Estimado Editor
En una época donde la tecnología y la red de internet se encuentra al alcance de las manos, que con un solo “touch” es posible la recolección transoceánica de información, es necesario saber que no toda “International Journal of…” provee información fidedigna y de calidad.
En el 2010 el bibliotecario de la Universidad de Colorado Jeffrey Beall introdujo el término “revistas depredadoras”, consideradas en aquella época como una nueva forma de fraude científico, seduciendo a los autores y ofreciendo publicación e impresión de artículos en tiempo récord en revistas aparentemente indexadas y de calidad, con pocos requisitos y lineamientos de publicación y sin arbitraje, por lo que no se puede asegurar la calidad de los manuscritos1. A pesar de que las revistas depredadoras fueron descritas a más de una década, en la actualidad, aún existen autores e investigadores que desconocen esta modalidad de fraude científico, por lo que podrían caer en ellas y, con ellos, sus publicaciones2.
Estas revistas no solo endulzan a los autores con la posibilidad de publicar los trabajos científicos, también invitan para formar parte del consejo editorial o ser editor jefe. Algunas características que tienen estas revistas son: acceso abierto y libre, bajo umbral de aceptación de artículos, sin revisión por pares y con un costo para publicar. Por lo general estas revistas tienen su sede en algún país asiático, principalmente en India, la temática suele ser generalista. Las revistas con sede en países menos desarrollados suelen cobrar menos 2,3.
Otras características que suelen presentar estas revistan son: utilizan títulos como “internacional”, “global”, “mundial”, “universal”, “asiática”, “americana” o “europea”, tienen tiempo de revisión muy rápida y con opción de acelerar el proceso mediante un costo adicional, mencionan indización en bases de datos de alto impacto como PubMed, DOAJ, Web of Science pero no aparecen en ellas, simulan altos factores de impacto, envían correos de diferentes cuentas, no mencionan quienes forman el comité editorial o es muy escasa y aplican cargos por el procesamiento del artículo4.
En el 2017, un conocido editor decidió responder a una constante invitación que recibía por correo de una llamativa y sospechosa revista científica. Redactó un reporte de caso, de una enfermedad inexistente llamada “uromycitis poisoning” con una autoría falsa. El proceso editorial culminó en 9 días con la publicación de su artículo “premeditadamente fraudulento” en una revista depredadora, sin objeciones de ningún comité editorial5.
A pesar de que actualmente existen múltiples opciones de revistas científicas de calidad, para todos tipo de investigadores, desde aquellos que recién inician en la investigación y publicación, hasta aquellos más experimentados, el desconocimiento de la existencia de estas revistas y la facilidad con que cuentan estas, podría echar a perder todo el empeño y sacrificio que se ponen en un manuscrito, por lo que el tema de las “revistas depredadoras” debería ser desarrollado con más frecuencia en los cursos y/o capacitaciones sobre redacción y publicación de artículos científicos.