INTRODUCCIÓN
El sistema cardiovascular proporciona circulación sanguínea en el cuerpo humano, tiene la función vital de suministrar Oxígeno y nutrientes a los órganos y tejidos y eliminar el dióxido de carbono y otros productos metabólicos de desecho. Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son un grupo de trastornos del corazón y los vasos sanguíneos dentro de los cuales se incluye a la enfermedad coronaria1. La cardiopatía isquémica se puede definir como una consecuencia de las alteraciones fisiopatológicas secundaria a la aparición de un desequilibrio entre la demanda y el aporte de Oxígeno al músculo cardiaco2.
Las ECV son una de las principales causas de muerte, ocupando el primer lugar a escala mundial3. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 17,9 millones de personas mueren anualmente por ECV, lo que representa el 31 % de todas las muertes en el mundo1. Aproximadamente 7,4 millones de personas mueren por enfermedad coronaria3. Más de las tres cuartas partes de las muertes por ECV tienen lugar en países de bajos y medianos ingresos1. En el año 2011 se realizó la Primera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de Enfermedades No Transmisibles (PENFRENT) en la población general en la cual se registraron 3,9 defunciones por cada 1000 habitantes siendo la enfermedad isquémica del corazón la causa principal de ellas4.
La causa de los ataques cardíacos suelen ser la presencia de una combinación de factores de riesgo (FR)1. El primero en dilucidar los factores de riesgo asociados con la enfermedad cardiovascular fue el Framingham Heart Study. Este y otros estudios5,6, los clasifican en dos grandes categorías, factores de riesgo no modificables y modificables. Los primeros incluyen la edad, el sexo, el origen étnico y los antecedentes familiares de enfermedad coronaria. Los segundos incluyen la hipertensión arterial, dislipidemia, diabetes mellitus, obesidad, tabaquismo, estilo de vida (dieta y sedentarismo) y el estrés6.
Uno de los FR no modificables es la edad, la cual es uno de los determinantes más poderosos en el desarrollo de enfermedad vascular, y la prevalencia de cualquier ECV aumenta significativamente con cada década de vida, desde 2% a partir de los 40 años hasta 32,5% a partir de los 90 años7,8. Sin embargo, este envejecimiento vascular se puede ver potenciado por la sumatoria de los demás factores de riesgos. Es decir, la suma de factores de riesgo cardiovasculares conlleva a una reducción de la esperanza de vida8.
En cuanto al sexo, el riesgo cardiovascular de la mujer es más bajo y las tasas de incidencia de enfermedad cardiovascular se retrasan unos 10 años con respecto a los varones6,8. Esto es dado probablemente a un efecto protector hormonal, pero se sabe que las mujeres parecen tener un peor pronóstico una vez instaurada la ECV2,8.
Los afroamericanos, hispanos, latinos y del sudeste asiático son grupos étnicos de mayor riesgo6. No obstante, debemos considerar una evaluación de los FR psicosociales ya que el estrés, la ansiedad y la falta de apoyo junto a un nivel socioeconómico bajo aumentan el riesgo cardiovascular y llevan a un peor pronóstico de la enfermedad ya establecida8.
Los pacientes con antecedentes familiares de enfermedad cardiaca prematura menor de 50 años tienen un mayor riesgo de mortalidad por cardiopatía isquémica6.
Los FR modificables son la hipertensión arterial, diabetes mellitus, dislipidemia, obesidad y tabaquismo, los cuales pueden definirse como aquellas condiciones adquiridas que conllevan a una mayor probabilidad de presentar complicaciones y sobre las cuales podemos actuar hasta llegar a un control óptimo de las mismas a fin de alcanzar una menor tasa de mortalidad por eventos cardiovasculares6,8.
La hipertensión arterial es una patología muy prevalente (30 a 45 % de la población adulta) y que condiciona una elevada morbimortalidad, con un aumento progresivo durante el envejecimiento8,9. Ha sido por mucho tiempo un importante FR de enfermedad cardiaca a través del estrés oxidativo y mecánico6. Se sabe que la hipertensión sistólica aislada y la presión de pulso aumentada son fuertes factores predictores de riesgo coronario2,10. La mayor evidencia de su papel causal en la cardiopatía isquémica es la importante mejoría en el riesgo que se obtiene cuando se instaura un tratamiento adecuado, por lo que la detección de daño orgánico subclínico nos sirve para estimar mejor el riesgo cardiovascular2,8. Debido a que los pacientes hipertensos suelen tener también otros FR cardiovascular asociados que interactúan entre sí, es importante establecer ante cada paciente su perfil de riesgo cardiovascular2.
La diabetes se asocia a un aumento 2 a 3 veces en la probabilidad de aparición de cardiopatía isquémica, siendo de mayor riesgo en las mujeres que en los hombres2. La ECV es la principal causa de morbilidad y mortalidad en estos pacientes6. Favorece la aterotrombosis por distintos mecanismos: perfil lipídico desfavorable, hipercoagulabilidad y procesos inflamatorios. En estos pacientes, la isquemia coronaria suele ser más extensa. Hay mayor incidencia de enfermedad multivaso, menor frecuencia de desarrollo de vasos colaterales y mayores tasas de reestenosis tras la intervención coronaria percutánea2. Estos pacientes en forma frecuente tienen presentaciones atípicas, 10 a 50 % son asintomáticos (isquemia miocárdica silente). El screening agresivo para cardiopatía isquémica en pacientes diabéticos no está recomendado11.
La asociación entre cardiopatía isquémica y dislipidemia es bien conocida, sobre todo relacionado a concentraciones elevadas de lipoproteínas de baja densidad (LDL) y de lipoproteína a, y la concentración baja de lipoproteinas de alta densidad (HDL)2. En el estudio INTERHEART, representó en la población 49 % del riesgo a desarrollar un primer evento isquémico12. La concentración de LDL en los adultos jóvenes predice la aparición de enfermedad coronaria por lo que es este el objetivo principal del tratamiento2.
Se ha asociado a la obesidad con una disminución de la esperanza de vida, así como con una mayor morbilidad, y al desarrollo de ECV como FR independiente. Esto se debe a que la obesidad induce un estado de inflamación crónico, promoviendo así la aterosclerosis6,13.
La aterosclerosis también es favorecida por el tabaquismo2, el cual es un FR independiente y predictor de eventos cardiovasculares. En un metaanálisis del 2015 se vio que fumar aumenta el doble de riesgo de ECV para los fumadores actuales y un aumento del 37 % en el riesgo con los ex fumadores, en los pacientes mayores de 60 años14. Los no fumadores expuestos regularmente al humo de forma pasiva también tienen un riesgo aumentado de 25 a 30 % de enfermedad coronaria en comparación con los no expuestos6. Dejar el hábito de fumar se asocia con una reducción del riesgo de enfermedad cardiovascular a los 2 años y el riesgo alcanza el nivel de no fumadores aproximadamente a los 5 años15.
Debido a la frecuencia de la patología, es importante conocer en forma real FR más frecuentes en nuestros pacientes. Esto nos permitirá aportar datos para diseñar estrategias de intervención oportuna y adecuada en los individuos de alto riesgo.
El objetivo de este estudio fue describir la frecuencia de los factores de riesgo en pacientes con cardiopatía isquémica internados en el Hospital de la Fundación Tesãi, Ciudad del Este, Paraguay en el periodo marzo 2018 a marzo 2019.
METODOLOGÍA
El trabajo se realizó bajo un enfoque cuantitativo. Se aplicó un diseño observacional, descriptivo, retrospectivo y de corte transversal.
El estudio se realizó en adultos mayores de 20 años internados en el Hospital de la Fundación Tesãi, Ciudad del Este, Paraguay en el periodo marzo 2018 a marzo 2019, Ciudad del Este (CDE), Paraguay. Se incluyeron todos aquellos pacientes que acudieron con dolor torácico sugestivo de isquemia, confirmado por electrocardiograma, troponina I y cinecoronariografía. Fueron excluidos aquellos pacientes con dolor torácico de características no anginosas y con estudios laboratoriales y de imagen que no correspondían con cardiopatía isquémica.
La población estuvo constituida por 61 participantes adultos mayores de 20 años. La recolección de datos se realizó mediante la revisión de expedientes clínicos de pacientes que ingresaron por dolor torácico en el periodo de tiempo mencionado.
El muestreo fue no probabilístico de tipo intencional. Las variables en estudio fueron cardiopatía isquémica, edad, sexo, hipertensión arterial, diabetes mellitus, dislipidemia, obesidad y tabaquismo.
La carga, análisis y edición de los datos se realizó mediante el software de Microsoft Excel® 2010. El análisis de datos se realizó aplicando medidas descriptivas (indicadores de frecuencia y medidas de resumen).
Se mantuvo el derecho de confidencialidad de la información obtenida de las fichas clínicas, utilizando número de fichas de los pacientes. El siguiente proyecto está apegado a los principios emanados de la 18ª Asamblea Médica de Helsinki16.
RESULTADOS
Durante el periodo de estudio se registraron 61 pacientes mayores de 20 años de edad internados en el Hospital de la Fundación Tesãi, Ciudad del Este, Paraguay.
Del total (n = 61), 70,5 % (n = 43) fueron varones y 29,5 % (n = 18) fueron mujeres. La edad frecuente estuvo en el rango etario de 45 a 64 años en el grupo de hombres, y de 65 a 74 años en el grupo de mujeres (Tabla 1).
Edad | Hombres | Mujeres | ||
---|---|---|---|---|
n | % | n | % | |
De 20 a 44 | 2 | 4,7 | 0 | 0,0 |
De 45 a 64 | 18 | 41,9 | 5 | 27,8 |
De 65 a 74 | 13 | 30,2 | 9 | 50,0 |
De 75 y más | 10 | 23,3 | 4 | 22,2 |
Total | 43 | 100 | 18 | 100,0 |
Fuente: elaboración propia.
En cuanto al tipo de cardiopatía isquémica detectada, la mayoría se presentó con síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST (Tabla 2).
Cardiopatía isquémica | Frecuencia | ||
---|---|---|---|
n | % | ||
Angina estable | 10 | 16,4 | |
Angina inestable | 17 | 27,9 | |
SCASEST* | 26 | 42,6 | |
SCACEST** | 8 | 13,1 | |
61 | 100,0 |
Fuente: elaboración propia.
*SCASEST: Síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST;
**SCACEST: Síndrome coronario agudo con elevación del segmento ST
Los datos encontrados en cuanto a los factores de riesgo coronarios se detallan en la Tabla 3 y 4.
Factores de riesgo | Resultado | Frecuencia | |
---|---|---|---|
n | % | ||
Hipertensión Arterial | Si tiene | 54 | 88,5 |
No tiene | 7 | 11,5 | |
Diabetes Mellitus II | Si tiene | 30 | 49,2 |
No tiene | 31 | 50,8 | |
Dislipidemia | Si tiene | 40 | 65,6 |
No tiene | 21 | 34,4 | |
Obesidad | Si tiene | 17 | 27,9 |
No tiene | 44 | 72,1 | |
Tabaquismo | Si es fumador | 16 | 26,2 |
No es fumador | 45 | 73,8 |
Fuente: elaboración propia.
DISCUSIÓN
Los resultados del estudio respecto a edad y sexo fueron semejantes al estudio de Hassan et al.17. A menudo se observa un aumento en la tasa de cardiopatía isquémica a partir de los 40 años de edad, pero estas estimaciones varían dependiendo de la población estudiada y su origen étnico17. La diferencia observada en el rango de edad según sexo podría deberse a la teoría referida que las mujeres cuentan con un factor protector hasta los 50 años de edad debido a las hormonas femeninas las cuales posteriormente se ven en descenso lo cual conlleva al mayor riesgo de enfermedad2.
En este estudio la hipertensión arterial tuvo la mayor frecuencia, 88,5 %, como FR, resultado que se corresponde con un estudio realizado en Paraguay y otro en Brasil donde se observó que 89 % y 82,8 % de la población, respectivamente, padecía de hipertensión18,19. La hipertensión arterial como factor de riesgo cardiovascular y su alta prevalencia de 45,8 % en el Paraguay sigue siendo un importante problema de salud pública, siendo significativamente más elevada en hombres que en mujeres4.
Lo mismo ocurre con la dislipidemia que en este estudio ocupa el segundo lugar en frecuencia como FR, 65,6 %, comparado al estudio realizado por Hassan et al., quien obtuvo como resultado que 69 % de su población tenía dislipidemia. En un estudio realizado en el Hospital de Clínicas de Asunción19, encontraron que el 46,8 % de su población era dislipidémica con predominio en el sexo masculino. El colesterol es un factor de riesgo bien establecido para la cardiopatía isquémica, y el LDL es el objetivo del tratamiento17.
En cuanto a la diabetes mellitus II, Silbernagel et al., obtuvieron un resultado similar al de nuestro estudio20. De acuerdo a la PENFRENT del 2011, 9,7 % de la población paraguaya padece de diabetes mellitus. Según los datos del estudio INTERHEART, existe una probabilidad de tres veces más de sufrir cardiopatía isquémica en pacientes diabéticos12.
En un estudio hecho en la ciudad de Rio de Janeiro, Brasil encontraron que 23,5 % de la población obesa desarrollo cardiopatía isquémica, con un resultado parecido al nuestro de 27,9 %21. Paraguay es el país del MERCOSUR con mayor prevalencia de sobrepeso (34,8 %) y obesidad (23,2 %), según datos de la PENFRENT4,22. La obesidad necesita un periodo de dos décadas para convertirse en un factor de riesgo independiente para desarrollar cardiopatía isquémica. No obstante, varios estudios han mostrado una menor mortalidad en pacientes obesos luego del infarto de miocardio (la paradoja de la obesidad)13,23.
Con respecto al tabaquismo, en nuestro estudio fue el FR menos frecuente con un porcentaje similar al estudio de Al Suwaidi et al.24. Moran Salinas et al. realizaron un estudio similar en Paraguay obteniendo una frecuencia de tabaquismo mayor a la nuestra (55,4 %)19. Los que fuman tienen 2,35 veces más probabilidad de sufrir infarto agudo de miocardio25. La mortalidad de causa cardiovascular por tabaquismo según el metaanálisis de Mons et al. presenta una probabilidad de 2,07 veces más14.
En el estudio INTERHEART a través de 52 países, se demostró que los factores de riesgo convencionales y potencialmente modificables, representan la mayor parte del riesgo de desarrollar cardiopatía isquémica en todo el mundo12. La OMS ha estimado que con una inversión menor a un dólar por persona y año en medidas de promoción de la salud y medio ambiente se reduciría la mortalidad cardiovascular en el mundo1.
Limitaciones: La limitación más importante del estudio fue el diseño retrospectivo y transversal sin componente analítico de tipo asociativo con el que se puede determinar causa-efecto.
Recomendaciones: La presencia de FR cardiovasculares aumenta la probabilidad de desarrollar esta enfermedad, por lo que es importante diseñar estrategias de acciones coordinadas dirigidas a la población y/o al individuo a fin de eliminar o minimizar el impacto de la enfermedad, para lograr mayor salud y mejor calidad de vida.
CONCLUSIÓN
Los datos encontrados en cuanto a los factores de riesgo coronarios revelan una alta frecuencia de hipertensión arterial con predominio en hombres. Así también podemos observar predominio en el sexo masculino para los demás FR a excepción de la obesidad en la cual no se observa diferencias. Este estudio permite conocer los factores de riesgo coronarios más frecuentes de la región, y podría ser el punto de partida para realizar estudios inferenciales aplicables a otra población.