Un proyecto de inversión surge como respuesta a una idea, que busca una solución inteli gente al planteamiento de un problema, tendiente a resolver una necesidad humana (^{Sapag y Sapag, 2008}).

En tal sentido, con el fin de atender específicamente las necesidades en el área social, se recurre al diseño de proyectos de inversión, de manera a inducir un cambio a partir de las iniciativas de los afectados directos e indirectos por un determinado problema (^{Baca y Herrera, 2016}).

Al respecto, para el diseño, planificación, ejecución y evaluación de planes, programas y proyec tos orientados a objetivos, la Metodología de Marco Lógico (MML) se constituyó en una de las principales herramientas utilizadas por diversas organizaciones no gubernamentales, públicas y privadas (^{Arenas, 2013}).

La MML fue desarrollada por Leon Rossenberg y Lawrence Posner en 1969, especialistas de la firma consultora Practical Concepts Inc., quien fue contratada por la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos con el fin de contar con una herramienta para mejorar la calidad de las inversiones sociales.

Conforme a los creadores de la MML, con el uso de esta metodología se superaban los tres prin cipales defectos identificados de los proyectos de desarrollo, en dicho momento: planificación demasiado imprecisa, responsabilidad gerencial ambigua y evaluación excesivamente contro versial (^{Culebro y Barragán, 2014}).

Esta MML contempla dos etapas, la primera, en la que se identifica el problema y las alternativas de solución. Para ello, se requiere del análisis de la situación actual en el que suscita el problema; a partir de dicho análisis, se crea una visión del escenario deseado y conforme a este se esta blecen las estrategias que se requieren para lograrlo. La segunda, que corresponde a la planifi cación, es decir, momento en que se elabora un plan operativo a partir de la idea del proyecto (^{Culebro y Barragán, 2014}).

Es importante indicar que los análisis que se deben realizar en la primera etapa son: el de in volucrados, problemas, objetivos y estrategias; y, en la segunda etapa se elabora la matriz de marco lógico.

La citada matriz se presenta con cuatro columnas y cuatro filas; las columnas proporcionan infor mación que corresponden a un resumen narrativo de los objetivos, indicadores objetivamente verificables, los medios de verificación y los supuestos considerados en la planificación. Por su parte, en las filas se encuentra la información sobre el fin, propósito, componentes y actividades del proyecto de inversión (^{Ecured, 2022}).

En tal sentido, ^{Ortegón, Pacheco y Prieto (2005}) realizan un desglose de la información presen tada en el resumen narrativo, sobre el fin y el propósito. Respecto al fin de un proyecto, indican que este representa un objetivo de desarrollo estratégico; por tanto, se enfatiza sobre el impacto que persigue. Al mismo tiempo, los autores aclaran que probablemente se requiera de la ejecu ción de otros proyectos para el logro de dicho fin. Respecto al propósito, mencionan que este se refiere al resultado esperado al final del periodo de ejecución del proyecto.

Prosiguen explicando, ^{Ortegón et al. (2005}), que en el marco de la gestión de un proyecto, el gerente requiere de indicadores que puedan ser verificados de manera objetiva para evitar una confusión en el momento de evaluar la actividad y los objetivos que persigue el proyecto; para tal efecto, es importante que los indicadores cuenten con los atributos de cantidad, calidad, espacio y tiempo.

Asimismo, el detalle de los medios que permiten la verificación de la ejecución de las actividades que son requeridas, y, la identificación de los factores externos que contribuyen con el logro de los objetivos en sus diferentes niveles, son necesarios al momento de evaluar un proyecto.

Finalmente, la eficacia de esta herramienta radica en la disposición jerárquica y concatenada de información sustancial.