INTRODUCCIÓN
Se ha visto en los últimos años, que cada vez más las ciudades juegan un rol bastante importante como espacios de influencia cultural, inclusión social y como catalizador del desarrollo económico de una región, incluso de un país. Un aspecto relevante para su dinamización es la inversión en creatividad tanto en la creación de espacios recreativos, actividades culturales y de ocio, mayor infraestructura a través del cual se pueda ofrecer mayores facilidades a los pobladores, seguridad, es decir, todo lo que conforma un ambiente urbano sostenible.
Es así, que las ciudades también se vieron afectadas por los cambios en los modelos de producción industrial. Existe una tendencia a nivel mundial de promover y fortalecer las industrias culturales vinculándolas a los planes de regeneración urbana y fortalecimiento económico. La adaptación de nuevas políticas en lo cultural ha conducido a la revitalización económica de las ciudades posindustriales, ejemplo de esto se encuentran varias ciudades europeas, que entendieron que construir modelos de desarrollos basados en industrias turísticas, culturales y creativas reditúan en beneficios tanto económicos como sociales (Cassián Yde, 2012).
Las ciudades en este sentido albergan el desarrollo de diversos campos creativos, ya sea en el área de la artesanía, el arte popular, el diseño, el cine, la gastronomía, la literatura, los medios, las artes y la música. En este sentido la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), plantea que tanto la creatividad como las industrias culturales deben de estar en el centro de los planes de desarrollo a nivel local para el logro de un desarrollo urbano sostenible.
A partir de este concepto, han surgido otros, como el de ciudades inteligentes, el cual es capaz de dar una respuesta coherente a la sostenibilidad ambiental, la cohesión social y la competitividad económica. Por lo tanto, ambos conceptos tratan la dimensión sostenible del desarrollo(Calderero et al., 2006).
Por lo tanto, el presente trabajo se desarrolla con el objetivo de recopilar los principales aportes teóricos y prácticos que explican el papel de las ciudades creativas como un nuevo modelo de desarrollo económico, social y cultural. Para lo cual, su orientación es de carácter cualitativa, a través de la revisión bibliográfica - documental de aportes teóricos de los principales autores que han escrito sobre el área de estudio, así también informes de organismos y otra documentación de índole secundaria.
El mismo se estructura de la siguiente forma; en primer lugar se describe el concepto de economía creativa con el fin de contextualizar, para luego introducirse en el pensamiento de la distribución geográfica de las actividades creativas que da origen al concepto conocido como ciudades creativas, sus habitantes como la clase creativa y algunas evidencias en cuanto a mediciones utilizadas en diferentes regiones y países.
MATERIALES Y MÉTODOS
En la investigación se utilizó la metodología documental, mediante un análisis de corte cualitativo, referenciando a los principales autores del área, documentos e informes de organismos internacionales abocados al estudio de las ciudades creativas y su desarrollo.
El corpus teórico refleja primeramente un análisis conceptual de la economía creativa, la relación en la distribución espacial, para luego desarrollar y describir a través de un análisis cronológico, los principales aportes al concepto de ciudades creativas identificados en una línea de tiempo. Así también, para expresar todo lo que abarca este nuevo concepto se recurrió a apoyo en esquemas de flujograma. Indicando seguidamente algunas evidencias y su método de medición.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Economía Creativa
El término Economía Creativa fue acuñado por el británico John Howkins en el 2001 para destacar la relación existente entre la economía y la creatividad para la creación de valor y riqueza. Así también la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), la define como un conjunto de actividades que engloban aspectos económicos, culturales y sociales, en el que interactúan con la tecnología, la propiedad intelectual y el turismo, generando por lo tanto; ingresos, creando empleos, promoviendo la inclusión social, la diversidad cultural y el desarrollo humano; siendo una opción viable de desarrollo, innovación y de respuesta a políticas multidisciplinarias (UNCTAD, 2011).
Esta área de la economía centra su atención en el potencial de la creatividad humana a través de las industrias creativas, las cuales constituyen una serie de bienes y servicios (United Nations/UNDP/UNESCO, 2013), que generan una nueva fuente de riqueza por la capacidad de crear valor agregado con recursos limpios y renovables. Estos serían los beneficios tangibles que se pueden asociar a un desarrollo apoyado en la Economía Creativa. Al cual, se deben de sumar aspectos intangibles, pero de indudable valor social y económico, tales como; un incremento en la calidad de vida del individuo y de los diversos grupos sociales.
Para Méndez, Michelini, Prada, y Tebar (2012) la economía creativa consiste en la visión de la economía que se libera del sesgo tecnológico asociado a la idea de la sociedad de la información para incluir actividades asociadas a la cultura, de un alto contenido simbólico y donde los recursos intangibles son pieza esencial para generar un valor agregado.
En este sentido las industrias y servicios creativos tienen un valor estratégico para el desarrollo territorial y existe una necesidad de crear acciones destinadas a su promoción. Estas pueden ser actividades intensivas en el uso del conocimiento, las cuales poseen una enorme capacidad de generar empleo y valor añadido, además de resultar en un efecto multiplicador de otras actividades de creciente demanda internacional.
Tal es así, que las industrias y servicios creativos son objeto de creciente atención por parte de las políticas urbanas, por su efecto potencial tanto en la revitalización económica como en la construcción de nuevas imágenes y en la renovación de determinadas áreas mediante el planeamiento.
Para la UNESCO, las actividades enmarcadas en el ámbito de la economía creativa pueden clasificarse en actividades artísticas de diversa índole relacionadas al patrimonio cultural y actividades creativas como; publicidad, diseño, edición, productos audiovisuales y multimedia.
Industrias Creativas y su distribución espacial
Desde los primeros aportes teóricos de Florida a inicios de los años 2000 para entender la relación existente entre la creatividad y su distribución espacial, algunos organismos encargados del tema y autores han dado lugar a un acervo interesante explicando está relación.
Entre las variables que generalmente se utilizan para identificar está relación, se encuentran; el capital humano, la inversión y resultados de la innovación, la dotación de infraestructuras digitales, así como las tres T de Florida que son; tecnología-talento-tolerancia sobre todo a espacios urbanos.
Para Méndez et al. (2012) existen tres argumentos que marcan la tendencia en la distribución espacial de los sectores creativos, como ser; lafuerte tendencia a la concentración, visible a diferentes escalas, la propensión a promover la formación de clusters localizados y la existencia de trayectorias específicas, ligadas a la herencia de cada ciudad. De acuerdo con este autor, se puedan dar externalidades positivas derivadas de la dotación de infraestructura, equipamientos, servicios de calidad, oferta inmobiliaria amplia, presencia de instituciones educativas, de I+D, capital humano capacitado, y un mercado de trabajo cualificado y diversificado.
Por otro lado, otros factores que marcan tendencia a la hora de analizar la concentración creativa, es a través de lo denominado por Florida como la clase creativa, en el que se resaltan; la diversidad sociocultural, tolerancia, amenidades, etc.
Las proximidades con otras industrias también son un factor que destacar, lo cual favorece a un intercambio de conocimiento, convenios y mayor fomento de la creatividad. Por último, la particular evolución de las ciudades y su patrimonio material e inmaterial con que cuenten (Florida 2010; Felton et al., 2010)
Ciudades Creativas
El papel de la cultura en el medio urbano ha adquirido relevancia a nivel mundial. Organismos internacionales y gobiernos locales han mostrado su preocupación por el crecimiento incesante de las ciudades y los problemas económicos, sociales y medioambientales que la misma acarrea. Es, por tanto, que el arte adquiere una importancia en cuanto a su función de catalizadora de la regeneración urbana, abarcando los valores comunitarios, además del diseño urbano en aspectos tales como los medioambientales y los propiamente culturales (Throsby, 2001).
La creatividad en las ciudades favorece al dinamismo urbano, debido a que hoy en día, las mismas se enfrentan a períodos de transición afectadas por el cambio de la globalización, haciendo de que unas se debiliten y otras se potencien, a través del cambio de su base productiva tradicional hacia una mayor inversión en capital intelectual aplicado a los productos, procesos y servicios (Fleming, 2009; UNCTAD, 2010). Es así, que, en el siglo XXI, el motor del crecimiento es el proceso mediante el cual, una economía crea, aplica y extrae valor de su creatividad y del consiguiente conocimiento (Landry, 2010).
Florida (2010), establece que existe una geografía de la creatividad, en el que las compañías se mueven en busca de la gente y no la gente hacia los lugares de trabajo. Para ello, se ve la necesidad de que las ciudades creen un buen entorno y clima empresarial, a través de una buena gobernanza local con la aplicación de políticas de planificación urbana para atraer a la clase creativa (Krueger & Buckingham, 2009; Ratiu, 2013).
La cultura es otro aspecto que se ha convertido en un elemento decisivo en el desarrollo económico, social y de identidad de las ciudades (Throsby, 2001; Correa, 2010), por lo que este modelo se basa en una estrategia emprendedora, desarrollado en las políticas urbanísticas y de desarrollo local como es el caso del modelo Barcelona (Sánchez Belando, Rius Ulldemolins, & Zarlenga, 2012), el de redes de ciudades de la Unesco y la Agenda 21 de la Cultura.
Además, el concepto de ciudades creativas se halla vinculado con el turismo cultural, tal como lo indica Correa (2010), el cual, a través de la vinculación entre el turismo y los bienes culturales, resultan en un buen anclaje para el desarrollo preservando la identidad de los pueblos.
En la Figura 1, se muestra como a través de los años el acervo bibliográfico sobre ciudades creativas fue creciendo, tal es así, que en los estudios de Partners for Livable Communities, se empezaron a utilizar nuevos recursos para el desarrollo comunitario y económico. Más adelante, Landry y otros autores desarrollaron proyectos enmarcados en la creatividad de las ciudades, siguiendo con Harvey S. Perloff, el cual, desarrolló un proyecto con el objeto de documentar el valor económico de los servicios culturales y el diseño en la economía regional (Maldonado, 2012).
Ya en los 90 crece el interés por desarrollar estudios y proyectos relacionados a las industrias culturales, la economía del arte, la economía creativa y las ciudades creativas, así como los estudios de Landry & Bianchini (1995), los cuales afirmaron que los recursos culturales son la materia prima de la ciudad. En la década de los años 2000, los trabajos de Florida (2002, 2010) acentuaron mucho más este concepto relacionando a factores como los estilos de vida, la tolerancia, la diversidad, la infraestructura urbana y los entretenimientos, los cuales, impulsan el desarrollo económico en las ciudades.
De acuerdo con Cooke (2002) la ciudad creativa es más compatible con el término ciudad innovadora, en el sentido de su función incubadora en relación con industrias con tecnología intensiva.
Otras acepciones son utilizadas con relación a este término, como el de capital cultural, el cual según Throsby (2001) “sería con referencias a las reivindicaciones de diversas ciudades a la preeminencia en una categoría cultural general o específica”.
Por lo tanto, en la Figura 2, se muestra un esquema en el cual, se puede comprender el concepto de Ciudades Creativas, indicando que el motor de desarrollo son las industrias creativas, en el cual se desarrollan actividades que generan gran potencial para la población, basándose en políticas públicas que dinamicen dichas actividades y otorguen beneficios tangibles como intangibles en un el marco de la tolerancia, promoviendo la inclusión social y el desarrollo socioeconómico.
La Clase Creativa
El concepto de Clase Creativa fue acuñado por el geógrafo americano, Richard Florida, en el cual consideraba que la sociedad está compuesta por un conjunto de profesionales, científicos y artistas, quienes a través de la creación de nuevas ideas, tecnologías y contenido creativo generaban dinamismo económico, social y cultural a las zonas urbanas. Los trabajadores de las urbes comparten valores y actitudes que se caracterizan por la individualidad, diversidad, transparencia y la meritocracia (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), 2011).
Para Richard Florida (2005) el mundo se encuentra en la era creativa, ya que la clave del crecimiento económico de las naciones se definirá por los avances de las tecnologías, el talento y la tolerancia. Esto resume su teoría de las 3T, que a través del cual genera un índice de creatividad, el GCI (Global Creativity Index, por sus siglas en inglés) relacionando de este modo a factores tales como; el crecimiento económico, la productividad, el espíritu empresarial, la competitividad, la prosperidad, el desarrollo urbano y humano.
La tecnología esta medido por indicadores como; el porcentaje de PIB dedicado a I+D y el número de patentes solicitadas por millón de habitantes, el talento, sin embargo, hace referencia hace referencia a la participación de la población en educación superior: estudios universitarios, instituciones educativas superiores e institutos de formación técnica. Por último, la tolerancia incluye dos medidas relacionadas con la aceptación y la participación de minorías étnicas, raciales, gays y lesbianas en la sociedad (Florida, Mellander y King, 2015).
Medición y casos de estudio de ciudades creativas
Existe una amplia y variada literatura para medir y evaluar a las ciudades. Dependería de la clasificación atribuida a las mismas, teniendo en cuenta los indicadores a ser utilizados, los cuales podrían centrarse en; resultados económicos o en su conectividad, o su habitabilidad, calidad de vida o creatividad.
Landry (2008) establece una serie de indicadores que deberán contemplarse para la aplicación de nuevas herramientas para la planeación urbana creativa y el desarrollo económico. Pudiendo ser demostrada la contribución del sector creativo a la vitalidad económica de las ciudades en términos de producción, valor agregado, ingresos y empleo; es aquí donde se hace hincapié en la relación de las ciudades creativas a las iniciativas de la economía creativa (Stam, De Jong, & Marlet, 2008), las cuales pueden analizarse desde tres ámbitos principales, como ser; arte y patrimonio cultural, medios de comunicación e industrias de entretenimiento y los servicios creativos business to business, con el cual se agrega valor a la cadena (Newbigin, 2010), además del diseño, la publicidad, actuando como impulsores de innovación y a los cuales Landry (2008) los denomina economía de la experiencia (UNCTAD, 2011)(United Nations/UNDP/UNESCO, 2013).
La Red de Ciudades Creativas es una plataforma a través de la cual se promueve la cooperación entre ciudades que identifiquen la creatividad como como factor estratégico de desarrollo urbano sostenible, en este sentido, alrededor de 180 ciudades del mundo conforman está red, en la cual cada país postula a la ciudad que cuente con las características señaladas. En Paraguay, desde el 2019, la ciudad de Areguá conforma está red, en la cual se busca posicionar la creatividad y las industrias culturales en el centro de su plan de desarrollo local, los indicadores tenidos en cuenta fueron artesanía y artes populares, diseño, cine, gastronomía, literatura, música y artes digitales.
La experiencia de Chile, indico que a través del Plan Nacional de Fomento de Economía Creativa en el año 2015, se buscó hacer de la economía creativa un motor de desarrollo humano, social, cultural y económico. Tal es así que el año 2017, el Consejo Nacional de Innovación para el Desarrollo (CNIC) consideró a la creatividad uno de los 31 subsectores priorizados por la Estrategia de Innovación y Competitividad (Mujica, 2015). En el mismo año, la UNESCO a través de su Red de Ciudades Creativas reconoció a la ciudad de Frutillar como la primera ciudad creativa en Chile. Este reconocimiento fue dado gracias a las políticas de desarrollo local en lo concerniente a lo Cultural, la cual se destaca por sus Semanas Musicales y los espectáculos de Teatro del Lago. Dicha actividad cultural adquiere relevancia local y nacional, ya que solo la música aporta el 5,4% de las ventas totales anuales de la comuna, 57 veces más que el promedio nacional (UNESCO, 2017).
En cuanto a Brasil, los autores Leonardo Favaretto y Eva Da Silva (2014) construyeron un índice potencial creativo de municipios brasileños con más de 100.000 habitantes a través de un enfoque multidimensional, es decir, considerando cuatro dimensiones que contribuyen para la construcción de este potencial en una ciudad: capital humano, ambiente urbano, capital social y estructura productiva. Se utilizó para construir estos indicadores, la metodología de análisis factorial y componente principal.
En España los autores Antonio Castro-Higueras y Miguel De Aguilera Moyano (2016), decidieron elaborar un indicador sintético, denominado; índice de potencialidad de las industrias culturales y creativas, aplicable a ciudades pequeñas y medianas.Para la construcción del índice primero se realizó el análisis y la síntesis de los índices de creatividad existentes, la puesta en común de las dimensiones más repetidas y su agrupación en los dominios propuestos. El resultado de este trabajo de investigación fue un índice compuesto por 56 indicadores agrupados en 14 dimensiones que, a su vez, se distribuyen en 3 dominios.
Otro caso de medición en España fue el propuesto por el economista británico Charles Landry, para el caso de Bilbao y Bizkaia, el objetivo fue el de medir la capacidad creativa de la ciudad y la región basándose en un “diagnóstico de creatividad” (Landry, 2010).El índice de creatividad se basó en 10 áreas específicas, dentro de las mismas se agruparon otros subgrupos de indicadores, tales como: Marco político y sector público; Carácter distintivo, diversidad, vitalidad y expresión; Apertura, tolerancia y accesibilidad; Espíritu empresarial; Liderazgo, visión y estrategia; Talento y emprendizaje; Comunicación, conectividad y networking; Entorno urbano, social y económico, Calidad de vida y bienestar; Profesionalidad y Eficacia.
En el caso de la Unión Europea, a través de un proyecto en el año 2017, denominado: Monitor de ciudades culturales y creativas, en la cual se muestra en qué medida es positiva la actuación de 168 ciudades seleccionadas en 30 países europeos, incluyendo a Noruega y Suiza en relación con una serie de medidas seleccionadas y agrupadas en 9 dimensiones que describen; el dinamismo cultural, la economía creativa y el entorno propicio de cada una de las ciudades. Estos a su vez están medidos a través de 29 indicadores que van desde el número de museos y salas de conciertos hasta el empleo en los sectores cultural y creativo, incluyendo las solicitudes de patentes de TIC hasta el nivel de confianza que tienen entre sí los ciudadanos de una ciudad.
Otras mediciones, como en el caso de los indicadores de la UNESCO (2014) de cultura para el desarrollo, se han aplicado en 11 países de diversas partes del mundo en el curso de dos fases experimentales, lo que ha servido para comprobar que son pertinentes y factibles, que a la vez generan un conjunto único de datos. Su construcción consta de 22 indicadores que abarcan 7 dimensiones, tales como; Economía, Educación, Gobernanza, Participación Social, Igualdad de Género, Comunicación y Patrimonio.
CONCLUSIONES
Las dimensiones del desarrollo tienen en cuanto tanto factores socio económicos como social ambientales e inclusive la cultura, como se vio a lo largo del trabajo, la dimensión cultural no puede estar ajena a la hora de tratar problemáticas que atañen a la vida urbana, las políticas económicas, la planificación y las medidas de industrialización de una región o un país.
Las ciudades creativas reflejan la necesidad de diseñar nuevos modelos de desarrollo más inclusivo, teniendo en cuenta factores como el estilo de vida, la tolerancia, infraestructura y avances tecnológicos que benefician a la vida cotidiana.
Muchos autores indican que la perspectiva de la sostenibilidad debe marcar una nueva prioridad en la agenda de desarrollo, ya sea teniendo en cuenta prácticas de empoderamiento ciudadano, que favorezcan y beneficien a su calidad de vida.
Finalmente, las mediciones realizadas para determinar la situación si las ciudades teniendo en cuenta parámetros creativos-culturales, resultan herramientas que deberán contribuir con el diseño de estrategias políticas en búsqueda de la sostenibilidad.