y 44,9 cm, respectivamente. Además, se observó una tendencia a la disminución de la altura de las plantas al aumentar las dosis del extracto de Ka’a He’ẽ, encontrando resultados similares a los de Rivero et al. (2009), quienes determinaron que, al aumentar las dosis del extracto de Aloe vera en el cultivo de tomate, disminuye el crecimiento en altura de las plantas, variando entre 25 y 19 cm para las concentraciones del 6% y 10%, respectivamente.
*Medias seguidas por la misma letra en las columnas no difieren entre sí por el Test de Tukey al 5% de probabilidad de error. *CC: Contenido de Clorofila AF: Área Foliar AP: Altura de Planta LR: Longitud Radicular MS: Masa Seca
Los resultados obtenidos en este experimento verifican incrementos del 9,5% en la altura de las plantas con la utilización del extracto de Ka’a He’ẽ en dosis bajas. Asimismo, Silez y Clementelli (2009), afirman que con la aplicación de 12,5 mL L-1 del extracto de Ka’a He’ẽ en plantas de tomate se obtuvo un aumento del 29,2%.
En la variable longitud radicular al igual que el parámetro altura de planta, se observó un mayor valor en el tratamiento BKH con 26,3 cm, presentando diferencias estadísticas con los tratamientos AKH y TQ, que obtuvieron valores de 18,8 y 19,2 cm, respectivamente, mientas que los tratamientos TA y MKH exhibieron valores de 22,7 y 21,6 cm, sin presentar diferencias estadísticas con el BKH.
Según Martínez (2014), con la aplicación de la mezcla de extractos vegetales de Larrea tridentata, Rosmarinus officinalis, Ruta graveolens y Origanum majorana se obtuvo un incremento del 21,9% en la longitud radicular de las plantas de tomate. Además, Rivero et al. (2009), reportaron que con la aplicación del extracto de Aloe vera al 6% en el cultivo de tomate, aumentó el 13,7% en la misma variable con respecto al testigo.
Al aplicar el extracto de Ka’a He’ẽ en una dosis baja (BKH) en este experimento, se observó el aumento en la altura de planta y longitud radicular, por lo que se comprueba que este tratamiento induce la promoción en el crecimiento de las raíces y de la parte aérea de las plantas de tomate, posiblemente por la rápida disponibilidad de compuestos orgánicos otorgados por el extracto.
Con respecto a la masa seca, se observó un valor similar de 11,5 g planta-1 para los tratamientos TA y TQ, y de 11,6 g planta-1 para el MKH. El valor más alto de masa seca se obtuvo en el tratamiento BKH con 12,2 g planta-1, difiriendo significativamente del AKH, el cual presentó solamente 10,3 g planta-1.
Se puede destacar que el tratamiento BKH fue el que presentó un aumento del 6% en comparación con el TA en donde se registró un valor de 11,5 g planta-1 de masa seca. Por otra parte, los resultados reportados por Chirinos et al. (1999), estudiando la dinámica de acumulación de materia seca del tomate encontraron que a los 45 y 60 DDS en condiciones de campo, la planta acumula 1,92 y 25,03 g planta-1, respectivamente, mientras que, Gandica y Peña (2015), evaluando la materia seca de cuatro cultivares de tomate a los 98 DDT encontraron que el promedio general de las variedades fue de 255,83 g planta-1.
Experimento 2: Control de la Septoriosis y Mancha bacteriana del tomate tratados con extracto de Ka’a He’ẽ
La severidad de la Septoriosis en los diferentes estratos de las plantas para los distintos tratamientos puede ser observada en la Tabla 4.
Analizando los diferentes estratos, la comparación de medias permite detectar que no hubo diferencias significativas en el estrato inferior y superior de las plantas, sin embargo, los mayores porcentajes de intensidad de daño ocasionados por Septoria lycopersici registrados en las plantas de tomate se observaron en el estrato inferior, coincidiendo con lo propuesto por Kurozawa y Pavan (2005), quienes mencionan que las hojas bajeras al estar próximas a la fuente de inóculo que es el suelo son las primeras en ser afectadas, y éstas, una vez enfermas sirven de fuente de inóculo secundario para la diseminación hacia las hojas más nuevas.
*Medias seguidas por la misma letra en las columnas no difieren entre sí por el Test de Tukey al 5% de probabilidad de error. *EI: Estrato Inferior EM: Estrato Medio ES: Estrato Superior
Por otra parte, en el estrato medio se observaron diferencias estadísticas entre los tratamientos, en donde se obtuvieron las severidades más altas en el TA y el AKH con 76,9% y 75,6%, respectivamente. Y con 71,8%, fue el TQ quien presentó una menor severidad.
Estos resultados no coinciden con los obtenidos por Ríos (2015), quien logró una reducción del 25,4% en la severidad del Tizón temprano ocasionada por Alternaria solani en el cultivo de tomate tratadas con la dosis de 50 mL L-1 de Ka’a He’ẽ, y así mismo con los registrados por Acuña y Grabowski (2012), quienes indican que con la utilización del extracto de Ka’a He’ẽ se logró una reducción del 50% en el índice de severidad de las manchas foliares ocasionadas por Dreschlera tritici-repentis y Bipolaris sorokiniana en trigo.
El extracto de Ka’a He’ẽ y su mezcla con producto químico podrían ser una alternativa para el control de la Septoriosis al no observarse diferencias significativas en la severidad de la enfermedad con respecto al TQ.
La severidad de la Mancha bacteriana en los diferentes estratos de las plantas para los distintos tratamientos puede ser observada en la Tabla 5.
*Medias seguidas por la misma letra en las columnas no difieren entre sí por el Test de Tukey al 5% de probabilidad de error. *EI: Estrato Inferior EM: Estrato Medio ES: Estrato Superior
Para la enfermedad Mancha bacteriana, no se observaron diferencias significativas en ninguno de los tres estratos, no obstante, la severidad más elevada se observó en el estrato superior, no concordando con Kurozawa y Pavan (2005), quienes mencionan que las hojas viejas y medias son las más afectadas por la bacteria.
Los resultados pueden deberse a que durante el periodo de evaluación de dicho estrato coincidentemente se registraron las mayores precipitaciones y temperaturas necesarias para el desarrollo óptimo de la enfermedad en ese estrato, ya que según Escalona et al. (2009), la infección de la bacteria Xanthomonas campestris pv. vesicatoria se presenta en condiciones de humedad relativa alta, temperaturas medias entre 20 y 30°C y agua libre sobre el tejido.
En un trabajo realizado por Álvarez y Grabowski (2013), utilizando el extracto de Ka’a He’ẽ para el control de Xanthomonas campestris pv. sesami en sésamo, obtuvieron una reducción del 1,8% comparados con el testigo. Asimismo, Grabowski et al. (2014), con la aplicación del extracto de Ka’a He’ẽ (10 mL L-1) lograron reducir en un 9% la severidad de la Mancha bacteriana del tomate con respecto al testigo absoluto, coincidiendo con los resultados registrados en este trabajo, en el que se logró una reducción del 9,2% en la intensidad de daño de la Mancha bacteriana en el estrato superior de las plantas de tomate con la utilización del tratamiento MKH con respecto al TA.
El rendimiento del cultivo y el contenido de sólidos solubles (°Brix) de los frutos de tomate para los distintos tratamientos pueden ser observados en la Tabla 6.
En el parámetro rendimiento se observaron diferencias significativas entre los tratamientos. Se puede apreciar que el mayor rendimiento se obtuvo con el tratamiento AKH con una media de 1,19 kg planta-1, difiriendo significativamente con el TA que presentó un valor de 0,64 kg planta-1. En los tratamientos TQ, BKH, MKHTQ y MKH se obtuvieron valores de 1,07, 0,94, 0,94 y 0,86 kg planta-1, no siendo estadísticamente diferentes comparados con el AKH.
Resultados similares fueron obtenidos por Silez y Clementelli (2009), en donde obtuvieron un rendimiento promedio de 1,39 kg planta-1, con la aplicación del extracto de Ka’a He’ẽ con una dosis de 25 mL L-1 aplicado en el suelo al momento del trasplante y 12,5 mL L-1 post trasplante en el follaje cada 15 días.
*Medias seguidas por la misma letra en las columnas no difieren entre sí por el Test de Tukey al 5% de probabilidad de error.
Sin embargo, los resultados no coinciden con los obtenidos por Ríos (2015), quien obtuvo un rendimiento de 3,9 kg planta-1 con la aplicación del extracto de Ka’a He’ẽ con la dosis de 50 mL L-1 a los 32, 64 y 79 DDS del cultivo de tomate en condiciones de invernadero. Asimismo, Martens (2006), obtuvo un rendimiento de 4,2 kg planta-1 en el cultivo de tomate con la aplicación foliar del extracto de ajo (Allium sativum).
Se destaca que el extracto de Ka’a He’ẽ, al igual que en el Experimento 1, donde se verificó la promoción de crecimiento de las plantas, también influye en el rendimiento del cultivo, lo que permite inferir que el extracto de Ka’a He’ẽ posee compuestos capaces de influenciar los procesos de desarrollo y producción de las plantas de tomate.
En cuanto a los sólidos solubles (°Brix) de los frutos de tomate (Tabla 6) no se registraron diferencias significativas entre los tratamientos, sin embargo, se observó una relación inversa entre las dosis crecientes del extracto de Ka’a He’ẽ y la concentración de sólidos solubles, observándose una tendencia a la disminución en los valores de la variable con el incremento de las dosis del extracto.
En la Tabla 6 se destaca el tratamiento BKH con una concentración de sólidos solubles de 3,02, en el que se observaron tendencias similares a los registrados por Ríos (2015), quien obtuvo una concentración de sólidos solubles de 4,6 °Brix con la aplicación de 50 mL L-1 del extracto de Ka’a He’ẽ en plantas de tomate bajo condiciones de invernadero.
CONCLUSIONES
La dosis baja del extracto de Ka’a He’ẽ reduce la severidad de la Septoriosis, aumenta el área foliar, la altura, la longitud radicular y la masa seca de las plantas.
La dosis media del extracto de Ka’a He’ẽ reduce la severidad de la Mancha bacteriana.
La dosis alta del extracto de Ka’a He’ẽ incrementa el contenido de clorofila en las hojas y el rendimiento del cultivo de tomate.
La mezcla del extracto de Ka’a He’ẽ con el producto químico aumenta la cantidad de sólidos solubles (°Brix) en los frutos de tomate y reduce la severidad de la Septoriosis y Mancha bacteriana.