INTRODUCCIÓN
La alimentación en el mundo es un tema que siempre está presente en los foros a nivel internacional, sobre todo por la escases o abundancia, esto origina relaciones necesarias entre los países para su solución; considerar la seguridad alimentaria y la disponibilidad de alimentos, añadiendo aspectos como la satisfacción de las necesidades biológicas y nutritivas de la población, tiene la finalidad de proponer espacios y condiciones que involucren la inocuidad, el manejo de recursos de forma óptima y la sostenibilidad de las generaciones futuras (FAO, 2001). Referente a esto, como historia, la seguridad alimentaria inicia en 1970, en la perspectiva de que existieran reservas alimenticias a través de una oferta adecuada, para cubrir la estabilidad de los alimentos, sobre todo granos, gracias a que se garantizaban las importaciones de los países necesitados, esto permitía utilizar los inventarios de los países productores de manera eficiente. Posterior en 1980 aparece el término demanda, distribución efectiva, seguridad en la producción, adquisición y acceso a los alimentos (Figueroa, 2004), por lo que se toman en cuenta aspectos sociales como el empleo, subsistencia, comercialización, relaciones de mercado, precios y distribución.
En 1996 en la Cumbre Mundial sobre Alimentación, se propuso como objetivo que las personas tengan acceso físico y económico a alimentos inocuos y nutritivos, se pretendió desarrollar y cu brir dimensiones como la disponibilidad física, utilización de la calidad y estabilidad en el tiempo, esto permitió establecer aspectos multidimensionales, que integran a la población a un trata miento hacia la vida sana (Soria y Palacios, 2014; Jiménez, 2017), observando la inclusión de ele mentos de importancia del complejo proceso. En el año de 1999 se presentó la clasificación de la seguridad alimentaria inmersa en la seguridad nutricional, se constituyeron cuatro dimensiones: la categórica, la socio-estructural, de manejo y de situaciones relacionadas; de lo cual en la categórica se clasifica la utilización, la accesibilidad, la disponibilidad y estabilidad del estado nutricional, que es una determinante física del alimento hacia la población (Kracht y Schulz, 1999); por esto la nutrición es un elemento que permite una vida sana, por el aprovechamiento corporal, con base a los requerimientos de la alimentación de las familias (Pérez et al., 2018). Al respecto la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), han propuesto políticas internacionales para salvaguardar la soberanía y seguridad alimentaria, que países como México, responden cada seis años al incluir este segmento en los planes nacionales, estatales y municipales de desarrollo, que es de obligatoriedad responder a demandas de los distintos sectores, sobre todo en respuesta hacia la dimensión física alimentaria y leyes específicas (López y Gallardo, 2015).
Como consecuencia de estos aspectos, en México, como ejemplo, se formuló la Ley General de Desarrollo Social, que impacta en la educación, salud, alimentación, vivienda, para disfrutar un ambiente sano, de trabajo, con seguridad social y la no discriminación (Acosta, 2010), la cual tiene injerencia en la solución de problemas de carácter alimentario como disponibilidad, utilización y estabilidad alimentaria, esto se complementa con la Ley de Desarrollo Rural Sustentable, que inclu ye a las instituciones como la Secretaria de Desarrollo Rural (SADER) y la Agencia de Servicios a la Comercialización y Desarrollo de Mercados (ASERCA), que involucra la producción, acopio, comer cialización y distribución de la producción primaria, enfocándose en el cuidado de la estabilidad alimentaria y esquemas de relaciones entre instituciones del sector agropecuario. Esto permite el desarrollo de una coordinación eficiente al aprovechar las oportunidades existentes y cubrir las cuatro dimensiones de la seguridad, y con el uso de la agroecología, comercio local, planeación regional, educación ambiental, distribución eficiente, empleo competitivo, innovaciones alimenta rias y políticas eficientes, refuerzan acciones que derivan en compromisos a corto, mediano y largo plazo, para responder a las expectativas de crecimiento (de Loma-Ossorio et al., 2008).
El objetivo de la presente investigación es exponer los elementos históricos generales de aten ción en América Latina, para promover procesos eficientes en la atención de la seguridad ali mentaria, por lo que es necesario revisar los programas internacionales, regionales y nacionales, que están propuestos para cubrir las necesidades de la población y cuyo fin es desarrollar un ambiente físico y mental, que contribuya a proporcionar una vida digna.
MATERIALES Y MÉTODOS
En la presente investigación heurística, se considera hacer énfasis en factores de desarrollo so cial, cultural, económico, político, tecnológico, ingresos, mercados y calidad, permiten influir en la generación de alimentos hacia la población vulnerable, en que, la agricultura familiar, tiene relevancia incuestionable, sobre todo en América Latina.
Para este proceso de análisis, se revisaron 70 fuentes de consulta, 36 revistas especializadas con arbitraje e indexación en repositorios como Scielo, Redalyc, Google Académico, Scopus y Universidades. Además de 34 documentos que incluyen manuales, libros de trabajo, reportes de organismos como la FAO, CEPAL, e instituciones nacionales e internacionales como CEDRSA y SENASICA en México, que permiten modelar un punto de vista sobre el tema en los aspectos que influyen en el desarrollo de la seguridad alimentaria hacia el sector social. Para lo cual se consideraron cuatro categorías de investigación, como aspectos específicos, que se abordan en resultados y discusión de forma analítica.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La disponibilidad en la seguridad alimentaria, mediante un esquema sostenible
Clarificar la parte sostenible en la seguridad alimentaria en América Latina, se logra con la aplica ción de los recursos en la producción, comercialización, almacenamiento, distribución y acceso de los alimentos, así como la calidad, inocuidad, nutrición, disponibilidad cultural y recursos financieros que, en forma directa, impacta en los sectores de producción en las distintas áreas, sobre todo la alimentaria, donde el recurso monetario, tiene mayor influencia y reciprocidad, conforme las necesidades globales, de industrialización y servicios hacia la población.
Si hacemos referencia a la producción de alimentos, cada día la rentabilidad de la actividad está en manos de pocos, existen los distintos escenarios en la producción agrícola y requiere de técnicas apropiadas, sobre todo, los que invierten conforme economías de escala, con personal capa citado, investigación local, insumos conforme los sistemas de producción, recursos suficientes, inteligencia de mercados, canales de comercialización, legalidad por contratos, recursos para capacitación, políticas públicas acordes a sistemas monetarios prevalecientes; esto hace un am biente complejo, donde la meta del bienestar en el sector rural y social se pierde.
Esto podría explicar la migración del campo a la ciudad, como un factor más en la región; los campesinos y su familia por pretender una “vida digna”, se trasladan a centros de trabajo urbano, que son los lugares de recepción de necesidades, los cuales, presentan en la mayoría de las ocasiones, problemas de abastecimiento de servicios a los nuevos protagonistas; en muchas ocasiones, los sitios de recepción se transforman en comunidades o colonias demandantes de prosperidad (IICA, 2017). En la medida, de no existir posibilidades de trabajo en el área rural, se genera mano de obra sensible, hacia los demás sectores de producción y la adición de problemas que esto genera. La falta de programas y planes objetivos, claros, precisos y sobre todo integrales, redunda en situaciones de diferenciar actividades y, por lo tanto, el destino de los recursos no es equitativo y la sostenibilidad se pierde.
Otro aspecto que ha motivado la incertidumbre, se establece por la desaceleración de la región, derivada de condiciones de cambio climático, baja en los rendimiento de los principales productos, disminución de la productividad agrícola, oferta de alimentos programada y demanda insatisfecha, aumento de los costos de insumos derivados del petróleo, la volatilidad en el tipode cambio del dólar y las especulaciones, proteccionismo en algunos países, desempleo en el campo y el aumento de empleo en el área de servicios, mercados inestables, ha generado también una división social más palpable y profunda entre el que posee y el que no posee (Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe, 2012).
En este sentido la región, debe ser consistente, debido al estancamiento que desde 2014 existe; se incrementó el hambre de 38.5 a 39.3 millones, sobre todo por las situaciones de desacele ración en Sudamérica. La carencia de alimentos y nutrientes necesarios para la población y el sobrepeso de los niños por el tipo de alimento, ha originado situaciones corporales deficitarias, por lo que es urgente establecer programas de prevención (UNICEF, 2018).
Las brechas sociales, los problemas ambientales, el estilo de vida, el consumo y la biodiversidad, manejada de forma inadecuada promueven efectos directos e indirectos en la población (Centro de Investigación en Economía Creativa, 2018). Un ejemplo de esto, son las mujeres en la produc ción rural en América Latina (A.L.), que ocupan el 43 % de la fuerza laboral, que se ha catalogado como muy importante (FAO, 2011). En México, las mujeres contribuyen con el 16 % de la pro ducción de maíz de grano, aunque en otras actividades sobre todo en empacadoras de hortalizas llegan al 95 % de su ocupación, aunque, sólo 3 de cada 10 mujeres en el campo, reciben remune ración por su trabajo a comparación de los hombres que son 6 de cada 10 (Laguna y del Ponte, 2019). Estas situaciones son una oportunidad de mejora inmediata, por permitir acciones para promover, con toda una gama de posibilidades, el crecimiento interno y coadyuvar a la genera ción de mano de obra, por considerar, a través de producción sostenible, satisfacer necesidades de alimento, empleo, combate a la pobreza, salud y educación (Salcedo y Guzmán, 2017).
Acciones como cuidado del ambiente, germoplasma, la cultura, la explotación regulada, fuentes de combustible alternas, promover expectativas de conservación de los medios y factores de producción; han permitido exportar una gran variedad de productos agrícolas, hacia otras re giones; las innovaciones, acciones y alternativas día a día promueven la seguridad alimentaria, sobre todo, mantener y dinamizar la economía de las familias. La FAO (2019), publicó que de 1990 a 2014 se redujo en un 60 % la subalimentación de la población, cumpliendo su meta fijada a 2015 por los objetivos del milenio, esta experiencia promovió el crecimiento económico, el compromiso de proponer, y las acciones en las políticas públicas.
La disponibilidad alimentaria es un tema específico e importante, y los países por sus cuestiones culturales y climáticas, no pueden producir todos los alimentos necesarios enfocados en una nutrición constante. Archanjo et al., (2007) establecieron 6 grupos de 22 países con base a los alimentos que proporcionan su disponibilidad calórica.
Brasil, Costa Rica, Cuba, Ecuador, República Dominicana, presentan disponibilidad de arroz, frijol, aceite vegetal, frutas y azúcar.
Chile, Jamaica, Trinidad y Tobago, Venezuela, de trigo, hortalizas, carne de pollo y pescado.
Argentina y Uruguay, de trigo y principalmente de proteína de origen animal.
Bolivia, Colombia, Haití, Panamá y Perú con mandioca (falta proteína de origen animal).
El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y México, de maíz (falta proteína de origen animal).
Paraguay con mandioca, aceite vegetal, huevos y carne de cerdo.
Estos elementos aportan una idea, de la necesidad existente en los países o regiones, lo que obliga a disponer de acciones que originen complementos alimenticios, que ayuden resolver los problemas de abastecimiento, mercado justo, políticas comerciales, regionales, y que impacten en la población demandante.
Las alternativas de solución a los principales retos en seguridad alimentaria, deben estar acorde a las características de las diferentes regiones y producción, cultura, tecnología, ambiente, leyes, políticas públicas, relaciones internacionales y mercados, lo que invita a:
Establecer políticas públicas acorde a las necesidades de la región, que respondan a los problemas sociales existentes en América Latina.
Incremento de la suficiencia del nivel de ingresos.
Revisión de las condiciones de mercado, precios, oferta y demanda.
Convenios bilaterales de apoyo mutuo y que respondan al abastecimiento de productos.
Inversiones destinadas a la producción sostenible.
Programas y temas de educación específicos.
Retomar la soberanía alimentaria en los esquemas de atención directa.
Plan de acción a nivel regional de la salud y de las formas de alimentación nutritiva.
o. Analizar los riesgos en el aspecto demográfico, desastres naturales, composición de la población, flujos migratorios, sistemas de salud, desigualdad social, calidad de alimentos, políticas agrarias, población urbana y rural, al incentivar el uso de los recursos.
La desigualdad es un factor de atención fundamental, para lograr una soberanía alimentaria, si bien existen soluciones puntuales en América Latina, se debe implementar planes, programas, proyectos, legislación inherente al caso, con voluntad política por lo expresado por la FAO (2019), como es la disminución de la subalimentación en un 60 %, y que los países actúen bajo un mismo objetivo con acciones, innovaciones, ser creativos, aprovechar la globalización y desa rrollar una sociedad sostenible..
Si se revisan las necesidades de la población, los niños son los más vulnerables, porque se define su potencial físico e intelectual con base a su alimentación y al ambiente en el que se desarrollan; los hábitos alimenticios y las costumbres nutricionales se modifican muy poco a edad adulta, esto hace importante que a edad temprana se favorezcan los procesos de conciencia de dietas (Moreno y Galiano, 2015). Se debe plantear esfuerzos y acciones que permitan esquemas de nutrición efectivos, trabajar a nivel local para disminuir la desigualdad en sus distintos ámbitos, y presentar resultados acordes a las necesidades existentes.
Análisis de mercado y seguridad alimentaria
El mercado, se puede definir como el lugar físico o el uso de las tecnologías de la información, en el que se relacionan oferentes y demandantes, y se promueve la comercialización de productos o servicios de diferente índole (Garza y Taddei, 2016). Los mercados se clasifican de acuerdo a categorías, regiones, tipos de consumidores y negocios que cubren, con particularidades, en la necesidad de cada región. En la Tabla 1, se hace referencia a ventajas y desventajas, y su relación con la seguridad alimentaria.
Tipos | Mercado | Ventajas | Desventajas | Relación con S.A. |
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Por categorías | Potencial | Personas que tienden a ad quirir un producto y cubrir sus necesidades. | Se tiene que trabajar en sus preferencias, captar y hacer inversiones en publicidad. | Son todos los consumidores que requieren de un producto de consumo inmediato. |
Cautivo | Es aquel que son clientes y los productos alcanzan sus expectativas. | Se requiere de monitoreo con atención personalizada y hay que utilizar técnicas de su seguimiento. | Son personas o empresas que compran de común acuerdo y sus expectativas logran el servicio otorgado. | |
Geográfico | Internacional | Se da a conocer los productos en otros lugares del mundo. | Requieren de calidad superior y requisitos especiales por país y tipo de producto. | Importaciones y exportaciones de alimentos. |
Nacional | Se desarrollan con base a nece sidades nacionales, se cubren aspectos del país. | Se enmarca en procesos con calidad de menor ímpetu que las internacionales. | Se cubren necesidades del territorio nacional con base a los inventarios nacionales. | |
Regional | Promueve atención a los servi cios de una región específica. | Se pierden los rasgos de aten ción de productos nacionales. | Se particulariza con base a las necesidades regionales y son parcializados. | |
Mayoreo | Se establece entre empresas con vínculos comerciales. | Solo atiende a un segmento de empresarios. | Adquisición de compra y venta de productos requeridos por la sociedad. | |
Metropolitano | Se desarrollan con base a nece sidades del área metropolitana, necesidades específicas. | Se concentra en las áreas mayo res de 50,000 habitantes. | Es con base a los alimentos que se requieren en la ciudad. | |
Local | Se realizan productos locales y se consume lo que producen los productores. | Solo se tienen productos especí ficos sin cobertura general. | Se puede desarrollar comercialización puntual y de aspectos de agricultura familiar. | |
Consumidores | Consumidor | Son mercados de bienes y servi cios con su uso personal. | No se tienen otras opciones de venta a nivel global. | Son relaciones con respecto a los mercados específicos de servicios y consumidores. |
Consumo | Se forma con individuos y fami lias que son los consumidores importantes de productos. | Se especifican a nivel general, no se tienen expectativas en relaciones comerciales. | Son protagonistas de la agricultura familiar y de zonas margina das o de desarrollo. | |
De negocios | Organizacional | Estos se desarrollan con base a oferta y demanda, bajo estruc turas de mercado específicas. | Específico a un segmento desa rrollado de mercado o comercia lización especifica. | Las grandes empresas manejan los productos y controlan los mercados. |
Industrial | Son específicos de los que se desarrollan productos a nivel empresarial y por encima de la pequeña empresa. | Son mercados específicos de compra y venta de productos industrializados. | Solo son de productos ela borados y llegan a través de comercialización de empresas a distintos consumidores. | |
Reventa | Se considera obtención de precios y productos que puedan estar al alcance de los consumidores | La calidad de los productos y servicios puede bajar por los precios y oportunidades que alcanzan. | Pueden tener problemas con la calidad de los productos que se ofertan. | |
Gubernamental | Son exclusivos del gobierno federal, estatal o municipal, se manejan aspectos especiales de comercialización. | Son exclusivos y en condiciones de negociación cerradas. | Es abastecer a la población con productos de primera necesidad o con base a programas especiales. |
En este caso, se considera presentar una solución para satisfacer la demanda conforme los secto res de la población y requerimientos de las empresas, en el sector público y privado, los diferentes esquemas de abastecimiento gubernamental, deben solventar las necesidades de la población y de forma prioritaria, en zonas de alta marginación, complementar procesos y segmentos de mercado específicos, desde la parte local, con una comercialización eficiente; así como desarrollar relaciones entre compradores y vendedores, en distintos grupos del sector rural.
Sucesos a nivel internacional sobre la falta de alimentación en las personas, refleja la ineficiencia de políticas y procesos. A finales de 2017, el International Food Policy Research Institute, mostró el índice global del hambre el cual integró, desnutrición, emaciación, retraso de crecimiento y mortalidad infantil; estimó como indicador bajo el 9.9 % en 43 países, en 24 países moderado en 10 al 19.9 %, grave en 44 países con 10 al 19.9 %, en 7 países alarmante del 35 al 49.9 % y en un país extremadamente alarmante, más del 50 % (República Centroafricana), que para América Latina se encuentran Guatemala y Haití como graves.
El Programa Mundial de Alimentos de la FAO (2018), presenta en su mapa del hambre 821 millo nes de personas (más de 1 de cada 9 habitantes del planeta) que no tienen suficiente alimento, 150 millones de niños menores de 5 años, padecen retrasos de crecimiento por no consumir suficientes alimentos; una de cada tres mujeres en edad de procrear padece anemia, y donde la variabilidad y fenómenos climáticos son las principales causas del hambre. Lara (2001) hizo énfasis que estos aspectos de carencia, sucedidos por el comportamiento humano, modelos políticos y económicos fuera de una realidad, y señaló que los desastres naturales, en gran medida, han influido en la baja de la producción agrícola.
Con base a lo anterior es posible concentrar esfuerzos en la reducción de los problemas del ambiente y de la disponibilidad del alimento en escenarios de recursos limitados (Pérez, Leyva y Gómez, 2018), la cual, está sujeta a variables como costos, disponibilidad de insumos, mano de obra, distribución, que son elementos básicos de mejora en los sistemas de producción.
Estudios realizados por Lara (2001), así como Mancilla y Molina (2017), señalan que la liberación de los mercados hace énfasis en una promoción de políticas públicas y tratados, que desarrollan el mercantilismo y no el abasto consiente hacia las regiones del mundo que tienen problemas de hambre, sobre todo, al reducirse la participación de los gobiernos en apoyos directos hacia una producción autóctona de alimentos. Por otro lado, esta misma forma de comercializar, impacta en los productos que son de alta capacidad calórica y bajo contenido de proteínas, lo que involucra, a grandes rasgos, alimentos baratos al alcance de todos, pero sin una definición de ayuda a la nutrición de la población, lo que el libre mercado compromete; esta parte comercial de entregar una alimentación somera.
Aquí, la disponibilidad y acceso a los alimentos, sería sólo una plataforma de hacer negocio y apunta a preservar estabilidad hacia los que venden; la agricultura sería precursora de una de finición de ayuda, sin embargo, en muchos casos se ha dejado en manos de exportadores como negocio, como vía mercantil que exige a los países demandantes, la importación de productos sin estándares de calidad, para cubrir los déficits de alimentos (Micarelli, 2018). Con esto la desigualdad en el ingreso genera pobreza, es sinónimo de hambre, desnutrición, baja capacidad escolar, enfermedades, mano de obra barata, y, sobre todo, con atomización de la tierra, des empleo, desabasto, migración, el gobierno es simple promotor de esquemas de mercantilismo global, los avances científicos y tecnológicos son utilizados en términos económicos, más que en diálogo de ayuda (Ramos y González, 2014).
Existen empresas que utilizan la oferta y demanda, en estos procesos de seguridad alimentaria, para distribuir y acaparar mercados internacionales al negociar sus inventarios, en ocasiones obsoletos; demarcan impacto en los precios de los productos, y en lo local, afecta las cadenas productivas. La toma de decisiones sin forma, genera poca integralidad de los componentes de la seguridad alimentaria y gestión pública inoperante (García, et al., 2017); esto causa problemas globales al afectar a distintas regiones, y a nivel comercial, son aprovechadas en un incremento de la necesidad y decremento de satisfactores, que complican las entradas y salidas de alimentos a los más necesitados.
Lara (2001), hizo énfasis en las áreas de baja rentabilidad como necesarias hacia los intereses capitalistas, derivado de la probabilidad de hacer negocios, esto en realidad impacta en los di ferentes modelos económicos; con esto la pobreza, siempre existirá en distintos niveles en cada región y país, como efecto del resultado de una expansión natural de la economía y políticas sociales de las regiones, sobre todo, incremento de la pobreza urbana, lo cual, promueve cambios sustanciales o tendencias de generación de satisfactores mediante el trabajo asalariado, y en la seguridad social, inestabilidad y remuneración económica. La liberación del mercado, con base a lo desarrollado, no es una solución de mejora a las condiciones existentes, más bien, las prolonga y puede hacerla más crítica, debido a situaciones externas, que demeritan en todos los sentidos a un país, sobre todo el impacto en la canasta básica de la población; afín de cuentas, lo consideran un parámetro sólo de visualización, no de retroalimentación.
América Latina es una región donde se ha incrementado la dependencia de alimentos. Esto origina la necesidad de revisar la viabilidad de programas, establecer los factores limitantes de la producción, comercio de alimentos, sobre todo, promover políticas y aspectos legales, hacia el combate del hambre y la pobreza en la región (Archanjo et al., 2007). Respecto a este asunto, al revisar el “Alza de precios, mercados e inseguridad alimentaria y nacional de Centroamérica” de las Naciones Unidas (ONU, 2008), se presenta lo siguiente:
Las familias más pobres tienen menos margen de ajustar sus gastos cuando enfrentan mayores precios.
Las tasas de inseguridad alimentaria relativamente altas: cualquier alza de los precios alimentos podría representar un riesgo mayor.
La reducción en la alimentación es una opción común entre las familias cuando enfrentan dificultades económicas.
Frente a la situación actual de difícil acceso a los alimentos, muchas familias buscan trabajo fuera de su comunidad, incluso fuera del país.
Mejorar los ingresos de las familias más pobres, marginadas y fomento a sus capacidades en la mejora de su poder adquisitivo.
Modernización de la producción y la comercialización de granos básicos.
Crear sistemas coordinados e integrados de vigilancia alimentaria.
Atención inmediata de los gobiernos y la comunidad internacional, al establecer meca nismos de vigilancia nutricional y de salud.
En los países en desarrollo, la carencia de alimentos por la falta de una suficiencia alimentaria, hace a las importaciones, la única salida hacia esta oportunidad en estos países. Si se recuerda que en la cadena de distribución o suministro de productos mientras más lejos se encuentre, los costos aumentan, el impacto en los precios es directo, aunado a los aspectos sociales, ambientales y económicos prevalecientes de los países y mercados inestables, afecta a la población vulnerable y genera incertidumbre familiar, que deteriora la salud y la microeconomía familiar.
Cuando la producción no es estable, los mercados son vulnerables, no existen convenios re gionales que aporten comercio justo, por lo tanto, se vislumbra una dependencia enorme de productos del exterior, los precios aumentan, la capacidad de adquisición disminuye por los sa larios y la falta de trabajo en las regiones. Cada país debe generar lo necesario para su soberanía alimentaria, destinar recursos específicos, programas eficientes hacia los productores y cadenas de valor, definir de políticas claras y destino de recursos de forma óptima.
Análisis de acceso al sistema de producción agrícola y la agricultura familiar
El desafío de la agricultura en 30 años es producir el doble de alimentos en la misma cantidad de tierra y agua que existe, en lo cual, América Latina por su alto índice poblacional, tiene un potencial enorme como región, tanto de comercialización de alimentos como de tierra para la producción, aunque existen sus problemas coyunturales como el impacto al cambio climático, la disminución de las lluvias y problemas con suelos, por ende, la economía de los productores y de las distintas regiones, suele ser afectada (Friedrich, 2014). Un ejemplo de esto, es la producción de granos, por convertirlos de consumo humano, a la creación de proteína animal; que implica cambios sustanciales hacia los avances tecnológicos, economías locales, mercados justos, asis tencia técnica eficiente, aprovechamiento de agua y tierra de forma sostenible, que impacta en la economía de las personas y la seguridad alimentaria.
Para el acceso a los alimentos, la importancia de la agricultura familiar, radica en ser una actividad en la provisión de recursos sanos, generación de empleos, sostenibilidad ambiental y social de la producción, que permite establecer el uso de la agro-biodiversidad en las distintas regiones de los países, máxime que tiene las regiones más biodiversas del mundo (CEPAL, 2016). La agricultura familiar, es una actividad diseñada para cubrir las demandas nutricionales y económicas de las familias, la cual se desarrolla en terrenos propios, que permite una integración social, cultural y territorial, promueve el bienestar de los miembros que participan en la actividad, en búsqueda de mejorar sus condiciones de vida.
De acuerdo a Baquero et al. (2007), se distinguen tres tipos de agricultura familiar: la de subsis tencia (AFS), que es aquella orientada al autoconsumo, con disponibilidad de tierras e ingresosde producción propia insuficientes, y que garantiza la reproducción familiar, lo que los induce a recurrir al trabajo asalariado, fuera o al interior de la agricultura. Agricultura familiar en transición (AFT), esta tiene mayor dependencia de la producción propia (venta y autoconsumo), accede a tierras de mejores recursos que el grupo anterior, satisface los requerimientos de la re producción familiar, pero tiene dificultades en producir, no permite un crecimiento y desarrollo de la unidad de producción, en esta categoría, la situación es inestable respecto a la producción. La agricultura familiar consolidada (AFC), que se distingue por el sustento suficiente de los pro ductos, explota recursos de tierra y su potencial, tiene acceso a mercados, tecnología, capital y genera excedentes para una comercialización efectiva.
En este contexto las características que tiene la agricultura familiar en América Latina, se par ticulariza por predios pequeños, contribuye a la alimentación familiar en su mayor proporción, maneja en su mayoría hortalizas y plantas medicinales que consumen en el hogar, es promotora de materia prima hacia mercados de la comunidad cuando tienen excedentes, presenta restricciones ambientales, la agricultura es realizada por grupos domésticos unidos por lazos familiares, los ingresos son predominantemente agrícolas (75%), esta es especializada y es de autoconsumo, sus asentamientos son en tierras de categoría con riesgo por meteoros, buscan otros ingresos como complemento, las mujeres se ocupan en su mayoría de la producción (Ramos, 2016; Schneider, 2014; Urcola, 2016), los hijos menores de edad participan en este trabajo, los sistemas de producción son tradicionales (como conocimientos ancestrales en comunidades indígenas) y utilizan materiales e insumos que la misma casa genera, en pocas ocasiones consi guen estos fuera del hogar; en el caso de semillas, también en la mayoría de las ocasiones se las pasan de familia en familia, cuidan la naturaleza y esto deriva en una probable buena nutrición (Carmagnani, 2008).
Coopman y Grenade (2018), comentaron que, en 2014, la FAO realizó un estudio en 193 estados miembros sobre la agricultura familiar; se estimó que las granjas agrícolas en el mundo participan en el 80 % de la producción de alimentos y que la agricultura familiar produce al menos el 53 %; además hizo relevante la actividad al menos en los países en desarrollo, al reconocer las capacidades e importancia de combatir el hambre.
La contribución de la agricultura familiar al desarrollo de los mercados locales, produce exce dentes de calidad, derivado de comercializar productos que la misma familia consume y utilizan pocos insumos inorgánicos, con precios de venta accesibles, derivado de la baja de costos de producción no cargados de insumos y trabajos extras, se tienen los productos de temporada al alcance de los clientes quienes ya los esperan, compran productos en temporadas y zonas espe cíficas; en el caso de la ganadería se reconoce que existen quienes ofertan productos emanados de los predios de agricultura familiar, como el huevo y las aves de corral (Severe y Vera, 2014).
Las ventajas que posee la agricultura en las familias productoras, es la viabilidad en su estructura a los niveles económicos que maneja por la auto-ocupación, los ingresos por mano de obra en la misma familia, se mantienen los rasgos culturales al desarrollar cultivos que son propios de la región y se mantienen de generación en generación; esto promueve conservación de una identidad, mantiene la autonomía en la toma de decisiones, es muy dinámica y se ajusta a cambios del entorno (Ramos, 2016); ayuda a promover la agricultura en familias que no poseen tierra, origina la oportunidad de alimentos adicionales y ocupación en actividades colaborativas en las ciudades y aprovechamiento de los recursos (Yúnez et al., 2013).
Los retos que enfrenta este tipo de producción, es elevar la productividad, sobre todo que no cause daños al medio, además, de fomentar la actividad agropecuaria simplificando los proce sos de producción mediante enfoques innovadores, para promover más del 60 % de alimentos en algunos países, por otro lado, se fortalece la capacidad de los productores al responder con productos para acceder a mercados especializados, con atención en el caso de la acuacultura y agroecología por el potencial que tienen en las distintas regiones (Beduschi y Ortiz, 2015).
Es importante desarrollar esta actividad con recursos, sobre todo, con asistencia técnica espe cializada, formal y eficiente, debido a que cubre, aspectos de la alimentación en lo local, la cual, no tiene que ser comparada para elevar rendimientos, en el sentido estricto de una agricultura comercial; por sus cuidados especiales por parte de la población involucrada, los mercados deben promover organizaciones flexibles, que se consoliden, a la vez fuertes, con mercados justos (Coopman y Grenade, 2018; Torres, 2019), y como prioridad la unión familiar, mantener la cultura, ser apoyo al combate del hambre.
Es relevante que en América Latina se desarrollen elementos de políticas específicas que dirijan al sector con expectativas de calidad en la alimentación e institucionalizar, al promover proyectos y enfoques dirigidos a su desarrollo, por ejemplo, en Chile, Brasil, Cuba, Argentina y Uruguay, promovieron políticas conforme a sus condiciones, además de trabajar a largo plazo e impactar a nivel generacional, con modernizar los elementos de temáticas específicas y transversales que engloban este mundo moderno (Grisa y Sabourin, 2018).
Van der Ploeg (2013) comenta, que la agricultura familiar promueve un hogar, genera ingresos, fuerza de trabajo, controla recursos, mantiene la cultura, activa la economía, se aprende, se proyecta, promueve una dimensión fuera de serie; lo que procura una forma ideal de social en la producción (Maletta, 2011); se trabaja en armonía, y existe independencia en la toma de decisiones, la administración y la producción de los medios (Ramos, 2016). Es elementos con valor en lo social, político, económico, cultural y tecnológico, por ser cohe rente a propuestas que emanen de cada país para solventar las necesidades sociales. La misma agricultura debe ser un medio de progreso para la sociedad y protagonista de los objetivos del milenio, no se puede visualizar ningún medio de producción sin este enfoque, y en este caso, es un precursor innato de las necesidades que este mundo globalizado está perdiendo; América Latina tiene el potencial, solo es tomarlo y aplicarlo en beneficio de los mismos integrantes de esta sociedad joven.
Agricultura sostenible, elemento para el desarrollo de la seguridad alimentaria
La sostenibilidad requiere la integración de procesos eficientes en el uso de los recursos, formar a un ser social para él mundo, con tecnología, servicios, y una cultura emprendedora que construyamodelos al institucionalizar el conocimiento (Carro et al., 2017). Además de una formación moral, ética, humana, de civilidad, y visualizar una sociedad igualitaria para trasformar hacia escenarios verdes con un mundo coherente y con un enfoque de integración, al ayudar con la implementa ción de aspectos que contribuyen a una manifestación ambiental de una sociedad cambiante, para establecer una educación responsable (Alaña et al., 2017; Cantú, 2018; Tamayo et al., 2014).
La agricultura sostenible, es un sistema que integra elementos de la producción de las plantas y su relación con el ambiente, el cual permite: la utilización de los recursos en forma eficiente, la mejora de vida de los productores agropecuarios (Osorio, 2008). Lo relevante de esta forma de producción es que se evita o disminuye el uso de productos inorgánicos, precursores de proble mas en la salud de la población en general; esto promueve alternativas o propuestas para que las personas accedan a productos alimenticios inocuos y elevar así su bienestar (Salgado, 2015).
Manzuela (2011) comentó, que este concepto en la actividad agrícola, permite generar inversión, desarrollo de innovaciones, promueve la rentabilidad de la actividad, favorece el uso de tecnologías, el emprendimiento, activa la economía, incentiva la educación y la salud. La capacidad de enfrentarse a estas oportunidades, sugiere introducir, adoptar, comparar, evaluar y establecer acciones permanentes en la transformación de los agroecosistemas con una propuesta integral (Saradón, 2002), y es fundamental contrastar las necesidades y dirigirlas a enfoques con calidad de vida.
En el caso de los insumos agropecuarios, las semillas desde el término biológico, son producto de la fecundación de las flores que permiten perpetuar la especie, la generación de nuevos individuos y características de sus progenitores (Doria, 2010); son también instrumentos de transmisión de tecnología innovación y desarrollo de la genética de los cultivos (CEDRSSA, 2015). En este sentido la sostenibilidad, desarrolla esquemas de eficiencia en su uso, además de evitar la pérdida de germoplasma nativo por la intromisión de híbridos u organismos genéticamente modificados, que, a lo largo del mundo, se han distribuido y comercializado en aras de satisfacer las demandas de alimentos o incorporar a la necesidad de la seguridad alimentaria.
Se sabe que la semilla es el vínculo de productividad y rentabilidad, no deja de ser protagonista de acciones donde participan empresas privadas y se llevan a contextos bajo un ambiente de y propuestas nanotecnológicas como tema nuevo (Lira et al., 2016). En la búsqueda del incremento de rendimientos, la especialización en monocultivos hace que exista el fantasma de la depredación; si bien hace falta alimento en el mundo, no es causado por no producir, es la mala distribución de los productos alimenticios, y esto hace creer que las semillas nativas no tienen ese potencial de respuesta; lo importante es que exista una relación beneficio-costo positivo, y esta se encuentra en las parcelas de germoplasma nativo.
Con respecto a esto Hernández (2006), comentó que, si la agricultura familiar se hace cargo, esto, puede ayudar a solventar necesidades prioritarias en el campo con alimento, utilización óptima de la parcela y de la mano de obra, mercados locales y mantenimiento de germoplasma, lo cual también depende de los medios intelectuales con los que cuenten los productores y los sistemas en los procesos de producción.
A partir de 1970 la revolución verde, ha dejado estragos con el uso inadecuado de pesticidas por todo el mundo, desde la generación de especies de insectos resistentes, daños en los sistemas ambientales, problemas de salud en los usuarios (García y Rodríguez, 2012; Oshaug y Haddad, 2002). Si bien es necesario por los aspectos de tecnología y los medios de producción, deberán generarse opciones de explotaciones como la agricultura orgánica y la agroecología, que reducen el uso o lo evitan. Alternativas como hongos entomopatógenos, bioinsecticidas, parasitoides, extractos vegetales, entre otros, permite restaurar el equilibrio biológico (Zepeda, 2018). Cuidar la salud y trabajar en ello, es tarea de todo, las instituciones que generan la normatividad y los productores, con esto, se puede alcanzar estándares que permitan un uso equilibrado y, sobre todo, sustituir con alternativas orgánicas (SENASICA, 2014). Aunado a gestionar el agua, de una manera consciente; derivado del cambio climático y contaminación, impacta de forma nega tiva la oferta de tierras de cultivo (Carbajal y González, 2012; Castro et al., 2017; García, 2015).
Se deben revisar tendencias y considerar los objetivos del desarrollo del milenio; es necesario re tomar aspectos como la complementariedad de nutrimentos de carácter orgánico, la utilización de compostas, bocashi, humus, bioles, fermentos, micorrizas, para mejorar la sostenibilidad de los sistemas y aprovechar al máximo los recursos; algunos países, con el desarrollo de la agricultura orgánica y sostenible, abanderan la integración de conocimientos, estas opciones viables y rentables, permiten un enfoque cultural importante (García, 2012; Ugas, 2014).
CONCLUSIONES
Es necesario priorizar la implementación de esquemas de atención a sistemas de producción, con enfoque sostenible, con la proveeduría de insumos, asistencia técnica, regulaciones sanitarias, abasto y políticas adecuadas, con la finalidad de disponer alimentos de calidad para una nutrición adecuada, sobre todo en la población vulnerable de las áreas urbanas y rurales, debido a que, en estas, influye fuertemente la desigualdad social en la obtención de alimentos.
A nivel de mercado, los gobiernos deben de promover incentivos hacia el consumo local, derivado de que la agricultura familiar es un moderador de abasto en algunas regiones, sobre todo en regiones donde se requiere el combate a la pobreza y al hambre, así como generar modelos de participación que incluyan compromisos de producción, para definir un ambiente comercial dinámico con productos de las regiones y gestión de una alimentación sana.
Proponer políticas y proyectos que estén de acuerdo a las necesidades de los entornos, para mantener y elevar la producción, optimizar recursos, realizar gestión pública, producir bajo en foques sostenibles, y que la familia rural o urbana sea el foco de atención en la generación de estabilidad, certidumbre, salud, trabajo, promotores de calidad de vida.
Por último, se hace referencia a los procesos de desarrollo en el campo de América Latina, deben implementarse en forma integral, la combinación de factores ambientales, sociales, tecnológicos y culturales, que puede ser de impacto las regiones y desarrollar un contexto agropecuario sostenible.