Fertilización foliar con boro en el cultivo de la soja

Aguayo Trinidad, Simeón; Rasche Álvarez, Jimmy Walter; Britos Recalde, Carlos Salvador; Karajallo Figueredo, Julio Cesar; González, Alba Liz

doi:10.18004/investig.agrar.2015.diciembre.129-137

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Investigación Agraria

On-line version ISSN 2305-0683

Investig. Agrar. vol.17 no.2 San Lorenzo Dec. 2015

https://doi.org/10.18004/investig.agrar.2015.diciembre.129-137

NOTA DE INVESTIGACIÃN

FertilizaciÃ³n foliar con boro en el cultivo de la soja

Foliar fertilization with boron on soybean crops

SimeÃ³n Aguayo Trinidad^1,2*, Jimmy Walter Rasche Ãlvarez^1,2,3, Carlos Salvador Britos Recalde¹, Julio Cesar Karajallo Figueredo^1,2, Alba Liz GonzÃ¡lez³

¹ Escuela Superior de EnseÃ±anza Cruce Itakyry, Universidad Nacional del Este. Itakyry, Paraguay.

²Facultad de IngenierÃa AgronÃ³mica, Universidad Nacional del Este. Minga GuazÃº, Paraguay.

³ Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional de AsunciÃ³n. San Lorenzo, Paraguay.

* Autor para correspondencia (aguayotrinidad@gmail.com)

Recibido: 24/11/2014; Aceptado: 18/11/2015.

RESUMEN

La soja es el cultivo de mayor importancia econÃ³mica en Paraguay. Actualmente, la fertilizaciÃ³n foliar constituye una de las tÃ©cnicas mÃ¡s utilizadas para suplir las necesidades de micronutrientes, por su efectividad y eficiencia. Con el objetivo de evaluar la respuesta del cultivo de soja a la fertilizaciÃ³n foliar con boro (B), en Itakyry, Alto ParanÃ¡, se realizÃ³ un ensayo en la que se utilizÃ³ el diseÃ±o experimental en bloques completos al azar, con 10 tratamientos y tres repeticiones. Los tratamientos fueron: 2,8; 3,7; 4,6; 5,6; 6,5; 7,4; 8,3; 9,3 y 10,2 g ha^-1 de Baplicados en la floraciÃ³n. Se evaluÃ³: altura de planta, nÃºmero de vainas por planta, rendimiento de granos y peso de 1.000 granos. La altura de planta no presentÃ³ diferencia significativa a nivel estadÃstico variando los resultados entre 57,0 y 60,3 cm, el nÃºmero de vainas por planta aumentÃ³ linealmente con la aplicaciÃ³n de B, pasando de 43,3 vainas en el testigo, hasta 48,3 vainas por plantas. El rendimiento de granos tambiÃ©n aumentÃ³ linealmente pasando de 3.470 kg ha^-1 a 3.819 kg ha^-1, con un incremento de 349 kg. El peso de 1.000 granos pasÃ³ de 155 g a 160 g. El incremento del rendimiento con la dosis de 9,3 g ha^-1 de B, comparada al testigo se muestra bastante ventajoso, principalmente cuando se considera la producciÃ³n en escala.

Palabras clave: Glycine max (L.) Merr., fertilizaciÃ³n boratada, rendimiento, altura, vainas.

ABSTRACT

Soybean is the most important cash crop in Paraguay. Currently, foliar fertilization is one of the most used techniques to meet trace elements needs, due to its effectiveness and efficiency. In order to evaluate the response of soybean to foliar fertilization with boron (B) on a Rhodic Paleudalf in Itakyry, Alto ParanÃ¡, a trial design in randomized complete block with 10 treatments and three replications was performed. The treatments were: 0; 2,8; 3,7; 4,6; 5,6; 6,5; 7,4; 8,3; 9,3 y 10,2 g of B per hectare, applied atÂ blooming. The variables evaluated were: plant height, number of pods per plant, grain yield and 1,000 seeds weight. Plant height showed no significant statistical difference in values between 57.0 and 60.3 cm, pod number per plant increased by applying B, from 43.3 pods in the control to 48.3 pods per plant. Grain yield also increased, from 3,470 kg ha^-1 in the control to 3,819 kg ha^-1, which implies an increase of 349 kg ha^-1. The weight of 1000 seeds increased from 155 g in the control to 160 g. Yield growth with a B dose of 9.3 g/ ha^-1, compared to that of the control is shown to be quite advantageous, especially when considering a scale production.

Key words: Glycine max (L.) Merr., borated fertilization, yield, height, pods.

INTRODUCCIÃN

La soja es el rubro de mayor importancia econÃ³mica en los Ãºltimos aÃ±os en Paraguay, convirtiÃ©ndose en el sexto mayor productor mundial de esta oleaginosa, y el cuarto mayor exportador de granos de soja. La zona de producciÃ³n se concentra en los departamentos de Alto ParanÃ¡, CanindeyÃº e ItapÃºa. En la zafra 2012/2013, la soja ocupÃ³ 3.080.841 ha, con rendimiento promedio de 2.950 kg ha^-1, alcanzando una producciÃ³n de 9.086.000 t (MAG/DCEA 2014). Actualmente se busca maximizar la producciÃ³n de soja mediante la fertilizaciÃ³n con micronutrientes, considerando el costo reducido que presenta esta prÃ¡ctica y la posibilidad de mayores ingresos cuando se cultiva en escala (Ceretta et al. 2005).

El boro (B) es un elemento litÃ³filo, de baja concentraciÃ³n en rocas Ãgneas (5-10 mg kg^-1), que es el material de origen de la mayor parte de las Ã¡reas de siembra de soja en el Paraguay. Su geoquÃmica es muy influenciada por el proceso de sedimentaciÃ³n, siendo encontrado en mayor cantidad en las rocas sedimentarias (3-300 mg kg^-1 de B), y es muy afectada por la mineralogÃa, encontrÃ¡ndose en menores cantidades en la caolinita y en mayores cantidades en suelos con altos contenidos de arcillitas. Por otro lado, el B se encuentra en parte en la materia orgÃ¡nica, asÃ suelos con bajo tenor de materia orgÃ¡nica pueden presentar deficiencia de B (Camargo 1988).

La deficiencia de B en las plantas se caracteriza por el acortamiento de los entrenudos; formaciÃ³n de roseta apical; hojas nuevas de tamaÃ±o reducido, encorvadas, deformadas y espesas; raÃces negras y gruesas (Furlani et al. 2001); trastornos metabÃ³licos y aumento en la producciÃ³n de compuestos fenÃ³licos y disminuciÃ³n de crecimiento de la planta (Manfredini 2008). Azevedo et al. (2002) sostienen que la deficiencia de B causa disminuciÃ³n de la plasticidad de las paredes celulares, impidiendo la divisiÃ³n y elongaciÃ³n de las cÃ©lulas de los tejidos meristemÃ¡ticos de las raÃces, observÃ¡ndose que las mismas se presentan con coloraciÃ³n oscura, cuando hay deficiencia de B, ocurriendo finalmente disminuciÃ³n de la longitud de las raÃces principales y menor cantidad y longitud de raÃces secundarias.

En las leguminosas, el B afecta la actividad de la enzima nitrogenasa en la producciÃ³n de nÃ³dulos, afectando la fijaciÃ³n biolÃ³gica de nitrÃ³geno, la deficiencia de B causa disminuciÃ³n del peso seco de nÃ³dulos en las raÃces, posiblemente porque con deficiencia de B ocurre degeneraciÃ³n de las membranas y de las paredes celulares de las bacterias (Yamagishi y Yamamoto 1994, Azevedo et al. 2002). Por otro lado, cuando ocurre toxicidad de B en las plantas, en las hojas mÃ¡s viejas, ocurre clorosis marginal, principalmente en las hojas del tercio inferior, manchas rojizas a negras, con aspecto de herrumbre y posterior necrosis del tejido (Furlani et al. 2001, Azevedo et al. 2002).

La disponibilidad de boro en el suelo y su absorciÃ³n, ademÃ¡s de las condiciones quÃmicas del suelo, pueden ser afectados por la textura de este Ãºltimo, ya que ese nutriente puede ser absorbido con mayor facilidad en suelos arenosos (Pegoraro et al. 2008). Plantas cultivadas en suelos arenosos con bajas dosis de B pueden presentar toxicidad, mientras que plantas de soja sembradas en suelos con mayor tenor de arcilla necesitan mayores dosis de B para obtener el mÃ¡ximo rendimiento (Moreira et al. 2010). Existen diferentes respuestas a la aplicaciÃ³n de B en cultivos de soja y en otros cultivos agrÃcolas y en diferentes condiciones de manejo y ambientes (Trautmann et al. 2014, Fageria 2000, Furlani et al. 2001, Oliveira Junior et al. 2014, Bevilaqua et al. 2002).

Existe diferencia entre cultivares de soja en relaciÃ³n al nivel de suficiencia y de toxicidad de B, donde el logro de buenos rendimientos depende de otros aspectos del manejo adecuado de la planta y el nutriente en el campo, buscando maximizar la producciÃ³n de granos de acuerdo a la disponibilidad de B en el suelo (Furlani et al. 2001).

La mejor forma de aplicaciÃ³n de B es durante la siembra, sin embargo, la distribuciÃ³n de B en el suelo es complicada, principalmente considerando la estrecha relaciÃ³n ente deficiencia y toxicidad en la planta (Brighenti et al. 2006), por eso la mayor parte de los productores prefieren aplicar el B en forma foliar. AdemÃ¡s, como el B presenta baja movilidad en el floema, la opciÃ³n de aplicar el B en forma foliar durante la fase vegetativa de la planta es recomendada (Mascarenhas et al. 2014). Brighenti et al. (2006) no recomiendan aplicar Ã¡cido bÃ³rico con paraquat o diuron, pues influye negativamente en la eficiencia del producto en el control de malezas. No obstante, la aplicaciÃ³n de B en la forma de poliboratos como el caso del Borax, no es recomendada, debido a que aumenta el pH de la soluciÃ³n, disminuyendo la eficiencia del glifosato en el control de malezas (Brighenti et al. 2004).

Considerando la importancia de micronutrientes, en este caso el boro, para el aumento de la productividad de cultivos comerciales este trabajo propone como objetivo diagnosticar el efecto de la aplicaciÃ³n de la fertilizaciÃ³n foliar con boro en la producciÃ³n de soja, y determinar la dosis adecuada de este elemento cuando aplicado vÃa foliar.

MATERIALES Y MÃTODOS

El experimento se realizÃ³ en el campo experimental de la Facultad de IngenierÃa AgronÃ³mica de la Escuela Superior de EducaciÃ³n Cruce Itakyry, distrito de Itakyry, Alto ParanÃ¡ en el periodo comprendido entre noviembre del 2011 y marzo del 2012, sobre el suelo predominante de la zona de estudio es Rhodic Paleudalf (LÃ³pez et al. 1995).

Inicialmente el suelo presentaba las siguientes caracterÃsticas: arcilla 58 g kg^-1; pH (H₂O) 5,3; P 3 mg kg^-1; materia orgÃ¡nica 39 g kg^-1; H+Al, Al⁺³, K⁺, Ca⁺² y Mg⁺² en concentraciones de 6,7; 0,3; 0,35; 4,5 y 1,1 cmol_c kg^-1, respectivamente y B 0,56 mg kg^-1. El nivel de B encontrado en el suelo del Ã¡rea de estudio es bajo cuando se considera el nivel crÃtico de 2,6 mg kg^-1 de suelo sugerido por Fageria (2000), mientras que segÃºn las clasificaciones de Bataglia (1988) y Resende (2004) se considera como medio (0,3 a 0,6 mg kg^-1 de suelo) y alto (>0,3 mg kg^-1 de suelo) si se considera la CQFS- RS/SC (2004).

Los datos climÃ¡ticos fueron tomados de la estaciÃ³n meteorolÃ³gica perteneciente a la ItaipÃº Binacional, ubicada a unos 15 km del local del experimento (Figura 1), donde se puede observar buena precipitaciÃ³n al inicio del experimento, con falta de precipitaciÃ³n entre los 28 a 73 dÃas despuÃ©s de la siembra. En total se registraron 216 mm de precipitaciÃ³n.

Se utilizÃ³ un diseÃ±o experimental de bloques completos al azar, con diez dosis de B, como se observa en la Tabla 1. Cada tratamiento contÃ³ con tres repeticiones, totalizando 30 unidades experimentales. Las unidades experimentales tenÃan 5 m de largo y 3 m de ancho (15 m²).

Se utilizÃ³ un fertilizante foliar que posee 0,37% de Boro (B) y 10,5% de Calcio (Ca) indicados para mantenimiento y correcciÃ³n de deficiencias vÃa foliar en el cultivo de soja, siendo aplicado a los 41 dÃas de la siembra, en el momento de la floraciÃ³n. Las dosis en g ha^-1 se calculÃ³ considerando la concentraciÃ³n de boro y la dosis recomendada inicialmente por el fabricante del producto, que es de 1,5 L ha^-1 del fertilizante foliar que equivale a 5,55 g ha^-1 de B (T5).

La dosis del fertilizante foliar se extrajo con una jeringa de 5 mL de acuerdo a cada tratamiento, posteriormente se diluyÃ³ la dosis de B en 0,5 L de agua (333 L ha^-1 de agua), y se aplicÃ³ el fertilizante foliar con una mochila costal, aplicando esa cantidad de agua en cada parcela, empezando de la menor dosis a la mayor dosis de B. La aplicaciÃ³n de B fue realizada a las 09:00 a.m., donde gran parte del rocÃo ya habÃa evaporado y la temperatura aÃºn era baja (menos de 25Â°C).

Aunque el producto presenta calcio en su composiciÃ³n y el mismo es importante para la buena nutriciÃ³n de la planta, en el presente trabajo no se considera el posible efecto de la aplicaciÃ³n foliar de este elemento, debido a que el mismo se encuentra en nivel alto (CQFS-RS/SC 2004) en el suelo utilizado para el experimento (4,5 cmol_c kg^-1).

La preparaciÃ³n del suelo se realizÃ³ con una arada, un mes antes de la siembra y otra una semana antes de la misma, con rastreadas para dejar el suelo en buenas condiciones. Previamente se efectuÃ³ una desecaciÃ³n con herbicida (glifosato) para eliminar restos de malezas.

Se utilizÃ³ una sembradora mecÃ¡nica movida a tractor a una densidad de 0,45 m entre hileras y 0,06 m entre plantas, que equivale a 16 plantas por metro lineal, totalizando 355.555 plantas por hectÃ¡rea.

La variedad de soja utilizada fue V-Max RR (genÃ©ticamente modificado), con crecimiento indeterminado, con ciclo de maduraciÃ³n semi precoz, altura potencial de planta 110 cm, y de 10 a 16 semillas por metro lineal. Las semillas fueron tratadas con fungicida e insecticida, e inoculadas con bacterias del gÃ©nero Bradyhrizobium de la cepa: SEMIA 5019 (Bradyrhizobium elkanii) y SEMIA 587 (Bradyrhizobium elkanii) de concentraciÃ³n mÃnima de 5 x 10⁹ cÃ©lulas viables mL^-1. AdemÃ¡s se aplicÃ³ 150 kg ha^-1 del fertilizante quÃmico, con la formulaciÃ³n de 04-30-10 de N â P₂O₅ y K₂O, respectivamente.

El control de malezas posterior a la siembra se realizÃ³ a travÃ©s de una carpida a los 25 dÃas despuÃ©s de la siembra (DDS).

Para el control de plagas, a los 28 DDS se utilizÃ³ lambdacialotrina 20% (400 mL ha^-1), a los 44 DDS teflubenzuron 15% (150 mL ha^-1), a los 58 DDS imidacloprid 60% (400 mL ha^-1) y a los 80 DDS se aplicÃ³ diflubenzuron 48% (80 g ha^-1).Â

Para el control de hongos, a los 50 DDS se aplicÃ³ azoxistrobin 20% y ciproconazole 8% (400 mL ha^-1), a los 67 DDS azoxistrobina 20% y ciproconazole 8% (400 mL ha^-1) y a los 100 DDS carbendazim 50% (500 mL ha^-1).

Para determinar la altura de planta, se procediÃ³ a la selecciÃ³n al azar de 10 plantas de soja del Ã¡rea Ãºtil y se midiÃ³ con una cinta mÃ©trica desde la superficie del suelo hasta el Ã¡pice superior de la planta y para el nÃºmero de vainas por planta, se seleccionaron al azar 15 plantas del Ã¡rea Ãºtil compuesta de 2 m² del cultivo en cada unidad experimental y se realizÃ³ el contaje del nÃºmero de vainas en cada planta, obteniÃ©ndose un promedio al final, ambas variables evaluadas en R8.

La cosecha se realizÃ³ manualmente mediante el arranque de plantas del Ã¡rea Ãºtil de la parcela, cuando el cultivo alcanzÃ³ su madurez fisiolÃ³gica, es decir cuando aproximadamente el 95% de las plantas estuvieron en la etapa R8 con las vainas de color oscuro y la humedad del grano de aproximadamente 14%.

Luego se procediÃ³ a la trilla y pesaje de los granos con una balanza de precisiÃ³n para determinar su rendimiento con el ajuste de humedad al 14%. Estos resultados fueron expresados en kg de granos ha^-1. Por ultimo fueron contados y pesados 1.000 granos en una balanza de precisiÃ³n expresÃ¡ndose este resultado en gramos.

El anÃ¡lisis estadÃstico de los datos se realizÃ³ con el empleo del paquete estadÃstico Assistat beta 7,6 (Silva 2015). Inicialmente se realizÃ³ el anÃ¡lisis de varianza, luego un anÃ¡lisis de regresiÃ³n de las variables evaluadas para observar la curva de respuesta por efecto de las dosis de B aplicados.

Fue determinado el coeficiente de correlaciÃ³n de Pearson entre las variables evaluadas, considerando la media de cada unidad experimental, aplicando la siguiente fÃ³rmula:

r_x,y= Cov (X,Y) (1)

Ï_xÏ_y

Donde: r_x,y=Â Coeficiente de correlaciÃ³n de Pearson, Cov = covarianza, X e Y = promedio de las muestras de cada matriz, en este caso la unidad experimental y Ï = desvÃo estÃ¡ndar de cada matriz. Cuando r es mayor a 0,7 hay fuerte correlaciÃ³n, r entre 0,7 a 0,3 indica correlaciÃ³n moderada y r menor a 0,3 indica baja correlaciÃ³n, aplicando mediante el test de t al nivel de 5 y 1%.

RESULTADOS Y DISCUSIÃN

Con excepciÃ³n de la altura de planta, que no presentÃ³ diferencia significativa entre los tratamientos, las demÃ¡s variables analizadas, altura de planta en el estadio R8, nÃºmero de vainas por planta, rendimiento de granos y el peso de 1.000 granos, presentaron diferencia significativa entre los tratamientos (Tabla 2).

La aplicaciÃ³n de B no afectÃ³ la altura de planta (Tabla 2), que en promedio oscilÃ³ entre 60,3 cm y 56,6 cm (Figura 2).

La falta de respuesta en altura de planta es bastante observada en experimentos con boro, e inclusive en algunos trabajos poseen tendencia de disminuciÃ³n de altura de planta, posiblemente la aplicaciÃ³n de boro en forma foliar, puede causar necrosis del meristema apical de la planta de soja, e inclusive necrosar las hojas, caracterÃstica tÃpica de toxicidad de B, a causa de la fertilizaciÃ³n boratada debido a la acumulaciÃ³n del producto en los bordes de las hojas despuÃ©s de la aplicaciÃ³n (Furlani et al. 2001; Azevedo et al. 2002). En este trabajo se observÃ³ indicios de necrosis del meristema apical de la planta de soja (quemazÃ³n), a pesar que la aplicaciÃ³n fue realizada en horas tempranas del dÃa donde las temperaturas fueron mÃ¡s bajas.

Raimundi et al. (2013) constataron que la aplicaciÃ³n de B en el cultivo de soja, tanto en la lÃnea de siembra, como al voleo, en el momento de la floraciÃ³n, afectaron negativamente la altura de planta, por lo que ademÃ¡s de la necrosis de las punteras por exceso de B, puede haber otras causas que expliquen la menor altura de planta cuando las mismas son tratadas con B, como el encortamiento de los entrenudos por la aplicaciÃ³n de B.

Por su parte Furlani et al. (2001) evaluando cinco cultivares de soja, constataron que al aplicar dosis crecientes de B, que con la dosis mÃ¡s baja de B hubo aumento de altura de plantas, y que dosis mayores (0,2 mg L^-1), no causaron incremento en la altura de planta de soja. Silva et al. (2013) constataron que la altura de planta de girasol se ajustÃ³ a una ecuaciÃ³n cuadrÃ¡tica, donde inicialmente bajas dosis de B produjeron aumento de altura de plantas de girasol, sin embargo, al aumentar la dosis ocurriÃ³ disminuciÃ³n de su altura.

Existe correlaciÃ³n moderada, negativa y altamente significativa entre la altura de planta y el nÃºmero de vainas (r = -0,49; p<0,01); entre altura de plantas y rendimiento (r = - 0,44; p<0,01) y entre la altura de planta y el peso de 1.000 granos (r = -0,47; p<0,01). No necesariamente las plantas con mayor altura presentarÃ¡n mayor rendimiento, en el caso de la soja, plantas muy altas pueden presentar menor rendimiento debido a que pueden acamarse con facilidad, ademÃ¡s de presentar condiciones mÃ¡s favorables para la proliferaciÃ³n de enfermedades fÃºngicas, siendo su control mÃ¡s dificultoso por el alto volumen de hojas. Raimundi et al. (2013) obtuvieron mayor altura de plantas en el tratamiento sin aplicaciÃ³n de B, sin embargo, fue la que presentÃ³ menor rendimiento de granos de soja.

La aplicaciÃ³n de B aumentÃ³ el nÃºmero de vainas por planta (Tabla 2), ajustÃ¡ndose a una ecuaciÃ³n lineal, donde el incremento del nÃºmero de vainas por planta fue de 0,5318 vainas por cada g de boro aplicado por hectÃ¡rea (Figura 3).

Varias investigaciones demuestran que la aplicaciÃ³n de B causa aumento en la cantidad de vainas, como el de Raimundi et al. (2013) quienes observaron aumento de vainas por efecto de la aplicaciÃ³n de B en un suelo arcilloso de Alto ParanÃ¡, siendo mayor el nÃºmero de vainas cuando se aplica la mitad del B en la lÃnea de siembra y la mitad al voleo (97,6 vainas planta^-1), o 100% del B en la lÃnea de siembra (87 vainas planta^-1), que cuando aplicado completamente al voleo en el momento del inicio de la floraciÃ³n (71 vainas planta^-1), este Ãºltimo semejante al tratamiento testigo (60 vainas planta^-1). Musskopf y Bier (2010) obtuvieron aumento del nÃºmero de vainas de soja, al aplicar un fertilizante foliar con B en dosis de 1 kg ha^-1 en el momento de la floraciÃ³n.

Mientras que Possan (2010) obtuvo aumento del nÃºmero de vainas en soja cuando aplicÃ³ 25% mÃ¡s de la dosis recomendada de B, en el estadio R3 de la soja. Sin embargo Rossi (2012) no observÃ³ aumento en el nÃºmero de vainas de soja al aplicar B + Ca vÃa foliar (22 vainas planta^-1) en un experimento realizado en Santa Rita, Alto ParanÃ¡.

La respuesta a la aplicaciÃ³n foliar podrÃa explicarse por la baja tasa de translocaciÃ³n del B en el floema de la planta, por lo que se observan los sÃntomas de deficiencia en las hojas jÃ³venes o en el tejido meristemÃ¡tico, debido a esto, una de las opciones es la aplicaciÃ³n de B en forma foliar durante la fase vegetativa de la planta (Mascarenhas et al. 2014). A los 75 dÃas despuÃ©s de la emergencia (DDE) empieza a disminuir la concentraciÃ³n de B en las hojas y trifolios, sin embargo, comienza a aumentar el tenor de B en los granos, hasta llegar en el pico de acÃºmulo de B en la planta, alrededor de los 98 DDE en estadio R6 (Oliveira Junior et al. 2014), demostrando que despuÃ©s del inicio de la floraciÃ³n aumenta la necesidad de absorciÃ³n de B por la planta de soja, por ese motivo se puede recomendar su aplicaciÃ³n en forma foliar en el inicio de la floraciÃ³n.

De acuerdo al coeficiente de correlaciÃ³n de Pearson, se observÃ³ correlaciÃ³n fuerte, positiva y altamente significativa entre el nÃºmero de vainas por planta y el rendimiento (r = 0,71; p<0,01), asÃ como entre el nÃºmero de vainas y el peso de 1.000 granos (r = 0,83; p<0,01). Es de esperarse que el aumento del nÃºmero de vainas por planta se traduzca en un mayor nÃºmero de granos por planta y asÃ presenten mayor rendimiento, ademÃ¡s si los granos son mÃ¡s pesados, habrÃ¡ mayor rendimiento de granos. Plantas con mayor cantidad de vainas podrÃa generar granos de menor peso, sin embargo, en el experimento se observa que a medida que se presentaba mayor cantidad de granos, aumentÃ³ el peso de 1.000 granos.

El rendimiento de granos aumentÃ³ con la aplicaciÃ³n de B (Tabla 2), donde el rendimiento se ajustÃ³ a una ecuaciÃ³n lineal. Como puede observarse por el tipo de ecuaciÃ³n, aÃºn no se llegÃ³ al mÃ¡ximo rendimiento de la soja por la aplicaciÃ³n de boro, aunque tambiÃ©n se observa que en la Ãºltima dosis de boro aplicada no se observa aumento del rendimiento, lo que indica que posiblemente se estÃ© llegando a la mÃ¡xima respuesta del cultivo a la aplicaciÃ³n de boro (Figura 4).

En este experimento tal vez faltÃ³ aplicar dosis mayores de B, para determinar hasta quÃ© nivel aumentan los rendimientos con el aumento de dosis. Cabe resaltar que el manejo de la fertilizaciÃ³n con boro debe ser tomada con cuidado, principalmente en aplicaciones foliares, pues el lÃmite entre deficiencia y toxicidad es muy estrecha cuando comparada con otros nutrientes (Fageria 2000, Lima et al. 2007).

El rendimiento de granos de sojaÂ aumentÃ³ con la aplicaciÃ³n de dosis crecientes de B, llegando a la producciÃ³n de 3.819 kg ha^-1 con la aplicaciÃ³n de 9,25 g ha^-1 de B,Â de esta manera se obtiene 349 kg de granos ha^-1 adicionales Â comparado con el testigo sin aplicaciÃ³n de B, habiendo un incremento en la producciÃ³n del orden del 9%, por lo tanto, serÃa recomendable la aplicaciÃ³n de B en estos casos.

Ceretta et al. (2005) obtuvieron respuesta con la aplicaciÃ³n de B en forma foliar en el momento del inicio de la floraciÃ³n, en el cultivo de soja, tanto en la producciÃ³n de granos, como en el retorno econÃ³mico, pero alertan que la obtenciÃ³n de margen econÃ³mico positivo, ademÃ¡s del aumento de producciÃ³n de la soja depende del precio del grano en el mercado, existiendo aÃ±os en que la aplicaciÃ³n de micronutrientes podrÃ¡ tener retorno econÃ³mico lÃquido positivo y aÃ±os en los que el retorno econÃ³mico lÃquido puede ser negativo.

En el Alto ParanÃ¡, Raimundi et al. (2013) obtuvieron 4.604 kg ha^-1 cuando aplicaron 5 kg de B ha^-1 en el momento de la siembra y 5 kg ha^-1 al voleo al inicio de la floraciÃ³n, frente al testigo que rindiÃ³ (3.398 kg ha^-1), diferencia de 1.206 kg ha^-1. Sin embargo cuando aplicÃ³ todo el B al voleo obtuvo 3.878 kg ha^-1, siendo similar con el testigo. Bevilaqua et al. (2002) constataron aumento en el peso de granos por planta en el cultivar BR16, cuando aplicado B en el momento de la floraciÃ³n, no asÃ cuando aplicado en pre-floraciÃ³n o pos-floraciÃ³n o cuando es utilizado el cultivar FT cometa. Rerkasem et al. (1997) llegaron a triplicar la producciÃ³n de soja con la aplicaciÃ³n de B. GimÃ©nez (2014) en un Ã¡rea cercana al presente experimento, constatÃ³ aumento en el rendimiento de girasol por efecto de la aplicaciÃ³n de B.

El suelo del presente experimento inicialmente presentÃ³ 0,56 mg de B kg^-1 de suelo, considerado como adecuado segÃºn Resende (2004) quien sostiene que el rango de valores de suficiencia de B en el suelo estÃ¡ entre 0,3 y 0,6 mg kg^-1, e inclusive alto (>0,3 mg kg^-1) si se considera el valor de la CQFS-RS/SC (2004), por lo que no era de esperarse respuesta a la aplicaciÃ³n foliar de B, sin embargo, hubo respuesta a la aplicaciÃ³n del nutriente. Al contrario de lo que ocurriÃ³ en el presente experimento, Rossi (2012) no obtuvo respuesta en el rendimiento de granos de soja con la aplicaciÃ³n de B en forma foliar, en un experimento realizado en Santa Rita, Alto ParanÃ¡, donde el rendimiento de la soja oscilÃ³ entre 909 a 1.417 kg de granos ha^-1 al igual que Possan (2010) que no encontrÃ³ aumento de rendimiento de granos de soja al utilizar micronutrientes. Brighenti et al. (2006) sugieren que la falta de respuesta estÃ¡ relacionada al alto tenor inicial de B en el suelo y en las hojas, donde el testigo presentÃ³ 41,4 mg kg^-1 de B, siendo considerado superior al nivel crÃtico.

El peso de 1.000 granos aumentÃ³ al aplicarse fertilizante con B, el cual se ajustÃ³ a una ecuaciÃ³n lineal (Figura 5).

El peso de 1.000 granos del presente experimento es superior al de otros experimentos, como el de Raimundi et al. (2013) quienes obtuvieron aumento del peso de 1000 granos cuando aplicaron B totalmente en la lÃnea de siembra (137,2 g), o la mitad del B en la siembraÂ y la mitad de la dosis de B al voleo (153,2 g), cuando comparado con el testigo (114 g). Sin embargo, cuando aplicÃ³ todo el B al voleo el peso de 1.000 granos fue de 128,6 g, siendo similar estadÃsticamente con el testigo. Bevilaqua et al. (2002) constataron que la aplicaciÃ³n de B + Ca en la floraciÃ³n de la soja (80% de flores abiertas) proporcionÃ³ aumento del peso de 1.000 granos de soja.

Existe fuerte correlaciÃ³n, positiva y altamente significativa, entre el peso de 1.000 granos y el rendimiento (r = 0,83; p<0,01), es de esperarse que granos mÃ¡s pesados proporcionen mayor rendimiento de granos, por lo tanto, esta variable junto con el nÃºmero de vainas por planta, pueden ser una herramienta utilizada para predecir el rendimiento del cultivo.

CONCLUSIONES

La aplicaciÃ³n foliar de B aumenta el nÃºmero de vainas, el rendimiento de granos y el peso de 1.000 granos, pero no afecta la altura de plantas de soja.

La dosis recomendada segÃºn este trabajo deberÃa ser mayor a la recomendada por el fabricante del producto (5,55 g ha^-1), considerando que aÃºn no se llegÃ³ al mÃ¡ximo rendimiento de granos, siendo necesario realizar mÃ¡s estudios para tener una recomendaciÃ³n segura sobre la misma.

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