INTRODUCCIÓN
El absceso de músculo psoas es un entidad infrecuente, se estima una incidencia 0,4% cada 100.000 habitantes, siendo más frecuente en el sexo masculino¹. Clínicamente se presenta como fiebre, dolor lumbar y alteración en la marcha². Presentamos el caso de un paciente de 64 años con un absceso del músculo psoas secundario a una espondilodiscitis lumbar el cual fue tratado exitosamente con antibioticoterapia y drenaje percutáneo.
CASO CLÍNICO
Paciente de 64 años, sexo masculino, con diabetes mellitus tipo II e hipertensión arterial. Consulta por cuadro de aproximadamente 12 días de evolución dado por astenia, adinamia, dificultad en la marcha agregando dolor abdominal y lumbar de intensidad creciente, sensación febril y escalofríos. Al examen abdominal dolor en flanco derecho sin irritación peritoneal, dolor a la palpación de fosa lumbar derecha y a la movilización activa y pasiva del miembro inferior ipsilateral.
En la analítica presenta un hemograma: leucocitosis de 19.400/mm3 con 90,3% de neutrófilos, hemoglobina 11,1 g/dL, plaquetas normales, proteína C reactiva de 173,38 mg/dl, velocidad de eritrosedimentación 132 mm/h. La ecografía de abdomen evidencia a nivel paravertebral derecho imagen hipoecoica, alargada, bien delimitada, no vascularizada de aproximadamente 14 por 4 cm que impresiona colección liquida a dicho nivel. Dado los hallazgos ecográficos se solicita tomografía computada de tórax, abdomen y pelvis con contraste intravenoso el cual informa estrechamiento del espacio discal de L2 y L3, irregularidad de platillos vertebrales, hallazgos compatibles con espondilodiscitis (ver Figura 1), el cual se asocia a extensa colección líquida/absceso del músculo psoas derecho, midiendo 155 x 45 x 45 milímetros (ver Figura 2).
Se comienza con antibioticoterapia empírica Pieracilina/Tazobactam 4gr/0,5gr i/v cada 6 horas. Se realiza drenaje percutáneo guiado por tomografía en donde se coloca drenaje de 12 French con técnica del trocar sin complicaciones. Se obtiene 100 cc de líquido purulento el cual se envía para cultivo con antibiograma, citológico y Adenosina Deaminasa (ADA). (Figura 3)
En el cultivo se desarrolla Staphylococcus aureus. Se realiza consulta con infectología el cual cambia el plan antibiótico a cefazolina 2 gr i/v cada 8 hs más rifampicina 300 mg v/o cada 12 hs. El paciente presenta una buena evolución con mejoría clínica, normalización de parámetros infecciosos.
Se retira el drenaje a los 12 días. Se mantiene antibioticoterapia intravenosa por un mes y luego se continúa por dos meses vía oral completando así los tres meses de tratamiento antibiótico. El traumatólogo indica inmovilización y estabilización ortopédica con corset de yeso y posterior fisioterapia con buena evolución.
Actualmente luego de culminado el tratamiento antibiótico el paciente se encuentra en control ambulatorio en policlínica de traumatología, infectología y cirugía, asintomático y sin recidiva.
DISCUSIÓN
El absceso del músculo psoas era una complicación conocida de la columna vertebral tuberculosa, hoy en día la causa más común es la infección piógena, pudiendo ser primario (diseminación hematógena) o secundario siendo la causa más frecuente espondilodiscitis³.
La clásica triada de presentación clínica como es la fiebre, dolor lumbar y la cojera se observa tan solo en un 30% de los casos, dificultándose aún más su diagnóstico². A nivel bacteriológico el microorganismo más frecuente es Staphylococcus Aureus representando hasta el 65% de los casos, seguido por Escherichia coli, este último asociado con infecciones del tracto urinario o gastrointestinal, edad avanzada, inmunosupresión y diabetes⁴. Los hallazgos de laboratorio que apoyan el diagnóstico incluyen leucocitosis, elevación de la velocidad de eritrocedimentación y proteína C reactiva, como en el caso de nuestro paciente.⁴
Para el diagnóstico imagenológico la ecografía puede ser útil en la evaluación de colecciones intramusculares; sin embargo, presenta una limitada utilidad en estructuras retroperitoneales profundas debido a la anatomía del paciente (obesidad por ejemplo) e interposición gaseosa, y presenta una sensibilidad del 60% solamente. La tomografía computada y la resonancia magnética nuclear ofrecen una mejor exactitud diagnóstica, con una sensibilidad comparable entre 80 y 87%. Entre ambos métodos, la tomografía es especialmente útil dado su buena sensibilidad, mayor disponibilidad y menor costo⁵.
En cuanto al arsenal terapéutico cuenta con dos pilares fundamentales: antibioticoterapia dirigida según los perfiles microbiológicos y drenaje por vía quirúrgica o percutánea. Actualmente, la técnica de elección es esta última, debido a los buenos resultados y las menores tasas de complicación⁶,⁷.
El drenaje quirúrgico (utilizado solo o en combinación con técnicas percutáneas) queda reservada para los abscesos multiloculados, con extenso compromiso de estructuras y para los abscesos secundarios a algunas patologías específicas entre las que destacan la enfermedad inflamatoria intestinal, la pielonefritis, abscesos epidurales con compresión espinal, entre otros⁸,⁹. El abordaje percutáneo guiado por imagen representa una alternativa segura y menos invasiva por lo cual debe ser considerada como primera opción, dado que presenta resultados similares al drenaje quirúrgico con una menor morbilidad y estadía hospitalaria¹⁰.