En el mes de enero del 2020 teníamos conocimiento que una nueva enfermedad viral acechaba a una comunidad de la China, Wuhan. Se acompañaba de mortalidad no despreciable y afectaba a un gran número de individuos cada vez con mayor impacto. El virus causante, el SARS-CoV-2, es un virus recientemente reconocido, emparentado con otros coronavirus como el SARS-CoV, el cual fue causante de enfermedad viral similar en el año 2003 en la China y el MERS-Coronavirus causante de una enfermedad viral en el año 2012 en Arabia Saudita. Ambas enfermedades virales fueron de mayor mortalidad que las causadas por el SARS-CoV-2, pero coinciden con este virus en la afectación pulmonar y que pueden causar mortalidad de los pacientes afectos.
El virus adquirió diseminación pandémica. Ha afectado, y sigue afectando, a múltiples países, produciendo un cuadro respiratorio caracterizado por tos y síntomas respiratorios que en un 80% de los casos son de gravedad leve a moderada y en el 20% de gravedad mayor que amerita hospitalización. En un 5% de los casos la gravedad es crítica, requiriendo los pacientes hospitalización en unidad de cuidados intensivos. De los pacientes que requieren en su manejo asistencia respiratoria mecánica el 50% fallecen. La mortalidad se ha reportado entre el 3%-5%, pero hay países con mayor mortalidad como Italia donde la misma ha sido el 10%.
Luego de afectar severamente a Europa, el epicentro de la pandemia se halla en América. Los EEUU, México, Brasil, Chile, Perú, Ecuador y Panamá están entre los países más severamente afectados. Y la epidemia no tiene fecha final.
En el cono sur de la Américas, el Paraguay es uno de los países con menor número de afectados. Varias explicaciones subyacen como posibilidades de la situación. Una de ellas ha sido lo precoz del cierre de las actividades, el cierre de las fronteras, y la cuarentena de los inmigrantes nacionales. La persistencia de estas medidas han sido críticas para la obtención de los parámetros de inefectividad de la población paraguaya. Un aspecto a considerar es la capacidad de los hospitales nacionales para hacer frente a una eventual epidemia. Sin adecuado suministro de insumos y equipamientos, e incremento de la formación de los recursos humanos, la capacidad será totalmente insuficiente.
Este semestre será crítico para ver la conducta de la epidemia en nuestros países. Dependerá de las acciones que se tomen en el país. Igualmente, es fundamental la colaboración de la ciudadanía de mantener el distanciamiento social, el adecuado y frecuente lavados de manos, la etiqueta de la tos (tos en el angulo intreno del codo) y ausentarse de las actividades escolares o laborales con el primer signo respiratorio