Nos encontramos actualmente ante una circunstancia para la salud pública mundial la cual no habíamos tenido desde hace mucho tiempo y que significa un hecho de trascendencia no solo para la ciencia médica sino para la sociedad mundial: el mundo no va a ser igual después de esta pandemia.
Con respecto a esta pandemia, nos enfrentamos a un nuevo tipo de virus, el séptimo de la familia de los coronavirus 1. El brote actual tuvo su origen en China, en la ciudad de Wuhan, región de Hubei 2. Este coronavirus fue actualmente designado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como SARS-CoV-2 3. La OMS ha definido que el brote de SARS-CoV-2 se ha convertido en una pandemia en fecha 11 de marzo del corriente año 4.
Considerando la presente pandemia, debemos tener más que nunca presentes las técnicas de prevención que conocemos desde hace más de un siglo, pero que resultan difíciles hasta ahora de compartir con el público en general y que incluso a los profesionales médicos nos resulta a veces difíciles de mantener, pero que no por ello pierden su crucial importancia. El lavado de manos, propuesto desde un inicio para disminuir los casos de infecciones diversas, cobra ahora un nuevo significado en un esfuerzo mundial de la humanidad en contra de un enemigo invisible.
No debemos obviar los esfuerzos de los países en la disminución de los contagios. Algunos de los países más industrializados del mundo han detenido o llevado a mínimos sus economías 5, han implicado políticas de aislamiento obligatorio y han visto la necesidad de recurrir a métodos que no se habían usado, en algunas de ellas, desde algunos de los periodos bélicos del siglo pasado. Estas situaciones no solo tienen sus implicancias políticas y económicas, sino que representan un nuevo estresor a gran parte de la población. No todos estamos preparados para pasar semanas encerrados. Esto implica que se considere la necesidad de proveer más que nunca servicios de salud de mental y de asistencia domiciliaria a grandes sectores de la población.
Nuestro país no es ajeno a esto. Si bien nuestro sistema de salud es precario, hemos visto una cooperación intersectorial plena y la predisposición de diferentes sectores, públicos y privados en el esfuerzo nacional contra el virus. No debemos caer en fomentar el estigma contra los compatriotas que sean contagiados, no tuvieron culpa de esto ni se debe fomentar discursos que marginalicen a esta población.
Nuestro Hospital de Clínicas se ha preparado para poder afrontar este desafío. Hemos diseñado protocolos de atención a pacientes mediante un sistema de contingencia a usuarios con síntomas respiratorios. Los diferentes servicios se han preparado para brindar soporte a los pacientes, considerando las perspectivas de cada especialidad. La Universidad Nacional de Asunción ha contactado con las autoridades sanitarias nacionales para ofrecer la infraestructura y la capacidad profesional del Instituto de Investigación de Ciencias de la Salud (IICS) para procesar las muestras de los casos sospechosos.
No sabemos que nos depara esta pandemia, pero debemos buscar siempre mantener el rigor científico y la colaboración constante entre las entidades que prestamos servicios sanitarios. Ya hemos pasado por situaciones similares en el pasado, mantengamos las medidas de prevención y preparémonos para los desafíos que nos esperan posteriormente.