Señor editor:
La práctica regular de actividad física desde la infancia se ha relacionado con la promoción de la salud y la prevención de algunas enfermedades ⁽¹⁾. No obstante, a pesar del conocimiento de la relación entre actividad física y estado de la salud, existe un alto índice de sedentarismo, por lo que constituye un desafío vital en el área de la salud pública.
Según el artículo "Actividad física y estado nutricional en adolescentes de 9 a 15 años de una institución de enseñanza de San Lorenzo, Paraguay", publicado por Synthia Ruiz y col., en el Vol. 44, n° 2 2017 de la Revista Pediatría (Asunción), la actividad física de la población estudiada fue del 55,9%. También identificaron que los adolescentes con sedentarismo presentaron porcentajes de sobrepeso y obesidad significativamente mayores, comparando con el grupo que realizaba actividad física⁽²⁾.
Varios autores señalan con suficiente evidencia que los orígenes de la enfermedad cardiovascular se encuentran en la infancia y la adolescencia⁽¹,³⁾. La actividad física regular promueve y previene varias enfermedades no transmisibles, entre estas podemos citar la obesidad, alteración del sueño, osteoporosis, además de mejorar la salud mental⁽¹,⁴⁾. En este sentido, queremos resaltar que el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social del Paraguay, a través de la Dirección de Salud Integral de la Niñez y Adolescencia, en coordinación con instituciones formadoras de recursos humanos en salud y sociedades científicas, elaboraron en 2012 unas directrices de evaluación para la actividad física, pedagógica y deportiva escolar. Para revertir la situación actual resulta fundamental el conocimiento de dicha normativa por parte de profesionales de la salud y profesores de educación física, y se impone su aplicación en todo el territorio nacional en carácter obligatorio. En ésta se resalta, el compromiso compartido entre el médico que expide el certificado médico, la institución educativa y el docente. Además, refiere que para la expedición de dicho certificado solo son necesarios el interrogatorio y un examen físico completo, ya que ninguno de los métodos auxiliares de diagnósticos como electrocardiograma, ergometría y ecocardiograma, identifican totalmente las causas de muerte súbita, presente en el 0,002% de las personas aparentemente sanas⁽⁵⁾.
Finalmente, podemos afirmar que la infancia y la adolescencia son etapas claves en la prevención primaria de la enfermedad cardiovascular y otras enfermedades asociadas al sedentarismo. Entonces, debemos enfocar nuestras acciones en este grupo etario, ya que los patrones de conducta en cuanto a la actividad física en la infancia permanecen en la vida adulta.