INTRODUCCIÓN
Las lesiones hepáticas aisladas son raras y en el 77 a 90% de los casos se acompañan de lesiones en otros órganos. La mortalidad por trauma hepático se ha reducido de un 60% a 15% en la actualidad en lesiones graves. En menos del 4% de los casos el fallecimiento se relaciona directamente con la lesión hepática1-2. La descripción en 1908 de Pringle sobre su experiencia con pacientes traumatizados y su técnica de control vascular del hilio hepático “maniobra de Pringle”, constituyó un punto de inflexión en el abordaje quirúrgico del traumatismo hepático1). El tratamiento no operatorio de lesiones hepáticas ha probado ser efectivo si se cumplen todos los requisitos para su aplicación y se cuenta con los medios hospitalarios necesarios para el manejo multidisciplinario de estos pacientes.2-4) Además el creciente uso de las técnicas laparoscópicas ha modificado conductas quirúrgicas establecidas en el manejo del paciente traumatizado con pacientes estables y adecuadamente seleccionados para evaluación inicial.
CASO CLINICO
Paciente de sexo femenino de 66 años, hipertensa, con lesión tumoral de 8 mm a nivel del tronco encefálico, con antecedente de 24 horas antes de una caída de propia altura sin pérdida del conocimiento. Refiere cuadro de dolor en hipocondrio derecho, de inicio brusco, de moderada intensidad tipo puntada que irradia posteriormente a flanco derecho; aumenta con el correr de las horas y se acompaña de nauseas sin vómitos. Niega sensación febril, diarrea, síntomas urinarios y otros síntomas acompañantes.
Al examen físico abdomen blando depresible, doloroso a la palpación en hemiabdomen derecho, con signos de irritación peritoneal ruidos hidroaereos dismuidos. Tacto rectal fondo de saco de Douglas doloroso resto sin particularidades.
Se realiza una ecografía abdominal donde informa una colección liquida de 2200 cc subfrenica y liquido libre en la cavidad abdominal, retorna una hemoglobina de 5,6g/dL, hematocrito de 12% y un tiempo de protrombina de 70% por lo que se decide laparotomía de urgencia.
Como hallazgo quirúrgico se remarca:
Liquido sanguinolento aproximadamente 2000 cc en cavidad
Un ematoma hepático subcapsular de lóbulo derecho con un orificio de 2 cm de diámetro aproximadamente, por donde se constata salida liquido sanguinolento color vinoso (Figura 1)
Se decide realizar packing con de 6 compresas de vientre y cierre de piel y celular considerando la inestabilidad hemodinámica de la paciente.
Al tercer día postoperatorio se decide relaparotomía y se realiza retiro de packing y colocación de drenaje multilumen ofrecido al lecho, además del cierre de pared abdominal. Al décimo día egresa con buena mecánica respiratoria, hemodinamicamente estable con un valor de hemoglobina de 10 g/dL y en plan de seguimiento ambulatorio con estudios de imágenes.
DISCUSIÓN
La localización más frecuente de hematomas hepáticos es del lóbulo derecho, en los segmentos 7 y 8 por frecuencia. Es mucho menor el porcentaje de hematomas hepáticos por traumatismo cerrado que en los abiertos. La ecografía tiene un papel importante en el algoritmo decisorio de los pacientes con traumatismo abdominal. Sin embargo, la tomografía computada es la técnica más sensible y específica para determinar la extensión y gravedad del traumatismo hepático1-2 Inicialmente la indicación del manejo conservador estaba indicado en las lesiones grados I y II, luego las indicaciones pasaron a las de grado III. Pachter et al, en 1991 y Durham et al, en 1992 sugerían que este tipo de tratamiento debería reservarse para los pacientes con lesiones de grados I-III3. En líneas generales la exploración quirúrgica estaría indicada en un paciente inestable que no responde a la reanimación inicial, ante la presencia de lesiones asociadas que sean de resolución quirúrgica y ante el fracaso del manejo conservador3.