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Anales de la Facultad de Ciencias Médicas (Asunción)

Print version ISSN 1816-8949

An. Fac. Cienc. Méd. (Asunción) vol.51 no.3 Asunción Dec. 2018

https://doi.org/10.18004/anales/2018.051(03)13-016 

EDITORIAL

Donación y trasplante de órganos en Paraguay

Nelson Arellano1 

1Jefe Unidad Trasplante Hepático. Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Asunción. San Lorenzo, Paraguay.


La palabra donación adquiere su verdadera importancia cuando se la asocia a la palabra trasplante y representa la solidaridad dentro de una sociedad.

Una sociedad donde interactuamos todos sus integrantes y dependemos unos de otros.

Para ilustrar la dependencia de unos y otros, permítanme hablarles de tres protagonistas, que representan a otros tantos, que no se conocen y sin saberlo forman parte de una misma historia, unidos como eslabones de una cadena.

Esta es la historia de la Donación y Trasplante en el Paraguay, donde tres protagonistas: el donante, el paciente en lista de espera y el paciente trasplantado, que representan tres situaciones diferentes, en épocas distintas, están unidos sin embargo con un solo fin, LA VIDA.

- El donante, primer protagonista, primer eslabón: en el mes de septiembre de 1992, sucedía lo irreversible, tras una hemorragia cerebral, un colega, el Dr. Marco Aurelio Aguayo Rodríguez, de 33 años, egresado de nuestra bicentenaria alma mater 1, especializado en el exterior en infectología, se convertía en el primer donante en nuestro país.

Su familia en medio del profundo dolor que les embargaba, nos ofrecía el primer regalo de vida y al mismo tiempo enviaba un mensaje silencioso de solidaridad a la sociedad paraguaya.

El Dr. Aguayo, que nos había dado muestras de su humanismo al tratar a los estigmatizados pacientes con SIDA, habiendo acuñado la frase “Hay que atacar la enfermedad y no a los enfermos” , misión que continúan sus allegados gracias a la materialización de uno de sus sueños, la Fundación de lucha contra el SIDA que lleva su nombre 2.

Séneca a través de una de sus citaciones, con una vigencia que sorprende, nos permite recordar y honrar la memoria del Dr. Marco Aguayo «Cuando el sol se eclipsa para desaparecer, se ve mejor su grandeza»3.

En el momento en que se envió ese primer mensaje de solidaridad, ese primer regalo de vida por el Dr. Aguayo y su familia, tal vez nuestra sociedad no estaba preparada para escuchar.

- El paciente en lista de espera, es el segundo protagonista de esta historia. Ana Almirón Riquelme, una niña, es el segundo eslabón de esta cadena, fallecía en abril del año 2013, aquejada por una enfermedad cardiaca terminal. Con tan solo 6 años de edad, había repetido el mismo mensaje de solidaridad, durante casi dos años, estando en lista de espera, mensaje enviado una primera vez dos décadas atrás por la familia Aguayo, a la misma sociedad, autoridades, médicos, conciudadanos, que se rehusaban a escuchar.

“Anita” con su hermosa e inocente sonrisa esperó largos e interminables meses, su espera fue demasiado larga por un regalo de vida que nunca llegó.

Sus padres, inconsolables por la pérdida, nos seguían mostrando el camino a seguir, decidiendo donar las corneas, transformándose Anita de esta manera, de paciente en lista de espera a donante, ofreciendo lo que nuestra sociedad le había negado.

- El paciente trasplantado, es el tercer protagonista de esta historia, el Sr. Germán Martínez Vierci, periodista, compatriota el, no encontrando respuestas en su país, se ve obligado a viajar al extranjero para beneficiar de un trasplante hepático, sumándose de esta manera el desarraigo a lo grave de su estado de salud, una enfermedad que no conoce ni respeta edades, sexos, religiones ni clases sociales.

El Sr. Martínez Vierci, agradecido por esta nueva oportunidad de vida que le ofrecía el trasplante permitiéndole seguir disfrutando de su familia, inició, impulsó y orquestó con una precisión quirúrgica la “Ley Anita”, promulgada en el 2018, intentando con ello evitar que compatriotas sigan padeciendo de las insuficiencias de una estructura de salud que no ofrece soluciones adecuadas a problemas tan complejos, teniendo como copartícipes de este proyecto Docentes dedicados al trasplante de la Facultad de Medicina de la UNA, colegas de otras instituciones, pacientes en lista de espera así como pacientes trasplantados, encontrando en el Parlamento de nuestra nación la caja de resonancia ideal.

Tal vez sea muy pronto para dimensionar los cambios que se generaran a partir de esta nueva ley en la vida de muchos de nuestros conciudadanos aquejados por una enfermedad terminal, tal vez no se vea la calma que nos embarga al despertar una pequeña luz de esperanza a los profesionales dedicados al trasplante, desesperados por una realidad que era difícil de entender, donde el día a día nos quebraba un poco más y nos hacía interrogarnos si nuestros sueños no eran simplemente una quimera, en un país que no merece y sin embargo se encuentra asfixiado por los vicios propios del ser humano.

Todo lo que se pudo hacer, será algún día olvidado y no tiene verdaderamente importancia, lo realmente importante es que para mucha gente habrá un antes y un después de la “Ley Anita”, cada vida que vuelva a nacer luego de una donación será una nueva victoria, cada sonrisa de una madre que ve a su hijo recuperado lo será también.

La “Ley Anita”, que lejos de ser una ley coercitiva, simplemente nos recuerda que como partes integrantes de una sociedad, tenemos derechos pero al mismo tiempo obligaciones, y debemos de tomar un minuto de nuestro tiempo, discutir en familia y tomar una decisión: ser donantes o no.

La citada ley, reglamenta no solamente la donación, sino también el trasplante, demostrando como si fuera necesario, que aislada la donación no tiene significado, así como los eslabones de una única cadena, de una misma historia que debe contar con todos sus actores para que sea completa.

En cuanto a los profesionales de la salud dedicados a la Donación y al Trasplante, soy un convencido de que somos simplemente actores secundarios, intermediarios privilegiados de esta historia de máxima expresión de amor y solidaridad entre dos seres humanos, dos familias, dentro de una sociedad, donde una persona le ofrece a otra, sin conocerla y sin pedir nada a cambio la posibilidad de seguir viviendo.

Finalmente, deberíamos decidir como ciudadanos de una sociedad que se quiere solidaria, si deseamos ser protagonistas de esta que es nuestra historia, o ser simplemente observadores y críticos al costado del camino.

Y si todos fuéramos “Anita”.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

1. Diccionario de la Lengua Española. Real Academia Española. 2018. http://dle.rae.es/?w=alma+materLinks ]

2. Fundación Marco Aguayo. 1992. https://www.facebook.com/fundacion.marcoaguayoLinks ]

3. El libro de los Valores / The Book of Values. Ilustrado por Sandra Ardila. Ediciones Robinbook, 2005. ISBN 9788493423056. p. 157. [ Links ]

Recibido: 20 de Diciembre de 2018; Aprobado: 26 de Diciembre de 2018

Autor correspondiente: Prof. Dr. Nelson Arellano, Jefe Unidad de Trasplante Hepático. Hospital de Clínicas. Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Asunción. San Lorenzo, Paraguay. Email: narellanodr@hotmail.fr

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