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Población y Desarrollo

Print version ISSN 2076-0531On-line version ISSN 2076-054X

Poblac.Desarro. vol.27 no.52 SAN LORENZO June 2021

https://doi.org/10.18004/pdfce/2076-054x/2021.027.52.108 

REFLEXIONES

Antropologías del desarrollo, enfoques alternativos y postdesarrollo. Breve revisión de conceptos y apuntes críticos1

Anthropologies of development, alternative approaches and postdevelopment. Brief review of concepts and critical notes

Dustin Tahisin Gómez-Rodríguez1 
http://orcid.org/0000-0001-5359-2300

Katheryne Aldana2 
http://orcid.org/0000-0002-4592-5985

Marco René Rodríguez Ortíz3 
http://orcid.org/0000-0002-1944-3333

1Universidad Agustiniana. Bogotá, Colombia.

2 Universidad Pedagógica Nacional: Bogotá, Colombia.

3 Universidad De Cundinamarca: Fusagasuga, Cundinamarca, Colombia.


RESUMEN

El propósito principal del presente artículo de reflexión fue abordar corrientes de investigación que puedan incorporarse críticamente a una antropología del desarrollo; revisar esquemática mente cuáles han sido las inquietudes y discusiones generales que se han dado al respecto del desarrollo y presentar, con alguna amplitud y detalle, aquellas propuestas alternativas más recientes -que se alejan en buena parte de los enfoques más tradicionalistas en cuanto a la idea del desarrollo- que presentan reflexiones sobre el bienestar y, pueden ser interpretados como enfoques para la superación gradual de los problemas que históricamente aquejan a las sociedades de América Latina. La metodología es de corte cualitativo y el método es de revisión documental. La principal conclusión, es que la antropología se ha nutrido de teorías y prácticas investigativas que contribuyen a dimensionar como ampliar los discursos del desarrollo en diálogo con otras disciplinas y métodos como lo son el Desarrollo a Escala Humana, el Postdesarrollo y la Investigación Acción Participante (IAP).

Palabras claves: Antropología; desarrollo; postdesarrollo

ABSTRACT

The main purpose of this article for reflection was to address research trends that can be critically incorporated into an anthropology of development; schematically review the general concerns and discussions that have been given regarding development and present, with some breadth and detail, the most recent alternative proposals -which are far removed from the more traditionalist approaches regarding the idea of development- which present reflections on well-being and can be interpreted as approaches to gradually overcoming the problems that historically afflict Latin American societies. The methodology is qualitative, and the method is of documentary review. The main conclusion is that anthropology has been nourished by investigative theories and practices that contribute to dimensioning how to expand development discourses in dialogue with other disciplines and methods such as Human Scale Development, Post-development, and Participant Action Research (IAP).

Keywords: Anthropology; development; postdevelopment

INTRODUCCIÓN

Después de la segunda guerra mundial se logra la solidificación del concepto hegemónico de desarrollo, se consolida el destino europeo como único posible y se establece el mercado como destino ideal, descalificando, excluyendo otros modelos de vida, de bienestar de satisfacción de necesidades y trayendo como consecuencias: la vulnerabilidad de los derechos humanos que cada día crece, el aumento de las diferencias entre los países ricos y los pobres, sin olvidar los problemas socioambientales cada vez más intensos (Gómez, 2021; Gómez, Barbosa y Rojas,

,2017; Leff, 2010; Lander, 2001; Bértola y Ocampo, 2012). “Algunas consecuencias de ese proceso son ya evidentes: la autonomización y vertiginosa movilidad del capital financiero, la polarización social, tanto en los países del Sur como en los del Norte, y la creciente brecha entre Norte y Sur” (Corragio y Torres, 1996, p. 4).

Así pues, se evidencia el desarrollo como un discurso que creó anormalidades con el fin de poder intervenir en la forma en la que se fundaban las relaciones sociales al interior de los países a los que llamaron “subdesarrollados” (Rendón, Ángel y Nieto, 2005). Los pobres aparecieron cada vez más como un problema que requería de nuevas formas de intervención en la sociedad (Escobar, 2018; 2007; 2005).

Dentro de las estrategias para este orden mundial, se trazó el mercado como destino, lo cual exigió que la prioridad de los países fuera la economía, por lo tanto los países subdesarrollados debían alcanzar el crecimiento económico de los más desarrollados, teniendo así una visión completamente economicista sobre el desarrollo (Rendón y Cardona, 2005), en donde las relaciones sociales deben ser marcadas por los ingresos y el crecimiento económico, concibiendo así al ser humano como herramienta para aumentar el capital acumulativo de una nación y de esta manera contribuir a que el mercado no se deteriore (Stiglitz, 2020; Vargas, 2007; Huerta, 2005). En el mismo sentido, es de amplio conocimiento que el concepto de desarrollo ha estado vinculado estrechamente con las transformaciones de la sociedad. En el transcurso de su historia, la idea de desarrollo ha cambiado y se ha visto influenciado de acuerdo con las experiencias sociales acomodándose a las tendencias económicas y políticas del mundo contemporáneo (Rendón, 2017; Useche, 2008). En este sentido, se reconoce que la Teoría del Desarrollo ha hecho un ex- tenso recorrido través de la evolución del concepto lo cual le permitió establecer una estructura más o menos estandarizada y diacrónica, en la que se pueden ver reflejadas las distintas aproximaciones del pensamiento humano a las diversas consideraciones sobre las ideas de progreso, crecimiento económico, satisfacción de necesidades, capacidades y opciones, bienestar o buen vivir, entre otras (Gómez, Ariza y Velasco, 2018; Latouche, 2007).

Ahora bien, desde hace tres décadas la cuestión del desarrollo viene siendo de interés creciente por parte de la antropología, de manera tal que el estudio de la construcción histórica del concepto de desarrollo, sus corrientes teóricas, modalidades y mecanismos han sido abordados crí- ticamente por y explorados en sus vertientes más reconocidas. En efecto, se tienen como ante- cedentes los fracasos y desaciertos de esas iniciativas en los países pobres, y en relación con ello se ha reunido un conjunto de investigaciones, teorías y experiencias y prácticas en una forma de pensamiento que se ha llamado antropología del desarrollo (Quintero, 2012).

Por consiguiente, aproximarse al concepto de desarrollo desde una perspectiva de la antropología demanda aceptar su abundancia interpretativa, la complejidad de la noción y la amplitud de las dimensiones que ella involucra. Desde esa perspectiva, la indagación que se realiza en el presente trabajo está orientada principalmente por el cuestionamiento de si ¿Es posible hacer un rastreo de los antecedentes de una antropología del desarrollo? Y en esa misma dirección

¿Puede aportar a la comprensión de la búsqueda del bienestar el desplazamiento hacia las visiones alternativas del desarrollo?

Por lo tanto, se presenta la revisión de algunas de las ideas que sustentan el acercamiento de la antropología a las teorías del desarrollo desde un enfoque crítico e instrumentalista, teniendo en cuenta la importancia del trabajo de campo y de la experiencia con comunidad. Posteriormente, se describen y analizan las bases de los enfoques considerados alternativos al desarrollo y del postdesarrollo; se realiza una descripción de sus características, antecedentes históricos y aspectos conceptuales. Se indican también sus similitudes o diferencias, se enuncian algunos aspectos críticos y también cuál sería su validez para el análisis de los problemas actuales del desarrollo para luego, a manera de colofón, presentar un balance de lo estudiado mediante las consideraciones finales.

El artículo utilizó una metodología de corte cualitativa y su método fue de revisión documental por medio de matrices (Gómez, Carranza y Ramos 2017ª; 2017b; 2016; Isaza, y Rendón, 2005). Precisamente, se efectuó una matriz con diferentes columnas que reflejarán la estructura del documento revisado. Por un lado, había una columna del objetivo general del artículo para inda- gar la línea argumentativa, otra, el marco teórico para identificar las categorías.

Aproximaciones a la antropología del desarrollo. Reflexiones desde una perspectiva crítica

La idea del desarrollo consiguió muchos dolientes y cobró fuerza después de la Segunda Guerra Mundial. Según Raymond Williams, citado por Quintero (2012), la palabra (más específicamente el morfema) “desarrollo”, aparece en el s. XVII vinculado al antónimo de “envolver”; posteriormente, su significado fue incorporado a la metáfora del desenvolvimiento de las capacidades mentales y físicas precisamente en el contexto de la influencia del pensamiento evolucionista del siglo XIX ligado a temas del crecimiento económico unilineal (p.4). Pero la idea más o menos cercana de lo que se conoce como desarrollo vino a formarse a partir del año 1945 del siglo pasa- do: la Segunda Guerra la hizo de conocimiento general. Según el autor, la modernidad construyó su discurso estructurando las identidades en oposiciones binarias como históricamente lo había hecho con todo aquello que se consideraba ajeno a lo moderno: barbarie-civilización o cristiano-pagano, por ejemplo (Gómez,2021;2014; Quintero, 2012).

En lo contemporáneo la modernidad reencauchó sus viejas clasificaciones ya más sofisticadamente y para el s. XX reclasificó el mundo en subdesarrollado en oposición a desarrollado, lo cual no tiene antecedentes y perdura en los discursos hasta hoy. Es por ello por lo que se habla de una globalización del desarrollo ya que la idea favorece la reproducción de relaciones asimétricas y de subalternidad y que facilita la ubicación del centro en oposición a la periferia (Barbosa, Gómez y Leuro,2017; Stiglitz, 2010). Según Quijano (1992), esas estructuras clasificatorias se organizan bajo relaciones de poder que originan con la conquista y posteriormente con la clara dicotomía conquistador-conquistado que las sustenta. Dichas clasificaciones tienen el mismo corte de aquella presentada por Raúl Prebisch sobre el “centro-periferia” que le dio en el blanco a la idea eurocéntrica del control y subordinación de América en cuanto a los recursos, el trabajo y sus productos.

La puesta en marcha de los planes desarrollistas se llevó a cabo gracias a la globalización de la idea de desarrollo. Un sinnúmero de organizaciones y entidades internacionales quisieron volcarse en la iniciativa de modernizar al Tercer Mundo, sacarlo del atraso y llevarlo al desarrollo (Gómez, Ibagón y Forero,2014; Quintero, 2012). Por consiguiente, dicha teoría de la modernización no solamente se impuso desde el “centro”, sino que se reprodujo exitosamente en el intelecto de la “periferia”: el Tercer Mundo.

La antropología y en general las Ciencias Sociales participaron en los proyectos de desarrollo iniciados en muchas partes del mundo y financiados por agencias internacionales. Como heredera de la escuela evolucionista a la antropología no le era tan difícil acercarse a los grupos humanos y observar desde la perspectiva de los grados de complejidad de las sociedades. Así mismo, en cuanto a la intervención en campo, la disciplina tenía el capital acumulado de la experiencia etnográfica detalladamente documentada por Malinowski, quien con su trabajo en las islas Trobriand puso a disposición la herramienta metodológica para estudiar a las comunidades en su terreno y buscar alternativas para canalizar el desarrollo (Quintero, 2012). Se configuraba ya una tendencia a la antropología aplicada, que pretendía incidir de los países subdesarrollados derivados de la modernización. Acercar a las comunidades atrasadas a la industrialización traería mucho beneficio.

No fue hasta que surgieron, desde la disidencia, críticas a los lineamientos políticos y a las bases mismas de la idea de desarrollo que se formularon críticas organizadas. Precisamente, las crisis sociales, culturales y ambientales mencionadas, producto del desarrollismo, indican que el camino del desarrollo debe trascender de la mirada económica (Kalmanovitz,2019; OXFAM,2017). En relación con esto, llama la atención la propuesta de Sergio Boisier (2003), desde su mirada del desarrollo humano enmarcado en un mundo de cambios, pues plantea la importancia de contemplar el mismo desde el enfoque sistémico, en tanto se deben tener en cuenta aspectos que van más allá de los medios de producción y el mercado y que también intervienen en el desarrollo de una nación o territorio como por ejemplo la educación, vivienda, cultura, salud, entre otros aspectos que convergen y se interrelacionan.

En la misma línea de alternativas de desarrollo, se resaltan los aportes de Amartya Sen (2000), quien plantea el desarrollo desde la expansión de libertades, lo cual implica pensar a las personas en su diversidad y con capacidades, como sujetos agentes de su propio desarrollo; aunque para Sen el desarrollo tiene una fuerte base económica, propone la idea de humanizar la economía y en ese sentido de hablar de desarrollo humano; considera lo económico como una manera de garantizar mayores oportunidades para la ampliación de capacidades.

En Latinoamérica han surgido diversas posturas y propuestas en torno al desarrollo. Por ejemplo, los chilenos llamados economistas descalzos (Max Neef, Elizalde y Hopenhayn, 1986), desde la crítica al modelo neoliberal, hacen una propuesta de un desarrollo cuyo centro sean las personas, plantean que el desarrollo está relacionado con las satisfacción de necesidades humanas, categorizándolas en dos grupos: necesidades axiológicas (subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad, libertad) y existenciales (ser, tener, hacer y estar). De esta manera, el Desarrollo a Escala Humana indica que las necesidades son finitas y comunes en todas las sociedades, que lo que varía son los satisfactores de esas necesidades y supera la idea de desarrollo enfocada a lo económico.

Para terminar y siguiendo la línea argumentativa del presente escrito, es con la llegada del pensamiento postestructuralista y especialmente con las ideas de M. Foucault que se puede hablar de un pensamiento de antropología del desarrollo y se cuestiona la idea del desarrollo dentro de los esquemas generales del saber-poder del mundo moderno (Quintero, 2012).

Hacia una antropología del desarrollo. Recursos investigativos y desarrollos empíricos.

Son varios los temas que se ocupan de ofrecer un cuerpo teórico y de resultados empíricos de la antropología del desarrollo. Un ejemplo de ello son los diferentes momentos que ha recorrido la disciplina: desde los enfoques en proyectos con comunidades, desarrollo de metodologías participativas; críticas al concepto de desarrollo como constructor de un discurso cultural o también en temas sobre identidades, géneros y clases social. Se considera que el discurso no se agota en lo teórico con la diversidad de críticas al concepto y tampoco en lo instrumental con la aplicación de metodologías participativas que favorezcan a los proyectos de la gestión social (Pérez, 2012). A continuación, se mencionan algunos de los trabajos que, en consideración de la autora contri buyen a delinear el contorno de los aportes de la antropología del desarrollo. Se han publicado al menos tres recopilaciones con influencias del posestructuralismo: Gimeno y Monreal (1999); Viola (1999) y (Bretón, García y Roca ,1999). A estas se suma Antropología y desarrollo. Discurso, prácticas y actores que también pretende mostrar trabajos como los de (Robert Chambers, Mark Hobart, James Ferguson, Kate Gardner, David Lewis y David Mosse). A ellos, se anexan los de otros autores conocidos en el mundo de la antropología latinoamericanista como George Foster, Bonfil Batalla y Arturo Escobar. Koldo Unceta quien discute desde la economía del desarrollo y Clara Murguialday desde los estudios de género y la crítica feminista y también los de Edward Gray y Libia Grueso que tiene como referente la defensa de los derechos colectivos de los pueblos indígenas de América Latina (Pérez, 2012, p.13).

Por otro lado, en el mismo sentido de la construcción del desarrollo desde la antropología se reconocen, desde la visión de Quintero (2012), los trabajos de Cornelius Castoriadis, Edgar Morin y Candido Mendès (1980) sobre el desarrollo como una utopía, la crisis ecológica y los fines del capital imperialista. Ivan Illich (1974) y Ashis Nandy (1988) profundizaron en esa relación desarrollo-imperialismo y sus formas de dominación. Por su parte Wolfgang Sachs (1992) con el diccionario del desarrollo, con artículos de Gustavo Esteva (2000), Vandana Shiva (2003), Arturo Escobar (1998 y 2005). Se omite la mención de tantos otros trabajos que pueden considerarse parte de esa configuración de la antropología del desarrollo, dado que la lista sería demasiado extensa y aun así no garantizaría evitar las omisiones.

Los enfoques alternativos. Visiones tercermundistas en contexto global

Siguiendo a Martinussen, las dimensiones del desarrollo alternativo cambian la atención del Estado, el mercado y la economía corporativa para poner la atención en la sociedad civil, en el sentido amplio del término (1997). Según el autor, las teorías del desarrollo alternativo han estado sujetas a enriquecimiento y posterior elaboración desde los años ochenta, los cuales han alcanzado gran importancia en los debates académicos tanto como en la cooperación internacional para el desarrollo. Por lo tanto, es notable que, en muchas regiones del Tercer Mundo, desde el inicio han emergido concepciones e ideologías del desarrollo como alternativas compensatorias al pensamiento desarrollista occidental (Maldonado,2017; Hinkelammert y Mora, 2008;

Se considera que desde los años ochenta las ideas acerca del desarrollo humano y aquellas que se presentan como desarrollo alternativo han venido siendo reconocidas en numerosos ámbitos, tanto en los entornos académicos como en el ejercicio de la práctica profesional en diversas áreas (Maldonado,2018). Se destacan los enfoques alternativos como el Desarrollo a Escala Humana y la economía descalza de Manfred Max-Neef, por una parte. La visión metodológica de la Investigación Acción Participativa (IAP) los cuales serán objeto de análisis o mención en los párrafos siguientes y enfoque del Postdesarrollo los cuales se han popularizado debido a la divulgación de los trabajos del profesor Arturo Escobar. Se omiten en este caso la exploración de la perspectiva de Amartya Sen sobre la Libertad y el enfoque de las Capacidades y Mahbuh ul Hag con el Paradigma del Desarrollo Humano por razones prácticas debidas a la extensión de este trabajo.

El Desarrollo a Escala Humana. Perspectivas con el pie en la tierra

Más que un modelo acabado o una ruta segura en dirección al desarrollo Manfred Max-Neef plantea una propuesta abierta que no tiene pretensiones concluyentes. Se presenta como una idea sujeta a la revisión y construcción permanente, elaborada sobre la base filosófica de devolver a la economía al servicio del ser humano. La proposición concibe la economía como un componente más de la sociedad tan importante como otros y que debe estar en conexión estrecha con áreas como la ecología, la política o la cultura (1997). A grandes rasgos, el autor forja una idea del desarrollo que se aleja de la postura tecnocrática y economicista para centrarse en un “sistema económico desde la perspectiva de la atención a las necesidades económicas básicas incluidas dentro del marco social y ecológico” (Max-Neef, 1997, p.8).

La idea del Desarrollo a Escala Humana contrasta con el enfoque de la teoría económica convencional. Reivindica la importancia de la comprensión de los contextos locales para la solución de los problemas locales. Estimula la generación de niveles crecientes de autodependencia, resalta el valor de los saberes propios y la importancia de la participación colectiva como mecanismo de análisis de los problemas y la toma de decisiones con respecto a las estrategias del desarrollo. Involucra en su base metodológica las múltiples relaciones vinculadas en el desarrollo a escala humana: aspectos institucionales, aspectos medioambientales, los grupos sociales y la cultura. Igualmente, resalta la importancia de las conexiones políticas y económicas para poner en realce las relaciones sistémicas del ser humano con la naturaleza y con la historia. Es, en palabras del autor, “el resultado de la investigación y la reflexión acerca de un desarrollo menos mecanicista y más humano” (Max-Neef, 1997, p.11).

Visión del Desarrollo a Escala Humana

Los objetivos del Desarrollo a Escala Humana se encuentran soportados en la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales; también en la autodependencia creciente y en la idea de articulación orgánica: de los seres humanos, de las instituciones, de los entornos y de las ideas. Articulación de los seres humanos con la naturaleza y con la tecnología; articulación de lo global con lo local y así con la relación existente entre lo civil y lo estatal o entre la planificación y la autonomía. El interés está centrado en la gente. La gente “invisible” que ha hecho posible la historia “visible” (Max-Neef, 1984 p.19).

Este enfoque alternativo del desarrollo a escala humana privilegia a las personas como protagonistas reales del desarrollo. El autor subraya la exclusión histórica y la invisibilización de la gente por parte de la teoría económica, que no ha podido asignar valor a las actividades de las mayorías pobres o a las mujeres. Las actividades de estas poblaciones no han sido ni siquiera consideradas como improductivas o productivas. Solo han sido desconocidas. Si ellos no han sido incluidos, la economía está desconociendo a los sectores más pobres y a las mujeres, por consiguiente, está omitiendo a casi la mitad del mundo (Max-Neef, 1984).

Tomando en cuenta lo anterior, el enfoque apunta al ejercicio democrático participativo, permanente y directo. Resalta la autonomía de las personas y los vínculos entre las mismas, lo cual es posible entender como una forma de empoderamiento. De acuerdo con Sánchez Vidal, (2017) los vínculos entre individuos o grupos para crear o acrecentar su propio poder están asociados a las distintas formas de interacción social: fomento de la vinculación y la comunidad, creación y fortalecimiento de redes, organización social en torno a objetivos comunes.

Las necesidades y los postulados

Reiterando lo dicho en párrafos anteriores, el desarrollo está orientado, en buena medida, en la satisfacción de las necesidades del ser humano y por consiguiente, según el autor, se requiere de un enfoque no convencional que precisa de la transdisciplinariedad, que permita el acercamiento y la comprensión de fenómenos sociales cada vez más complejos y desconcertantes que recla- marán dedicación para el diseño de transdisciplinas significativas (Maldonado,2014;Max-Neef, 1997).Por consiguiente, los postulados básicos del enfoque, según el autor, son: “El desarrollo se refiere a las personas y no a los objetos”. Segundo: “El mejor proceso desarrollo será aquel que permita elevar más la calidad de vida de las personas” y tercero, “La calidad de vida dependerá de las posibilidades que tengan las personas para satisfacer adecuadamente sus necesidades humanas fundamentales” (Max-Neef, 1997).

Por su parte, el autor desagrega y categoriza las necesidades humanas las cuales son diferentes de los satisfactores y están expresadas en este trabajo en términos de sistema entendidas sistema en el que se suscita la interacción e interrelación. Dichas necesidades, afirma el autor, son finitas y pocas y, por otro lado, son las mismas históricamente, lo que cambia son los medios de satisfacción de estas ya que en cada forma de organización social se crean, o no, sus propios satisfactores. De ahí, que las necesidades están categorizadas en dos grandes grupos: existenciales y axiológicas. Dentro de las primeras estarían las necesidades de ser, tener, hacer, estar. Y por otra, las necesidades de subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad y libertad (Isaza, 2012; Rendón,2007).

Fals Borda y la Investigación Acción Participante (IAP). Si no hay acción el resto es cuento

La IAP se revela como la confluencia de un método de investigación y una filosofía práctica de vida. Inicia su construcción con la revisión y examen minucioso de las tensiones vitales, llamadas así por Orlando Fals- que ocurren entre la práctica y la teoría, las cuales les obligaron a tomar decisiones y posiciones comprometidas del todo con la transformación urgente de la realidad a través de la acción social (Fals, 2008). La propuesta plantea desde un inicio la necesidad del dialogo, de la construcción colectiva y de la búsqueda permanente de sentido desde la interdisciplinariedad. Teología, Sociología, Economía, Antropología, entre otras, juntos en una búsqueda común sobre cómo hacer frente a los problemas de la sociedad. El enfoque arguye que las crisis generadas en la sociedad son producto del capitalismo y de la modernización globalizante. A ellos se les atribuye la destrucción de las culturas y de la diversidad de las comunidades. La operación de la iniciativa se concreta con la creación de instituciones y formalización de procedimientos alternativos para la investigación, enfocadas en lo regional y en lo local, de carácter educativo y emancipatorio (Fals,2015, 1995; 1978). En la praxis Fals Borda y su grupo acentúan la importancia en el conocimiento común, de las gentes del común, el énfasis se coloca en la producción de convergencias entre el pensamiento popular y la ciencia académica que se articulan al método de la IAP a través de la experiencia en el terreno. En la indagación epistemológica, la IAP examina las relaciones entre ciencia y conocimiento y las relaciones-tensiones entre teoría y práctica y entre sujeto-objeto. A raíz de lo anterior, se manifiesta en la IAP que la construcción de la ciencia es de carácter social, y por lo tanto estará en revisión y reinterpretación permanen te (Fals, 2003; 2001; Bastidas, 2020).

Uno de los grandes objetivos se orienta a la producción de un conocimiento útil a la realidad, que permita encarar los problemas reales y que sirva para atender a aquellos seres humanos de las clases desprotegidas. Rechazan con el mismo énfasis las tendencias de la monopolización del saber, el populismo y la investigación para hacer carrera. Es decir, aquella en la que el interés personal del investigador se superpone a aquel que deriva del compromiso social del proceso investigativo. Por lo tanto, la IAP considera que la verdad se revela más por la acción que por la lógica, por consiguiente, privilegia la praxis como la vía para la consolidación de la teoría. Crea técnicas para la facilitar la apropiación social del conocimiento y para rescatar y reinterpretar la historia de manera diferencial atendiendo a los intereses de la clase social. Finalmente, la filosofía de la Investigación, Acción Participante persiste en la ruptura de las relaciones de opresión y de explotación, busca el logro de condiciones de vida más constructivas y equilibradas en un contexto de empatía con el otro. Introduce en su análisis y práctica social la perspectiva de género, la plurietnicidad y el interés en las clases populares que confluyen en proyectos de intervención social, con marcos interdisciplinarios y convergentes (Fals, 2013; 2008; Dykinson,1992).

El Postdesarrollo como posibilidad de pensar la práctica social

Aunque el concepto inicia con los noventa, y es en el año 1991 en el cual se registra la utilización de la palabra, según el autor, el debate teórico tiene como grandes antecedentes los paradigmas liberales, marxistas y posestructuralistas. En los años cincuenta con la Teoría de la Modernización, en los sesenta la Teoría de la Dependencia y afines, y posteriormente las críticas al desarrollo como discurso cultural las cuales se presentan en la segunda mitad de los ochenta y noventa (Escobar, 2005). La teoría de la modernización le aportó, en su momento, la confianza derivada de los avances tecnológicos y del capital. Por su parte, el enfoque de la dependencia sembró las inquietudes que le dieron la vuelta y resumieron en desconfianza en el modelo capitalista.

Por su parte, la crítica en los ochenta analizó el discurso del desarrollo como un instrumento de manipulación (Mandeau, 2018).

El Postdesarrollo no tiene como objetivo crear una noción nueva del desarrollo o hacer una revisión del concepto como tal. No pretende crear una nueva versión de la materia de estudio ni acercarse a la efectividad o veracidad del concepto. Más bien, en palabras de Escobar, su propósito es “cuestionar precisamente los modos en que Asia, África y Latinoamérica llegaron a ser definidas como “subdesarrolladas” y, por consiguiente, necesitadas de desarrollo (Escobar, 2005, p.18). En particular, a la corriente postdesarrollista le interesa indagar acerca de los procesos históricos mediante los cuales se encadenó la idea de Asia, África y Latinoamérica como el Tercer Mundo dentro del discurso del desarrollo. Los análisis al respecto y un descontento generalizado con el desarrollo dieron forma a la idea del postdesarrollo, en la que la mirada de occidente no se tomaría como el punto de partida del análisis y la categorización (Santos, 2009; Escobar, 2005).

Frente a ¿Cómo hacerlo? El autor puntualiza lo siguiente: tener el enfoque en los activistas, en las resistencias y en las subversiones que las personas realizan en respuesta a las intervenciones del desarrollo. Hay que destacar aquellas ideas que presenten una alternativa de actuación de los movimientos sociales frente a los proyectos del desarrollo. La idea apunta a tener con- ciencia de que los procesos sociales y las personas pueden actuar bajo premisas diferentes a la del desarrollo. A la pregunta fundamental sobre la asignación y categorización de continentes subdesarrollados a África, Asia y Latinoamérica el postdesarrollismo plantea lo siguiente: la construcción de la idea del “Tercer Mundo” es llevada a cabo por los expertos del desarrollo y toma forma en la posguerra de la Segunda Guerra Mundial. Fue el aparato institucional de respaldo a la idea del desarrollo lo que hizo posible que el discurso se desplegara y se convirtiera en una fuerza tangible e incidente en las realidades políticas, económicas y sociales de las naciones bajo la lupa del desarrollo. Por ejemplo, las instituciones de Bretton Woods (Bértola y Ocampo, 2012; Escobar, 2005).

Aunque no existe una unificación de la crítica al postdesarrollo, incluyo aquí lo que el autor, citando a otros, considera como las objeciones más relevantes: citando a Berger, 1995; Lehmann 1997, arguyen que los movimientos sociales y las tradiciones locales están romantizadas. Además, se omite que también están mediadas por el poder (Escobar, 2005). Otra de las objeciones es que el Postdesarrollo pasa por alto los verdaderos problemas del desarrollo: pobreza y capitalismo. Finalmente registra que el Postdesarrollo peca por generalista y esencialista. No observa particularidades entre las instituciones y las estrategias del desarrollo (Acosta, 2012; Altman, 2016).

Parecidos y diferentes. Críticas y consideraciones finales sobre el bienestar humano.

Los trabajos de escobar y de Max-Neef tienen algunas características en común y por tanto también presentan diferencias. Tanto Escobar como Max-Neef y Fals Borda tienen como centro de su ideología a los seres humanos. Privilegian las dinámicas sociales y la práctica colectiva por encima de los hechos individuales. Las propuestas son de corte democrático y participativo y se considera que subrayan las experiencias sociales en condición de desventaja. Dicho de otra manera: acentúan la condición de los grupos humanos y colectividades inmersos en relaciones de desigualdad y de asimetría socioeconómica que reproducen las múltiples formas de esclavitud colonialista y matrices de dominación/exclusión sociocultural.

Los enfoques revisados hacen una crítica frontal al desarrollo convencional visto desde la tradición. Rechazan categóricamente las versiones tradicionales de la teoría y las experiencias sociales derivadas de la aplicación de las ideologías economicistas y tecnocráticas. Ponen en valor los saberes no oficiales, populares. Hacen énfasis en la importancia del conocimiento y de las prácticas propias pensadas “desde abajo” y propuestas “hacia arriba”. Lo anterior es aún más evidente en la metodología-ideología de la IAP y en el trabajo de Max-Neef.

Por su parte, el Postdesarrollo se diferencia en que ve el discurso del desarrollo como una herramienta que ha sido usada para manipular a los pueblos; como parte de una estrategia útil en el esquema de dominación y de alienación. Reclama cambios en la forma de producir cono- cimientos y en el actuar político en consideración a ello lo cual es un común denominador. De igual modo, el Desarrollo a Escala Humana insiste en la generación de crecimiento de la auto- dependencia como mecanismo de emancipación; explora y estimula las inmensa capacidades creativas e imaginativas para pensar en el propio desarrollo, en la satisfacción de las necesidades fundamentales y en la construcción de soluciones propias para los problemas propios. Desde este punto de vista al igual que la IAP, la visión del economista chileno da un valor inconmensurable al contexto y a la experiencia vívida. Es en la observación y en la internalización del contexto social donde se encuentra el entendimiento de las problemáticas y la fortaleza colectiva para proponer las soluciones.

CONCLUSIONES

El propósito principal de este trabajo fue abordar corrientes de investigación que puedan incorporarse críticamente a una antropología del desarrollo; revisar esquemáticamente cuáles han sido las inquietudes y discusiones generales que se han dado al respecto del desarrollo y pre- sentar, con alguna amplitud y detalle, aquellas propuestas alternativas más recientes -que se alejan en buena parte de los enfoques más tradicionalistas en cuanto a la idea del desarrollo- que presentan reflexiones sobre el bienestar y, pueden ser interpretados como enfoques para la superación gradual de los problemas que históricamente aquejan a las sociedades de este lado del mundo, los cuales están engendrados en contextos más locales y por ello se consideran herederos del pensamiento latinoamericanista y de una reflexión sobre la experiencia social.

Aunque las alternativas de desarrollo generan fuertes críticas al desarrollismo, estas también estipulan el concepto de desarrollo como algo alcanzable y mantienen una base desde la economía, por supuesto más amplia, así mismo se focaliza en los países subdesarrollados. En cambio, el Postdesarrollo de construye el concepto de desarrollo y lo concibe como una invención de los países industrializados; sin embargo, el Postdesarrollo tiende a quedarse en el discurso; tensiona la idea de las necesidades. Sin embargo, el Postdesarrollo pese a que enfatiza en la recuperación de los saberes locales, tiene una mirada reduccionista que omite los aspectos positivos de los en- foques alternativos de desarrollo que contribuyeron a la formación de instituciones que aportan a las comunidades y que cuentan con un amplio desarrollo teórico.

El fracaso del desarrollo desde el modelo neoliberal llevó a que se abordara desde perspectivas críticas, replanteándolo y proponiendo nuevos discursos y teorías en torno a lo que debería ser el desarrollo desde la humanización, la inclusión, lo diverso y pensamientos alternos. Es así, como se encuentran múltiples formas de entender el desarrollo, desde alternativas “al” (desarrollo) y alternativas “de” (desarrollo) que parten de las fallas del modelo tradicional como las crecientes brechas entre ricos y pobres, la exclusión dada por la imposición de un único modelo de vida y la explotación indiscriminada de recursos naturales en función del mercado, lo que ha conllevado al deterioro ambiental y a la crisis ambiental que actualmente enfrenta el planeta.

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1 El trabajo se inscribe en la transferencia y diálogo de saberes entre el desarrollo de la asignatura titulada: Desarrollo Humano Integral y Sostenible de la Maestría en Estudio y Gestión del Desarrollo de la Universidad de la Salle, Bogotá, Colombia y la tesis doctoral en desarrollo denominada: Metabolismo agrario de la agroindustria de la palma de aceite en el territorio de Aracataca Magdalena 1965- 2018 en su primer capítulo de uno de los autores.

Recibido: 14 de Septiembre de 2020; Aprobado: 30 de Enero de 2021

Autor correspondiente: PhD (c) Dustin Tahisin Gómez Rodríguez. Agrociencias. Universidad Agustiniana. Bogotá, Colombia. Email: dustin.gomez@uniagustiniana.edu.co

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