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Revista Internacional de Investigación en Ciencias Sociales

On-line version ISSN 2226-4000

Rev. Int. Investig. Cienc. Soc. vol.9 no.2 Asunción Dec. 2013

 

 

EDITORIAL

 

Pobreza y Educación

Poverty and Education


 

Cuando evaluamos el desempeño educativo de nuestros niños y jóvenes, muchas veces olvidamos la estrecha relación que existe entre los indicadores observados y pobreza.

Esta perversa situación es una de las principales causas del bajo desempeño o logro académico que históricamente hemos tenido. Cerca del 50% de la población en edad escolar ha vivido siempre en condiciones de pobreza, y este hecho es el que condiciona fundamentalmente el éxito del sistema educativo. El entorno, el clima educativo, el contexto o como querríamos llamarle influye de manera determinante en el logro educativo de los niños y jóvenes, mucho más que en aprendizaje recibido en las aulas.

Bajo la palabra pobreza muchas veces olvidamos que, para un niño esto representa frio, enfermedades no tratadas, hambre, violencia física, abuso, trabajo infantil, discriminación, PERO, a pesar de todo eso, esperamos que le vaya bien en la escuela.

Se entiende porque el 70% del logro académico de los niños está condicionado por su entorno… y no por lo que se le brinda en la escuela.

Lamentablemente la pobreza infantojuvenil no ha tenido una evolución favorable en las últimas décadas. Desde hace treinta años, seguimos con el 45% de esta población viviendo en situación de pobreza. En la década de los años 80 años, 1 de cada 10 niños que iniciaban sus estudios podía llegar a bachiller 12 años después. Y si bien hoy, gracias a los esfuerzos que se hicieron, ya son 3 de cada 10 los niños que iniciando la escuela primaria llegan a bachilleres, no podemos dejar de mencionar que ese promedio esconde también una realidad perversa que todos debemos conocer.

Se estima que este año 2013, cerca de 70.000 niños y niñas habrán de nacer en el seno de familias que viven en situación de pobreza o pobreza extrema, para esos niños, el clima educativo familiar y las condiciones de vida, habrá de conspirar negativamente, desde su nacimiento, contra su desempeño educativo.

Va la cifra: Se espera que sólo el 2% de esos 70.000 niños, unos 1400 niños, podrá terminar el bachillerato.

Si no damos prioridad a combatir la pobreza infantil, esto habrá de ocurrir, independientemente a que tengamos el mejor sistema educativo del mundo. No bastan reformas pedagógicas, ni el currículum, ni la tecnología, ni la infraestructura, ni los docentes tendrán el efecto positivo que esperamos, para TODOS nuestros niños, si no tenemos en cuenta este factor.

Esos 70.000 niños y niñas de HOY, representan el 45% de los padres del futuro, que tendrán el desafío de sostener sus respectivas familias en un siglo tan competitivo, sin tener la educación que les permita una vida digna para ellos, y para sus familias. Casi sin remedio, replicarán para sus hijos, la pobreza en la cual han nacido.

En 35 años más, irreversiblemente comenzaremos a vivir como sociedad un periodo denominado invierno demográfico. Tendremos, proporcionalmente, menos personas con edad de trabajar, en contrapartida observaremos un crecimiento explosivo de la población adulta mayor. Llegaremos a tener más adultos mayores que niños, y cada vez menos personas con edad de trabajar.

La pregunta es, ante ese futuro que se viene, ¿es posible pensar en llevar adelante un país, sin que el 45% de su población productiva tenga una educación compatible con las habilidades y las exigencias del siglo XXI?.

No traslademos a la siguiente generación de paraguayos, las carencias que hemos sufrido. Tenemos dos grandes desafíos para nuestro futuro: El primero de ellos, la primera infancia. Debemos extremar esfuerzos hasta el punto del sacrificio, para que los hijos de esta generación de paraguayos tengan la oportunidad de desarrollar todo su potencial, y esto implica brindar sin excepción, salud, nutrición, protección y estimulación para toda la población infantil, principalmente al sector más vulnerable.

Y el segundo gran desafío, la calidad de la educación. Los indicadores educativos HOY son desfavorables, pero si enfrentamos con éxito el desafío de mejorar el presupuesto y la eficiencia de la inversión en educación, mejoramos el desempeño de nuestros docentes, y brindamos oportunidades a toda la población infantil nuestro país estará condenado sin ninguna duda, a un futuro brillante, y los que es mejor, viviremos para verlo!

 

Prof. Ing. Robert Cano

Director Ejecutivo de la Fundación Juntos por la Educación

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