INTRODUCCIÓN
La violencia escolar es una preocupación a nivel mundial, debido a que es causa de centenares de muertes, siendo los adolescentes una población proclive y por lo tanto vulnerable a estas circunstancias. Entre los múltiples estudios a nivel mundial realizados se evidencia que alrededor de doscientos mil homicidios son provocados por adolescentes entre los 11 a 19 años; además, los casos que no llegan a ser asesinatos se califican como causas graves de daños físicos (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2016). Dicha Organización, postula que los factores generadores de las muertes son: la delincuencia, déficit en el control de impulsos, trastornos conductuales, violencia dentro de la familia, y consumo temprano de alcohol. Los agresores suelen calificarse como personas impulsivas, con alta reactividad conductual e incapacidad de control en los pensamientos; en su mayoría suelen ser hombres (Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia [UNICEF], 2013).Por lo general han experimentado violencia familiar, maltrato y provienen de familias basados en una estructura autoritaria. En el 2017, se ha estimado que 246 millones de niños y adolescentes sufren violencia en la escuela y sus alrededores cada año (UNESCO, 2017)
La violencia se manifiesta en los centros educativos como un hecho común y concurrente, por lo cual, se caracteriza como un problema actual que afecta directamente a la convivencia escolar (Fernández, Vega y Jiménez, 2015). Para dichos autores, la manifestación del bullying tiene mayor repercusión y frecuencia en los estudiantes de secundaria; mientras, que la violencia escolar se genera desde la infancia (nivel primario) donde la distribución de poderes no argumenta la violencia. En contraparte, los adolescentes pueden generar que la violencia escolar se convierta en bullying, donde el poder sí se distribuye (Fernández et al., 2015). Sin embargo, la violencia escolar, dependiendo de los centros educativos donde se manifieste, no puede clasificarse como bullying. Yáñez y Galaz (2011) definen el bullying como conducta ilegítima donde se hace uso excesivo del poder sobre otros sujetos que atentan contra la dignidad personal. Dicha definición fundamenta lo explicitado por Gamboa (2014) quien involucra las reacciones emocionales como la ira, impulsividad y hostilidad en el actuar cotidiano de los individuos con estos rasgos característicos (Álvarez, 2015; Moratto, Cárdenas y Berbesí, 2017).
La evidencia pragmática relaciona la violencia con la familia; el apoyo paterno que un individuo recibe se ven manifiestos en su percepción a la violencia escolar y la actitud ante los hechos que involucren índices de intimación, por lo que, se vincula la formación familiar con el acto violento (Moratto et al., 2017; Martínez, Musitu, Amador y Monreal, 2012). Así, la función de la familia se mantiene como la responsable de la formación cultural, conductual y cognitivo del estudiante, en especial su socialización. Cada familia mantiene un círculo de cultura y tradición, y la funcionalidad de la misma es la esencia del desarrollo que involucra la adaptación, la cohesión, afectos, recursos, sustentos, crecimientos; hecho que vincula al desarrollo económico, viéndolo de una perspectiva social, la desigualdad en el país provoca que las familias tengan objetivos inexactos, expectativas pobres de la realidad en la que viven, y constantemente puedan estar implicados en problemas con la sociedad lo cual es proyectado en las familias (Aylwin y Solar, 2002).
A lo largo del tiempo, diversos estudios han demostrado que la familia y su funcionalidad son componentes vitales en la formación de los individuos. La familia constituye el primer vínculo de socialización que posee el ser humano y fortalece la seguridad, la autoestima, el autoconcepto y las destrezas emocionales, cognitivas y sociales del adolescente. Sin embargo, cuando surgen problemas en las relaciones familiares y en la funcionalidad familiar, aumenta la probabilidad de comportamientos antisociales; tales como el consumo descontrolado de sustancias psicoactivas, además de verse inmerso en conductas delincuencial es hasta el abandono de los estudios escolares (Alegría-Rivas, 2016; Moreno y Chauta, 2012).
Violencia escolar
La violencia puede estar vinculada a la parte interna del ser humano, desde las concepciones biológicas que involucran su desenvolvimiento social, y los aspectos de aprendizaje que mantiene en su medio. Las teorías denotan a la personalidad como un medio explicativo de la violencia escolar, desde el temperamento como un elemento no aprendido sino transmitido genéticamente; y el carácter, como uno socialmente aprendido. De no mantenerse este equilibrio se desarrollarán conductas disruptivas que emergerán en su área social, en este caso, la escuela (Álvarez, 2015; Romero, Luengo, Gómez-Fraguela y Sobral, 2002).
Dicha perspectiva da paso a la esencia de la teoría del aprendizaje social. Bandura (1973) postula que la violencia o agresividad dependerán de los factores del medio ambiente en donde uno se desenvuelve (castigos, estímulos, refuerzos) y los factores personales (pensamiento, personalidad, creencias, etc.) que en su interacción recíproca determinan la conducta del sujeto. Un niño que observa a alguien (significativo para él) con predisposición a las conductas agresivas o violentas, imitará dichas acciones. Sin embargo, si el sujeto quien es observado recibe un castigo o reprimenda de sus actos, es poco probable que se genere dicho aprendizaje. Por un lado, el modelado simbólico se da cuando el niño no lo fija directamente de una persona, sino por medio de un programa televisivo, videojuegos, películas, etc. Esto repercute aún más en la actualidad debido a la facilidad en la accesibilidad a las tecnologías. Y el modelado participante, se da cuando el niño no solo observará al modelo, sino que este le enseñará y guiará a la ejecución de las acciones, dándole soporte y brindándole refuerzos positivos. Así se maneja el aprendizaje por modelado participante, ejecutándose mediante una guía. Parte de dicha esencia abarca el proceso en cómo se desarrollan dichas estructuras, desde el procesamiento observacional (atención), procesos de retención, producción y motivación (Álvarez, 2015; Ruiz, Villalobos y Díaz, 2012).
Funcionalidad familiar
La funcionalidad familiar aporta en su esencia el equilibrio familiar deseable. El hablar de familiar es tocar de manera individual el mundo interno de su estructura, sin poder hacer generalizaciones objetivas sobre el funcionamiento, porque cada familiar se enfrenta a diversas circunstancias diferentes, por lo que se ve afectado por múltiples factores internos y externos (Sigüenza, 2015). La dinámica familiar forma parte del funcionamiento, desde los patrones de transacción de cada miembro, la capacidad de solucionar problemas en conjunto, su nivel de comunicación, la distribución de roles estructurales y dirigidos, el nivel de afectividad y la conducta familiar (Viveros y Vegara, 2013; Minuchin, 1982; Epstein, Bishop y Levin, 1978).
El modelo circumplejo postula la implementación de la cohesión y la adaptabilidad como variables que interfieren en el funcionamiento y cuya relación enfoca diferentes tipos de funcionamiento familiar; en este se presentan principios que fueron planteados por Ferrer-Honores et al. (2013):
La identificación y descripción de la cohesión y la adaptabilidad de la familia.
Mostrar la distribución de las relaciones familiares, con balances dinámicos.
La demostración que entre las dos dimensiones del modelo se puede explicar individualmente y en conjunto los diversos tipos de funcionamiento familiar.
Proveer tipos de funcionamiento familiar aplicados a la intervención clínica.
El mismo establece que mientras que el funcionamiento mantenga balance, la familia podrá tener mayor posibilidad de cumplir las metas y objetivos como desarrollar correctamente las funciones (Ferrer-Honores et al., 2013). Por otro lado, las funciones familiares según el modelo circumplejo se cataloga de la siguiente forma:
Apoyo mutuo: Es el que se brinda a cada uno de los miembros, es el soporte emocional, físico, económico y salud. Se basa en las relaciones afectivas entre los miembros y el deseo de salir adelante juntos creando una atmosfera equilibrada. (Zambrano, 2011).
Autonomía e independencia: Dentro de la familia existe el sistema que lo integran todos, lo que también es importante recalcar es el desarrollo personal, la autonomía. Si bien los roles dentro de la familia trabajan en conjunto, la personalidad de cada miembro es diferente y se extiende a otros grupos de pertenencia, por lo que la familia no solo hace las cosas juntas, sino que también de manera personal, los miembros se desarrollan en su individualidad.
Reglas: Estas delimitan lo que es correcto o no en el funcionamiento familiar, puede ser explícitas o implícitas, sin embargo, deben de ser rígidas como, a la vez, flexibles teniendo a cambiar dependiendo a las circunstancias que se presenten. Estas normas rigen lo que es correcto o no, las conductas aceptables y las que no, ejercen la privacidad, figuras de autoridad dentro de la familia. Y beneficia a cada miembro en el uso correcto (Dominici, 2003).
Adaptabilidad a los cambios de ambiente: Es un proceso largo, pero en definitiva se trata de la adecuación de los miembros como un sistema dentro de un nuevo contexto cultural o trascendental en la cual, al lograrlo, su funcionamiento continúa siendo adecuado o balanceado (Dominici, 2003).
La familia se comunica entre sí: Dentro de la familia, la comunicación juega un rol importante. Esta interacción puede ser verbal, no verbal, en señas, e implícitos. Para que la plenitud del funcionamiento se dé, la misma tiene que ser adecuada, ya que sin ello el mensaje se verá alterado y confuso sin llegar a un acuerdo mutuo (Mejía, 1991).
MATERIALES Y MÉTODOS
El presente estudio se enmarca en el enfoque cuantitativo y en el nivel descriptivo-correlacional (Sánchez y Reyes, 2006) para determinar la relación entre la violencia escolar y funcionalidad familiar de los estudiantes. Así mismo, se considera de diseño no experimental de corte transversal debido a que las variables no fueron manipuladas deliberadamente, solo se analizaron en su ambiente natural. Por otro lado, la recolección de los datos se realizó en un solo momento. (Hernández, Fernández y Baptista, 2014).
Participantes
La población de estudio estuvo constituida por 215 estudiantes de un centro educativo de varones. El muestreo fue no probabilístico intencionado (Sánchez y Reyes, 2006) utilizando criterios de inclusión y exclusión considerando los registros de problemas escolares como agresividad, impulsividad, maltrato a otros compañeros, ausentismo escolar, conductas sexuales inapropiadas, falta de respeto a la autoridad, agresiones mutuas y repitentes. De ese modo, se consideró que la muestra sea compuesta por 35 estudiantes que mantenían dichas características.
Instrumentos
Los instrumentos utilizados fueron el Cuestionario de violencia escolar en estudiantes de secundaria (CUVE3-ESO) elaborado por Álavarez, Núñez y Dobarro en el país de España, el cual fue adaptado por diversos autores con la finalidad de sustentar sus trabajos de investigación (Lázaro, 2016). Las categorías que evalúa el cuestionario son: violencia verbal entre estudiantes, violencia verbal de los estudiantes hacia los profesores, violencia física directa, violencia física indirecta, exclusión social, violencia de las tecnologías de la información y de la comunicación, disrupción en el aula, violencia del profesor hacia los estudiantes. Su aplicación puede ser individual o colectiva, según sea el motivo de aplicación. Está dirigido a la población de adolescentes (12 años a 19 años). La consistencia interna del instrumento se midió mediante el uso de alfa de Cronbach el cual mantuvo un índice de 0.94 en la escala total, y entre las dimensiones varió entre 0.72 a 0.91. Por otro lado, la validez se realizó por medio de coeficientes de correlación de ítem-test de los cuales se obtuvieron resultados favorables de 0.38 a 0.67. Estos datos pertenecen a la validación en Perú.
Así como la Escala de Evaluación de la Cohesión y Adaptabilidad Familiar (FACES III), que tienen por objetivo el medir la funcionalidad familiar en su estructura por medio de la Cohesión y la Adaptabilidad. Fue elaborado por Olson, Portner y Lavee en el año de 1985, y adaptado a la realidad peruana (con adolescentes) por Bazo-Álvarez et al. (2016). Se compone por dos escalas la de Cohesión que posee las categorías de caótica, flexible, estructurada y rígida; por otro lado, la escala de adaptabilidad se compone por las categorías de disgregada, semi-relacionada, relacionada y aglutinada. Dentro de su análisis psicométrico de la escala se evidenció que la consistencia interna medida por el alfa de Cronbach fue de cohesión un 0,79 y adaptabilidad un 0,55; lo que es evidencia de consistencia moderada y se mantiene en los estándares de su aplicabilidad. El análisis de la validez se realizó mediante análisis factorial de primer orden en la que el estadístico KMO obtuvo un 0.91 y la esfericidad de Bartlett fue de p<0.001 lo cual evidencia que la validez de la escala es aceptable para el uso en la población estudiada.
Análisis de datos
Se realizó la recolección de información, previo consentimiento informado, empleando los instrumentos CUVE3-ESO y FACE-III. Luego, se elaboró la base de datos y se procedió a determinar los estadísticos correspondientes con el objetivo de realizar el análisis de relación entre las variables referidas. El análisis de la normalidad se calculó a través del estadístico Shapiro-Wilk, para muestras pequeñas, obteniendo un estadístico significativo (p>.05), tomando la decisión de utilizar una prueba paramétrica. De ese modo, se utilizó el coeficiente de Chi-cuadrado para la relación categórica de las variables y determinar la incidencia del análisis con más información.
RESULTADOS
Los resultados descriptivos determinaron que los niveles de violencia escolar tuvieron un nivel alto (n=34) y nivel medio (n=1); y de funcionalidad familiar se distribuyó en familia extremas (n=18), de rango medio (n=16) y balanceada (n=1). Al emplearse los estadísticos inferenciales para el análisis, se encontraron los siguientes resultados:
Funcionalidad Familiar | Violencia escolar | Total | |
---|---|---|---|
Medio | Alto | ||
Extremas | 0 | 18 | 18 |
Medios | 0 | 16 | 16 |
Balanceadas | 1 | 0 | 1 |
Total | 1 | 34 | 35 |
x2=35.000* |
Nota: *p<.05
Respectivamente, el resultado obtenido de la funcionalidad familiar en relación con la violencia escolar (Tabla 1) expresa que los estudiantes repitentes que mantienen funcionalidad extrema (n=18) tienen un nivel de violencia alto; los de una familia de rango medio (n=16) mantiene violencia a nivel alto; y, por último, el estudiante de familia balanceada (n=1) tiene un nivel de violencia medio.
Funcionalidad Familiar | Violencia física directa | Total | ||
---|---|---|---|---|
Bajo | Medio | Alto | ||
Extremas | 1 | 1 | 16 | 18 |
Medios | 0 | 0 | 16 | 16 |
Balanceadas | 0 | 1 | 0 | 1 |
Total | 1 | 2 | 32 | 35 |
x2=18.472* |
Nota: *p<.05
Los resultados indican que (Tabla 2), existe relación significativa entre la funcionalidad familiar y la violencia física directa, en la cual los adolescentes con familias extremas mantienen un nivel alto (n=16), medio(n=1) y bajo (n=1); mientras que los estudiantes de familia de rango medio (n=16) mantienen un nivel alto de violencia física directa; y, los de familia balanceada, en su totalidad, mantienen un nivel de violencia medio, lo que explica quela violencia física tiene marcada preponderancia en su vida escolar.
Funcionalidad Familiar | Violencia física indirecta | Total | |
---|---|---|---|
Medio | Alto | ||
Extremas | 2 | 16 | 18 |
Medios | 1 | 15 | 16 |
Balanceadas | 1 | 0 | 1 |
Total | 4 | 31 | 35 |
x2=8.176* |
Nota: *p<.05
La funcionalidad familiar en su relación con la violencia física indirecta (Tabla 3), mantiene una relación significativa (p<.05). Se muestra que las familias extremas tienen nivel alto (n=16) y medio (n=2) de violencia física indirecta. Los de familia de rango medio tienen un nivel alto de violencia física indirecta (n=15) y medio (n=1). Por otro lado, el estudiante de familia balanceada tiene un nivel medio de violencia física indirecta.
Funcionalidad Familiar | Exclusión social | Total | ||
---|---|---|---|---|
Bajo | Medio | Alto | ||
Extremas | 3 | 2 | 13 | 18 |
Medios | 0 | 2 | 14 | 16 |
Balanceadas | 1 | 0 | 0 | 1 |
Total | 1 | 2 | 32 | 35 |
x2=10.307* |
Nota: *p<.05
En relación con la Tabla 4, la funcionalidad familiar se relaciona estadísticamente (p<.05) con la exclusión social como parte de la violencia escolar. Al igual que los resultados anteriores, las familias extremas mantienen niveles altos de exclusión social (n=13), habiendo al menos 3 estudiantes que presentan nivel bajo en esta dimensión; y 2 estudiantes con nivel medio. Las familias de rangos medios mantienen un nivel alto (n=14) y un nivel medio de exclusión social (n=2). Y el estudiante perteneciente a una familia balanceada presenta un nivel bajo de exclusión social.
Cohesión | Violencia escolar | Total | |
---|---|---|---|
Medio | Alto | ||
Dispersa | 0 | 34 | 34 |
Separada | 1 | 0 | 1 |
Total | 1 | 34 | 35 |
x2=35.000* |
Nota: *p<.05
En la Tabla 5se muestra a las familias de los estudiantes están dispersas y separadas. Los adolescentes que tienen familias dispersas (n=34) mantienen un alto nivel de violencia escolar; y el único integrante de una familia separada mantienen un nivel medio de violencia.
DISCUSIÓN
La familia como núcleo principal de la sociedad y vínculo central del desarrollo, se encuentra con la responsabilidad de formar a los miembros menores, lo cual impulsa un proceso de aprendizaje complejo de la realidad, involucrando procesos cognitivos: percepción, atención, asimilación; conductuales: repetición, modelamiento conductual. La representación familiar influye a la realidad subjetiva de cómo ver el mundo. Por lo cual, la familia es la base del infante. Los constantes problemas dentro del núcleo conllevan un mensaje negativo al adolescente; lo provee de aprendizaje inadecuado y más aún cuando los problemas involucran violencia, lo cual podría concluir provocando al adolescente diversos factores negativos para su vida: uso y abuso de drogas, embarazos precoces, formar parte de pandillas, deserción escolar, violencia, delincuencia (Arias, 2013; Hernández-Castillo, Cagil-Foster, Gutiérrez-Hernández, 2011). Lo mencionado anterioriormente se representa en los resultados expuestos donde se evidencia la relación significativa de la violencia escolar con la funcionalidad familiar vinculando que a mayor familia desbalanceada (extrema) persiste un nivel alto de violencia familiar, datos que concuerdan con investigaciones realizadas en el ámbito internacional y nacional (Leaño, 2017; Gallegos, Ruvalcaba, Castillo y Ayala, 2016; Alvarado, 2015; Graza, 2013). En dichas investigaciones llegaron a la conclusión de que la relación persiste en las diferentes etapas de la vida. La funcionalidad familiar puede ser balanceada, lo que podría predecir si el adolescente presentará actos agresivos o de ira en contra de sus compañeros de clase; además, influiría el nivel de violencia que demuestra en el aula. El dinamismo de la función en la familia abarca el establecimiento de roles y reglas, si bien el padre las rompe, el hijo hará caso omiso; y todo esto involucra un desequilibrio sistémico de la familia (Viveros y Vergara, 2013; Zambrano, 2011; Codés, García y Martínez, 2003).
Por un lado, la funcionalidad familiar mantiene relación con dos dimensiones de la violencia escolar: violencia física directa y violencia física indirecta (véase Tablas 2 y 3). La relación, estadísticamente sustentada, mantiene el significado de que cada sujeto evaluado al pertenecer a las familias extremas, manifiesta su determinación conductual hacia los demás a través de actos indirectos y directos ejerciendo agresión. Como un proceso de aprendizaje, el adolescente ha traído dichas conductas, probablemente, de casa; donde existe agresión familiar usualmente del hombre hacia la mujer (Álvarez, 2015; Ruiz, Villalobos y Díaz, 2012; Bandura, 1973). Dado la realidad peruana y la zona de diagnóstico es ahí, donde se presenta dicho índice elevado de violencia escolar. Las conductas violentas más comunes suelen ser: golpes a las demás personas, tirar objetos a los compañeros, arrojar objetos al docente.
Por otro lado, la relación de la funcionalidad familiar con la exclusión social (véase Tabla 4); se pone de manifiesto cuando son estudiantes repitentes, tienen edades diferentes con el resto y su forma de pensar dista con el de sus compañeros. Tales actos, involucran el rechazo generándose lo que se podría denominar bullying o el inicio de un victimario y verdugo (Leaño, 2017; Avellanosa y Avellanosa, 2003). La adaptabilidad forma parte en cómo el adolescente agresor percibe la vulnerabilidad de los demás y ejerce provecho; su inadecuada adaptabilidad fomenta la violencia entre los demás y el querer que todo se centre en él, excluyendo a los demás ejerciendo la violencia. El aprendizaje de dicho comportamiento se remonta a la característica rígida de la familia, donde la figura autoritaria predomina, lo cual explica el deseo irrefrenable de tener autoridad ante los demás (Zambrano, 2011; Arenas, 2009); y como tal la cohesión mantiene a las familias, con una estructura rígida, dispersa en donde cada uno vela por su bienestar, sin contar con el apoyo mutuo, ni en el hogar, ni en los ámbitos académicos. Son adolescentes que han vivido experiencias, en su mayoría, de ese tipo: Rígida dispersa.
Como último resultado se percibió que la cohesión familiar se vincula significativamente con la violencia escolar (véase Tabla 5), mostrando que las familias dispersas tienen violencia alta y al menos uno que mantiene familia separada tiene violencia media. Inmerso en dichos resultados, se evidencia que según la teoría circumplejo, las familias desligadas son las que no forman vínculos y mantienen un estilo de vida independiente de cada miembro (Zambrano, 2011). Dicha independencia desde corta edad desarrolla la necesidad obligatoria de autoprotección a los peligros de las calles. Usualmente, lo desarrollan mediante el uso de poder, ser superior a los demás y ser respetado; dicha estructura perceptual, de ser superiores, lo llevan a las aulas y, pensando lo mismo que en las calles, emergen conductas violentas para imponer autoridad.
CONCLUSIONES
La violencia escolar se relaciona con la funcionalidad familiar de los estudiantes repitentes. Entre los niveles de violencia ha predominando el nivel alto dichos niveles altos se ven conglomerados por los que mantienen familias extremas, lo que quiere decir que son desequilibradas y no existe buena relación entre los miembros, debido a que existe la separación de los vínculos afectivos y total independencia de cada miembro para con los otros. A diferencia del único estudiante que mantiene una familia balanceada aparentemente, y que mantienen un nivel medio de violencia escolar.
Por otro lado, la relación de la violencia física directa e indirecta con la funcionalidad familiar son estadísticamente significativos; en ambos resultados se aprecia que las familias de rango extremo mantienen altos niveles de violencia física directa e indirecta, no existiendo diferencias porcentuales en los resultados que conlleven a predecir que un tipo de violencia física predomina más que la otra; en otras palabras, la violencia física de ambos tipos se mantienen presente en los estudiantes repitentes.
La relación de la exclusión social y funcionalidad familiar mantiene resultados parecidos en los que las familias extremas presentan niveles altos de exclusión social como parte de la violencia escolar. La interpretación se deriva al tipo de familia que poseen, que usualmente son familias de características dispersas, indiferentes autoritarios, donde se hace uso de la agresión y violencia, y rigidez.
Por último, la relación entre la cohesión familiar y la violencia escolar, son estadísticamente significativos, lo que conlleva a determinar que la cohesión familiar de los adolescentes se caracteriza por ser dispersa y separada, y todos los estudiantes, menos uno, mantiene la cohesión dispersa y nivel de violencia escolar alta; y el que posee una cohesión separada presenta un nivel de violencia media. Sin embargo, se resalta que la violencia es una característica de la población estudiada.