INTRODUCCIÓN
Un hemangioma cavernoso se puede hallar incluso en el 5% de la población adulta. Por lo general son asintomáticos, pudiendo permanecer estables a lo largo del tiempo; con más razón los pequeños. Los mayores a 4 cm y particularmente los mayores a 10 cm pueden llegar a ser sintomáticos. La rotura o la hemorragia son eventualidades posibles, aunque suele ser muy rara su aparición al menos de forma espontánea fuera de punciones, traumatismos etc1.
Hoy en día es más frecuente el diagnóstico de hemangiomas hepáticos en la práctica médica por el uso amplio de métodos avanzados de diagnóstico por imágenes como la tomografía y la resonancia magnética2.
Los hemangiomas de hecho son los tumores benignos más frecuentes, y los cavernosos a veces pueden llegar a ser de gran tamaño y exofíticos que eventualmente serán tratados cuando producen síntomas. En estos casos, el tratamiento de elección es la remoción quirúrgica. Otras opciones disponibles son la embolización arterial selectiva, ablación por radiofrecuencia ya sea percutánea o laparoscópica3.
El hemangioma cavernoso junto con los adenomas y la hiperplasia nodular focal se constituyen en la mayor parte de los tumores benignos hepáticos y su frecuencia puede verse relacionado con estimulación hormonal o estrogénica4.
CASO CLÍNICO
Presentamos el caso de una paciente femenina de 60 años que acude por dolor abdominal localizado en hipocondrio derecho y en epigastrio de 3 meses de evolución, sordo, de insidioso inicio que con el correr de los días se acompaña de nauseas post prandiales lo cual motivó su consulta ambulatoria. Al examen físico no se hallan datos de valor. Laboratorialmente todos los parámetros en rango. Se solicita ecografía abdominal que describe LOES sólida, límites bien definidos, ecoestructura inhomogénea, visualizada entre la vesícula y el páncreas, de 66 x 54 mm. Ante ese hallazgo se solicita TC contrastada que describe una imagen subyacente al ángulo hepático del colon, anterior al colon ascendente y adyacente a las asas delgadas compatible con una masa ovalada, heterodensa, no produce efecto de masa significativo sobre los órganos vecinos. Presenta pedículo sólido que se dirige a la región subhepática y planos musculares de la pared abdominal. Mide 66 x 32 mm no pudiendo descartarse dependencia con asas delgadas pudiendo ser un GIST. Se solicitan EDA y colonoscopía las cuales retornan sin alteraciones anatómicas en los órganos estudiados.
Ante esos hallazgos se decide conducta quirúrgica. Se accede al abdomen por vía laparoscópica. Se utilizan 3 trócares (12 mm umbilical, 10 mm epigastrio y 5 mm en flanco derecho). Se constata tumoración de aproximadamente 7 x 5 cm adherido al borde anterior del hígado entre segmento IV y V del hígado. Pediculado y sin adherencias a otros órganos. Se procede a liberación y sección de pedículo, hemostasia con clips. Se extrae pieza quirúrgica por ampliación de incisión umbilical. Se da por concluido el acto sin complicaciones. La paciente evolución sin complicaciones siendo dada de alta a las 24 horas del procedimiento. El retorno de anatomía patológica informó hemangioma cavernoso, con remanentes de tejido hepático en la periférica sin rastros de proceso neoplásico maligno.
DISCUSIÓN
Con el advenimiento de métodos auxiliares más avanzados aumentó notablemente el diagnóstico de estos tumores. La mayoría de ellos son asintomáticos y pequeños. Los mayores a 5 cm por lo general son los que ocasionan síntomas y son pasibles de tratamiento. El dolor es el síntoma más frecuente. Le sigue en frecuencia los síntomas compresivos cuando son de un tamaño importante. Por lo general los marcadores de funcionalidad hepática no se alteran. La ecografía y la TC contrastada suelen ser muy útiles para tener una aproximación diagnóstica muy precisa. La mayoría solo requiere control médico y seguimiento imagenológico, aunque aquellos sintomáticos podrán ser resecados (dolor sostenido, refractario y que no pueda ser justificado por otra causa). Decidido el tratamiento el procedimiento más seguro es la enucleación quirúrgica. En este caso, por ejemplo, la presencia de un pedículo libre facilitó la exéresis sin riesgo de hemorragia. La embolización y otros procedimientos percutáneos son alternativas, aunque menos efectivas.