Sr. Editor
La leptospirosis supone una entidad de alto impacto a nivel global por su alta transmisibilidad. Se considera una de las zoonosis más extensas a nivel mundial. El agente causal es una espiroqueta del género Leptospira spp, con gran afinidad por áreas de clima tropical, zonas rurales y en alguna proporción en zonas urbanas. Constituye un problema de salud pública pues está relacionada directamente con los aspectos ambientales, condiciones locales, ocupacionales y actividades de ocio, entre otras actividades 1 .
La notificación y reporte de esta entidad implica diferentes consideraciones y retos. En primera estancia, por su amplitud de síntomas y los diferentes diagnósticos que se relacionan con la sintomatología propia de la enfermedad (fiebre, mialgias, artralgias, ictericia) generando subnotificación y subdiagnósticos. A nivel global se reportan anualmente cerca de 2.400.000 de casos en humanos, con letalidades oscilantes de 5-30% de acuerdo al país de notificación 2,3.
En Colombia, en el año 2022 se han reportado 2.290 casos de leptospirosis, representando un aumento de 54% respecto al año 2021, es decir 1.044 casos más. Sin embargo, se ha observado un control de esta zoonosis. Esto está evidenciado por la disminución en las tasas de incidencia desde el año 2014 al presente año, donde la incidencia era de 1,96 casos por cada 100.000 habitantes, mientras que para 2022 es de 0,2 casos por cada 100.000 habitantes (figura 1) 4.
Otras variables de interés asociadas al comportamiento de esta zoonosis están en relación con el sexo, donde los hombres se vieron afectados en mayor medida, representando los hombres el 65% de los casos registrados. El área de ocurrencia donde se obtuvo mayor notificación de leptospirosis fue el área de cabecera municipal 4.
Respecto a la probable fuente de contagio o trasmisión, se registró el contacto con animales infectados por la espiroqueta como la principal: en 48% de los casos (1.103 casos) se tuvo contacto con perros y en 38,6% de los casos (883 casos) hubo contacto estrecho con roedores. Otro factor relacionado con la trasmisión está en relación un mal tratamiento del agua o ausencia de sistema de alcantarillado en 30% de los casos (698 casos). Aproximadamente 23% de los casos (545 casos) tuvo contacto con agua estancada. Otros casos se asociaron con actividad deportiva acuática y contacto con residuos en peridomicilio 4.
Las manifestaciones clínicas más frecuentemente reportadas fueron la fiebre en 88,5% y mialgias en 63% de los casos. Otros síntomas fueron la cefalea en 59% e ictericia en 32% de los casos4. Del total de los casos registrados, 81,9% requirió atención hospitalaria, de éstos 76,3% fueron del sexo masculino y su grupo etario era entre 41-50 años.
El aumento en la notificación respecto a años anteriores pudo estar en relación con fenómenos ambientales como la precipitación pluvial. Es así como esta zoonosis tiene impacto no solamente en el grupo rural disperso, los cambios relacionados con la globalización, cambio climático, migración de animales y personas, y predispone a un aumento de la incidencia aun en poblaciones urbanas. Se deben fortalecer a los diferentes actores del sistema en temas de capacitación para lograr la prevención, el diagnóstico y tratamiento oportuno, impactando en la rehabilitación y pronóstico del paciente. El necesario fortalecer la red de salud pública y la toma de decisiones, como la generación de nuevas políticas sanitarias que supongan disminución en la incidencia y prevalencia de esta entidad infectocontagiosa. La educación y comunicación con la población son factores necesarios a intervenir, puesto que así se generan reconocimiento de signos y síntomas, así como factores de riesgo de la enfermedad5.