INTRODUCCIÓN
Es competencia de los padres, madres y/o representantes garantizar una adecuada alimentación infantil, para lo cual se requiere un conocimiento correcto sobre este tema, además de realizar una buena preparación de alimentos y motivar a la realización de actividad física para reducir las consecuencias negativas como lo son las enfermedades crónicas no transmisibles, enfermedades cardiovasculares, las enfermedades infectocontagiosas y la muerte1.
Un aspecto esencial en la malnutrición por exceso es la influencia positiva o negativa de los padres en la enseñanza para la elección adecuada de los alimentos por parte de sus hijos. Son ellos los responsables de introducir hábitos saludables a temprana edad para una apropiada e informada elección de su alimentación durante toda su vida. Es la madre la que más influencia tiene. La elección alimentaria es determinada por sus valores, creencias, costumbres, símbolos, representaciones sobre los alimentos y preparaciones alimentarias, por lo que su rol es fundamental en la educación y transmisión de pautas alimentarias que condicionan el estado nutricional (EN) de los hijos en etapas posteriores de la vida. Otro factor fundamental es el conocimiento que poseen los padres, el cual se puede definir como la capacidad de un individuo de integrar saberes, prácticas, hechos y realizar un juicio de la realidad. Bajo este paradigma, la correcta adquisición de buenos hábitos alimentarios y nutricionales en edades tempranas de la vida favorecería conductas y decisiones positivas, respecto de la elección de una alimentación saludable o no saludable a futuro2.
La nutrición infantil depende de los conocimientos que tengan los cuidadores sobre la alimentación y nutrición, ya que es determinante para el óptimo crecimiento y desarrollo de los mismos3.
Prácticas adecuadas en la primera infancia resultan importantes, y teniendo en cuenta que las intervenciones en esta etapa son más efectivas que en otra etapa de la vida, resulta de importancia conocer los hábitos y prácticas de alimentación de los cuidadores con sus niños menores de 5 años4.
En Paraguay existe una investigación realizada en el 2013, donde se comparó el nivel de conocimientos y hábitos alimentarios pre y post capacitación en las Guías Alimentarias del Paraguay para niños mayores a 2 años, en familias de zona urbana y rural. Donde después de la intervención se evidencio aumento del conocimiento en ambas zonas, Los temas desarrollados durante la capacitación modificaron favorablemente los hábitos alimentarios de los encuestados. La frecuencia de consumo de panificados, azúcares y grasas disminuyó significativamente tras la capacitación5.
Al ser la alimentación y nutrición influenciada en la primera infancia por los progenitores, es por eso que se creyó pertinente realizar esta investigación, a modo de evidenciar las prácticas y conocimientos que tienen los progenitores y/o cuidadores en el estado nutricional de los niños a su cargo de modo a poder realizar intervenciones en los cuidadores de estos niños y mejorar así las prácticas y los conocimientos que tienen sobre alimentación y nutrición de sus niños. Por lo expuesto anteriormente se expone el objetivo general de la investigación, determinar la asociación entre el nivel de conocimiento y el nivel prácticas de cuidadores sobre la alimentación infantil de sus los niños de 2 a 5 años que acuden al Hospital Materno Infantil de Loma Pytá de la ciudad de Asunción en junio de 2019. Esta investigación resulta relevante por el hecho de estar enfocada exclusivamente en las prácticas y conocimientos sobre alimentación de los cuidadores de niños menores de 5 años, en los cuales resulta con mayor facilidad realizar algún tipo de intervención si fuese necesario, y según la Dirección Nacional de Encuestas y Censo, la población de menos de 15 años conforma el 30% de la población paraguaya6.
MATERIALES Y MÉTODOS
El diseño del presente estudio es observacional analítico de corte transversal. La población objetivo fueron los cuidadores de niños de 2 a 5 años que consultan en el Hospital de Loma Pytá del Ministerio de Salud y Bienestar Social en junio de 2019. El tipo de muestreo fue no probabilístico de casos consecutivos. El reclutamiento se realizó previo a la prueba piloto con consentimiento del paciente, y cumpliendo con las normas de ética y confidencialidad de una investigación científica, para validar el instrumento recolector de datos, los mismos estuvieron conformados por cuidadores de niños de 2 a 5 años que accedieron a participar en el estudio, cumplieron con los criterios de inclusión y firmaron el consentimiento informado; los mismos fueron incluidos en la muestra el resultar la prueba piloto exitosa.; luego se procedió a completar el número de muestra correspondiente. Fueron incluidos todos los pacientes que cumplieron con los criterios de inclusión y que aceptaron participar en el estudio. El instrumento recolector de datos fue confeccionado por las investigadoras, en el cual consta de preguntas cerradas y algunas abiertas de opción múltiple, asignándole una1 como correcta en el caso de evaluación de conocimientos de hábitos y prácticas. El punto de corte para evaluar a un cuidador como con buenos conocimientos, deficiente o malos conocimientos fue 61% o más como con buenos conocimientos, deficiente con porcentajes de 60 a 50% y con menos puntaje serán denominados como con malos conocimientos sobre los hábitos alimentarios de los niños. Las preguntas sobre los hábitos alimentarios estuvieron basadas en las recomendaciones de las Guías Alimentarias del Paraguay.
Una vez obtenidos los datos, fueron digitalizados, procesados y analizados con Microsoft Office Excel® 2010. Una vez digitalizada y comprobada la base de datos; se procedió al análisis de datos obtenidos. La sección descriptiva de resultados se expresó en promedio y desviaciones estándar (DE) en el caso de variables cuantitativas y para las variables cualitativas se utilizó frecuencia (n) y porcentaje (%). Para evaluar la relación entre las variables se utilizó chi cuadrado para muestras relacionadas e independientes para comparar variables cuantitativas. Para evaluar las diferencias significativas se designó p< 0,05.
Se respetaron los principios éticos de justicia, respeto y beneficio de las normas internacionales del Departament of Human Services (DHHS) de los Estados Unidos.
RESULTADOS
Se encuestaron 30 adultos que tienen a su cargo niños entre 2 a 5 años. Predominó el género femenino en el 90%, las madres resultaron las principales cuidadoras en el 73.3% de los casos. La media de edad fue de 35,97±12,08 años. Más de la mitad de la muestra provenía de Asunción (86,7%). El 70% terminó el nivel académico secundario. La mitad de la muestra era ama de casa (56.7%).
La edad promedio de los niños fue de 3,5±1,17, con predominio del género femenino en el 56,7% de la muestra, (Tabla 1).
Variable | Promedio ± DE | |
---|---|---|
Edad | 35,97±12,08 | N (%) |
Género | Femenino | 27 (90%) |
Masculino | 3(10%) | |
Relación con el niño | Madre | 22 (73,3%) |
Padre | 2 (6,7%) | |
Abuela | 5 (16,7%) | |
Tía | 1 (3,3%) | |
Procedencia | Gran Asunción | 26 (86,7%) |
Interior | 4 (16,3%) | |
Nivel académico | Primaria | 9 (30%) |
Secundaria | 21 (70%) | |
Terciaria | 0 (0%) | |
Ocupación | Ama de casa | 17 (56,7%) |
Trabajador | 13 (43,3%) |
El 40% de la muestra mostró un nivel de conocimiento medio sobre hábitos alimentarios, (Tabla 2).
En relación a las prácticas alimentarias que presentaban los cuidadores con sus niños, el 80% resultó inadecuado, (Tabla 3).
Casi la totalidad de la muestra 93,3% consume carne roja, de estos la mitad lo hace de 2 a 3 veces por semana. Todos los niños de la muestra consumen carnes blancas, la mitad lo hace de 2 a 3 veces por semana. La mayoría de los niños que componen la muestra no consumen menudencias 73,7%. Más de la mitad 63,3% de la muestra consumen huevo 1 vez a la semana en el 68,4% de los casos. La totalidad de la muestra 96,7% consume legumbres 1 vez a la semana en el 65,5% de los casos. Todos los niños de la muestra consumen lácteos todos los días en el 80% de los casos. 93% de la muestra consume frutas todos los días en el 82,1% de los casos. Se refirió un consumo de verduras en el 96,7% de los casos con una frecuencia de 90% para opción de todos los días. Todos los participantes de la muestra consumen cereales y derivados de 2 a 3 veces por semana en el 40% de los casos, 46,7% consume panificados de los cuales lo hace una vez a la semana en el 35,7% de los casos. Casi la totalidad de la muestra 90% consume bebidas azucaradas todos los días 59,3%. La mitad de la muestra consume grasas y aceites todos los días. El 56,7% consume golosinas entre 1 y 3 veces por semana en el 70,8% de los casos, (Tabla 4).
ALIMENTOS | COME? | SI LA RESPUESTA ES SI COME | ||||
SI | NO | Todos los días | 1/semana | 2 a 3/ semana | >3/ semana | |
Carnes rojas | 28 (93,3%) | 2 (6,7%) | 6 (21,4%) | 5 (17,8%) | 14 (50%) | 3 (10,7%) |
Carnes blancas | 30 (100%) | 0(0%) | 9(30%) | 4(13,3%) | 13(43,3%) | 4(13,3%) |
Menudencias | 7(23,3%) | 23(76,7%) | 7(100%) | 0(0%) | 0(0%) | 0(0%) |
Huevo | 19(63,3%) | 11(36,7%) | 2(10,5%) | 13(68,4%) | 4(21,1%) | 0(0%) |
Legumbres | 29(96,7%) | 1(3,3%) | 2(7%) | 19(65,5%) | 8(27,5%) | 0(0%) |
Leche y derivados | 30(100%) | 0(0%) | 24(80%) | 0(0%) | 3(10%) | 3(10%) |
Frutas | 28(93,3%) | 2(6,7%) | 23(82,1%) | 1(3,6%) | 3(10,7%) | 1(3,6%) |
Verduras | 29(96,7%) | 1(3,3%) | 26(90%) | 0(0%) | 2(7%) | 1(3%) |
Cereales y derivados | 30(100%) | 0(0%) | 9(30%) | 0(0%) | 12(40%) | 9(30%) |
Panificados | 14(46,7%) | 16(53,3%) | 4(28,5%) | 5(35,7%) | 3(21,4%) | 2(14,3%) |
Bebidas azucaradas | 27(90%) | 3(10%) | 16(59,3%) | 3(11,1%) | 6(22,2%) | 2(7,4%) |
Aceites y grasas | 15(50%) | 15(50%) | 8(53,3%) | 2(13,3%) | 4(26,7%) | 1(6,7%) |
Golosinas | 17(56,7%) | 13(43,3%) | 1(6%) | 6(35,3%) | 6(35,3%) | 4(23,5%) |
Al relacionar las variables nivel de conocimiento y nivel de prácticas en alimentación, existe una relación estadísticamente significativa entre estas dos variables, (Tabla 5).
DISCUSIÓN
El objetivo de la investigación fue determinar la asociación entre el nivel de conocimiento y el nivel prácticas de cuidadores sobre la alimentación infantil de sus niños de 2 a 5 años que acuden al Hospital Materno Infantil de Loma Pytá de la ciudad de Asunción en junio de 2019. Se han encuestado un total de 30 adultos que tienen a su cargo niños entre 2 a 5 años.
Similar a lo encontrado por Gabianca G, el grupo mayoritario fue de madres de 35 años7. Las madres fueron también las principales cuidadoras de los niños en el estudio de Arias Pérez en el 2017, similar a este estudio, donde representaron el 73,3% del total de cuidadores8.
A diferencia de lo encontrado por Gabianca G, donde sólo alcanzaron a completar estudios primarios (83%) en este estudio predominó el nivel secundario terminado en el 70% de los casos7, quizás esto se deba a que en este estudio la población es más urbana que rural, además que la mayor cantidad de madres fueron mayores de edad al momento de la recolección de datos. Similar al estudio de Santos FS, la ocupación más común para las madres fue de ama de casa, quizás esto se deba a que los niños aún son pequeños y las madres deciden quedarse en el hogar para criarlos9.
La edad promedio de los niños fue de 3,5±1,17 años, y predominó el sexo femenino en un 56.7% de la muestra, a diferencia de un estudio realizado en el Brasil en el año 2019, donde predominaron los del sexo masculino en el 62,7% de los casos y tenían de 1 a 4 meses9.
En cuanto al nivel de conocimiento sobre los hábitos alimentarios que tienen los cuidadores de los niños, los resultados indican que la mayoría tiene un conocimiento medio (40%)similar a lo encontrado por Becerra A en el año 2018, quizás porque son las madres las principales cuidadoras y el interés es mayor en el bienestar de sus hijos1.
El nivel de conocimiento de los cuidadores es un factor determinante para la elección de alimentos proporcionado a los niños, eso evidencia el estudio de Arévalo L., en donde encontraron que la calidad nutricional de las loncheras de preescolares es diferente según el conocimiento del cuidador incluyendo más frutas y verduras en aquel de conocimientos altos10.
En lo respecto a las prácticas sobre los hábitos alimentarios que los cuidadores tienen respecto a los niños se pudo observar que 80% de ellos tenía un nivel inadecuado. Similar a lo encontrado por Arias Pérez en el 2017, en el cual las madres también presentaron practicas alimentarias deficientes8.
Rodríguez O., en su estudio realizado en el 2018, también encontró buen conocimiento sobre la alimentación infantil, pero practicas deficientes, aunque el grupo etareo de la muestra fue de 0 a 24 meses de edad en su estudio11.
Respecto a las características de la alimentación de los niños descrita por una frecuencia de consumo, se pudo constatar que 28 niños consumían carnes rojas con una frecuencia mayoritaria del 50% de 2 a 3 veces por semana. La totalidad de la población consumía carnes blancas como pollo o pescado en un 43,3% de 2 a 3 veces por semana. 76,7% de los niños no consumía menudencias, 63,3% consumía huevo de los cuales 68,4% lo consumía 1 vez por semana. En cuanto al consumo de legumbres, 29 niños las consumía de los cuales el 65,5% lo hacía con una frecuencia de 1 vez por semana. La totalidad de la población consumía leche y derivados todos los días en un 80%. Veintiocho niños consumían frutas de los cuales el 82,1% lo hacía con una frecuencia de todos los días. Veintinueve niños consumían verduras de los cuales 90% lo hacía todos los días. A diferencia de lo encontrado por Arias Pérez S., en donde el consumo de lácteos, frutas y verduras era deficitario8. En el estudio de Castillo Viera E., en el 2018 también fue elevado el consumo de frutas y verduras, 39,5% y 47,7% respectivamente, a pesar de que el estudio comprendió a niños escolares12.
El 100% de los niños consumía cereales y derivados de los cuales el 40% lo hacía con una frecuencia de 2 a 3 veces por semana. Catorce niños consumen panificados y derivados como masas dulces de los cuales el 35,7% lo hace todos los días. El 90% consumía bebidas azucaradas de los cuales el 59,3% lo hacía con una frecuencia de todos los días. Similar a lo encontrado por Guzmán-Loaiza M. en donde de 105 niños de 2 a 5 años consumía bebidas azucaradas y era incluida en la lonchera de la escuela en el 54,3% de los casos13.
La mitad de la población consumía aceites y grasas de los cuales el 53,3% lo hacía todos los días. El 56,7% de los niños consumía golosinas de los cuales 35,3% lo hacía 1 vez por semana y 35,3% lo hacía 2 a 3 veces por semana. Similar a lo encontrado en el estudio de Acosta SMJ, en el 2016 donde el consumo de verduras y frutas eran deficitarios, y el consumo de bebidas azucaradas elevadas(14,15). El nivel bajo de frutas y verduras coincide con el estudio de Ledesma Ríos N., en Colombia donde se evaluó ingesta de energía y nutrientes en niños de 2-4 años y se encontró bajos niveles de consumo de frutas y verduras, alta ingesta de energía y grasas saturadas(16,17).
En cuanto a la asociación entre el nivel de conocimientos y el nivel de práctica se encontró relación estadísticamente significativa entre estas variables con un valor de p<0,001 para la prueba de Chi Cuadrado, se comprueba la hipótesis alternativa que enuncia que existe relación significativa entre el nivel de conocimiento y el nivel de prácticas de cuidadores sobre la alimentación infantil de los niños de 2 a 5 años que acuden al Hospital de Loma Pytá de la ciudad de Asunción. A diferencia a lo encontrado en el estudio de Becerra A, donde no existió diferencia significativa (p>0,01) entre el nivel de conocimiento y el nivel de prácticas alimentarias1.
En las limitaciones de este estudio se puede expresar que quizás se debe tener en cuenta para investigaciones posteriores las medidas de los alimentos en la frecuencia alimentaria, de modo a tener registro del cumplimiento de las porciones por día de los alimentos y de las recomendaciones de macro y micronutrientes consumen los niños. También incluir datos antropométricos básicos para poder comparar los con las variables de conocimiento y prácticas alimentarias.
En esta investigación se evidencia que el conocimiento de los cuidadores sobre alimentación y nutrición es medio, lo que deriva en prácticas inadecuadas en la mayor cantidad de los casos, pudiendo esto causar el desarrollo de enfermedades de origen nutricional en algún momento de la vida por los hábitos instalados en edades tempranas y promovidas en el núcleo familiar.