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Población y Desarrollo

versão impressa ISSN 2076-0531versão On-line ISSN 2076-054X

Poblac.Desarro. vol.22 no.42 SAN LORENZO jun. 2016

https://doi.org/10.18004/pdfce/2076-054x/2016.022(42)036-044 

ARTICULO CIENTIFICO

Análisis comparado entre Colombia, Tailandia y Sudáfrica de la desigualdad de género en la liberalización económica

Comparative analysis among Colombia, Thailand and South Africa of the gender inequality in the economic liberalization

Viviana García-Pinzón1 

Natalia Ruiz-Morato2 

1Universidad de La Salle. Bogotá, Colombia.

2Universidad de La Salle. Bogotá, Colombia.


RESUMEN

Se realizó una investigación descriptiva y heurística cuyo objetivo era analizar la desigualdad laboral de género en el contexto de la liberalización económica comparando tres casos de las regiones en desarrollo, como son: Colombia, Tailandia y Sudáfrica. La investigación responde a la pregunta ¿Cuáles han sido los impactos de las reformas de la política comercial en términos de la participación femenina en el mercado laboral, la segregación horizontal y las brechas salariales de género en los países ya mencionados? Como respuesta, el estudio comparativo de los tres casos de estudio concluye con un diagnóstico diverso: por una parte, la participación femenina en el mercado laboral ha crecido pero la segregación ocupacional y salarial por género persiste. El alcance la investigación refleja que las mujeres se encuentran entre la población más vulnerable a los cambios por la liberalización económica en la política comercial y los choques económicos, donde el mercado no resuelve las disparidades de la distribución económica de las mujeres.

Palabras clave inequidad-de-género; mercado-laboral; brechas-salariales; análisis-comparativo

ABSTRACT

A comparative analysis among Colombia, Thailand and South Africa of the gender inequality in the economic liberalization is a descriptive and heuristic research which objective was analyzed the gender inequality in the context of economic liberalization. The research question is what have been the impacts of reforms of trade policy in terms of women’s participation in the labor market, horizontal segregation and gender wage gaps in the countries mentioned above? In response, the comparative study of the three case studies assumed that the women’s participation in the labor market has grown, but occupational and wage segregation by gender persists. The scope of the research showed that the comparison of cases highlights that women themselves are among the most vulnerable to changes by economic liberalization in trade policy and economic shocks, where the market does not solve disparities in economic distribution of women.

Key words gender-inequality; labour-market; wage-segregation; comparative-analysis

INTRODUCCIÓN

Los efectos de la liberalización comercial no son neutrales en términos de género, por lo tanto, está investigación heurística sobre el mercado laboral y la liberalización desde una perspectiva de género en el caso de tres países del Sur: Colombia, Sudáfrica y Tailandia. Se escogieron estos países porque han llevado a cabo reformas económicas enfocadas hacia la liberalización comercial. Así, la pregunta que guía el estudio es la siguiente: ¿Cuáles han sido los impactos de las reformas de la política comercial en términos de la participación fe-menina en el mercado laboral, la segregación horizontal y las brechas salariales de género en los países ya mencionados?

El desarrollo de estudios comparados respecto a género y liberalización comercial se han enfocado en el ámbito regional, así hay múltiples trabajos que abordan la cuestión comparando países de América Latina África y Asia (Mwaba 2000, Baliamoune-Lutz, 2006, Rodríguez 2008, Chandra, Lontoh and Margawati 2010; Kiratu and Suryapratim 2010, Sanchiz 2011, ONU Mujer, 2012; Wamboye y Seguino 2012). Por lo que esta investigación presenta un estudio de carácter comparativo interregional, enfatizando en los aportes de la teoría económica feminista. Si bien la incorporación de la dimensión de género ha supuesto un avance en el análisis de la desigualdad social, las políticas económicas y los efectos del neoliberalismo, aún hay desafíos conceptuales, metodológicos y empíricos por superar. Los avances en este sentido no sólo permitirán contar con un mejor diagnóstico de la problemática sino aportar para el desarrollo de políticas públicas que realmente aporten al bienestar y desarrollo humano de las mujeres, niñas y adolescentes. Una de las dimensiones de investigación cuyo desarrollo es aún incipiente tiene que ver con la dimensión comparada entre regiones. La comparación intrarregional se fundamenta en las características históricas, políticas, geográficas y culturales que comparten los países de determinada región. No obstante, la globalización, el neoliberalismo y la liberalización comercial son fenómenos que afectan a todos los países en desarrollo, por ello la pertinencia de la comparación de las problemáticas entre las distintas regiones.

MATERIALES Y MÉTODOS

Para el análisis de la relación entre comercio y género se utilizó el enfoque propuesto por Elson, Et. Al. (2007) para el análisis de género1.

1Estos autores proponen una división de tres niveles: macro, meso y micro. En el primero, se examina la división de la fuerza de trabajo entre los sectores productivos del mercado y los sectores reproductivos. En el nivel meso se analizan las instituciones y los marcos responsables de la distribución de recursos, la provisión de los servicios públicos y el funciona-miento del mercado de trabajo, las materias primas y otros mercados. Finalmente, el análisis micro provee un análisis profundo de la división de trabajo por género, los recursos y la toma de decisiones, sobre todo en los hogares.

Además, se aplicó el análisis documental sobre el tema y estadísticas oficiales -nacionales e internacionales-, siendo un análisis enfocado en el meso nivel, específicamente en el mercado laboral urbano.

La comparación entre los 3 países (Colombia, Sudáfrica y Tailandia) corresponde al sistema de máxima similitud2.

2Se refiere a la comparación de casos que solo comparten un resultado político determinado, o uno o dos factores explicativos considerados cruciales para explicar el resultado. Este tipo de diseño usualmente aplica a las comparaciones entre diferentes regiones.

Como fue señalado anterior-mente cada uno de los tres países se encuentra en una región distinta, cuentan con características históricas, políticas y económicas diferentes. No obstante, las variables que comparten y que importan en el marco de esta investigación son la liberalización comercial y la desigualdad de género (Landman, 2000).

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Con respecto a la liberalización comercial y desigualdad de género la revisión del estado del arte de esta discusión arrojó los siguientes resultados. Un argumento relativamente reciente de la teoría ortodoxa a favor de la liberalización comercial es que el incremento del comercio tiene efectos que favorecen la igualdad de género. En las corrientes principales de la economía, el género ha sido un asunto ampliamente ignorado. Ello se debe, en parte, al supuesto que todos los individuos se beneficiarían de las tasas de crecimiento económico y los resultados son neutrales respecto al género. “Por lo tanto, el género es ignorado en los niveles teórico, empírico y de creación de políticas, lo cual contribuye a perpetuar la discriminación por género que se percibe en el actual funcionamiento de la economía” (Ventura Días, 2005).

Sin embargo, teorías heterodoxas de la economía, particularmente el feminismo, ha re-saltado como la economía está estructurada de acuerdo al género (gendered-structure), es decir que hay una serie de relaciones de poder atravesadas por el género que moldean las instituciones, las transacciones y las relaciones que conforman la esfera de lo ‘económico’ (UNCTAD, 2015).

El comercio y la política comercial afectan tanto a los hombres como a las mujeres en sus roles como trabajadores, productores y consumidores (UNDTAC, 2015; Ventura Días, 2010); la política comercial genera efectos redistributivos en términos de factores laborales y afecta los salarios y la demanda por mano de obra calificada y no calificada (como también otros factores de producción), ello de manera indirecta a través de los precios en el mercado (Ventura Días, 2010). En este sentido, Fontana (2003) afirma que las políticas comerciales, como ninguna otra política económica, tiende a tener efectos diferenciados por género debido a que las mujeres y los hombres tienen un acceso diferenciado, y control sobre, recursos, y a los roles diferenciados tanto en el mercado económico como en los hogares.

Existen estudios (Anderson, 2005; Fontana, 2003; Neumayer and De Soysa 2007; UNCTAD, 2015; Ventura Días, 2010) que revisan los impactos de la liberalización y las políticas comerciales si han contribuido a mejorar el bienestar de las mujeres o si, por el contrario, han contribuido a perpetuar y acentuar las brechas de género y la desigualdad social.

De este estado del arte se tienen como resultados: el comercio altera la distribución de ingreso y recursos entre diferentes grupos de mujeres y hombres a través de distintos mecanismos y la afecta también en sus múltiples roles en la economía como trabajadores, productores, consumidores y contribuyentes de impuestos. Los efectos de la liberalización comercial no son neutrales en términos de género, por el contrario, tienen efectos diferenciados entre hombres y mujeres. Por ello, los enfoques heterodoxos de la economía, particularmente el feminismo, han resaltado que existe una relación bidireccional entre género y comercio (Çağatay, 2005; UNCTAD, 2015).

Por un lado, la distribución del desempeño económico varía de acuerdo al género y otros factores como clase, raza e identidad. Por otra, las desigualdades de género afectan las estrategias de competitividad en los negocios.

Dada la complejidad de la relación entre género, comercio y desarrollo no es posible generalizar que los efectos de las políticas comerciales para las mujeres en términos absolutos sino que es necesario analizar los efectos considerando los recursos, capacidades, instituciones del mercado laboral, raza y otras características socioeconómicas. Sin embargo, un aspecto que los estudios sobre el tema resaltan es que las mujeres y los pobres son las poblaciones más vulnerables a los cambios en la política comerciales y los choques económicos (Fontana, 2003; UNCTAD, 2015).

Las desigualdades de género median en los resultados de las políticas comerciales, sobre todo en las ganancias y el crecimiento resultado del comercio. De hecho, las desigualdades de género promueven el crecimiento en el contexto del comercio internacional y de las económicas enfocadas a la exportación. En un análisis de países en desarrollo entre 1975 y 1995, Seguino (2000) encontró que las brechas salariales de género contribuyeron de manera significativa al crecimiento económico mediante el incremento de las exportaciones y la inversión extranjera. “De este modo, resulta evidente la funcionalidad de las desigualdades de género a la producción globalizada” (Rodríguez, 2008). Sin embargo, esta tendencia no es benéfica y de hecho puede ser sumamente perjudicial para la economía en el largo plazo (Çağatay, 2005).

Relacionado con lo anterior, en el mercado laboral las desigualdades de género no solo han continuado, sino que han sido usadas como un instrumento para la competencia internacional y la atracción de inversión en el contexto de la integración comercial de los países en desarrollo en la economía mundial (Seguino, 2000).

Resultados del análisis comparativo de Colombia 3 , Tailandia 4 y Sudáfrica 5

3Colombia es un país de ingreso medio.

4Tailandia es un país de ingreso medio y semi-industrializado, el cual ‘is a very open globally integrated economy characterized by strong unilateral liberalisation in the 1980s and 1990s (especially in manufacturing, less so in agriculture and services’.

5Sudáfrica es un país de renta media alta, su economía es la segunda más grande en África y es el país con mayor avance tecnológico en este continente (OMC, 2015a; OMC, 2015b).

Estos países han llevado a cabo reformas eco-nómicas encaminadas a la liberalización comercial. Según los datos del Open Markets Index (International Chamber of Commerce, 2013) los tres se encuentran en la categoría 3 (apertura promedio) en una escala de 1 a 5, siendo 1 la categoría correspondiente a las economías más abiertas. Sudáfrica resalta en el conjunto de países tomados dentro de la muestra como el país africano con mayor apertura económica.

Respecto a la fuerza laboral y el género, los tres países exhiben un crecimiento de la población económicamente activa en general y en la población femenina en el periodo comprendido entre 1990 a 2008 (ver tabla 1).

Tabla 1: Población total económicamente activa por género 1990-2008. 

Fuente: LABORSTAT-ILO 2015.

En el caso de Colombia, la población femenina económicamente activa creció más de cuatro veces, mientras que lo hizo más de dos ve-ces en Sudáfrica. Si bien en cifras generales la población femenina económicamente activa tuvo un incremento en los tres países, la tasa de actividad de las mujeres (el porcentaje de mujeres económicamente activas dentro de toda la población femenina) no tuvo variaciones significativas; especialmente en el caso de Tailandia donde permaneció casi igual durante el período. Entre 1990 y 2014 la tasa de participación laboral femenina respecto a la masculina creció en Colombia y Sudáfrica, mientras que en Tailandia disminuyo levemente (ver figura 1).

Figura 1: Tasa de participación laboral femenina respecto a la masculina (%) 1990-2013. 

Fuente: Banco Mundial 2015 (modelado con los estimados de la OIT).

En Colombia, el mayor incremento tuvo lugar desde 1995 a 2003, mientras en Sudáfrica hubo una tendencia creciente desde 1990 a 2001. A pesar de la disminución en la tasa de Tailandia, éste sigue siendo con el país con la mayor tasa de los tres.

La brecha salarial de género6 es uno de los indicadores más usados para analizar la desigualdad de género en el mercado laboral.

6La brecha salarial de género es la diferencia existente entre los salarios percibidos por los trabajadores de ambos sexos, calculada sobre la base de la diferencia media entre los ingresos brutos por hora de todos los trabajadores.

De acuerdo a los datos de 2011 a 2013, dicha brecha ha crecido en Colombia, mientras que en Tailandia disminuyó del 5,4 en 2011 a 2,5 en 2013 y en Sudáfrica descendió de 21,6 en 2011 a 20,9 en 2013 (ver figura 2).

Figura 2: Brecha salarial de género (%) 2011-2013 

Fuente: LABORSTAT OIT 2015 con base en datos de la Encuesta Nacional de Hogares (Colombia), Statistics of south africa (2015) y Labour Force Survey (Tailandia).

Específicamente para el caso colombiano los resultados del análisis de la composición sectorial del empleo femenino según los datos estadísticos del Departamento Nacional de Estadísticas de Colombia (DANE) con su encuesta nacional de hogares del año 2015, de la OIT de los años 2013 y los estudios de Isaza (2013) y Ñopo (2010) es posible sostener que las mujeres que ganan menos y se encuentran en los sectores dominados por mano de obra femenina son de mayor edad, menos educadas, y con mayor tendencia a trabajar como empleadas domésticas o auto-empleadas. También, tienden a trabajar en empresas más pequeñas, con menor formalidad y como trabajadoras de ‘cuello azul’ en el sector terciario. El caso colombiano evidencia importantes cambios respecto al mercado laboral y las mujeres durante las últimas décadas, uno de los más notables es el importante incremento en la cantidad de trabajadoras femeninas. En términos positivos, las mujeres son más educadas, tanto la segregación como la brecha salarial de género ha disminuido, y legalmente, varios instrumentos para avanzar en la equidad de género han sido establecidos. Sin embargo, dadas las diferencias entre las mujeres que hacen parte del mercado laboral, muchas de ellas son sujeto de discriminación en este mercado y enfrentan difíciles condiciones laborales, mientras que la brecha salarial de género persiste y un importante porcentaje de las mujeres trabajadoras está confinado en actividades intensivas en mano de obra. Particularmente, esta es la realidad para las mujeres de mayor edad, menor educación, y aquellas que tienen niños.

En el caso de Tailandia, según el análisis de las estadísticas, Trade Policy Review (2015) y Labour Force Survey (2015), las estadísticas muestran un patrón consistente de altas tasas de participación en el mercado laboral tanto de hombres como de mujeres y la tasa de participación laboral femenina en Tailandia es mayor que el promedio que el promedio de Asia (Romanow, 2012). Sin embargo, para entender el desarrollo del trabajo femenino en Tailandia es necesario tomar en cuenta múltiples factores de contexto como son, el rápido crecimiento de la población tailandesa y el crecimiento de la producción intensiva en mano de obra asociada con la fuerza laboral femenina; la falta de sindicatos fuertes y políticas pro-negocios, los cuales atrajeron los influjos de capital externo desde 1960, y finalmente, el estado de la tecnología que hizo posible combinar mano de obra no cualificada con maquinaria simple y tecnología de ensamble. Así, la inversión extranjera que fluyo en el sector manufacturero intensivo en mano de obra promovió la expansión del empleo femenino y la feminización del trabajo no agrícola en Tailandia. Al respecto Clawen (2002) señala que ‘many transnational corporations (TNCs) relocated their manufactures to Thailand because it offered the favourable conditions, specifically a large pool of unskilled, cheap, female labour’.

A diferencia de otros países, en Tailandia las mujeres han hecho parte del mercado laboral desde hace varias décadas. Este patrón se consolidó con la estrategia orientada a la exportación intensiva en mano de obra implementada por el Gobierno tailandés en la década de 1980. Las mujeres constituyeron una fuerza laboral barata, flexible y productiva; este hecho coincide con los análisis de Seguino (2000) y Fontana (2003) los cuales evidencian que el trabajo femenino puede convertirse en una fuente de ventaja competitiva en el contexto de la liberalización comercial. No obstante, el sector de manufactura no ha sido la única fuente de empleo para las mujeres, hay una parte significativa del empleo femenino dedicado al comercio al por menor y servicios, transportes y construcción. Durante las últimas décadas, las mujeres han alcanzado mayor educación y han mejorado su perfil ocupacional, empero la brecha salarial de género persiste. Lo que es interesante respecto a esto último, es que los estudios evidencian que el mayor porcentaje de la brecha permanece sin ser explicado, de manera que ésta no obedece tan solo a las características observables entre hombres y mujeres sino a la discriminación por causa de género.

El análisis de resultados del caso del país Sudáfrica, Thurlow (2006) encuentra que respecto al género sobre las políticas liberalizadoras, el estudio concluye que las mujeres fueron afectadas severamente por la competencia de importaciones, con un descenso en el empleo femenino del sector manufacturero. Este hallazgo es confirmado por el estudio de Cockburn, Et. Al. (2007) quienes, con base en un marco macroeconómico, concluyen que hay un mayor sesgo contra las mujeres, junto con un descenso en su participación en el mercado laboral, debido a que las trabajadoras están concentradas en sectores en contracción, los cuales inicialmente se encontraban entre los sectores protegidos de la economía, y que se beneficiaron poco por la caída en los precios de ingreso, mientras los trabajadores estaban más concentrados en sectores intensivos en exportaciones y en expansión. Las mujeres negras africanas experimentaron la mayor caída en la tasa de participación laboral. A pesar del impacto negativo de la liberalización comercial en la participación de las mujeres en el mercado laboral, es interesante notar que la tasa de participación femenina ha crecido en el periodo post-Apartheid llevando a una ‘feminización laboral’ (Casale y Posel, 2002).

La liberalización comercial ha supuesto importantes cambios en la estructura económica de Sudáfrica. Desde una perspectiva de género, la ‘feminización laboral’ ha tenido como correlato el crecimiento del desempleo femenino. La entrada de las mujeres en el mercado laboral se ha caracterizado por su concentración en empleos inestables y salarios menores a los de la población masculina. El crecimiento, resultado del proceso comercial, ha beneficiado principalmente a las mujeres blancas y con mayor educación, mientras que aquellas que laboran en industrias afectadas por la competencia con nuevas importaciones - específicamente en las industrias textiles y de alimentos-, y aquellas que cuentan con menor educación, han sufrido las consecuencias negativas de las reformas. Las mujeres con bajos niveles educativos han tenido que moverse a empleos con menores salarios en el sector de servicios, dado el declive de las industrias textil y de alimentos. Si bien, desde una perspectiva general hay segregación ocupacional y una importante brecha salarial del género, existen importantes diferencias entre los grupos poblacionales: las mujeres blancas cuentan con una mejor condición en el mercado laboral en comparación con las mujeres negras africanas. No obstante, las mujeres blancas están expuestas a mayor discriminación indirecta (Grün, 2004). En todo caso, las mujeres negras africanas constituyen el grupo más vulnerable en el mercado laboral sudafricano.

CONCLUSIONES

Al igual que en los estudios empíricos sobre este tema, el análisis concluye con un panorama diverso: por una parte, la participación femenina en el mercado laboral ha crecido, las mujeres cuentan con mejor educación, la liberalización ha creado nuevas oportunidades de empleo, y en algunos casos y sectores, los ingresos de las mujeres han mejorado. Por otra, la segregación ocupacional por género persiste, y en el caso de Sudáfrica ha crecido, como también la brecha salarial por género. En los tres casos esta brecha ha disminuido pero el porcentaje que permanece sin explicación es incluso mayor. Lo que esto sugiere es que las mujeres cuentan con mejor educación y han mejorado su perfil ocupacional pero ganan menos que los hombres por razones que no están relacionadas con las diferencias observables entre hombres y mujeres, por lo tanto obedecen a discriminación.

En Tailandia y Colombia, la fuerza laboral fe-menina ha constituido una fuente de ventaja competitiva para las industrias intensivas en mano de obra. En Tailandia para los textiles, vestuario, aparatos electrónicos, joyas y joyería; mientras que en Colombia para las plantas exportadoras. El empleo en esta clase de industrias se caracteriza por menores ingresos, condiciones laborales precarias y pocas o ninguna posibilidad de capacitación y/o ascenso.

En el caso de Sudáfrica, las mujeres negras africanas y sin calificación han sido las más afectadas por el impacto de la liberalización en la estructura económica y laboral.

El análisis de la relación entre liberalización comercial, género y mercado laboral muestra un complejo escenario, el cual varía dependiendo del sector, industria, edad, nivel de educación, acceso a recursos, entre otros factores. Sin embargo, lo que es claro en los tres casos analizados es que las mujeres están entre los grupos más vulnerables a los cambios en la estructura económica, y que a pesar de los instrumentos legales creados con el propósito de reducir la desigualdad de género - por ejemplo en Colombia y Sudáfrica, la discriminación persiste de formas directas e indirectas.

Por lo tanto, se concluye que la liberalización comercial y el mercado laboral femenino requieren del acompañamiento de políticas de diferenciación salarial y de promoción de la mujer en términos de equidad salarial, de acceso laboral y fomento de educación de alto nivel.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Recibido: 05 de Marzo de 2016; Aprobado: 16 de Mayo de 2016

Autor correspondiente: Viviana García-Pinzón. Politóloga. Universidad de La Salle. Bogotá, Colombia. Email: vegarcnap@gmail.com

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