INTRODUCCIÓN
La Organización Mundial de la Salud considera al sobrepeso-obesidad como una epidemia mundial y afecta no solamente a los adultos sino también a los adolescentes. Se la considera como la enfermedad metabólica prevalente en países más desarrollados1. Se estima que en el mundo alrededor del 10% de los niños escolares y adolescentes presenta sobrepeso u obesidad. Estas cifras tienden a incrementarse con el tiempo en muchos países2.
La adolescencia es un periodo de la vida de alto riesgo de ganancia rápida de peso acompañado de cambios marcados en la composición del cuerpo y en el metabolismo. Se observa modificaciones en la sensibilidad a la insulina, la conducta alimentaria, la actividad física y ajustes psicológicos, derivados de la transición de la niñez a la vida adulta. Durante esta etapa se establecen conductas y hábitos que van a persistir en la vida adulta. Por tanto, se considera un periodo de ventana en la intervención para lograr un estilo de vida saludable3.
Los adolescentes adquieren mayor independencia que los niños menores, que se traslada a los hábitos alimentarios. Eligen generalmente alimentos no muy saludables y la actividad física disminuye en esta etapa del desarrollo, principalmente en las niñas. Estos factores pueden gatillar el desarrollo de sobrepeso y obesidad4,5,6.
Existen factores de riesgo de sobrepeso y obesidad en niños y adolescentes que deben ser identificados para poder realizar intervenciones, considerando los efectos metabólicos, cardiovasculares, pulmonares y sicológicos de los mismos7. Son multifactoriales, algunos de origen genético. En el gen FTO se encuentra el locus de mayor susceptibilidad de obesidad conocido. Otros tienen que ver con influencias ambientales, principalmente el entorno familiar, relacionado con el estilo de vida. En este contexto, la falta de actividad física y las conductas sedentarias se han considerado como factores de riesgo importantes que pueden crear un ambiente generador de obesidad en el niño y el adolescente8,9.
El objetivo del presente estudio es establecer la asociación entre la actividad física, medida por el cuestionario del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de Chile (INTA)10, de los adolescentes de 9 a 15 años de edad de una institución pública de enseñanza, y comparar el estado nutricional de los mismos en los grupos con y sin actividad física.
MATERIALES Y MÉTODOS
Estudio observacional, descriptivo, de corte transverso, prospectivo, con componente analítico. Se incluyeron adolescentes de 9 a 15 años, del cuarto al noveno grado, que se encontraban en el centro educativo en el momento de la realización del estudio entre el 14 y el 16 de setiembre del 2015. Las variables estudiadas fueron la edad, sexo, índice de masa corporal (IMC), estado nutricional y actividad física. Las mediciones antropométricas fueron realizadas en la institución de enseñanza, en un ambiente privado, por la investigadora principal. El peso corporal se registró con la misma técnica (de pie, sin calzado y con el uniforme del colegio), utilizando una balanza digital (Ufesa®), con precisión de 0,1 Kg, previamente calibrada. La talla se midió con un tallimetro de material plástico, adosado a la pared del aula. El índice de masa corporal (IMC) se calculó como el cociente entre el peso y el cuadrado de talla. Para determinar el estado nutricional fueron utilizados los criterios diagnósticos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y fue utilizado el software Anthro Plus para el cálculo de puntaje z del IMC11,12.
La evaluación de la actividad física habitual de lunes a viernes se realizó utilizando el cuestionario del INTA. Este cuestionario tiene 5 categorías: 1- horas diarias acostado, 2- horas diarias de actividades sentadas, 3- número de cuadras caminadas diariamente, 4-horas diarias de juegos recreativos al aire libre, 5-Horas semanales de ejercicios o deportes programados. Cada categoría tiene un puntaje de 0 a 2, de modo que el puntaje total va de 0 a 10 (menor a mayor actividad física). Se utilizó el punto de corte de 5 para considerar a niños muy sedentarios (sin actividad física) de acuerdo al trabajo de Godard C y cols.10.
El tamaño de la muestra se calculó utilizando el software 3 n, (Glaxo Smith Klein ®) estimando una proporción de 20% de Sobrepeso/obesidad, de acuerdo a los datos del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSP y BS) del país, con una precisión del 1,9%, y un intervalo de confianza del 95%, considerando un porcentaje de abandono del 10% (ausencia a clase), con un resultado de necesidad de reclutar 433 adolescentes.
Los datos fueron analizados con SPSSv21. Las variables cuantitativas se expresan en medias con desvío estándar o medianas con percentiles de acuerdo a su distribución. Las cualitativas en porcentajes. La asociación de las variables cualitativas se realizó utilizando la prueba de chi cuadrardo de Pearson y la corrección de Yates.
El comité de ética de la institución aprobó el protocolo con consentimiento informado, tanto de los padres como de los participantes. Aprobación N° 0042, en junio del 2014.
RESULTADOS
Estudio realizado en la Escuela Básica Inmaculada Concepción N° 212 de Reducto San Lorenzo, en el periodo del 14 al 16 de setiembre del año 2015, donde se incluyeron 465 adolescentes (98% de la población del 4to al 9no grado de la institución), a quienes se les realizó las mediciones antropométricas y se les aplicó el cuestionario de actividad física del INTA. La media de edad fue de 11,7 ± 1,8 años (9 a 15 años). El 57,2% (266/465) era de sexo femenino y el 42,8% (199/465) de sexo masculino. La mediana del IMC fue de 19,4 con un mínimo de 13,8 y máximo de 38,9. El percentil 25 correspondió a17,4, el 50 a 19,4 y el 75 a 22,2. El estado nutricional según este indicador se observa en la tabla 1.
La población que obtuvo un puntaje de 5 o menos del cuestionario del INTA (escasa actividad física) fue del 44,1 % (205/465), mientras que el 55,9% (260/465) presentaba puntajes superior a 5 y se consideró con actividad física.
No encontramos diferencias significativas del estado nutricional en relación al sexo y la edad (Tablas 2 y 3).
Se analizó el estado nutricional en los grupos de adolescentes con puntaje de 5 o menos en el test de actividad física (escasa actividad física) y aquellos con puntaje superior a 5 (con actividad física). Los resultados se observa en la tabla 4.
DISCUSIÓN
La frecuencia de sobrepeso y obesidad encontradas en el presente estudio son similares a las cifras reportadas por el Ministerio de Salud Pública del país en el año 2008, en una población que incluyó niños y adolescentes, aunque con predominio de obesidad (20%) y 14% de sobrepeso13. Sin embargo, cifras muy inferiores a las citadas se reporta en un estudio realizado en el departamento de Amambay de nuestro país. Refieren 6,2% de sobrepeso y 3,1% de obesidad en una población de 356 niños escolares, de una comunidad rural. Para el cálculo del IMC se utilizó la curva de la OMS y no el percentil z14. Esta diferencia podría deberse a algún sesgo metodológico en las mediciones o a estilos de vida diferentes por tratarse de una población rural.
Analizando la actividad física (AF) como resultado del cuestionario aplicado, más de la mitad de la población estudiada realizaba AF. Encontramos diferencias significativas en el estado nutricional entre los grupos con aceptable y escasa AF. Mientras que 8 de cada 10 adolescentes del grupo con AF eran eutróficos, en el grupo con escasa AF 7 de cada 10 adolescentes tenían sobrepeso u obesidad. Otros autores de países de la región y de España encontraron resultados similares, ya sea utilizando el mismo cuestionario del presente estudio u otros de actividad física 15,16,17.
Una adecuada actividad física en niños y adolescentes, tiene efectos positivos no solo en el aspecto de salud física sino también, sobre las funciones cognitivas, las cuales se traducen en mejor rendimiento académico18. La asociación entre obesidad, hábitos de vida sedentarios, función cognitiva y pobre rendimiento académico se ha explicado por la relación existente entre estilos de vida referida al balance entre gasto energético y metabolismo (actividad física y alimentación) y los cambios que pueden inducir en la memoria, en la capacidad de aprendizaje y en la salud en general, en la vida adulta. La obesidad es una de las más frecuentes consecuencias del sedentarismo y predictor de pobre rendimiento académico19,20,21.
En el contexto latinoamericano se estima que más de un cuarto de la población no practica actividad física o deporte15. En el ámbito escolar, en EEUU, se ha estudiado la frecuencia y características de la actividad física y se encontró que los alumnos con sobrepeso y obesidad, del sexo femenino, afroamericanos e hispánicos, tenían menos actitud positiva hacia deportes y otras actividades físicas, más horas mirando televisión y/o videos juegos o computadoras. Estas actividades sedentarias también se correlacionaron con vecindarios menos seguros22. Existen reportes de intervenciones escolares para mejorar la actividad física de adolescentes de poblaciones con menos ingresos económicos, en Australia. Una de ellas es la Physical Activity 4 Everyone (PA4E1) que consiste en implementar siete estrategias de actividad física en forma regular, por un tiempo y periodo determinado. Su implementación redujo el sobrepeso y la obesidad23.
En un estudio exploratorio donde se analizaron como variables independientes la práctica de deportes, actividad física medida por acelerómetro y por reporte del participante, tiempo mirando TV, y videos juegos y como variable dependiente el índice de masa corporal, los autores encontraron menor actividad física y mayor frecuencia de conductas sedentarias en el grupo con mayor IMC24.
En el presente estudio no se encontró diferencia significativa entre la prevalencia de obesidad y sobrepeso de acuerdo al sexo. Resultado similar al de Bustamante y cols. en un trabajo realizado en Lima en el año 200525. Sin embargo Kovalskys y cols., vieron que el porcentaje de varones con sobrepeso y obesidad fue significativamente mayor que el de las mujeres. Así mismo, el grupo etario de 10 a 12 años fue en el que se encontró mayor prevalencia de sobrepeso y obesidad. Aunque no analizamos el estado nutricional por grupos etarios, no hemos encontrado diferencias en cuanto a la edad media y el estado nutricional en el grupo estudiado26.
Este trabajo no establece causalidad entre la actividad física y el sobrepeso y obesidad, pero si demuestra una asociación significativa y muestra similitud a los hallazgos de otros estudios realizados tanto en la región como fuera de ella.
El estudio presenta algunas limitaciones, una de ellas es la utilización de un cuestionario, que aunque esté validado tiene un componente de subjetividad. Este se analizó en función de los resultados de Godard y cols. comparando con el acelerómetro, de donde tomamos el punto de corte, que presentó una sensibilidad del 89% y una razón de probabilidad positiva de 3,710. La población corresponde a una sola institución educativa, por tanto los resultados no se puede generalizar a la población general. Tampoco se ha indagado sobre los hábitos de alimentación, así como las conductas sedentarias en profundidad, de los participantes.
Ante la problemática de la obesidad y la necesidad de adoptar medidas eficaces para hacerle frente, sería necesario realizar más estudios poblacionales, relacionando no solo la actividad física (medida por acelerómetro) sino también las conductas sedentarias y los hábitos de alimentación, de manera que se puedan diseñar intervenciones sobre estos factores.