INTRODUCCIÓN
El municipio de São Paulo, con hacia 12 millones de habitantes según estimaciones para mediados de 2021 (Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística [IBGE], 2021), no es solo el que reúne el mayor número de personas naturales de Brasil, sino también el que más recibe migrantes internacionales en dicho país desde hace muchas décadas. Entre 2000 y marzo de 2020, de los 1,5 millones de Registros Nacionales Migratorios (RNM) contabilizados1 - el principal medio de formalización de residencia a inmigrantes en territorio brasileño -, prácticamente un cuarto se efectuó en jurisdicción paulistana (Observatório das Migrações em São Paulo (OBSERVATÓRIO), 2020).
Desde el punto de vista laboral, un importante mercado de inserción a la fuerza de trabajo sobre todo de origen latinoamericano es el de la confección de prendas de vestir, en que bolivianos, paraguayos y peruanos son mayoría. Es ilustrativo que, en el periodo acotado y de acuerdo con la misma fuente, a 71.975, 4.735 y 2.976 personas de esas nacionalidades respectivamente se les atribuyó la ocupación de “decorador, costurero, sastre, modista, peletero, tapicero o similar”2, lo que corresponde a 99% de todos los migrantes internacionales en esa categoría (OBSERVATÓRIO, 2020).
Hechos como ese han contribuido a cambios demográficos y económicos significativos en el centro de São Paulo, donde se estableció inicialmente la mayor parte de los talleres de confección que emplean a inmigrantes en la ciudad. Sobre ello, se puede decir que barrios como Brás, Bom Retiro y Pari, luego de haber pasado por un intenso proceso de urbanización a partir de fines del siglo XIX a raíz de la instalación de grandes industrias que, con el paso del tiempo, dieron lugar a unidades productivas de pequeña y mediana dimensión, recibieron los efectos de la metropolización y periferización de São Paulo entre los años 1960 y 1970, lo que conllevó tanto el desplazamiento de su actividad industrial a municipios aledaños o más distantes como la pérdida de parte de su población residente.
Debido a factores como el establecimiento de talleres de costura en la región y el empleo de migrantes internacionales, ese escenario empezaría a revertirse, a tal punto que autores como Souchaud (2011) sostienen que flujos como los de bolivianos, paraguayos y peruanos al centro paulistano le dieron a esa región un aporte no solo a la retomada de su “vocación” industrial a partir de la manufactura textil sino también a la recuperación demográfica de muchos de sus barrios, con la llegada de nuevos residentes desde otros países.
Las condiciones de inserción laboral en la cadena productiva de la que forman parte esos talleres, sin embargo, pueden ser bastante desiguales. Con miras a contribuir a la comprensión de ese escenario, se dedica el presente estudio a la identificación y el análisis de algunos de los factores asociados a la variación de salario entre migrantes bolivianos, paraguayos y peruanos ocupados específicamente en el mercado formal de la confección de ropas del municipio de São Paulo en 2019, antes del inicio de la pandemia de Covid-19 en Brasil a comienzos de 2020.
Se espera que los resultados presentados en las páginas a continuación se sumen al aporte ofrecido por investigaciones predecesoras más amplias sobre el tema y que toman en cuenta especialmente a los trabajadores que actúan en la informalidad o bajo regímenes de subcontratación, a quienes no es inusual encontrarse en situación precaria de trabajo, con jornadas exhaustivas, parcos ingresos y alejados del disfrute de derechos laborales elementales, según se verifica en la literatura especializada (SOUCHAUD, 2011; FREITAS, 2008).
MATERIALES Y MÉTODOS
Para la consecución del objetivo antedicho, se echó mano de la Relación Anual de Informaciones Sociales (“Relação Anual de Informações Sociais” o RAIS) de 2019, que comprende un conjunto de datos suministrados por establecimientos empleadores en Brasil al Ministerio de Economía con respecto a actividades laborales desempeñadas en el año y funcionarios registrados. Se recurrió, más precisamente, al último reporte de stock de trabajadores inmigrantes en el mercado formal organizado por el Observatorio de las Migraciones Internacionales (“Observatório das Migrações Internacionais” u OBMigra), actualmente bajo la autoridad del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública brasileño.
A partir de dicha fuente, aparte de una descripción general de los datos, se desarrolló un modelo de regresión logística binaria, involucrando a un total (N) de 1.447 trabajadores migrantes en el rubro de la confección textil de São Paulo, siendo 1.143 bolivianos, 210 paraguayos y 94 peruanos. Esos son los números finales tras la adopción de cuatro criterios de selección de individuos para el estudio. El primero corresponde a la elección de ocupaciones que representarían el trabajo en la confección de ropas en São Paulo, lo que se hizo con base en la Clasificación Brasileña de Ocupaciones (CBO) de 2002. Al fin y al cabo, fueron cuatro las familias ocupacionales que se tomaron en cuenta, lo que incluye las de “profesionales polivalentes de la confección de ropas”, “trabajadores de la preparación de la confección de ropas”, “operadores de máquinas para costura de prendas de vestir” y “operadores de máquinas para bordado y acabado de ropas”. Esos grupos responden, juntos, por un 90% de todos los migrantes de origen boliviano, paraguayo y peruano en puestos formales de la confección paulistana.
El segundo, a su vez, tiene que ver con la determinación de un límite inferior y otro superior para la remuneración de los trabajadores que serían involucrados en el estudio, lo que correspondió a la franja de 1 a 4 salarios mínimos3 recibidos en diciembre de 2019. Asimismo, se definió la jornada laboral de 41 a 44 horas de trabajo semanales como criterio, situación que es común a más de 90% de los migrantes de las nacionalidades aludidas en el rubro. Por fin, con respecto al tipo de relación contractual, solo fueron incluidos a los “trabajadores urbanos vinculados a empleador persona jurídica por contrato de trabajo regido por la CLT (acrónimo para Consolidación de las Leyes Laborales), por plazo indeterminado”, que, de igual modo, reúne a más de 90% de los bolivianos, paraguayos y peruanos del mercado de la confección registrados en São Paulo. La variable dependiente elegida fue la remuneración concerniente al mes de diciembre de 2019, dividida en las categorías “1 salario mínimo a menos de 1,73” y “1,73 salarios mínimos o más”. Este límite corresponde a la mediana observada entre todos los trabajadores incluidos en el modelo. En lo que atañe a las variables independientes, compusieron el modelo final las que se presen- tan a continuación (con las respectivas categorías entre paréntesis): país de origen (Paraguay; Bolivia; Perú), sexo (mujeres; hombres), franja etaria (18 a 24 años; 25 a 29; 30 a 39; 40 a 49; 50 años o más), raza/color de piel (blanca; parda; indígena; negra o amarilla; no identificada), nivel de instrucción (sin instrucción o educación primaria incompleta; educación primaria completa; educación secundaria incompleta; educación secundaria completa o más) y tiempo en la ocupación (menos de 6 meses; 6 meses a 1 año; 1 a 2 años; 2 a 3 años; 3 años o más). Para cada una de ellas, se realizó un análisis bivariante con nivel de significancia de 5%. La conclusión fue que todas ellas presentaron asociación estadísticamente significativa con la variable dependiente.
Se llevó a cabo una verificación de posible interacción entre algunas de las variables independientes (más precisamente, entre “franja etaria” y “tiempo en la ocupación”; “franja etaria” y “nivel de instrucción”; “nivel de instrucción” y “tiempo en la ocupación”; y “sexo” y “nivel de instrucción”), lo que se probó inexistente en todos los casos. Se hizo, finalmente, un análisis de residuo con miras a averiguar la bondad del ajuste del modelo, cuyos resultados fueron suficientemente satisfactorios. Para la realización de todos los procedimientos, se utilizó el software estadístico R.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La exposición de los resultados puede iniciarse con una descripción de las características de los trabajadores bolivianos, paraguayos y peruanos en el mercado formal de la confección textil en São Paulo según cada una de las variables señaladas anteriormente, con base en la Tabla 1.
En lo que concierne a la variable “sexo”, los números indican que los hombres corresponden al 61,7% de los bolivianos, 69,5% de los paraguayos y 69,1% de los peruanos insertados en el mencionado rubro4. Tal predominancia, a título de comparación, es más acentuada que la que se veía en relación al total de migrantes de cada uno de esos grupos nacionales residentes en São Paulo en 2010 según el último Censo Demográfico brasileño5, cuyos porcentajes eran de, respectivamente, 53,6%, 51,4% y 57,3% (OBSERVATÓRIO, 2020). Pese a la “antigüedad” de la fuente, es probable que esos resultados no se hayan alterado significativamente desde entonces.
Cuando se analiza la proporción de hombres entre los migrantes que recibieron su RNM en 2019, por ejemplo, se verifica prácticamente la misma realidad: 51,3%, 51,8% y 55,7%, respetándose el mismo orden (OBSERVATÓRIO, 2020)6. Por ello, si se asumen hipotéticamente como verdaderas esas distribuciones también para el caso del stock de residentes de dichas nacionalidades en São Paulo en el 2019, se puede decir que, si bien el número total de hombres no discrepa tanto del de mujeres, hay una considerable selectividad por sexo ejercida por el mercado textil con respecto a esos grupos migratorios, lo que es especialmente verdadero entre los paraguayos7. Con respecto a la franja etaria, el contingente más representativo en los tres casos es el de 30 a 39 años, que responde por cerca de 40% de los trabajadores. Entre paraguayos y peruanos, es importante notar también la alta presencia de jóvenes de 25 a 29 años, que comprenden el 27% de los migrantes en cada uno de esos grupos. Se debe aclarar, sin embargo, que esta es la edad que tenían las personas a fines de 2019, la cual puede diferir considerablemente de aquella correspondiente a la del comienzo del ejercicio de la presente ocupación o de migración a São Paulo.
En lo que atañe a la variable de “raza/color de piel”, más de 80% de los migrantes, de manera general, son identificados como blancos o pardos. No obstante, hay importantes diferencias en la distribución de personas entre esas categorías según la nacionalidad. Mientras los blancos componen la mayoría absoluta de paraguayos y peruanos del estudio - con, respectivamente, 57,1 y 64,9 por ciento del total de migrantes -, los pardos son el grupo más grande entre los bolivianos - con 45,3% -, que es asimismo la nacionalidad con las proporciones más elevadas en las categorías minoritarias - o sea, de indígenas, negros y amarillos -, así como en la de “no identificado”. De todos modos, hay que tener presente un par de observaciones.
La primera es que la variable de “raza/color” es probablemente la que más chances tiene de presentar problemas de declaración en los registros de la RAIS, puesto que son los empleadores los que proveen las informaciones acerca de sus funcionarios (procedimiento denominado “heteroatribución”) y que los últimos, como puede imaginarse, ni siempre son consultados para ello, lo que se debe tener en cuenta especialmente cuando se analicen los resultados del modelado estadístico. La segunda, a su vez, es que las categorías incluidas en la Tabla 1 son aquellas con las que el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) trabaja, así que un inmigrante no necesariamente coincidiría con ellas si pudiera declarar espontáneamente la raza o color de piel con el que se identifica.
Sobre el nivel de instrucción de los migrantes, predominan los que tienen educación secundaria completa o más, situación en la que se ubica el 71,1% de los bolivianos, 65,7% de los paraguayos y 44,7% de los peruanos. No se desglosó la categoría en otras de mayor nivel debido al hecho de que, de las 993 personas comprendidas por ella, solamente 7 tenían educación superior incompleta (6 bolivianos y 1 peruano) y 13, educación superior completa (11 bolivianos y 2 paraguayos), de suerte que la gran mayoría había concluido su formación hasta la educación secundaria.
Con respecto específicamente a los peruanos, se nota, además, un alto contingente de migrantes con menos años de estudio - más precisamente, en la categoría de “educación primaria completa”, que corresponde a 41,5% del total. En cambio, nuevamente para fines de comparación, los datos del Censo de 2010 sobre la suma de migrantes de esas tres nacionalidades residentes en São Paulo en aquel entonces con edad a partir de 20 años8 apuntaban a una realidad algo distinta.
Entre los bolivianos, el grupo más cuantioso era el de las personas sin instrucción o con educación primaria incompleta (34,3%), mientras que, para los paraguayos y peruanos, si bien predominaban los que concluyeron la educación secundaria, ello sucedía en porcentajes inferiores a aquellos atinentes a los trabajadores de igual nacionalidad incluidos en la RAIS de 2019 (30,3% y 37,9%, respectivamente)9. En la hipótesis de que esos resultados del Censo de 2010 se hayan mantenido sin grandes variaciones hasta 2019, su comparación con los datos de la RAIS sugeriría que el nivel de instrucción particularmente de los migrantes bolivianos y paraguayos en el mercado formal de la confección textil de São Paulo tendía a ser más alto que el del promedio del total de sus paisanos residentes en esa misma ciudad10. Para averiguarlo, sin embargo, harían falta datos censales más actualizados.
Al dirigirse la atención a la variable “ocupación”, se verifica que, para los tres grupos nacionales, la mayoría absoluta trabajaba en 2019 como “operadores de máquinas para costura de prendas de vestir”. En números exactos, la función le correspondía al 73,7% de los bolivianos, 52,9% de los paraguayos y 63,8% de los peruanos.
Por fin, en cuanto al tiempo ya trascurrido en la presente ocupación, la distribución de los migrantes entre las categorías delimitadas fue menos desigual que la que se vio en relación a las variables anteriores. Entre los bolivianos, ninguna de las franjas temporales responde por más de un cuarto de los trabajadores, mientras que, entre los paraguayos, eso sucede con apenas una de ellas (más precisamente, la de “3 años o más”, con 33,8% de los individuos). Entre los pe- ruanos, aunque sobresale la situación de los que trabajan en la actual función desde hace menos de un año (lo que le concierne a 58,5% del grupo), llama la atención también el porcentaje de personas con 3 años o más (20,2%).
Teniendo presente el perfil general de los migrantes bolivianos, paraguayos y peruanos trabajadores en el mercado formal de la confección de prendas de vestir en São Paulo, se puede proseguir hacia los resultados del modelo de regresión logística binaria desarrollado en este estudio, expuestos en la tabla abajo, en la que se verifican las chances de obtención de ingresos más ele- vados (relativo, aquí, a valores que sobrepasen la mediana de la población del estudio, es decir, 1,73 salarios mínimos en diciembre de 2019) por parte de un individuo según su país, sexo, edad, raza/color de piel, nivel de instrucción y tiempo en la ocupación. Se dirigirá la atención específicamente a la razón de posibilidades ajustada, con interpretación de los números en relación a la categoría de referencia de cada variable (i. e., siempre la primera indicada).
De acuerdo a la tabla 2, comenzando por el país de origen, se observa que los paraguayos son los que más tienden a estar en situación de mayores ganancias en el rubro paulistano de la confección textil. Frente a ellos, los bolivianos tienen 45% menos chances de obtener los mejores salarios, mientras que, para los peruanos, el número es de 57%, controlado por sexo, franja etaria, raza/color, nivel de instrucción y tiempo en la ocupación.
En seguida, en lo que atañe al sexo, el modelo revela que los hombres tienen 83% más posibilidades de acceder al nivel más alto de remuneración que las mujeres, controlado por las demás variables previamente mencionadas. El resultado pone de relieve las inequidades de género presentes también entre migrantes de dichas nacionalidades insertados en el mercado laboral de la producción de prendas de vestir en São Paulo.
Sobre la edad, se puede decir que, mientras más longevo es el grupo al que pertenece el migrante, más chances tiene uno de que sus ingresos sean mayores que los de sus pares de la franja etaria más joven. Los individuos de 25 a 29 años, por ejemplo, poseen 84% más posibilidades de ganar más que quienes tienen entre 18 y 24 años. Para los que forman parte de los grupos de 30 a 39 años, 40 a 49 y 50 años o más, los números son aún más prominentes, llegando a, respectivamente, 5,34, 6,88 y 8,74 veces más chances de obtener mejores salarios en relación a los de edad menos avanzada, controlado por país de origen, sexo, raza/color, nivel de instrucción y tiempo en la ocupación.
Con respecto a la raza o color de piel, al contrario de lo que se podría inicialmente suponer11, los migrantes registrados como “blancos” son los que se encuentran en situación más desventajosa. En comparación con ellos, los pardos tienen 51% más chances de tener remuneración equivalen- te a 1,73 salarios o más, mientras que aquellos incluidos en la categoría de “negros o amarillos”, dos veces más. Sobre los últimos, vale la pena aclarar que había tan solo 11 personas registradas como “negras” en la población sobre la que se condujo esta investigación, siendo que apenas una presentaba ingresos menores que 1,73 salarios mínimos, lo que justifica la necesidad de juntarlas en una sola categoría con los identificados como “amarillos” - cuya distribución salarial, en cambio, fue menos desigual, con 18 en la franja de menos de 1,73 salarios y 30, con más.
Las razones de posibilidades concernientes a los indígenas y las personas sin identificación de raza/color de piel, a su vez, no pudieron interpretarse debido a que sus categorías no presentaron asociación estadísticamente significativa con la variable dependiente. De todos modos, para los resultados que sí fueron válidos, se puede formular un par de hipótesis. La primera es que hay, de hecho, un particular desequilibrio de remuneración en el grupo de bolivianos, paraguayos y peruanos ocupados con confección en São Paulo, en que los que son identificados como pardos, negros y amarillos, al fin y al cabo, se articulan de tal modo o disponen de medios que les brindan mejores oportunidades de ingresos frente a los blancos, lo que, empero, no parece probable.
La segunda - la más plausible - es que hay para la variable “raza/color” problemas relevantes asociados a la heteroatribución de pertenencia racial en la recolección de informaciones sobre funcionarios, conforme a lo que ya se había mencionado antes. Sobre ello, es posible, entre otros factores, que los empleadores tengan dificultades para clasificar étnica o racialmente a sus empleados
- aunque sean connacionales suyos -, culminando, a veces, en elecciones poco representativas. Asimismo, los propios inmigrantes pueden no sentirse cómodos para definir a sí mismos a partir de categorías étnico/raciales prestablecidas, sobre todo cuando se toman en cuenta las diferencias con respecto a aquellas comúnmente usadas en sus países de origen. En el Censo de 2012 de Bolivia - de donde provienen prácticamente todos los individuos identificados como negros y amarillos en nuestro estudio y que cuenta con el porcentaje más grande de pardos -, por ejemplo, se colectaron 119 respuestas diferentes atinentes a la pertenencia a alguna nación o pueblo originario, en las que se incluyen a los afrobolivianos y los grupos indígenas mayoritarios (nombradamente, quechuas y aymaras), aparte de las opciones de declararse como no nacional del país o de no identificarse con ningún grupo poblacional (Instituto Nacional de Estadística (INE), 2015).
La necesaria aclaración sobre los resultados que sugieren haber diferenciales de ingresos a raíz de aspectos étnico/raciales, ya sea hacia la hipótesis de existencia de particularidades relacionadas al conjunto de migrantes que se está investigando o a los presuntos problemas de declaración (lo que traería un importante conocimiento acerca de los límites de la fuente de datos utilizada, para su mejor manejo), debe advenir de investigaciones más minuciosas que se lleven a cabo sobre el tema12.
En lo que atañe a los estudios, la salida del modelo de regresión señala que los migrantes sin instrucción o con educación primaria incompleta tienen 47% menos posibilidad de estar en el grupo con rendimientos más elevados en la confección de prendas de vestir en relación a quienes sostienen el nivel de educación secundaria completo o más, controlado por las variables “país”, “sexo”, “franja etaria”, “raza/color” y “tiempo en la ocupación”. Para los que han concluido solo hasta la educación primaria, las chances de ganar más son 51% menores que las del grupo de referencia. No hubo asociación estadísticamente significativa de la categoría de “educación secundaria incompleta” con la remuneración. Por lo tanto, la escolarización se reveló como clave para la obtención de mejores ganancias en el sector.
Sobre el tiempo en la ocupación, finalmente, los resultados sugieren que bolivianos, paraguayos y peruanos que están entre 1 y 2 años en su actual puesto tienen 2,72 veces más chances de ganar un mejor salario en el mercado formal de la costura que sus pares con menos de 6 meses, número que es de 1,88 a los que tienen de 2 a 3 años y 3,09 para los que tienen 3 años o más, también en comparación con el grupo con menor tiempo. Se puede decir, por esa razón, que el tiempo en el puesto es un factor protector contra los salarios más bajos.
CONCLUSIONES
Una de las principales características de la migración es su alta selectividad en relación a algunos atributos individuales, lo que también puede reflejarse en el modo como ocurre la inserción laboral de los migrantes en los lugares de destino, como se vio en la investigación acerca de bolivianos, paraguayos y peruanos ocupados en el mercado formal de la confección de prendas de vestir de São Paulo.
De acuerdo con lo que se ha expuesto, se puede destacar, entre otros aspectos, que el rubro atrae a más hombres y les da más posibilidades de acceso a mejores salarios que a las mujeres, así como son mayoría las personas con educación secundaria (o más), que también poseen mayores chances de obtener ingresos más elevados en comparación con personas de menor nivel de instrucción.
Asimismo, la edad luce como una variable relevante para que uno se encuentre en la franja más alta de ganancias, de modo que las chances de tener mejores salarios en relación al grupo más joven del estudio (es decir, de personas de 18 a 24 años) aumentan cuanto mayor es el migrante. Lo mismo sucede con respecto al tiempo de trabajo, puesto que las personas con presencia más longeva en la ocupación tienden a recibir sueldos más elevados que los recién llegados.
Los resultados del modelo de regresión logística binaria formulado para el presente artículo, con todo, apuntan a la necesidad de realización de estudios más profundizados sobre el tema, que cubran datos concernientes a años anteriores a 2019 y que se valgan, de igual modo, de una perspectiva cualitativa, con miras a aclarar aspectos como los diferenciales de ingresos a partir de la variable de raza/color y los motivos por detrás del hecho de que, al principio, paraguayos tienen más posibilidades de obtener salarios más altos que sus pares bolivianos y peruanos en el mercado formal paulistano de la confección.
Hace falta, además, tener en cuenta los cambios que pueden haberse producido en el rubro a raíz de la pandemia de Covid-19, cuyas consecuencias incluyen el cierre de establecimientos comerciales y el regreso de migrantes internacionales a sus países de origen principalmente en los primeros meses de emergencia epidemiológica y de adopción de medidas públicas de con- tención del virus, a partir de fines de marzo de 2020 en Brasil.