INTRODUCCIÓN
La Enfermedad de Chagas es una zoonosis que afecta alrededor de un 13% de la población de América Latina, perjudicando principalmente a las poblaciones rurales o de menores recursos económicos. Es causada por el parásito Trypanosoma cruzi, un protozoario capaz de infectar a un variado número de mamíferos, tanto silvestres como domésticos, y que puede transmitirse por vía de las heces de insectos de la subfamilia Triatominae (Reduviidae), así como por transmisión congénita, transfusiones de sangre, trasplante de órganos o transmisión oral1.
Las comunidades indígenas representan en general algunas de las poblaciones más vulnerables en razón de factores del hábitat, así como del tipo de materiales acostumbrados a utilizar en la construcción de sus viviendas, los cuales pueden albergar con facilidad a los vectores, o también por condiciones vinculadas a la escasa cobertura de los servicios, registrándose ausencia o debilidad de asistencia para la adopción de medidas de prevención o atención cuando la enfermedad ya ha llegado a ellas2,3.
Actualmente en el Paraguay existen tres grupos locales del Pueblo Ayoreo, los Garaigosode, los Guidaigosode y los Totobiegosode, encontrándose estos últimos a su vez subdivididos en dos grupos: familias en aislamiento voluntario, que habitan en los bosques sin entrar en contacto con la sociedad envolvente y por otro, familias ya contactadas en las décadas recientes4.
Un trabajo realizado en 1993 en tres comunidades Ayoreo describe a Triatoma sordida como vector en las comunidades de Gesudi (Boquerón) y Chovoreca (Alto Paraguay), mientras que en la comunidad de Campo Loro (Boquerón) se reportó un alto índice de infestación por el T. infestans5. Por otra parte, un trabajo de Ferrer et al.6 también menciona que al analizar muestras de pobladores indígenas asentados en Filadelfia (incluyendo Ayoreos) se encontró que la co- infección con Hantavirus y T. cruzi es algo común en estas poblaciones, constatando además que las viviendas de los mismos representaban factores de riesgo para ambas enfermedades.
El objetivo de este trabajo fue determinar la presencia de triatominos vectores de Trypanosoma cruzi en las comunidades indígenas Ayoreo Totobiegosode Chaidi y Aocojadi del Alto Paraguay.
MATERIALES Y MÉTODOS
Área de estudio
Comunidades Chaidi (20º08'41.2817"S; 58º09'42.0932"W) y Aocojadi (21º48'37.4056"S; 59º04'49.0785"W). Ambas se encuentran en el área núcleo del Patrimonio Natural y Cultural Ayoreo Totobiegosode (PNCAT), dentro del distrito La Victoria (ex Puerto Casado), Departamento del Alto Paraguay, Chaco paraguayo (Figura 1).
Corresponde a la zona de transición del Pantanal al Chaco Seco, figurando especies propias de ambas ecorregiones como Ceiba chodatii (Samu’u, Palo Borracho), Bulnesia sarmientoi (Palo Santo), Ruprechtia triflora (Yvyraro Pytã), Schinopsis balansae (Quebracho Colorado), así como distintas bromeliáceas terrestres y cactáceas de los géneros Opuntia, Cereus, Harrisia, Cleistocactus, entre otras7.
La comunidad Aocojadi se encuentra establecida desde 1997, abarca una extensión aproximada de 1 hectárea, cuenta con alrededor de 13 viviendas y unas 36 personas, mientras que la comunidad Chaidi se estableció en el 2004, abarca aproximadamente 2 hectáreas, cuenta con alrededor de 30 viviendas y una población de 84 personas. Las viviendas se encuentran rodeadas de abundante vegetación y muchas veces están construidas con materiales disponibles del ambiente circundante, cuentan por lo general con una o dos habitaciones y carecen de un peridomicilio bien definido, estando comúnmente ausentes los corrales o gallineros.
Evaluación de las características de las viviendas
Se elaboró un registro mediante planillas sobre los materiales empleados en la construcción de las viviendas, identificando la presencia de aquellos que podrían suponer un mayor riesgo a infestaciones, como el uso de palmas, adobe o madera no procesada, se tomaron fotografías de las viviendas para la evaluación de los materiales.
Búsqueda de vectores
Para todas las colectas se utilizaron bolsas plásticas, registrando cada muestra con códigos específicos para cada vivienda y trampa utilizada, completando los cuestionarios enumerados correspondientes.
Ambientes domésticos
Para la búsqueda de triatominos en ambientes domésticos se realizaron dos campañas en los meses de enero y setiembre del 2016. En la primera campaña se inspeccionaron minuciosamente con pinzas largas y linternas un total de 37 viviendas (27 en Chaidi y 10 en Aocojadi), mientras que en la segunda campaña se contabilizaron 29 viviendas (21 en Chaidi y 8 en Aocojadi), de las cuales sólo fueron inspeccionadas aquellas en las que los habitantes no habían realizado capturas previas.
Todas las búsquedas en los domicilios se realizaron por el método hora/hombre, entre las primeras horas de la mañana y a últimas horas de la tarde, a modo de evitar el calor excesivo durante el muestreo, se incluyeron además los triatominos capturados por los habitantes de las comunidades.
Si bien para el ingreso a las comunidades se contó con el consentimiento del liderazgo indígena formalmente reconocido, para el acceso a cada vivienda también se obtuvo, en cada caso, el permiso correspondiente de sus habitantes.
Al pasar por primera vez por cada vivienda se realizó una breve explicación sobre los objetivos del proyecto y su importancia para los habitantes de las comunidades. Teniendo en cuenta que la mayor parte de la población no maneja fluidamente el castellano, siempre se contó con la ayuda de un intérprete local. Se mostró a los pobladores una colección de ejemplares con los diferentes estadios de Triatoma infestans, además de una ficha educativa proporcionada por el SENEPA con las fotografías de esta y otras especies que tienen la capacidad de actuar como vectores de la enfermedad de Chagas.
Ambientes silvestres
Para la búsqueda de triatominos en ambiente silvestre se utilizó una trampa de luz8 durante la segunda campaña en el mes de setiembre únicamente en la comunidad de Chaidi, en un área seleccionada por recomendación de los habitantes locales. Se consideró como silvestre a un área posterior al peridomicilio, situada a una distancia aproximada de 500 metros de la comunidad.
Procesamiento de muestras
Todos los triatominos fueron transportados al Laboratorio del Departamento de Medicina Tropical del IICS para la determinación de la presencia de flagelados por medio del análisis de sus heces. Fueron sexados e identificados mediante la Clave para las especies de triatoma de la Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, y Chile elaborada por Lent y Wygodzinky9.
Para la búsqueda de flagelados en las heces se contó con un par de pinzas, con las cuales se presionó levemente el abdomen de los insectos, de tal manera que éstas pudieran recogerse con un portaobjetos. Se colocó una gota de solución fisiológica a la muestra y se cubrió con una laminilla. Se observó al microscopio compuesto marca Olympus® modelo CH 30 con un aumento de 400x.
Para el aislamiento del parásito de los insectos que resultaron positivos a la infección se utilizó la técnica de xenocultivo10. Los tubos son mantenidos entre los 26°C a 28°C y controlados periódicamente con un microscopio invertido para la detección del movimiento y crecimiento del parásito.
Consideraciones éticas
Conforme a la normativa vigente se ha gestionado el consentimiento del liderazgo indígena reconocido formalmente (Sr. Porai Picanerai, Presidente de la Organización Payipie Ichadie Totobiegosode - OPIT).
RESULTADOS
Características de las viviendas evaluadas para la búsqueda de triatominos y reservorios domésticos
Los datos presentados corresponden a la segunda campaña de muestreo, por ser la temporada que contó con captura de vectores. Las viviendas evaluadas se construyeron con los siguientes materiales: 27,5% de las viviendas tenían al menos una de las paredes hechas con adobe, el 79,3% con madera no procesada, 48,2% con madera procesada y el 27,5% con láminas de metal (Figura 2). El 100 % de las viviendas contaban con un piso de tierra y techos de láminas de metal, mientras que sólo el 6,8% (registro exclusivo en la comunidad Aocojadi) también utilizaba en el techo troncos de palmas en combinación con una lona plástica.
Captura de vectores triatominos
Captura de vectores en áreas domiciliares y peridomiciliares
En la primera campaña, en el mes de enero, no se encontraron triatominos (ninfas o adultos) en ambientes domiciliarios, así como tampoco rastros (huevos, deyecciones) que indiquen infestaciones pasadas o presentes.
En la segunda campaña, en el mes de setiembre, se capturó un total de 22 triatominos adultos provenientes de ambientes domésticos: 20 procedentes de la comunidad de Chaidi y 2 de la comunidad de Aocojadi. La especie encontrada en mayor cantidad fue T. guasayana20 seguida por T. sordida2, dándose las capturas tanto en el intradomicilio como peridomicilio de las viviendas.
Captura de vectores en áreas silvestres
Se capturó un total de tres ejemplares adultos de T. guasayana en la segunda campaña de muestreo. El primer ejemplar fue capturado manualmente a las 19:10, atraído por la luz de una linterna, cercano a la trampa de luz. Con la trampa de luz (fluorescente de luz blanca) se capturaron un segundo y tercer ejemplar a las 19:15 y 20:00 horas respectivamente (Figura 3).
Diagnóstico de la infección en triatominos
Para la búsqueda de flagelados se analizaron las heces frescas de los triatominos que llegaron vivos al laboratorio, siendo en total 14 de los 25 triatominos colectados: 13 ejemplares de T. guasayana y 1 ejemplar de T. sordida.
Resultó positivo por infección con T. cruzi-like (falta la tipificación) un ejemplar macho adulto de T. sordida, procedente del intradomicilio de una vivienda de la comunidad indígena Chaidi (Tabla 1).
DISCUSIÓN
Durante el desarrollo del estudio en las comunidades Chaidi y Aocojadi se registró que sus habitantes reconocen a los triatominos adultos, asignándoles el nombre ayoreo Ichajũpoai. Los pobladores además manifestaron que la presencia de los adultos se da anualmente, entre los meses de agosto a octubre.
En el periodo del trabajo se identificó a T. guasayana y T. sordida en los ambientes domésticos de ambas comunidades, además de constatar la presencia de T. guasayana en el ambiente silvestre de Chaidi, especie comúnmente atraída por las trampas de luz(11, 12). Fue observado que en el peridomicilio, las vinchucas se veían atraídas por la luz de las fogatas, hecho también constatado por Rojas de Arias5, mientras que en el intradomicilio las vinchucas se acercaban a las personas, encontrándose principalmente sobre camas o mosquiteros.
Una mayor cantidad de triatominos se presentó desde las primeras horas de la noche, en concordancia con lo descrito por Noireau y Dujardin13, quienes mencionan que tanto T. sordida como T. guasayana tienen una mayor capacidad de vuelo entre los 61 a 180 min luego de la puesta de sol.
La infección natural con T. cruzi-like en un ejemplar de Triatoma sordida fue detectada en la comunidad Chaidi. La infección por T. cruzi en esta especie fue descrita anteriormente en el país en ejemplares provenientes de los Departamentos chaqueños de Alto Paraguay, Boquerón y Presidente Hayes, así como en los de Concepción, Guairá y Paraguarí de la Región Oriental, tanto por métodos de microscopía óptica como por la técnica de PCR, reportándose desde el 6,3% hasta 11,9% de infección(14, 15). Según datos brindados por el SENEPA la infección por T. cruzi también se determinó en el país en ejemplares de T. sordida provenientes del Departamento de San Pedro y en ejemplares de T. guasayana provenientes de los Departamentos de Boquerón, Cordillera y Paraguarí. Estudios realizados en el Chaco argentino y boliviano, han encontrado entre un 9% a 17% de índices de infección natural en especies silvestres de triatominos16-20.
Tanto T. guasayana como T. sordida pueden hallarse en una gran variedad de ambientes silvestres y ocasionalmente en ambientes domésticos, principalmente en asociación al peridomicilio. A diferencia de lo identificado en este estudio, ambas especies se han encontrado naturalmente infectadas, pudiendo infestar las viviendas junto con T. infestans (9, 21). Si bien estas especies no suelen colonizar el intradomicilio de las viviendas, más bien lo hacen esporádicamente y en bajas densidades, son capaces de introducir el parásito desde los ambientes silvestres a los ambientes domésticos (12-23). Estudios previos también han demostrado la capacidad vectorial de T. guasayana y T. sordida, relacionando el término de la ingesta de sangre con una rápida respuesta de defecación(24, 25).
Un trabajo de Cavallo et al.(26 en La Rioja, Argentina, cita a T. guasayana como una de las especies silvestres más frecuentes en invadir las viviendas. Una característica principal de estas especies es que al actuar como intrusivas resulta común la falta de evidencia de colonización en las viviendas27. A diferencia de T. infestans, T. guasayana y T. sordida tienen un ciclo biológico de aproximadamente un año(28, 29), lo cual puede ayudar a explicar que las invasiones se den de manera anual, mientras que otros autores(30, 31) también han indicado que la introducción a los ambientes domésticos puede estar dada por la estrecha relación de los triatominos con sus hospedadores, quienes en ausencia de una fuente de alimento (ya sea esto por causas como la deforestación), inician hambrientos los vuelos de dispersión12.
Si bien la infección en los habitantes aún no se ha comprobado, se considera probable la circulación del parásito en ambas comunidades teniendo en cuenta que el ejemplar positivo al análisis se encontró en el intradomicilio de una de las viviendas. Los primeros grupos de Totobiegosodes fueron reducidos en 1979 y 1986 en la Misión Campo Loro32, comunidad que en décadas anteriores como otras del Departamento de Boquerón contaba con un alto grado de infestación domiciliar por T. infestans5 pudiendo llegar personas infectadas en la migración a los nuevos asentamientos Aocojadi y Chaidi.
Los materiales utilizados en la construcción de las viviendas (como las paredes de adobe o maderas con grietas identificadas en este estudio), así como las malas condiciones para el acceso a la cobertura de salud (poblaciones alejadas, barreras culturales) son demostrados factores de riesgo para la transmisión de T. cruzi (33, 34).
CONCLUSIÓN
Se observó la presencia de materiales que pueden propiciar la infestación de las viviendas, adobe, troncos de palmas y en la gran mayoría de las viviendas madera no procesada.
Las especies de triatominos identificadas son propias de los ambientes silvestres, aunque actúan como intrusivas durante ciertas épocas del año, encontrando a T. guasayana y T. sordida invadiendo las áreas domésticas de ambas comunidades, además de constatarse la presencia de T. guasayana en un área silvestre y detectarse la infección natural con T. cruzi-like en un ejemplar adulto de T. sordida.
Tanto la presencia de vectores en ambas comunidades, como la determinación de T. cruzi-like en un vector demuestran la existencia de riesgo de exposición a la enfermedad de Chagas. La investigación contribuye a considerar el riesgo de exposición a la enfermedad que tiene la población local, debido a que hasta el momento de este estudio no se cuenta con información sobre la presencia o ausencia de circulación de T. cruzi en estas comunidades.