1. INTRODUCCIÓN
La propagación mundial de la pandemia ha tenido repercusiones socioeconómicas, en la salud física y mental de los ciudadanos y, en especial, se ha centrado en un grupo de población vulnerable como es el sanitario, al ser personal que está en primera línea en la lucha contra el virus(1).
De cómo está afectando a la salud de los sanitarios, se ha informado de altas tasas de angustia psicológica, estrés, ansiedad y depresión o síndrome de Burnout(2). Se ha identificado alta prevalencia de todos estos síntomas en los médicos, en especial, en los que están más expuestos por exigencias de su ocupación(3). Asimismo, falta de concentración, estrés, fatiga y sueño, agotamiento físico y emocional, despersonalización, ideas suicidas y síntomas somático(5-6).
La depresión es la reacción del organismo a una amenaza, mientras la ansiedad es la reacción del organismo al estrés. Se trata de un trastorno del estado de ánimo que provoca un sentimiento persistente de tristeza y pérdida de interés. Estos trastornos se ven favorecidos por el intenso ritmo de trabajo, por encima de la capacidad mental, por la angustia de tener que enfrentarse a un enemigo desconocido, que afecta al trabajo de estos profesionales sanitarios.
La peligrosidad de la enfermedad y las medidas restrictivas han sido motivo de preocupación entre los profesionales de la salud, lo que es un factor de riesgo de desarrollar síntomas psiquiátricos. Las enfermeras son más propensas a desarrollar agotamiento y trastorno de estrés, entre otros factores, consecuencia de la cercanía a los pacientes y sus familiares, al mayor ritmo de trabajo, el aumento de las demandas, el miedo a ser infectadas y la posible trasmisión a otros(7). Las altas tasas detectadas de trastornos de salud mental pueden tener un impacto negativo en la calidad de atención al paciente(8).
Muchas son las preguntas que esperan respuesta. En la formación de los profesionales sanitarios ¿se les ha formado en tipologías familiares?, ¿en procesos emocionales o de duelo?, ¿en modelos de trabajo comunitario? En la formación de profesionales se tiene muy en cuenta la “hipervaloración simplista de las mejoras tecnológicas, pero con una visión simplificada de la tecnología”(9), mas no se consideran las tecnologías psicosociales. Los profesionales sanitarios han sufrido el impacto de una pandemia inesperada que les ha afectado en lo biológico, social y psicológico. Los datos que arrojan los estudios sobre el impacto indican un aumento en trastornos por ansiedad, depresión y estrés, que afecta a la salud mental, que toma el eufemismo de calidad de horas de sueño, alteraciones en la alimentación, agotamiento físico y emocional, así como pensamiento sobre abandonar la profesión.
Los trabajadores de salud y atención social están desempeñado un papel fundamental en la respuesta a la pandemia COVID-19. La pandemia ha puesto bajo presión a los sistemas de salud de todo el mundo y puesto a prueba su resiliencia. La Organización Mundial de la Salud(10) reconoce al personal sanitario como uno de los seis componentes básicos de los sistemas de salud. Los trabajadores de la salud son clave para la capacidad de un sistema para responder a epidemias, y los primeros en responder suelen ser lo más afectados por estas crisis. En consecuencia, las intervenciones que apoyan a los trabajadores de la salud son clave para fortalecer la resiliencia de los sistemas sanitarios. Para llevar a cabo intervenciones, se necesita una comprensión profunda de cómo la pandemia afecta a estos trabajadores(11).
Estudios como los de Samaniego, Urzúa, Buenahora y Vera(12), Chávez et al.(13) y Ferreira Gould, Coronel Díaz y Rivarola Vargas(14), en sanitarios paraguayos, ayudan a comprender la sintomatología asociada a trastornos de salud mental consecuencia del trabajo con enfermos COVID-19.
El objetivo de esta investigación fue el de evaluar la depresión en sanitarios paraguayos que trabajan con pacientes COVID-19, el nivel y la prevalencia del trastorno, así como otros síntomas asociados al mismo.
2. MATERIALES Y MÉTODO
Se trata de un estudio cuantitativo, descriptivo, transversal. Se realizó una revisión sistemática en las bases de datos electrónicas Pubmed, Scopus, Web of Science, CINAHL, PsycINFO y ScienceDirect, durante el año 2022.
2.1. Participantes
El muestreo ha sido no probabilístico mediante selección de participantes que han cumplido el criterio de idoneidad. El criterio de inclusión ha sido personal sanitario que ha tenido contacto con pacientes y familiares COVID (médicos, enfermeras, fisioterapeutas y radiólogos), que trabajan en el Hospital Regional y en el Instituto de Previsión Social de Ciudad del Este.
En la investigación han participado 130 profesionales de la salud, 60 hombres y 70 mujeres, con edades comprendidas entre hasta 30 años (19,2%) y más de 40 años (31,5%).
2.2. Instrumento
Se aplicó el HPQ-9 (Patient Health Questionnaire). Se trata de un instrumento compuesto por 9 ítems relacionados con sintomatología depresiva, previa a dos semanas de aplicación de la escala. A cada ítem se le otorga una puntuación, de acuerdo con una escala Likert, que va desde 0 (ningún día) a 3 (casi todos los días). La puntuación del HPQ-9 establece cinco dimensiones de severidad del trastorno depresivo: ninguna (0-4 puntos), leve (5-9 puntos), moderado (10-14 puntos), moderadamente severo (15-19 puntos) y severo (20-27 puntos).
Para la muestra paraguaya, el índice de coeficiente de fiabilidad (α de Conbach) obtuvo una puntuación de ,906 (α= 0,840), Saldivia et al.(15) , Huarcaya(16) y un coeficiente Ω de McDonald´s ,910. La validez convergente se completó con la correlación ítem-total obteniéndose puntuación mínima de ,520 y máxima ,738. lo que indica una excelente fiabilidad.
La prueba Kaisser-Meyer-Plkin (KMO) arrojó un resultado de ,918 y sig. ,000. Las comunidades registraron valores entre ,370 (ítem 9) y ,649 (ítem 6). Con respecto a la matriz de estructura factorial y la rotación Varimax, se obtuvieron dos factores. Los ítems 3, 4, 5 y 7 conformaron el factor 1 y los ítems 1, 2, 6, 8 y 9, el factor 2, que explican el 67,684% de la varianza.
2.3. Procedimiento
Se mantuvieron entrevistas con los directivos de los centros para informar de la finalidad de la investigación y solicitar la autorización. Se empleó el cuestionario virtual a través del formulario de Google el cual fue autoadministrado al sujeto de estudio, a través de la red social WhatsApp. Los datos recogidos fueron transferidos al paquete estadístico SPSS versión 26, donde se realizaron los análisis estadísticos.
2.5. Análisis de datos
Los datos fueron analizados con el paquete estadístico SPSS, v.26 para Windows y el nivel de significación se estableció en p < 0,05. Los resultados se mostraron por medio de estadísticos descriptivos media (Me), desviación típica (DE). La prueba de chi-cuadrado de Pearson se aplicó para determinar la normalidad de las variables nominales y la prueba de Kolgomorov-Smirnov (K-S) para variables cuantitativas. El estadístico Kruskal-Wallis se empleó para la variable experiencia profesional. Se realizaron correlaciones de Spearman para el número de horas y días de trabajo a la semana. Se efectuó regresión logística binaria como predictor de abandono de la profesión.
3. RESULTADOS
En la Tabla 1, se muestran las características sociodemográficas de los participantes. La media de trabajo por semana es de 40,7, que oscila entre un mínimo de 5 horas y un máximo de 100. Los hombres tienen un promedio de 43,8 horas y las mujeres de 38,1.
El mayor porcentaje de sanitarios participantes es médico/a (66,9%), seguido por enfermero/a (14,6%), fisioterapeutas (6,9%), radiólogo/a (5,4%) y otros profesionales afines (6,2%). El 50,8% tiene más de 10 años de experiencia profesional. El 70% desarrolla su trabajo profesional en el Hospital Regional y el 30% en el Instituto Previsión Social. El 11,5% trabaja hasta 20 horas semanales y el 3,1% entre 80 y 100 horas. En cuanto a los días dedicados al trabajo, oscila entre 1 día (5,4%) y 7 días (5,4%). La media es de 14,3 a la semana; el 49,2% trabaja 5 días a la semana.
f | % | ||
---|---|---|---|
Género | hombre | 60 | 46,2 |
mujer | 70 | 53,8 | |
hasta 30 | 25 | 19,2 | |
Edad | más de 30 | 64 | 49,3 |
más de 40 | 41 | 31,5 | |
médico/a | 87 | 66,9 | |
enfermero/a | 19 | 14,6 | |
Titulación | fisioterapeuta | 9 | 6,9 |
radiólogo/a | 7 | 5,4 | |
otra | 8 | 6,2 | |
0-5 años | 29 | 22,3 | |
Exp. profesional | más de 5-10 años | 35 | 26,9 |
más de 10 años | 66 | 50,8 | |
Lugar de trabajo | Hospital Regional Ciudad Este | 91 | 70 |
IPS Ciudad Este | 39 | 30 | |
médico/a | 87 | 66,9 | |
enfermero/a | 19 | 14,6 | |
Profesión | fisioterapeuta | 9 | 6,9 |
radiólogo/a | 7 | 5,4 | |
otra | 8 | 6,2 |
La puntuación media obtenida por los sanitarios, en la prueba PHQ-9, es de 6,56, lo que se interpreta como “depresión leve o moderada” (entre 5 y 9). Las variables de tipo somático más significativas están relacionadas con “sensación de cansancio” (83,1%). Por profesión se detectó mayor porcentaje en enfermeros/as (p= ,016, coeficiente Phi = ,436). El 58,5% ha tenido algún problema de alimentación, sin que haya diferencia por género (p= ,190). El 56,2% tiene dificultad con el sueño, no hay distinción por genero (p= ,300) y profesión (p= ,069)
En cuanto a los síntomas depresivos, el 47,7% se ha sentido deprimido en los últimos días (p= ,012), en especial las mujeres (58%) respecto a los hombres (35%). No hay diferencia por carrera (p= ,202), ni por horas de trabajo (p= ,304).
El 37,7% se siente fracasado. No se da diferencias significativas en función del género (p= ,200) y titulación (p= ,369). Hay asociación con experiencia profesional (K-W, p= ,048), en especial en el rango 0-5 años.
El 11,5% en algún momento ha tenido ideas suicidas, no hay diferencias en función del género (p= ,117), pero si en función de la titulación (p= ,045): los enfermeros/as manifestaron mayor riesgo (26,4%). Se detectó también en la variable experiencia profesional (K-W, p= ,048), en especial, en el rango 0-5 años.
En el factor cognitivo-afectivo, formula cierta dificultad en la concentración para hacer actividades (58,4%). No se establece asociación por género (p= ,080), titulación (p= ,060) y edad (p= ,257).
El coeficiente de correlación de Spearman indica que no tiene incidencia el número de horas de trabajo en la semana (ρ= ,181), ni el número de días de trabajo (ρ= ,143) para desarrollar síntomas depresivos.
El 70,8% de los sanitarios han recibido formación para trabajar con pacientes COVID. Esta capacitación la ha recibido por igual el personal sanitario, indistintamente la edad, la profesión, la experiencia profesional y el lugar de trabajo.
En el ámbito de las relaciones sociales, el 41,6% manifiesta sentirse afectado en sus relaciones con los demás, sin que se establezcan diferencias.
En el análisis de regresión logística binaria para el riesgo de abandonar la profesión (odds ratio [OR] ,324, intervalo de confianza [IC] 95%, p= ,030), se detectó un factor de riesgo en los profesionales de medicina (27,6%) y enfermería (26,3%).
La Tabla 2, recoge los ítems que forman parte del cuestionario PHQ-9, para identificación de sintomatología depresiva.
Ítem | |
PHQ1 | Poco interés en hacer las cosas |
PHQ2 | Sentirse deprimido |
PHQ3 | Dificultades sueño |
PHQ4 | Sentimiento de cansado |
PHQ5 | Problemas alimentación |
PHQ6 | Sensación de fracaso |
PHQ7 | Dificultad para concentrarse |
PHQ8 | Dificultad para moverse |
PHQ9 | Sentimiento de muerte |
4. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
El COVID-19 ha provocado un serio problema en los profesionales de la salud. La carga psicológica y el bienestar general de los trabajadores de la salud se han visto afectados. Las investigaciones, en general, ponen de manifiesto altas tasas de agotamiento, estrés psicológico, el estrés relacionado con una situación cambiante y desconocida y la incertidumbre respecto a un impacto continuo. Así, como se ha indicado, el propósito de este estudio fue analizar los efectos producidos en la salud mental en profesionales sanitarios como consecuencia del desarrollo de su actividad con pacientes y familiares Covid, para una toma de conciencia a fin de minimizar los efectos y mejorar la calidad de vida de estos profesionales.
El hallazgo más relevante mediante la aplicación de la escala PHQ-9 es que los sanitarios presentan un nivel moderado de depresión (6,56%). Los datos coinciden con los aportados por Espinoza Ascurra, et al.(17) donde la prevalencia de la depresión fue de 8,8. El 47,7% de los sanitarios paraguayos manifiestan síntomas depresivos, en porcentaje(18), con 36,9%, donde las mujeres presentaron una sintomatología de 41,1%, e inferior a(12), que obtuvieron un 65,6%. Otros estudios reportaron porcentajes como el 26% (19), el 15,2%(20) y el 14,6%(21). La mayor exposición y riesgo de las sanitarias en pacientes con Covid revela que se sienten más deprimidas (58,7%) que los hombres (35%) (p=,012, V de Cramer= ,290), por lo que intervenciones y acciones de apoyo para disminuir el impacto psicológico, deben incorporar la perspectiva de género.
La Tabla 3, recoge datos descriptivos (frecuencias y porcentajes), así como medias y desviaciones típicas.
Ningún día | Varios días | Más de la mitad días de la semana | Casi todos los días | Me ±DE | |
---|---|---|---|---|---|
f/% | f/% | f/% | f/% | ||
PHQ1 | 68/52,3% | 48/36,9% | 10/7,7% | 4/3,1% | 0,62±,761 |
PHQ2 | 68/52,3% | 47/36,2% | 10/7,7% | 5/3,8% | 0,63±,789 |
PHQ3 | 57/43,8% | 43/33,1% | 17/13,1% | 13/10% | 0,89±,982 |
PHQ4 | 22/16,9% | 68/52,3% | 24/18,5% | 16/12,3% | 1,26±,885 |
PHQ5 | 54/41,5% | 47/36,2% | 15/11,5% | 14/10,8% | 0,92±,981 |
PHQ6 | 81/62,3% | 32/24,6% | 9/6,9% | 8/6,2% | 0,57±,871 |
PHQ7 | 54/41,5% | 51/39,2% | 10/7,7% | 15/11,5% | 0,89±,974 |
PHQ8 | 81/62,3% | 31/23,8% | 9/6,9% | 9/6,9% | 0,58±,896 |
PHQ9 | 115/88,5% | 7/5,4% | 5/3,8% | 3/2,3% | 0,20±,615 |
Los datos sobre cansancio laboral arrojan el 36,4%, porcentaje superior al 18,2% de Cedeño Guevara y Escobar Segovia(22). Resultados similares se encontraron en Wauters et al.(23), Moncada Rodríguez(24), Mero Quijije et al.(25), Leal Costa et al.(26) y Carranza Esteban et al.(27).
La alimentación se ha visto alterada en sanitarios paraguayos mediante modificaciones en la conducta (58,1%). Este resultado coincide con Fornet Puntonet at al.(28), en sanitarios en primera línea de actuación.
Se identificó trastorno de sueño con una frecuencia de 56,2%. Otros estudios obtuvieron el 76,5%(29), el 77,6% en enfermeros de edad mayores(30) y parecidos síntomas en estudios de Former Puntonet et al.(28) y De Juan Pérez(31).
La pandemia persistente está provocando problemas de salud mental en la población y, en los sanitarios, en particular. Hay que significar que el personal sanitario dedicado a preservar la salud mental de los demás, puede fracasar en proteger la de ellos mismo.
El informe MINDCOVID(32), reveló que el 8% de los sanitarios españoles había pensado quitarse la vida durante la pandemia, como consecuencia del desconocimiento, la falta de material de protección y la desbordante atención a los enfermos. Nuestro análisis demostró que el 37,7% de los sanitarios han experimentado sentimientos de fracaso y el 11,1% ha tenido ideas suicidas (no hay diferencias por género, p= ,117). Un estudio de Alvarado et al.(18) concluyó que el 12,2% de los encuestados expresaron el deseo de estar muertos, en mayor porcentaje en las mujeres (13,6%) que los hombres (8,0%). Asimismo, el 2,3% manifestó ideas suicidas. Estos sentimientos también se recogen en similares(33).
Consecuencias colaterales y debido al estrés se da en el deseo de jubilación anticipada(9). En un amplio estudio de la Consejería General de Enfermería en España(34), casi la mitad de las enfermeras han pensado en abandonar la profesión (46,5%). Prado Kantorski, et al.(35), sitúa el porcentaje en 24,6%. Los porcentajes paraguayos rondan el 27,6% en médicos/as y un 26,3% en personal de enfermería. Nuestro trabajo confirma que más de un tercio de enfermeros/as (34,0%) ve como probable dejar la profesión como consecuencia de agotamiento y un ambiente de alto estrés. En porcentaje más reducido los fisioterapeutas (9,2%) y radiólogos (6,1%).
Los resultados de este estudio ponen en evidencia la necesidad de diseñar y aplicar programas de intervención en sanitarios paraguayos para mejorar y mantener la salud y el bienestar, a fin de promover la resiliencia, reducir los niveles de ansiedad y depresión, y contribuir positivamente a la salud mental frente a los efectos de la pandemia Covid-19. Estos problemas de salud mental deben examinarse más a fondo, y aplicar soluciones prácticas a estos problemas con prontitud para mejorar la salud mental de los trabajadores sanitarios.