INTRODUCCIÓN

El paradigma actual de la educación universitaria consiste en la formación integral del ciudadano. En ese sentido, la lectura es una habilidad imprescindible para el aprendizaje continuo. Es indiscutible que la capacidad de leer es una habilidad esencial a la hora de acceder a los textos y para generar conocimientos. El estudiante universitario necesita ser un buen lector. Entendemos la lectura como “la interacción entre un lector, un texto y un contexto” (^{Lomas, 2003}, p. 56) o como lo define ^{Solé (2009}, p. 17), “leer es un proceso de interacción entre el lector y el texto”, lo cual significa mucho más que la simple decodificación de un texto, que fue el concepto que prevaleció por mucho tiempo.

Asumiendo esta realidad, es importante que en la educación universitaria se reconozca la necesidad de la promoción de la lectura a través de acciones concretas. Como bien dice Carlino (2013, p. 160): “Tenemos que invitar a los alumnos al banquete del conocimiento. Demostrarles que ofrece bocados exquisitos”. Para acercarnos a este tema, primeramente, reflexionaremos sobre los problemas actuales de la lectura. Luego explicaremos la importancia del hábito lector y la función de la promoción lectora como catalizadora de este hábito y las habilidades de lectura.

LAS HABILIDADES DE LECTURA: UN PROBLEMA BÁSICO

Numerosas investigaciones llevadas a cabo en los últimos años demuestran que no pocos alumnos con deseos de formarse en una carrera universitaria carecen de las más elementales habilidades de lectura. Cuando hablamos de habilidades de lectura nos referimos a la importancia de diferenciar los tipos de textos, identificar los diferentes objetivos o propósitos de lectura que pueden darse y las estrategias necesarias para cada propósito de lectura. Sin embargo, como sostienen ^{Cerrillo Torremocha y Cañamares Torrijos (2008}), la universidad requiere una formación científica, lo cual exige de los estudiantes una postura de autoaprendizaje crítica y rigurosa, con el propio esfuerzo del estudiante en base a su formación como lector y escritor autónomo.

Cuando se habla de lectura en estos tiempos, se entiende que el lector debe saber establecer interacción entre los códigos lingüísticos tradicionales y los nuevos códigos, a fin de buscar, seleccionar, organizar y procesar información en diversos soportes. Son muchos los problemas que se evidencian en la actualidad en cuanto a estas habilidades. Es interesante por ello reflexionar sobre esta frase:

El desprestigio de la lectura resulta del descrédito contemporáneo del esfuerzo. La lectura de un libro requiere realizar un esfuerzo intelectual que pocos están dispuestos a emprender. Leer es una tarea formativa porque la lectura - que es un hábito que se adquiere durante la infancia y la adolescencia - nos hace reflexivos y racionales (. . . ) (Etcheverry, 2008, p. 180)

Partiendo de estas afirmaciones, es necesario reconocer la necesidad del hábito lector en los estudiantes, hábito que se entiende como “la facilidad conseguida por la constancia en la práctica de la lectura” (^{Molina Villaseñor, 2006}, p. 108). Últimamente se insiste bastante sobre la necesidad de incentivar el hábito de lectura en los niños y adolescentes. En cambio, no es tan frecuente (por lo menos en Paraguay) reconocer la importancia de fomentar la lectura también en el ámbito universitario. Esa omisión tal vez esté basada en la creencia arraigada de que los jóvenes que ingresan al ámbito universitario ya han desarrollado ese hábito y, por ende, la habilidad para comprender cualquier tipo de texto. La realidad es que no pocas veces los estudiantes ingresan a la universidad sin las herramientas mínimas para comprender en profundidad un texto, algo que se evidencia en el desconocimiento de vocabularios, de la estructura de los textos y en la incapacidad de comprender conceptos complejos.

Por esa razón, la promoción de la lectura en el nivel universitario se va convirtiendo en una necesidad, teniendo en cuenta que la falta de hábitos de lectura necesariamente afectará en la formación de los estudiantes en la universidad y hasta podría llevarlos a la deserción.

LA PROMOCIÓN DE LA LECTURA: UN REMEDIO NECESARIO

Se entiende por promoción de la lectura “la actividad dirigida a la formación de hábitos de lectura, adecuados, que se logran con la orientación planificada a una población de lectores - activos y potenciales - sobre qué leer, cuánto leer y cómo leer” (Núñez, P. (2009, citado en Jiménez, A. et al (2015)). Se puede ver también la promoción de la lectura como “un conjunto de acciones (administrativas, académicas, económicas, políticas, sociales y culturales) que realiza una comunidad, institución o nación a favor de la formación del lector y del acceso democrático a la lectura”. Núñez, (2002, p.123), citado en ^{Martínez León et al., 2015}, p. 3). Es indudable que el docente puede y debe convertirse en el principal mediador de lectura en la universidad. Esa labor como mediador consiste en poner al estudiante en contacto con el libro que considera adecuado para su formación, dejando siempre la última palabra al lector.

Sin embargo, la percepción de los jóvenes acerca de la promoción de la lectura en la universidad nos demuestra que aún estamos lejos de lograr que dicha actividad sea vista como algo importante en la vida de un estudiante. En un estudio llevado a cabo sobre la comprensión lectora, al indagarse a los alumnos universitarios si los docentes realizaban actividades para estimular la lectura, las respuestas iban desde la afirmación de que no percibían mucho la promoción de la lectura por parte de los docentes, otros solo podían citar como promoción a eventuales ferias de libros, o que los profesores estimulaban la lectura únicamente en estrecha relación con tareas académicas; en algunos casos los profesores si bien alientan verbalmente a la lectura, no llegan a realizar actividades específicas (del Puerto, 2018).

Para ^{Morales Sánchez (2020}), la lectura literaria como materia transversal cumple una función muy importante, independientemente de la especialidad elegida por el estudiante universitario. Para enfatizar la importancia de la continuidad en la formación lectora en este ámbito, en ese sentido el profesor universitario debe conocer y aplicar técnicas para promover la lectura, partiendo de un diagnóstico del grupo. ^{Martínez León et al. (2015}) proponen algunos métodos o técnicas que pueden ser utilizados en la promoción de la lectura en la universidad. Algunas de estas técnicas pueden ser:

UN EJEMPLO DE PROMOCIÓN DE LA LECTURA

Desde hace cuatro años, la Universidad del Cono Sur de las Américas (UCSA) en Asunción (Paraguay) viene ofreciendo a los estudiantes de las distintas carreras y cursos encuentros virtuales de lectura bajo el nombre “Club de Lectura”. La dirección de Vínculos y Extensión Universitaria apoya el proyecto, dando a los estudiantes además la posibilidad de adquirir puntos para la extensión, mediante la participación en esta actividad. El “Club de Lectura” utiliza como técnica la lectura en voz alta de textos narrativos o ensayos. Además, también aplica entrevistas a autores de las obras leídas. Un promedio de cerca de 40 personas participa de los encuentros que se llevan a cabo en 8 encuentros semestrales y están abiertos al público extrauniversitario. Los encuentros son evaluados por los estudiantes que asisten. Para ilustrarlo, nos basamos en los datos de evaluación de la sesión del 12.11.2022, en la que participaron 16 estudiantes.

Entre estos participantes, 6 están totalmente de acuerdo, 9 de acuerdo y 1 indiferente frente a la afirmación “Me gusta leer”. Aunque es probable que haya cierta autoselección entre los participantes, es decir, que los participantes probablemente ya tengan cierto interés básico por la lectura antes de participar, las valoraciones reflejan en general un alto porcentaje de satisfacción con la actividad: 9 de 16 dan al encuentro la nota “excelente”, 4 dan la nota “bueno” y 3 “regular”. Los estudiantes confirman mayoritariamente que estarían interesados en leer los textos presentados (5 totalmente de acuerdo, 10 de acuerdo, 1 indiferente), que a través del “Club de Lectura” conocen textos que de otro modo no habrían llegado a conocer (7 totalmente de acuerdo, 9 de acuerdo) y que perciben el “Club de Lectura” como una valiosa actividad cultural (8 totalmente de acuerdo, 8 de acuerdo). Al mismo tiempo, las respuestas de los alumnos indican que tiene sentido integrar esta clase de actividades en el plan de estudios. La mayoría confirma que las horas de extensión académica son una motivación importante para participar (2 totalmente de acuerdo, 10 de acuerdo, 4 indiferente). El “Club de Lectura” nace como respuesta justamente a la observación de la falta de lectura en muchos estudiantes que ingresan al nivel universitario, a manera de estimularles y mostrarles la importancia de dicha actividad.

SÍNTESIS: NECESITAMOS INVERTIR EN LA LECTURA DE NUESTROS JÓVENES

Como podemos ver, es necesario invertir tiempo, conocimiento y otros recursos en la formación lectora de nuestros jóvenes para lograr que se conviertan en lectores hábiles. Esto requiere el compromiso y el trabajo conjunto de todo el estamento universitario, pues como bien lo afirma ^{Etcheverry (2000}, p. 183), “la lectura es el ejercicio que mejor prepara la mente”. Promocionar la lectura debe convertirse en una realidad cada vez más visible y cuyo resultado positivo, con seguridad, se podrá ver en los próximos años.