INTRODUCCIÓN
Sería muy vasto incorporar todos los aportes al respecto de la historia de la disciplina en el país, al efecto se toma como fecha de demarcación1, la constitución de la primera cátedra universitaria de sociología, en la Facultad de Derecho de la UNA, en el año 1900.
El inicio del proceso de institucionalización de la disciplina, América Latina es pionera en este sentido, ya que la primera cátedra de sociología del mundo se abrió en Colombia en 1882. Sucesivamente, siguió su paso Argentina en 1898, Paraguay en 1900, Venezuela y Ecuador en 1906, México en 1907. (Robledo, 2012, p. 31).
El rastreo y el registro sistemático, exigirían de por sí, un programa de investigación abierto, trabajo en equipo y división de concentración en diversas instituciones con una dedicación importante de tiempo. A modo A modo de inventario histórico, se pueden mencionar, entre otras, las experiencias previas del Colegio Nacional de Asunción (1876), del Ateneo Paraguayo (1883), sucedido por el Instituto Paraguayo (1895), la reapertura de la Biblioteca Nacional (1887), y la fundación de la Universidad Nacional de Asunción en 1890.
Y estos son solo los inicios, que se conjugan en la preponderancia y hegemonía en solitario, por más de 60 años en la historia académica pública del país, de la Universidad Nacional de Asunción, y hasta se puede arriesgar un hasta hoy en día.
Investigar su estructuración orgánica y de gobierno según las coyunturas políticas, así como las ideas que allí se gestaron o se hicieron como propias, irradiándolas a nivel nacional como marca de las orientaciones y temas abordados durante muchas generaciones, y delatando el perfil de las figuras intelectuales más notables asociadas a su égida.
Así, la generación del 900, el positivismo, los temas emergentes y recurrentes de estudio como el nacionalismo, se hacen accesibles; junto con la historia institucional de la disciplina, en síntesis y referencias que, como antecedentes, no pueden ignorarse. Soslayarlos sería un error de des-contextualización tanto histórica, como de orientaciones teóricas, que vaciarían o harían incomprensible su interpretación.
Este trabajo se inició con el objetivo de explorar y describir -a partir de una primera aproximación- la relación del CPES con la apertura e inicio de la Carrera de Sociología, en la Universidad Católica “Nuestra Sra. De la Asunción” (UCA). Es así que la primera intención es identificar actores institucionales protagónicos del momento pre-fundacional y fundacional. “El acto de fundar nos remite a la creación, a la inauguración, a poder abrir un camino (…)” (Noé, 2005, p. 31), el cual se abría para la sociología paraguaya con este evento institucional que sin duda es un hito en su historia. Son pocos los trabajos sobre los procesos de creación e institucionalización de la sociología académica en América Latina (Noé, 2005, p. 28), y es posible afirmar que el caso paraguayo todavía no fue estudiado y/o no existen publicaciones al respecto. (Robledo, 2009, p. 1)
Así es que se reconoce que papeles de trabajo como los de la autora (Robledo, 2009a; 2009b; 2010; 2012), han renovado los registros anteriores al respecto a la etapa pre-fundacional y fundacional, más considerando una universidad pública, la Universidad Nacional de Asunción (UNA), una privada confesional la Universidad Católica (UC) (UCA) y un centro de investigación privado (CPES). Junto con los de Quevedo (2017), Peris (2017), Ortiz y Galeano (2015), y Soler (2012; 2014a; 2014b; 2018); aunque esta última, de manera más lateral, pues ella misma reconoce que sus objetivos son otros. como ella misma reconoce que sus objetivos son otros.
Ya se vieron en otro artículo (Caballero, 2017a) los antecedentes de otras discusiones que son más lejanas en el tiempo, y por tanto con muchas más limitaciones objetivas, para problematizar lo que recién estaba en sus inicios (Heisecke, 1965; Melià & Palau, 1975; Livieres, 1977). En tiempos más contemporáneos también se tienen los aportes menos sistemáticos y muy poco conocidos, pero igualmente a considerar por provenir de dos destacados referentes como lo son Simón (2000) y Fogel (2008). (Simón, 2000; Fogel, 2008).
La sociología entra a la por la UNA bajo la modalidad áulica
Lo que aquí se sostiene, es que está objetivamente fundamentado el inicio del proceso de institucionalización de la sociología paraguaya, que el cual se remonta primero, a la fundación tardía, hacia finales del Siglo XIX, de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), el 1° de marzo de 1890, con sus dos primeras Facultades, la de Derecho y Ciencias Sociales, y la de Medicina. Y, segundo, con la apertura de diversas cátedras de sociología en distintas Facultades. La primera de ellas fue la creada dentro del plan de estudios de la Carrera de Abogacía (1900). La segunda en 1946, en la Facultad de Ciencias Económicas, y la tercera en 1948, en la Facultad de Filosofía.
Ilustres profesores-intelectuales vinculados a la política y al periodismo se sucedieron en su ejercicio, Cecilio Báez, Eusebio Ayala, Ignacio Pane, Justo Prieto, Justo Pastor Benítez, Pedro P. Samaniego, Hipólito Sánchez Quell, conservando sin embargo, como común denominador, la impronta del positivismo como referencia principal, así como del evolucionismo más rudimentario, y como tema recurrente de sus abordajes, la cuestión del nacionalismo (Caballero, 2014a; 2014b; 2017b; Poviña, 1959; Galeano, Rivarola, y Silvero, 2010; González de Bosio y Devés-Valdés, 2007; Heisecke, 1965; Livieres, 1977; Quevedo, 2018): “Báez pertenece sociológicamente, a la corriente positivista de Comte y Spencer,…” (Poviña, 1959, pp. 254-256).
Pero, lo que más se tiene que destacar y rescatar, de manera conjunta con que la UNA ya existía desde el 1900, así como la cátedra de sociología, es la modalidad de su desarrollo, que es el de la sociología de aula sociología de aula. Modelo vigente dentro de dicha casa de estudios, a través de sus dos experiencias vinculantes, la Escuela de Ciencias Sociales (1972), y la Escuela de Ciencias Sociales y Ciencias Políticas (UNA, 2007). Institucionalización innegable en una universidad pública nacional y asimismo de la cátedra de sociología.
Al interior de este periodo de tiempo aparecen y/o se acentúan otros factores de institucionalización (Pereyra, 2007, p. 4) de la sociología, como: la apertura de más cátedras en distintas facultades, publicación de revistas especializadas, organización de encuentros y congresos, el inicio de la carrera de sociología en la universidad. (Robledo, 2010, pp. 2-3)
La sociología de cátedra hacía tiempo que se dictaba, también existe una profusa variedad de publicaciones vinculadas vinculantes al área, lo que Poviña (1959) llamaría de para-sociología, así como de participación en eventos. No será con el CPES, recién en el año 1964/19712, año de su fundación, que la sociología pasará a existir.
De esta forma, es en este mapa de reorganización de las ciencias sociales y a nueve años de la instauración del régimen stronista que corresponde ubicar el surgimiento del Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos (CPES-1964) y la creación de la primera carrera de Sociología (1971) en la recientemente formada Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción” (UCA). Así, en Paraguay, la sociología como disciplina ingresó primero por un Centro de Investigación y luego por la Universidad. (Soler, 2012, p. 253)
La postura ore contemporánea de Soler (2014a; 2012), que hace suyo el criterio de demarcación selectivo de varios de los profesionales vinculados a la historia pasada del CPES (Heisecke, 1965; Livieres, 1977), así como presente (Robledo 2010; 2009; 2009a; 2010a; (Rivarola D., 2014a; 2014b; (GND/CADEP, 2016; Galeano, García, González, Mancuello, & CADEP, 2014; UNA, 2007). Legitimando y reproduciendo el intento de tornar sinónimos sociología científica con origen y estilo de producción iniciado desde dicho centro, olvidando sus propias contradicciones, usando sus propias palabras:
Sin embargo, sería por lo menos ahistórico a histórico y equívoco no reconocer reflexiones previas de carácter sociológico, tanto como la larga tradición de la enseñanza de la sociología en América Latina y los antecedentes de conformación de espacios institucionalizados de investigación. (Soler, 2012, p. 245).
Mal puede haber ingresado primero por este centro en ciernes, tomando como epifenómeno su experiencia, a no ser que se aplique a su sentido restringido redefinido aquí, el de la investigación empírica sistemática como criterio de demarcación de su práctica institucional.
Los primeros formados en el área, egresados con Títulos en sociología Sociología, lo serán por la UC UCA, comprendiendo los diez primeros dentro del período que va de 1978 a 1988. Los demás titulados con postgrados vinculados al CPES, a través de la experiencia de FLACSO Chile, en la década de los años de 1970 la década del 70; todos tenían formación de grado en otras áreas y mal podrían, utilizando su propio criterio, producir sociología sistemática.
Sin duda alguna la Sociología entró primero por la universidad, y 64 años antes que por el CPES. Recordando que la única carrera de grado-licenciatura en sociología de la época, habilitada académicamente, ha sido la experiencia de la UCA, universidad privada confesional que comenzará la formación de la primera cohorte de alumnos con la constitución allí de la primera carrera de Sociología en la historia del país (1972)3.
En el desarrollo histórico de la sociología paraguaya se puede observar, aunque fuera de manera tardía, que se vivieron procesos comunes a la historia de la sociología en la región. “(…) en el campo de la sociología, dominado en su origen por abogados, historiadores, filósofos sociales y ensayistas que en muchas partes de América Latina dieron lugar al fenómeno habitualmente llamado de la “sociología de cátedra”. Esta sociología, todavía no profesional ni especializada, que no investigaba ni conformaba una disciplina, que sólo tenía una función docente (de allí su nombre), fue desplazada del mapa regional en menos de diez años, bajo la fuerza emergente de la “nueva sociología”, que a veces se llamó a sí misma “científica”, “moderna” o “profesional”. (Robledo, 2010, p. 3)
La Constatación de la experiencia de procesos comunes en el desarrollo de la sociología paraguaya con los de los países de la región que asimismo debe considerar las particularidades de cada contexto nacional. Lo que exige una cautela sutil al momento de la interpretación, yendo más allá de la perspectiva lineal del análisis de Robledo, que fuerza calzarlos con los supuestos de Brunner (Robledo, 2010).
Sin embargo, en conjunto, esos trabajos no han contribuido a comprender el desarrollo de las Ciencias Sociales en la región en su totalidad, ya que no pudieron ofrecer una visión general e integrada de las diferencias, matices y similitudes entre países, disciplinas y proyectos personales e institucionales. El texto de Solari et al (1976) puede considerarse una de las pocas excepciones a la regla. (Pereyra, 2010a, p. 8)
Así, se hace oportuno rescatar al respecto, los conceptos tanto de Alfredo Poviña como de José Medina Echavarría, por su pertinencia y por sobre todo, porque parecen olvidarse los orígenes y primeros desarrollos de la sociología institucionalmente a través de esta modalidad universitaria, académica de cátedra; una modalidad persistente hasta hoy en día. En la obra de Poviña (1959), “Nueva Historia de la Sociología Latinoamericana”, se repite asimismo el famoso Prólogo de Echavarría a la 1. ª edición por el FCE de 1941 (Poviña, 1941), titulada “Historia de la Sociología Latinoamericana”.
Alfredo Poviña ha realizado en esta “Historia de la Sociología” una tarea exploratoria y de primera mano, que será decisiva en el avance ulterior de nuestro pensamiento sociológico… El lado favorable reside en la vinculación de la Sociología a la enseñanza académica. El auge de esta ciencia en América Latina, se debe, sin duda, como siempre ha ocurrido a necesidades de cátedra. (Poviña, 1959, pp. 8-9)
En Paraguay, la sociología de cátedra ha sido y es la modalidad más antigua, permanente y estable hasta hoy en día. Y no podía ser de otra manera, pues es la que se instala y desarrolla desde el espacio universitario, que siempre tiene ciertas ventajas sobre el de la actividad privada de los centros académicos independientes. Centros privados de producción de conocimiento, por lo general contenidos dentro del amplio espectro de las organizaciones no gubernamentales ONG’s, que superponen las actividades de investigación, promoción social, y la de incidir en la agenda de las políticas públicas. Los recursos y la infraestructura universitaria, permiten sostener al menos la oferta de cursos en ciencias sociales profesionalizantes, que demandan a su vez el ejercicio de la sociología de cátedra.
Para el caso de los centros, siempre la oferta de cursos, sobre todo de postgrado -diplomado, especializaciones, maestrías y ahora posiblemente de doctorado, dependen primeramente, de un serio estudio de mercado, que conecte con una demanda efectiva, que es la que sostiene de manera directa casi exclusivamente los mismos, así como sus actividades y agendas de investigación-consultoría del financiamiento externo.
La sociología de cátedra y la nueva sociología
Además, las experiencias de docencia e investigación se superponen y conviven, es probadamente falso que una “nueva sociología”, unilateralmente asociada a sí misma como “científica”, “moderna” o “profesional” hegemonice el espacio social académico de la sociología paraguaya. Brunner generaliza (Robledo, 2010), y está bien como referencia sintética, típico ideal modelística, pero pierde aplicabilidad a las experiencias particulares como la paraguaya, donde las relaciones entre una y otra modalidad son más complejas, y asimismo, pues asumen otro rostro, discutible también si es aplicado a otros casos nacionales de la región. Sería pertinente ver con datos y comparativamente, cuál es la relación docencia/aula, investigación/producción de los sociólogos en Chile, Brasil, Argentina y Uruguay.
En las universidades más prestigiosas de cada uno de esos países, la sociología continúa siendo fundamentalmente de cátedra. Sin embargo, hay que corregir tanto a Brunner y a Robledo en cuanto a que el campo de la sociología contemporánea ya no constituye un espacio dominado como en los orígenes, por abogados, historiadores, filósofos sociales y ensayistas, que llevaron a bautizar esta modalidad equivocadamente como “sociología de cátedra”, en todo caso debería habérsele denominado filosofía social de cátedra, áulica, o ensayística social. Esa sociología, todavía no profesional ni especializada, que no investigaba ni conformaba una disciplina, y que sólo tenía una función docente (de allí su nombre), todavía no era un conocimiento sociológico producido de manera sistemática, entonces por qué darle su nombre.
Resulta clave otorgar la importancia que tiene este acontecimiento en la historia de las ciencias sociales paraguayas, de su crecimiento y desarrollo no sólo a nivel institucional, sino con incidencia directa en las ideas que nacen y evolucionan en el campo. Esto se debe a la instrucción básica y la transmisión de trabajos de investigación -en forma verbal o escrita- en el marco de una organización institucional, diferencia el rumbo que toman las tradiciones intelectuales (Shils, 1970: 4). En ese sentido, Brunner (1989: 4) afirma que “Las disciplinas se instituyen en las universidades regidas por un lógica relativamente autónoma (…) en el marco de una situación más o menos favorable que otorga eventualmente sustento y legitimidad a la institucionalización de estas empresas intelectuales. (Robledo, 2010, p. 6)
La sociología de cátedra no tiene nada de experiencia despectiva en sí misma, también teóricamente es productiva de diversas formas, generando nuevos conocimientos, con los límites que el aula en su modalidad exige y permite. También se investiga para ir al aula, para hacer los trabajos prácticos procesuales y finales, también se lee, intercambian ideas y discuten, circulan materiales y se tiene una mirada mucho menos restricta que el de los centros privados, por su universalidad y no están atados a financiamientos que digiten orientaciones y temas.
No es acertada tampoco la afirmación, al menos para el caso paraguayo, de que la sociología de cátedra, en el sentido resignificado más arriba, haya sido desplazada del mapa regional en menos de diez años por la nueva sociología. Esta experiencia, se desarrolló tanto en el CPES, como dentro del espacio académico de la UCA, y posteriormente desde otros espacios universitarios.
Sería contradictorio asociar valorativamente como lo bueno de la nueva sociología a la experiencia del CPES, y desvalorizar la sociología de cátedra, cuando al menos, esa es también la experiencia bizarra de creación de la carrera de ciencias sociales en la UCA, donde participan como actores de primer nivel, propulsores, organizadores y docentes, los investigadores de la nueva sociología del CPES.
Es posible afirmar que a partir del CPES, y su rol como centro de formación de cientistas sociales, se empieza a articular el proyecto de la carrera de sociología, el cual se viabiliza a través de los profesionales activos del Centro, como: Domingo Rivarola, Ramón Fogel, Luis Galeano, José Nicolás Morínigo, entre otros. (Robledo, 2010, p. 6)
Después del período del reinado positivista, ligado asimismo con el ensayo, la sociología moderna ha invadido todos los espacios donde la disciplina se desarrolle bajo la modalidad áulica como con la de investigación, con algunos puntos de cruce, en ambos tipos privilegiados de institucionalidad, universidades y centros.
Si bien, de manera tardía dada la construcción democrática incipiente y el alejamiento del peso de la experiencia dictatorial (1989) todavía reciente históricamente por todo lo objetivamente negativo que ha dejado, así como la modernización tardía, urbanización reciente y demanda de cualificación en el área de recursos humanos, así como más apoyos institucionales para la investigación por parte del CONACYT, a través de programas como el PRONII y PROCIENCIA.
Todo parece indicar que la universidad, de manera lenta y sostenida, tiene mayores posibilidades para reorganizarse y afrontar el siglo XXI, haciéndose cargo y animándose conservadoramente (estrategia orekuete funcional incluida), a asociar investigación, docencia y extensión, con Revistas que le den visibilidad a dichos emprendimientos pioneros, más allá del CPES y dentro de la realidad universitaria fundamentalmente pública.
Según Fernando Calderón y Patricia Provoste (1992):
Las más antiguas instituciones de investigación surgen en la región en el ámbito universitario”, como sucedió en países como Argentina, Brasil, México, entre otros. Sin embargo, lo sucedido en el Paraguay es el recorrido de otro camino que va por fuera del ámbito universitario y estatal. (Robledo, 2010, pp. 3-4).
Esto ha sido así en sus orígenes, otro particularismo muy significativo para el caso paraguayo en condiciones socio históricas determinantes, lo que irá definiendo, con la ventaja del espejo retrovisor del tiempo histórico y cronológico, los desarrollos de la disciplina hasta el presente, y la distinción entre la modalidad propuesta, con y desde la experiencia de la fundación del CPES, la de la investigación tipo consultoría con una orientación sistemática superadora del ensayo, y la modalidad áulica típicamente asociada a su desarrollo desde las universidades.
Paradójicamente, cuando se inicia la dictadura más larga de su historia y dadas las circunstancias políticas de la Universidad Nacional de Asunción, las instituciones internacionales y regionales cumplieron un papel nodal, permitiendo las condiciones de posibilidad para la inauguración de un campo de las ciencias sociales y del desarrollo de la sociología como disciplina. Este fenómeno, claro está no es privativo de Paraguay, ni tampoco de una acción planeada y deliberada de las instituciones regionales, sino que “en virtud de determinadas condiciones políticas e institucionales, resultaron convergentes y alcanzaron un importante grado de articulación” (Blanco, 2010: 607). Por lo tanto, la fundación y la convivencia del CPES y de su publicación (RPS)4 con un régimen autoritario de las características del stronista, debe comprenderse en el marco una nueva forma de organización que adoptan las ciencias sociales en América Latina, desde la Segunda Guerra Mundial, pero que las experiencias autoritarias de la región robustecen. (Soler, 2014a, p. 20)
CONCLUSIONES
Ambas experiencias se deben a condiciones contextuales objetivas, que al mismo tiempo que favorecieron la constitución de centros privados, desfavorecieron las posibilidades del desarrollo de la sociología académica universitaria. Tanto desde fuera del Estado como en el caso de la UCA, única universidad que tuvo sociología en dictadura, pero con Estatutos y Reglamentos donde la investigación institucionalmente no está definida, con una modalidad, exclusivamente áulica profesionalizante; y menos aún, desde dentro de la UNA y su Escuela de Ciencias Sociales (1972), capaz de propiciar desde el interior de la institucionalidad de la dictadura y de uno de sus bastiones ideológicos, contradictoriamente la lucha anti hegemónica.
A partir de 1989 se da otro cambio de contexto, el de la progresiva y lenta transición hacia la democracia, donde el mercado de cooperación internacional, así como las instituciones nacionales, re-orientan necesariamente sus políticas.
La universidad comienza así a investigar, en el campo de la sociología institucionalizada y en un contexto democrático que lo hiciera factible, además de mantener su perfil de formación profesionalizante; mientras, los centros, que sólo investigaban, pasan a desarrollar consultorías, e incorporar otras actividades. Esto, dado que que programas desde el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología CONACYT, como el Programa Nacional de Incentivo a los Investigadores PRONII y el Programa Paraguayo para el Desarrollo de la Ciencia y Tecnología (PROCIENCIA) así lo demandan.
Por último, cabe destacar como siete marcadores socios históricos en el desarrollo de las modalidades de producción y la asociación institucional de la sociología en el país:
(a) la entrada de la disciplina como sociología de cátedra por la Universidad Nacional de Asunción (UNA) en el año 1900;
(b) la creación por parte de la Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción” (FFyCH, UCA) de la primera Carrera de Sociología del país (1972-1986), año este último en el que se cierra la matrícula; y, de la segunda, ya como parte Departamento de Ciencias Sociales, junto a Historia y Ciencias Políticas (1992-vigente);
(c) la entrada por el CPES (1964) del modelo de producción sociológica legitimado como investigación empírica sistemática a través de una institución privada y por fuera del ámbito universitario tanto público o privado (universitario, desplegando su ejercicio hegemónico en el nuevo campo como centro privado omnívoro respecto a los demás competidores;
(d) La creación desde la UNA, de la Escuela de Ciencias Sociales (1972); proyecto que no fue más allá del proyecto y del papel;
(e) La creación por parte de la UNA, de la Escuela de Ciencias Sociales y Ciencias Políticas (2007), de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNA; experiencia que sí se desarrolló, teniendo como carrera específica a sociología;
(f) La desanexión de la carrera de sociología (2018) de la Escuela de Ciencias Sociales y Ciencias Políticas, dependiente hasta entonces de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNA;
(g) La creación de la Facultad de Ciencias Sociales, en la UNA, junto con la carrea de Trabajo Social, Facultad número catorce, que convive asimismo con la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas; y,
(h) que el mapa del desarrollo histórico de la disciplina en el país da cuenta de que su institucionalidad se concentra en Asunción.