INTRODUCCION
Las infecciones de las vías urinarias (IVU) constituyen una de las patologías infecciosas más frecuentes tanto en la comunidad como en el ámbito hospitalario 1, es la segunda causa de infección más frecuente en los humanos, solo superada por las infecciones del tracto respiratorio 2.
Es considerada generalmente como la existencia de microorganismos patógenos en el tracto urinario con o sin presencia de síntomas 2. Un urocultivo positivo no confirma el diagnostico debido a la alta prevalencia de bacteriuria en los pacientes añosos hospitalizados, independientemente de la razón de la internación. Algunos han usado la presencia de piuria y bacteriuria como una evidencia de IVU pero esa combinación también es prevalente 3, siendo 20% en mujeres y 10% en hombres mayores de 65 años 4. La mayoría de los expertos recomiendan no tratar a las bacteriurias asintomáticas 4.
En el adulto mayor, la IVU es la infección bacteriana más común y el origen más frecuente de bacteriemias 2.
Generalmente se aíslan en los urocultivos, que corresponde al gold standard, bacterias gram negativas, entre ellas la más frecuente corresponde a Escherichia coli, otras especies son Proteus, Enterococcus faecalis, Klebsiella pneumoniae, Pseudomonas aeruginosa, Enterobacter cloacae, Streptococcus agalactiae, Staphylococcus saprophyticus, Serratia marcescens y Morganella morganii1,2.
En el caso de la IVU complicada y nosocomial, la E. coli sigue siendo el principal agente causante, pero la presencia de Klebsiella spp, Citrobacter, Pseudomonas aeruginosa y de gérmenes gram positivos como Staphylococcus epidermidis meticilinorresistente y Enterococcus spp. está aumentada 2.
Los pacientes sondados suelen presentar infecciones polimicrobianas. Hongos, como Candida spp., suelen ser encontrados en pacientes diabéticos, inmunosuprimidos o que están recibiendo antibióticos de amplio espectro 2,5; más raros y, principalmente, en pacientes inmunodeprimidos pueden ser aislados Aspergillus o Criptococcus en orina 2.
En el medio hospitalario se ha observado una alta frecuencia de infecciones asociadas a hongos oportunistas, en su mayoría corresponden a especies de Candida spp. Sin embargo, se aíslan otras especies como Trichosporon, donde predomina la especie asahii6,7.
La Trichosporonosis está asociada con una variedad de infecciones, incluyendo infecciones de piel y folículos pilosos, neumonía, meningitis, endocarditis, fungemias e infecciones diseminadas 8. Estas últimas se vinculan con una alta mortalidad entre los pacientes 9.
PRESENTACIÓN DE CASOS CLÍNICOS
Caso 1
Varón de 73 años, conocido portador de hipertensión arterial, diabetes Mellitus tipo 2, hipotiroidismo, enfermedad renal crónica en esquema de hemodiálisis trisemanal. Durante sesión de hemodiálisis el paciente presenta alteración del sensorio, durante la búsqueda de la causa se halla proceso infeccioso pulmonar, para el cual recibe 7 días de ceftazidima. En urocultivo realizado de forma ambulatoria 7 días previos a la internación se aísla Trichosporon asahii, por lo que se decide iniciar fluconazol. Urocultivo posterior retorna negativo.
Caso 2
Mujer de 83 años portadora de hipertensión arterial, encamada debido a un accidente cerebrovascular isquémico. La paciente acude por asimetría de miembros inferiores debido a edema de miembro inferior izquierdo, en donde se presencia signos directos de trombosis venosa profunda y superficial en ecodoppler. La paciente realiza pico febril, se realiza orina simple que retorna patologica se inicia cobertura con ceftriaxona de forma empírica, posteriormente en el urocultivo se aísla Trichosporon asahii y Enterococcus faecium, se inicia cobertura dirigida con doxiciclina y fluconazol.
CONCLUSION
Pacientes con IVU por hongos pueden ser asintomáticos, presentar colonización superficial o manifestaciones clínicas de infecciones localmente invasivas, infecciones ascendentes o diseminadas 5.
La presencia de hongos de forma persistente en el tracto urinario es considerada clínicamente significativa. A diferencia de las infecciones bacterianas las infecciones fúngicas no se han asociado a bacteriuria, síntomas o una concentración definida de microorganismos. La diferencia entre colonización e infección no está definida 9,10.
Muchos autores han intentado definir niveles significativos de funguria, sin embargo, Candida, por ejemplo, no es encontrado de forma habitual en la orina por lo que para otros autores el crecimiento persistente de hongos es patológico 10.
El tratamiento de la funguria debe basarse en el análisis del paciente, de su estado general y de sus factores de riesgo como diabetes mellitus, enfermedades genitourinarias o enfermedad renal, en los pacientes sin factores de riesgo se podría expectar el tratamiento debido a que el riesgo de progresión es bajo 10.
Las levaduras pertenecientes al género Trichosporon pueden formar parte de la flora normal de la piel, las mucosas y las uñas de los mamíferos. Se encuentran ampliamente distribuidas en el medio ambiente, especialmente en el suelo 7,9.
Las revisiones bibliográficas indican que los factores de riesgo para infecciones por Trichosporon incluyen neutropenia, transplante de órganos, diabetes, enfermedad renal terminal, infección por HIV, uso de inmunodepresores, uso de antibioticoterapia previa, uso de equipos médicos invasivos 8,10.
La frecuencia de las infecciones hallada en casos clínicos reportados en los últimos 23 años, la mayor parte de las infecciones corresponden a infecciones urinarias, siguiendo por la fungemia, y en tercer lugar infecciones diseminadas 8.
Para el tratamiento, se observó que el efecto de los triazoles como voriconazol, fluconazol e itraconazol, fueron los más efectivos en el tratamiento de la infección por T. asahii 8.
Las infecciones por hongos oportunistas se observan con gran frecuencia en el ámbito hospitalario, principalmente en pacientes que realizaron tratamientos antibióticos prolongados, que además presentan otros factores de riesgo como diabetes mellitus, obesidad o en algunos casos se encuentran inmunosuprimidos.
En la bibliografía revisada, la presentación clínica de la infección varía de acuerdo al número de polimorfonucleares del paciente. En la neutropenia, la diseminación es lo habitual y se manifiesta sin síntomas específicos, con fiebre que no responde a la antibioterapia empírica. En inmunocompetentes la neumonía es la infección más frecuente; ésta puede quedar limitada o puede producir fungemia con implicación de otros órganos 11.
Sin embargo, en el estudio realizado por Haitao et al, se observó la mayor prevalencia en vías urinarias.
En los casos clínicos expuestos los pacientes no presentaban síntomas urinarios, sino que se manifestaron de forma inespecíficas como alteración del sensorio y fiebre. En el primer caso el paciente presenta 2 factores de riesgo como diabetes mellitus y enfermedad renal crónica, en el segundo caso, la paciente es encamada crónica, con uso de pañal, que favorece la humedad en región perigenital y el intertrigo micótico.
En ambos casos los pacientes fueron tratados con azoles, fluconazol, en el primer caso en nuevo urocultivo no se volvió a aislar el microorganismo, por lo que presentó buena respuesta. En el segundo caso, no se realizó nuevo control de cultivo.
Se resalta la importancia de realizar urocultivos en casos donde se observan levaduras en orina simple, debido a que la prevalencia de Candida spp, está siendo desplazada por el aislamiento de otros hongos oportunistas, y para realizar un tratamiento dirigido, porque la sensibilidad de los microorganismos no siempre puede correlacionarse con las especies de Candida.
Contribución de los autores:
Diseño del manuscrito, recolección y análisis de datos, redacción y aprobación de versión final.
Conflicto de intereses: La autora declara no contar con conflictos de interés.
Financiación: El presente reporte de caso no requirió financiación.