INTRODUCCIÓN
Los flujos migratorios en los últimos años han suscitados nuevos cuestionamientos al proceso de comunicación intercultural entre los grupos inmigrantes y la sociedad receptora, convirtiéndolos en una fuente de investigación relevante para las ciencias sociales. La comunidad científica propone el estudio del fenómeno intercultural analizando sus modelos y contextos socioculturales en diferentes áreas, con el objetivo de desarrollar habilidades y conocimientos útiles para el ser humano en su convivencia en espacios multiculturales (Henríquez y Nogués, 2012).
Varios estudios J. W. Berry, Kim, Power, Young, y Bujaki (1989); Cuadrado, López-Rodríguez, y Navas (2018); García (2011); Liu y Fang (2017); Dev, (2016); Stephan, Renfro, Esses, Stephan, y Martin (2005) se han centrado en los grupos minoritarios por los diversos obstáculos que enfrentan en el proceso de adaptación a una nueva cultura, afectando su propia identidad cultural, sus comportamientos y desarrollo psicosocial. Sin embargo, la sociedad receptora suele ser enfocada como un colectivo inalterable al formar parte del grupo mayoritario y con menos posibilidades de variar su cotidianidad (Henríquez y Nogués, 2012; Navas, Rojas, García, y Pumares, 2007). Esta idea es cuestionada desde el enfoque de la competencia por la asimilación y adaptación de los sujetos en el mismo entorno, la idea de una amenaza a la propia cultura, puede generar un estrés de aculturación.
El estrés de aculturación, Berry (2004) lo define como “una reacción psicológica negativa a la experiencia de aculturación” (p. 28), estos modelos se basan mayormente en la adaptación de los inmigrantes a una nueva sociedad, explicado en el Modelo de Aculturación de Berry y sus colegas (Berry, 1997). Tomando como referencia estas teorías y modelos, se realiza un estudio del estrés de aculturación desde el concepto de las competencias comunicativas interculturales de Chen y Starosta (1996), las cuales están representadas en sus tres perspectivas: comportamental, afectiva y cognitiva. Henríquez y Nogués (2012) profundizan en la dimensión comportamental y explican que esta reúne las habilidades verbales evidenciadas en la adaptación de la conducta del individuo, destacando la flexibilidad del comportamiento, la comunicación y el manejo de la interacción con su entorno. Por su parte, la dimensión afectiva entiende a las emociones causadas por situaciones particulares, personas o ambientes como una proyección de las interacciones interculturales, destacando habilidades como: el autoconcepto, la apertura de la mente, actitudes de no juzgar, empatía, autorregulación e implicación en la interacción.
Por último, la dimensión cognitiva comprende los cambios del pensamiento individual sobre su nueva sociedad (Sanhueza, Paukner, San Martín, y Friz, 2012), reduciendo el nivel de ambigüedad situacional y de incertidumbre en las interacciones interculturales (Chen y Starosta, 1996) y desarrollando conciencia de las realidades y las dinámicas culturales. Ramírez y sus colegas (2012) sustentan que estos procesos cognitivos se desarrollan más allá de una retroalimentación en la comunicación, siendo los medios de comunicación y las noticias que se tienen de los inmigrantes una fuente directa que influye en la experiencia de estrés en los miembros de la comunidad receptora.
En Ecuador, la migración internacional se ha incrementado en un 69,4% en los últimos 10 años. Aproximadamente el 11,8% de ingresos en el año 2021 se dio por motivos de residencia, aunque el 2017 fue el año con mayor cantidad de ingresos con motivos de residencia. El 24,3% de su totalidad corresponden al grupo de jóvenes aproximadamente entre los 18 a 29 años, mientras que el 19,9% continúa liderando la tabla de extranjeros entre los 30 a 39 años de edad que han arribado al país en el año 2021. De acuerdo con los registros estadísticos en el Ecuador y su ranking de los 10 primeros países que han entrado, Venezuela encabeza la lista con un 24,9%, seguido de las personas de nacionalidad estadounidense con un 19,7% y colombianos con un 15,2% respectivamente (INEC, 2021).
Estas migraciones han ocasionado estrés de aculturación en el nativo ecuatoriano afectando los comportamientos y percepciones que se tienen de los grupos inmigrantes, generando ansiedad, trastornos o efectos negativos representadas en las conductas compuestas por las variaciones en aspectos culturales, psicológicos y sociales. Algunos autores catalogan como una “amenaza” a las personas que han sido objeto de experiencias relacionadas al hecho migratorio, su nivel de estrés que ocasiona el daño, la pérdida o perjuicio, provoca estímulos negativos y estados conflictivos que afectan a sí mismo o su grupo de pertenencia (Carmen Ramírez et al., 2012).
Las experiencias con los grupos culturales diversos se han considerado “incómodas” para los ciudadanos ecuatorianos, provocando dificultades en la dinámica de interrelación entre los nativos y los migrantes. La desigualdad y desequilibrio en el contacto entre el inmigrante y el nativo afecta considerablemente la comunicación intercultural (Onghena, 2003). Por ese motivo, la presente investigación parte de la interrogante científica ¿Cómo se manifiesta el estrés de aculturación en los ciudadanos guayaquileños como consecuencia de las olas de migrantes recibidas en los últimos años?
Para el desarrollo de una efectiva comunicación intercultural es importante tener en cuenta las complejas situaciones psicosociales manifestadas a través del estrés de aculturación junto a las amenazas, demandas y prejuicios que enfrentan los nativos ante la percepción de procesos migratorios (Carmen Ramírez et al., 2012). Por tanto, el presente estudio pretende contribuir al análisis de una sociedad intercultural a través de la comprensión de las relaciones interculturales que se establecen entre sus miembros.
Marco teórico
El concepto de interculturalidad en el Ecuador nace de la propuesta de un país libre, integrador y democrático, permitiendo el desarrollo y relación sostenida en su diversidad a través de espacios comunes (Cordero, 2014); considerándola como un “diálogo de saberes” (Bartolomé, 2012) y una solución a los conflictos del multiculturalismo, respetando la identidad cultural y los derechos humanos (García, 2011). En un estudio realizado por Buendía, González, Pozo y Sánchez (2004) se indica que la interculturalidad es “abordar el fenómeno migratorio y avanzar en las reflexiones que éste suscita en torno a conceptos como identidad, ciudadanía intercultural, justicia social, tolerancia, equidad e integración” (p. 6) premisas que se construyen sobre la base de la diversidad étnica, el enriquecimiento personal y sociocultural.
Sin embargo, las olas de inmigrantes recibidas en la última década ha variado su conceptualización debido a los prejuicios y niveles de estrés que perciben los miembros al relacionarse con un grupo opuesto al de su pertenencia. Las diferencias socioculturales, los cambios perceptuales y la falta de comunicación intercultural son algunos de los problemas ocasionados por este proceso (Carmen Ramírez et al., 2012). El estrés de aculturación se ha incorporado a investigaciones de gran trascendencia donde diferentes grupos culturales han percibido situaciones conflictivas al tener vínculos con la migración (Carmen Ramírez et al., 2012; Buendia Eisman et al., 2004), resultando intimidantes ante el desarrollo de sus colectivos en una nueva realidad (W. G. Stephan et al., 2005).
Estas diferencias socioculturales producen un choque cultural; sin embargo, ha permitido estudiar los modelos de interacción y adaptación que proponen las competencias en ambas culturas a través de la experiencia y su proceso de comunicación (González-Martínez y Velez Arteaga, 2019). La comunicación por su parte es comprendida como un vínculo entre sujetos, permitiendo la interacción e integración de los componentes y saberes de la interculturalidad a través de una situación comunicativa.
La experiencia comunicativa se enfrenta a factores contextuales alternativos que influyen en sus relaciones culturales (Henríquez y Nogués, 2012). Sanhueza y sus colegas (2012) lo profundizan desde el modelo de adaptación, enfocándose en los rasgos comportamentales entre la sociedad receptora y los grupos inmigrantes, proceso que puede verse afectado a causa de una tensión asimétrica en la interacción de ambos grupos cuando influye estrés en la adaptación de un grupo a otro. Este estrés es desarrollado por la competencia cultural predominante, a lo que Berry (1989) permite su comprensión a través de las cuatro categorías clásicas de aculturación: asimilación, integración, separación y marginación.
La asimilación es definida como “la renuncia a la identidad cultural, dando paso a la sociedad en general” (p. 187) permitiendo el conocimiento y adopción de otra cultura, fusionando sus grupos en una misma sociedad. La integración, por su parte, permite la convivencia de grupos multiculturales conservando la identidad cultural de cada grupo en un mismo sistema. Cuando las relaciones entre los grupos se ven afectadas por el control de mantener su identidad étnica, se puede generar una separación o segregación, pero cuando no hay interés por relacionarse, acompañados de características amenazantes a su identidad cultural, se desarrolla el proceso de marginación.
Hammer, Bennett y Wiseman (2003) y Sanhueza, Paukner, San Martín y Friz (2012) coinciden en la importancia de estas categorías para entender y mejorar los comportamientos comunicativos mientras que; Ting-Toome y Kurogi (1998), proponen modelos dentro de este enfoque para facilitar la comunicación cultural, permitiendo resaltar capacidades como la empatía, la creatividad y el escucha atenta, productos de la motivación, los aspectos cognitivos y conductuales. En esta misma línea, Imahori y Lanigan (1989) definieron tres factores que actúan a través de las experiencias: los elementos afectivos (actitudes), cognoscitivos (conocimiento de la lengua, las interacciones y la cultura) y procedimentales (formas de actuar, tolerancia y empatía).
Sanhueza y sus colegas (2012) califican al modelo de comunicación intercultural como un “proceso dinámico que se retroalimenta constantemente y donde el lenguaje actúa como un recurso psicológico básico” (p. 141). Este modelo comprende el estrés consustancial que impide el desenvolvimiento cotidiano y comunicacional de las personas (distorsión del mensaje por las distancias sociales o los obstáculos lingüísticos por desconocimiento de la lengua). Sin embargo, presentan el desarrollo de las competencias comunicativas interculturales como una solución para el mejoramiento de las relaciones en una misma sociedad.
Las habilidades que conforman estas competencias están desarrolladas en el previo conocimiento de las culturas de un mismo entorno, las destrezas cognitivas permiten el interés de mantener una relación positiva con miembros del exogrupo y por último, la capacidad y disposición para la solución de problemas que facilite la interactividad y comunicación entre los miembros de diferentes culturas (González-Martínez y Reyes-Lopez, 2019; Quijije y González-Martínez, 2019). En este mismo contexto, Palomo y Julve (2005) añaden su importancia para transformar los modos de conocimiento, relación y representación que construimos de los otros y su comprensión de las diferencias socioculturales.
Sin embargo, para emplear estos conceptos, es necesario la comprensión de las fuentes de estrés de aculturación, a lo que Ramírez y sus colegas (2012) las definen en su Escala de Estrés de Aculturación en Autóctonos. Considerada como el instrumento de la investigación, se encuentra dividida en cuatro tipos de amenazas percibidas en los autóctonos: (1) la ansiedad intergrupal, hace referencia a las emociones negativas en base a las experiencias entre el contacto del grupo nativo con miembros de los grupos inmigrantes, construyendo conceptos y prejuicios que amenazan su situación social, como por ejemplo: el miedo, la preocupación, el recelo, entre otras; (2) la amenaza realista, se basa en la teoría del conflicto grupal realista (Bobo, 1988), enfocado en la percepción de competencia por recursos (empleo, servicios sociales, sanidad o educación) entre la sociedad mayoritaria y miembros de exogrupo (Ybarra y Stephan, 1994); por otra parte (3) la amenaza simbólica, abarca amenaza a la “forma de vida, la cultura y valores básicos del endogrupo” (p. 57); por último se encuentran los (4) estereotipos negativos, considerados como mediadores para la construcción de las amenazas mencionadas previamente, la predicción de conductas y la relación entre las tendencias comportamentales con otros importantes modelos psicosociales (Fiske, Cuddy, y Glick, 2002; Cuddy, Fiske, y Glick, 2007; Cuadrado et al., 2018), sin embargo, esta no es constituida como una fuente de estrés de aculturación (Carmen Ramírez et al., 2012).
METODOLOGÍA
Para el desarrollo de nuestra investigación se utilizó enfoque cuantitativo con un alcance exploratorio descriptivo, empleando el muestreo no probabilístico por conveniencia. La hipótesis de autoselección que abarca los grupos poblaciones en la ciudad de Guayaquil ha sido categorizada por edades. La primera categoría está compuesta por jóvenes en etapa de adolescencia tardía (16 - 18 años) y adultez temprana (18 - 40 años), debido a que la adolescencia es considera como una etapa de “cambios continuos” (Verdugo- Lucero et al., 2013) correspondiente a la exposición integradora y experimental de sus individuos a través de los sistemas de estudios, planes académicos, inicios y finalizaciones de etapas educativas (Frydenberg, 2015) o demandas sociales a los que están comprometidos. La adultez temprana al igual que la adolescencia, se encuentran expuestos a un período de vulnerabilidad en relación al autocontrol (Oliva, Antolín- suárez, y Rodríguez-meirinhos, 2019), su dominio ante las evaluaciones y aceptaciones sociales (Velásquez et al., 2008) llevándolos a presentar cuadros de angustia, preocupación y ansiedad, siendo catalogados como generadores de problemas a su alrededor (González Barrón, Montoya Castilla, Casulo, y Bernabéu Verdú, 2002).
Mientras que la segunda categoría a estudiar está constituida por adultos en etapa media (40 - 60 años) encontrándose en una escala inferior a relación de los jóvenes debido a su baja capacidad de respuesta al estrés, produciendo un aumento de la presión arterial y otros factores relacionados a cambios naturales en el organismo. En estudios realizados en China, Nigeria y Estados Unidos, mencionan que los adultos mayores se sienten “satisfechos” con la vida como cualquier otra persona (Hernandez Zamora y Romero Pedraza, 2010). En el presente estudio se muestra como fenómeno de interés ambas categorías para constatar la forma de afrontar constructivamente sus niveles de estrés de acuerdo con sus realidades (Mariana, Tarabal, Coral, y Pérez, 2017). De los siguientes análisis se proponen las hipótesis de investigación:
Instrumento
Para la recolección de datos se utilizó la Escala de Estrés de Aculturación en Autóctonos (Carmen Ramírez et al., 2012) la cual parte de un concepto de amenaza percibida por una población nativa ante el proceso migratorio, analizando la ansiedad que las personas experimentan en situaciones de interacción intergrupal (W. G. Stephan y Stephan, 1985). Previo a su uso, la escala fue sujeta a una depuración de ítems considerando el contexto y el comportamiento de la cultura nativa. Se reemplazaron términos como “sudamericanos” por “inmigrantes” y adaptando la nacionalidad “españoles” por “guayaquileños”. Así mismo, se modificaron ítems que no iban acordes a los hábitos de la sociedad receptora con el objetivo que sean comprendidos y proyectados desde experiencia del individuo. Para la realización de las encuestas, se utilizaron dos modalidades de cuestionarios: presenciales y digitales. La escala de respuesta cuenta con 7 puntos, donde 1 representa totalmente en desacuerdo y 7 totalmente de acuerdo, siendo 4 la puntuación neutral.
Procedimiento
Los cuestionarios físicos fueron aplicados por seis encuestadores voluntarios quienes previamente recibieron preparación sobre el contenido del estudio y las estrategias de interacción con los encuestados (presentación, importancia de la investigación, motivación, evitación de sesgos y agradecimiento); mientras que los cuestionarios digitales se distribuyeron a través de redes sociales y utilizando el link Google Forms. Las encuestas físicas se aplicaron en espacios públicos como: El Malecón 2000, El Malecón del Salado, Las Peñas; y las universidades: Universidad Politécnica Salesiana, Universidad de las Artes y la Universidad de Guayaquil. Varios de los participantes se ofrecieron voluntariamente a justificar sus respuestas y contribuir con aspectos valiosos al estudio, permitiéndonos como investigadores desarrollar un análisis más amplio en su lenguaje corporal y verbal. A todos los participantes se les garantizó la confidencialidad y anonimato de su colaboración en el estudio.
RESULTADOS
La realidad guayaquileña se analizó a través de la escala de estrés de aculturación en autóctonos compuesta por 21 ítems, divididos en cuatro categorías: el estrés de interacción (ítems del 1 al 6), el estrés de competición de recursos (ítems del 7 al 12), el estrés de identidad grupal, relacionado con la amenaza a la cultura propia (ítems 13 al 18) y los ítems de control de la deseabilidad social (ítems 19, 20 y 21).
Se realizó el análisis de fiabilidad del cuestionario a través del alpha de Cronbach resultando 0,754. Este resultado evidencia que el cuestionario cuenta con una coherencia interna aceptable en la investigación. El análisis de validez de constructo se realizó a través del análisis factorial exploratorio (AFE). La prueba KMO arrojó un valor de 0,80. Mientras que en la prueba de esfericidad de Barttlet; el Aprox. Chi-cuadrado fue de 2107,959 y la Sig. 0,000. En ambas pruebas se encontraron resultados satisfactorios para el desarrollo del AFE. Posteriormente se analizó la varianza total explicada (58,95 %) y el agrupamiento de los factores (5 comunalidades). Algunos ítems de la categoría estrés de interacción y estrés de competición de recursos se separaron y crearon un quinto factor entre ellos.
Estrés de interacción
La primera categoría hace referencia al estrés de interacción que analiza al nativo y sus niveles de estrés ante los inmigrantes. Como se aprecia en el gráfico 1 existieron respuestas distribuidas en todos los niveles de la escala. Aunque algunas preguntas estuvieron planteadas de forma positiva y negativa, la dispersión de las respuestas mostró opiniones divergentes entre todos los encuestados.
El primer ítem demuestra (Ver Gráfico 1) a través de un juicio positivo como el guayaquileño se encuentra en su mayoría de acuerdo con el encuentro de grupos inmigrantes en festividades o reuniones de un mismo barrio. Los ítems 2, 3 y 4 hacen referencia a la preocupación o molestia que los inmigrantes pueden causar a los nativos en diferentes contextos como: cruzarse a los alrededores de sus casas (ítem 2), interactuar en una tienda con clientes extranjeros (ítem3) o sentarse alrededor de grupos inmigrantes (ítem 4). Las cajas concentradas por debajo de la posición neutral de la escala evidencia que para los nativos la interacción en espacios públicos no causa malestar en ellos. Sin embargo, el análisis de las frecuencias por ítems mostró un número considerable de encuestados que mantuvieron una posición neutral en los ítems 2 (26,8 %), 3 (25,4 %) y el 4 (24,5%).
En el quinto ítem se determina la capacidad comunicativa y emocional en la que el nativo está sujeto al correlacionarse con miembros del exogrupo, a lo que su mayoría consideraron de manera positiva estar preparados para responder ante esta situación. Por último, el sexto ítem hizo mención a la indiferencia que puede causar en un guayaquileño la presencia de un inmigrante en un transporte público (autobús o metrovía); para la mayoría, esto no constituye causa de estrés.
Estrés de competición por recursos
El segundo factor muestra la amenaza por recursos materiales (trabajo, sanidad y educación) definido por los autores de la escala como estrés de competición por recursos. Los resultados en esta categoría mostraron una dispersión mayor a la anterior. El séptimo ítem preguntaba sobre la ocupación de puestos de trabajo por inmigrantes y que eran necesarios para nativos. Los resultados evidenciaron que el 62% de las respuestas se concentraron entre la posición neutral y completamente en desacuerdo de la escala (Ver gráfico 2).
En el octavo ítem hace referencia a la proporción de cuidados gratuitos hacia los inmigrantes lo que a través del estudio podemos corroborar que los nativos se encuentran de acuerdo en su mayoría con este servicio (62 % del total de encustados). Mientras que en el noveno ítem se presenta la preferencia en la atención de un inmigrante en el servicio de urgencias antes que un guayaquileño, lo cual generó un rechazo del 60% de los nativos a esta asistencia.
El décimo ítem cuestiona sobre las condiciones igualitarias de ambos grupos al acceder a un trabajo, dando un resultado neutral (ni de acuerdo ni desacuerdo) ante la generación de estrés en esta categoría. Por su parte, en el ítem número once se demuestra la preocupación de los nativos ante un aumento en la tasa de desempleo por la presencia de inmigrantes, construyendo un concepto de amenaza percibida por una población mayoritaria. En el ítem número doce muestra como los guayaquileños, en su mayoría, rechazan la posibilidad de que los niños nativos se queden sin plazas educativas a causa de que niños inmigrantes las ocupen.
Estrés de identidad grupal
El tercer factor hace referencia a un estrés de identidad grupal generado por las amenazas de los recursos culturales. En los ítems 13, 14 y 15 (Ver tabla 4) se muestran una parte de la población no se encuentran de acuerdo con la unión e interacción de las culturas, por ejemplo: en el ítem número trece hace referencia al respeto por las diferencias culturales entre los inmigrantes y los guayaquileños, a lo que en su mayoría respondieron “totalmente de acuerdo” pero un porcentaje de la población estuvo en un “totalmente en desacuerdo”. El ítem catorce enfatiza en el deleite de ver a niños extranjeros jugando con niños nativos, a lo que se tuvo como resultado diversas opiniones, resaltando una parte de la población que estuvo “totalmente de acuerdo” y otros grupos que rechazaron este ítem. Por último, el ítem quince hace mención al apoyo en la unión de parejas formadas por inmigrantes y guayaquileños, dando un resultado positivo en su mayoría y una parte de la sociedad receptora que estuvo en “totalmente en desacuerdo”.
El ítem número dieciséis muestra un rechazo del 80% ante la discriminación de los inmigrantes y la idea de que estos tengan amistades con ecuatorianos. A diferencia de los ítems anteriores, el número diecisiete, interrogaba sobre la toma de medidas por parte del nativo para preservar su cultura. La distribución de las cajas muestra cómo más del 50% de los encuestados no tuvieron una opinión creada sobre esta idea y otros estuvieron totalmente de acuerdo en tomar medidas para la preservación de su cultura. Por otro lado, el ítem número dieciocho hace referencia a un concepto de amenaza por la desaparición de la identidad cultural debido a los cambios sociales provocados por la inmigración, dando como resultado cierta intranquilidad de los nativos en este contexto. Como se evidencia en la gráfica, cerca del 28,6% de los encuestados respondieron estar de acuerdo con este ítems. Es evidente la inquietud de los nativos sobre la desaparición de aspectos identitarios.
Estrés deseabilidad social
La cuarta categoría analizada por la escala es la estrés de deseabilidad social, que guarda relación con los conceptos de amenazas “por lo nuestro” independiente de su origen. El I19 interrogó sobre la tolerancia ante el hecho de que un emigrante se adelante en la fila de algún servicio. Los resultados evidenciaron que el 20.4% de los encuestados respondieron neutralmente al planteamiento y cerca del 50% manifestó sentirse incomodado por este hecho de la vida cotidiana. Específicamente este fue uno de los ítems que sufrió modificaciones lingüísticas para adaptarlo al contexto ecuatoriano y cuando se sometió al criterio de algunos especialistas, manifestaron su interés en las respuestas porque culturalmente es habitual que las personas se adelanten en las filas, y más si tienen algún contacto o amigo que los ayude. Al analizar la distribución de las cajas, es evidente el malestar que provoca en los nativos este hecho en particular.
En los ítems 20 y 21 se realizaron cambios en sus planteamientos originales. En el ítem veinte se analizó la tolerancia entre el insulto de un individuo del endogrupo contra un miembro del exogrupo. Las respuestas evidencian que el 42,9% manifestó su desacuerdo en ser más tolerantes ante el insulto de un inmigrante que de un nativo, además existió un 31,1% que mantuvo una posición neutral. El ítem veintiuno mostró el la posición en desacuerdo de los nativos al hecho de organizar fiestas solo con ecuatorianos, siendo un resultado favorable al hecho de deseabilidad social y compartir espacios con personas inmigrantes.
Validación de hipótesis
Inicialmente se realizó el AFE para determinar las principales comunalidades del constructo y sus principales propiedades de agrupamiento. Aunque la validez del instrumento no constituye una hipótesis explícita en la investigación, es importante su análisis en el contexto aplicado. Como se evidencia en el Gráfico AMOS 4, se realizó el análisis de las covarianzas entre las variables latentes del cuestionario (flechas doble sentido azules). En este modelo se eliminaron aquellas variables observadas que en el AFE resultaron agruparse en otra comunalidad.
Las covarianzas establecen una relación significativa entre las variables latentes F1-F2, F2-F3, F3-F4, F4-F1; todas ellas por encima de 0.3, valor aceptado por algunos teóricos (Tejedor, 1989). Sin embargo, se destaca que entre F1-F2 la covarianza es negativa, lo que muestra una tendencia diferente con el resto de las covarianzas analizadas entre las variables latentes.
H1- La edad de las personas encuestadas será un factor exógeno en los procesos de estrés de aculturación: el grupo etario más joven sentirá menos el estrés de aculturación.
Para responder esta hipótesis se agruparon en dos grupos las respuestas de las personas encuestadas, tomando en consideración la distribución hetaría explicada con anterioridad. En el gráfico de AMOS (líneas negras), se establecieron las relaciones entre los ítems que mejor refieren por cada categoría la cuestión del estrés. Como se evidencia en el modelo, no se puede afirmar que la edad de los encuestados constituye un factor exógeno al momento de referirse al estrés de aculturación; tanto jóvenes o adultos pueden sentir el mismo nivel de estrés referido en el cuestionario.
F1-Estrés de interacción; F2- Estrés por competición de recursos; F3- Estrés de amaneza a la identidad cultural; F4- Estrés de deseabilidad social
H2- La condición laboral de la persona influirá en el sentimiento de estrés de aculturación, tanto para personas empleadas como desempleadas existirá estrés de competición por recursos.
La variable observable preguntó por el estado laboral de las personas; siendo las respuestas: desempleado, empleado, empleado y estudia. En el gráfico de AMOS (flechas verdes) evidencia que se realizaron dos análisis, el primero de covarianza entre la variable latente estrés por acceso a los recursos y el ítems 7 que refiere directamente la molestia porque un emigrante ocupe el puesto de trabajo que pudiera ejercer un nativo. El valor de la covarianza (0.13) no alcanza los mínimos estandarizados por los autores para explicar esta relación. Sin embargo, al interpretar directamente la relación de dependencia entre las dos variables observables, se puede apreciar que existe un ligero aumento en esta relación (0.20); no del todo conclusivo pero aporta una interpretación interesante en la investigación. Al igual que la anterior, en este modelo la hipótesis 2 es rechazada también.
H3- El origen étnico de los encuestados influenciará en el estrés por la identidad grupal y en el estrés por la interacción y deseabilidad social.
Para preguntar el origen étnico de las personas se utilizó la clasificación empleada por el INEC (2020): montubio, afrodescendiente, indígena, blanco, mestizo. En el modelo se emplearon dos tipos de relaciones: la primera, de covarianzas con las diferentes variables latentes que conforman la escala y posteriormente, las relaciones de dependencias con variables observadas. Los valores de covarianzas no son lo suficientemente significativos como para establecer comportamientos incuestionables entre el origen étnico de las personas y el grado de estrés presentado por interacción y deseabilidad social. Las flechas rectas explican la relación de dependencia entre las variables observables; no obstante, los resultados obtenidos no arrojaron las puntuaciones recomendas que explique esta relación. En este modelo se puede concluir que esta hipótesis es negada también.
DISCUSIONES Y CONCLUSIONES
Como aporte al campo de estudio de la aculturación y su contribución a la comprensión de la realidad guayaquileña, la presente investigación se enfocó en el análisis del estrés provocado por los flujos migratorios en la población autóctona. En la primera categoría de la escala se pudo evidenciar una divergencia de resultados debido a que al nativo le incomoda toparse con inmigrantes en lugares de su uso cotidiano (hogares, tiendas o restaurantes); sin embargo, existe una tolerancia al integrar y convivir con los grupos inmigrantes, a lo que Sanhueza y sus colegas (2012) los analizan en los modelos de comunicación intercultural.
Sobre las competiciones por los recursos, se constató que la cultura nativa permite la integración de los grupos multiculturales en un mismo entorno, resaltando capacidades como elementos afectivos y procedimentales al momento de relacionarse con miembros del exogrupo. Estos factores se relacionan al estudio de Imahori y Lanigan (1989) el cual define tres factores que actúan a través de la experiencia, mejorando así los comportamientos comunicativos de ambos grupos. Sin embargo, cuando estos afectan de manera directa a sus recursos, por ejemplo, aumentando el desempleo o impidiendo la educación para sus hijos, optan por un proceso de separación, predominando la cultura mayoritaria.
En el análisis de la identidad grupal, los autóctonos muestran respeto por la diversidad cultural, pero su mayoría manifiestan la angustia y preocupación por la desaparición de sus costumbres a causa de la llegada de inmigrantes. Analizamos este punto desde el modelo de adaptación de Sanhueza et al. (2012), enfocándonos en las tensiones que se producen en la interacción y adaptación de un grupo al otro, a lo que pudimos comprender como los guayaquileños no rechazan a los inmigrantes pero sí prefieren mantener su separación para no llegar a una discriminación, sin embargo, se presenta esta categoría como un objetivo clave para la construcción de planes a futuros que permitan proteger la identidad ecuatoriana. Adicional a este objetivo, se sugiere para próximas investigaciones, añadir a la escala contextos específicos que proporcionen un mejor entendimiento de las costumbres que se encuentran en peligro de erradicación a causa de la inmigración.
Como último punto, la deseabilidad social está relacionada a las diferencias socioculturales presenciadas en acciones comunes de los miembros del endogrupo, por ejemplo, el adelantarse en la fila puede generar un impacto negativo en los grupos mayoritarios llegando a provocar estímulos negativos y perjuicios (Stephan et al., 2005) contra los inmigrantes. Sin embargo, nuestros resultados mostraron como la mayoría de los ciudadanos nativos son más tolerantes a un hecho despectivo que provenga de inmigrantes antes que de sus mismos miembros. La divergencia de resultados entre ambas, confirma la necesidad de implementar las competencias comunicativas interculturales como una solución para el mejoramiento de las relaciones socioculturales en una misma sociedad.
Como conclusión, pudimos conocer cómo se manifiesta el estrés de aculturación en los nativos ante el proceso migratorio, considerando a las experiencias comunicativas como una fuente directa en el proceso de adaptación e integración de sus miembros, desarrollando conciencia que para contribuir a una sociedad intercultural es necesario la implementación de competencias comunicativas interculturales las cuales permitirán la disminución de estrés de aculturación en ambos grupos. Estamos conscientes que el individuo está expuesto a diferentes niveles de estrés, sin embargo, nuestro estudio pretende contribuir al análisis de este a causa de los procesos comunicativos y su importancia ante el desenvolvimiento de sus miembros en una misma sociedad.
Consideramos que la muestra del estudio no es lo suficientemente amplia para analizar los prejuicios a nivel general de la población guayaquileña, por eso creemos necesario seguir analizando los factores negativos y positivos que experimentan los nativos ante el proceso migratorio, para contribuir a la reducción de conductas discriminatorias con el objetivo de mejorar las relaciones entre la sociedad receptora y los grupos inmigrantes.