INTRODUCCIÓN
Las mascotas son animales domesticados o domesticables, que comparten espacios vitales con los humanos, ejerciendo influencias positivas o negativas en el ambiente compartido, o en la salud física y mental de los individuos 1.
Cada animal doméstico tiene una raza, carácter, comportamiento y requerimientos particulares, por lo que es necesario conocer las necesidades básicas y de sanitación de cada mascota. Este conocimiento permitirá disfrutar de la compañía del animal, sin exponerse a riesgos de agresiones o contagio de zoonosis 2.
La tenencia de mascotas en la familia implica una interacción cercana del animal con los adultos y niños que habitan en la casa; dándose una relación de compañerismo entre los niños y la mascota, que muchas veces se convierte en el compañero de juegos, compartiendo actividades lúdicas, espacios comunes, y a veces, hasta la comida y las golosinas.
Se ha probado el efecto beneficioso de los animales sobre la salud física y mental del ser humano. Las investigaciones científicas han clasificado estos efectos en cuatro áreas específicas: terapéuticas, fisiológicas, sicológicas y sicosociales 3,4.
Diversos estudios realizados en adultos han demostrado que disminuyen la presión arterial y riesgo de ataque cardiaco 5-7). En lo niños con diabetes tipo I, los dueños de mascotas tienen 2,5 veces más posibilidad de controlar sus niveles de glicemia que aquellos que no poseen animales de compañía 8.
Además, en los niños, fortalece el desarrollo de habilidades afectivas y empáticas, ayudándolos a comprender el ciclo de la vida, reproducción y muerte; permite que el niño asuma responsabilidades crecientes en el cuidado de otro ser viviente, al tiempo que aprende a relacionarse y respetar el espacio del otro (9,10.
Es conocido su papel de apoyo en niños con autismo y con alteraciones de la salud mental, y su potencial de lograr mayor socialización en adolescentes y pacientes con depresión (11-15. Un aspecto importante en pediatría es poder desarrollar la capacidad emocional de hacerse cargo del otro con responsabilidad y empatía. Si este desarrollo emocional no tiene lugar, es una señal que permite detectar de manera temprana trastornos de salud mental de los infantes y niños 16,17. Por otro lado, muchos de estos animales de compañía, principalmente canes, pueden ser entrenados para actuar como animales de asistencia a personas con diversos tipos de discapacidad, así como para asistir a tareas de rescate o apoyo a fuerza públicas 18.
Si los animales de compañía no reciben el cuidado apropiado, pueden trasmitir diversas enfermedades o provocar lesiones importantes a sus propios dueños, otros humanos del entorno propio o extraño y a otros animales 19.
A fin de lograr un relacionamiento beneficioso para el animal y el propietario de la mascota, es indispensable una tenencia responsable de la misma que abarque los aspectos físicos y de bienestar general. Esto permitirá no solo controlar en ambiente domiciliario, sino que también significará una importante contribución a la salud pública.
La tenencia responsable se define como el conjunto de deberes, obligaciones y compromisos que el dueño de una mascota asume para asegurar el bienestar de ésta y de los seres que la rodean. Incluye satisfacer las necesidades básicas de la mascota, al tiempo de responsabilizarse del actuar de la misma.
En este contexto, es importante que al adquirir un animal, la familia y sobre todo los padres, estén al tanto de los aspectos a tener en cuenta para el cuidado, alimentación, tipo de actividad necesaria de la mascota, grado de agresividad potencial, vacunaciones necesarias y tamaño que alcanzará de adulto.
Al obtener y sopesar toda la información, la familia podrá decidir qué tipo de mascota puede ser beneficiosa para los niños, y si podrán hacerse cargo del animal desde su etapa de cachorro hasta la vida adulta, evitando así el abandono y maltrato; conductas estas que deben ser evitadas en la educación del niño 20-22.
Con el objetivo de conocer las tendencias en la tenencia responsable de mascotas por los adolescentes, se decidió realizar una encuesta de prevalencia de conductas.
POBLACIÓN, MATERIAL Y MÉTODOS
Fueron incluidos al estudio adolescentes de 13 a 15 años de edad, cursando la tercera etapa de la enseñanza escolar básica en escuelas públicas y privadas de la capital del país, en los meses de septiembre a diciembre del 2016. Fueron excluidos aquellos que no pudieran contestar el cuestionario por discapacidad de cualquier tipo o aquellos que se negaron a hacerlo.
El muestreo fue no probabilístico por conveniencia.
Se elaboró una encuesta, de 32 preguntas, de las cuales 29 eran de opción cerrada y 3 de opción abierta, contiendo preguntas sobre conocimientos, actitudes y practicas referentes a las mascotas del hogar.
Previo consentimiento parental y de las autoridades escolares, las encuestas fueron aplicadas en presencia de los maestros y retiradas por el investigador el mismo día.
Las variables estudiadas fueron tres: cobijo, sanitación y bienestar animal.
Se consideró cobijo a la existencia de un lugar específico de protección y descanso de la mascota, o a la convivencia con los humanos dentro de la vivienda familiar, que le permita guarecerse de las inclemencias del tiempo y de los peligros que representa la presencia de otros animales o la estadía en las calles.
La sanitación integró diversos aspectos, tales como: 1) disposición adecuada de excretas 2) baño según periodicidad y tipo de mascota. 3) vacunación. Se consideró adecuada, según reporte del dueño y la libreta de vacuna que poseían.
El bienestar animal se evaluó como 1) tipo de alimentación, 2) trato que recibe el mismo por parte de la familia, 3) castración o control de la natalidad, 4) esparcimiento, y 5) tasa de abandono.
También se investigó la prevalencia de lesiones ocasionadas por los animales, y la existencia de algún tipo de enfermedad transmitida por las mascotas a sus dueños, o a alguien del entorno familiar.
RESULTADOS
De las 200 encuestas repartidas, respondieron 191 (95%) de los adolescentes; de éstos 70 estudiantes de escuela pública y 91 de escuela privada. La edad promedio fue 13,67 años (Figura 1).
Del total de 191 participantes, 161 reconocieron ser poseedores de 229 mascotas.
El promedio de mascotas por familia fue de 2,29 y los animales más frecuentes fueron perros y gatos. Otros animales en menor proporción (Figura 2).
Vivienda de las mascotas
De las 229 mascotas, 92% viven dentro de la casa, los restantes viven en el patio o balcón de la vivienda.
El 78 % de las mascotas se encontraban libres. De las 36 que se encontraban cautivas, un 75% de los perros y gatos, estaban atadas casi permanentemente y 25% en jaulas.
Un 96% de las mascotas contaban con refugio en caso de lluvia.
Sanitación
Todos los índices de sanitación sobrepasan el 50% (Figura 3).
El alto porcentaje de vacunación va acompañado de la portación de la libreta en 80% de los casos.
56% de las mascotas son llevados a controles periódicos.
Bienestar animal
Sólo 44 (27%) mascotas fueron castradas. De ellas, 73% fueron perros y los restantes felinos (Figura 4).
De las razones más frecuentemente esgrimidas para no realizar la esterilización quirúrgica de los animales fueron falta de información, dinero, tiempo, o bien porque querían tener más mascotas en la casa.
Maltrato
Presenciaron en algún momento algún maltrato a la mascota 37 (23%) adolescentes, por diversos motivos, entre los que resalta enojo y nervios. Otras razones como juego, morder cosas y desobedecer también fueron causas señaladas para maltratar al animal.
Alimentación y esparcimiento
En relación a la alimentación de sus mascotas la respuesta de los encuestados incluyó más de un tipo de alimentos. Primó el uso de balanceados, con un promedio de 2 raciones por día (Figura 5).
El 63% de los niños pasean a sus mascotas, con un promedio de 3 veces por semana y el 84 % de ellos juegan con sus animales.
El uso de correas para pasearlos es la práctica más difundida (Figura 6).
Agresiones
Unos 77 (48%) respondieron que en algún momento las mascotas atacaron a un humano, de los cuales 50 (65%) eran familiares y 27 (35%) eran terceros (Figura 7).
Los momentos o causas de ataque fueron diversos, siendo lo más frecuente durante el juego o la alimentación.
El 50% de las personas que sufrieron ataque necesitaron atención médica. Un porcentaje muy bajo (7%) se deshicieron del animal como consecuencia del ataque
Abandono
Nunca abandonaron o no abandonarían a sus mascotas 146 (90%) niños. Unos 15 (9,3%) niños respondieron que abandonaron a sus mascotas en algún momento, esgrimiendo como motivo más frecuente los viajes, por falta de espacio o porque era malo.
Enfermedades trasmitidas por mascotas
El 10 % de los encuestados respondieron que sufrieron enfermedades transmitidas por mascotas, y estas fueron: escabiosis y hongos.
DISCUSIÓN
Se encontró una elevada tenencia de mascotas, el 84,29 % de los niños encuestados poseían un animal, siendo un porcentaje bastante alto y similar a otros estudios. En Chile, en el 2011, un estudio realizado por López et al, habla de un 70% de mascotas en los hogares (23,24.
La mascota más frecuente en nuestro estudio es el perro, y a continuación el gato, tal como reportan otros autores 25,26.
Considerando que la mayoría respondió que sus mascotas se encontraban libres, contaban con refugio para dormir y en caso de lluvia; su lugar de descanso es higiénico y bañan a sus mascotas con periodicidad, podemos observar que el maltrato por omisión fue mínimo en este aspecto. Estas conductas positivas podrían considerarse fruto de educación en los hogares o a la tendencia actual de lucha por los derechos de animales, ampliamente difundida en medios masivos de comunicación, así como en redes sociales.
Existió una amplia población de niños encuestados que refieren participar de forma responsable con la vacunación, alcanzando un 79% de inmunización adecuada para edad y tipo de mascota; además de referir estar al tanto de los antiparasitarios correspondientes de sus mascotas. Cuestiones referentes a la disposición de excretas y controles periódicos para detección de enfermedades potencialmente zoonóticas son aún una tarea pendiente en nuestra población.
El refuerzo en la vacunación en nuestro país parece aún una tarea pendiente, a pesar de notarse un incremento de casi 30% en el porcentaje de vacunación desde 1998, cuando se detectó que la inmunización de los animales de compañía alcazaba solo a 50% de los animales 27, por lo que a este respecto sería bueno plantear campañas masivas de vacunación en las poblaciones más carenciadas y con mayor densidad poblacional de mascotas.
Los controles veterinarios periódicos, siguen siendo bajos, lo que concuerda a lo encontrado en Chile en el 2011 por López et al, quien encontró que solo el 50% tenía controles por veterinaria coincidiendo con nuestros hallazgos 24.
La eliminación de animales callejeros como control de la natalidad y población incontrolada de animales en las calles ha fracasado, por lo que se plantea actualmente la castración de los mismos, dirigiéndose la estrategia principalmente a los animales con dueños. Cuanta mayor sea la tasa castración sostenida en el tiempo, más efectiva será la estrategia disminuyendo de esta manera enfermedades, agresiones, abandono y maltrato 28,29.
Este aspecto fue estudiado en nuestra población, encontrándose que solo 22% de las mascotas fueron castradas, lo cual difiere mucho de otros países más avanzados en el tema de control de sobrepoblación de animales en los cuales existen altas tasas de castración en perros y gatos de hasta 86% y 64 % en EEUU, y otros países entre el 33% al 50%, según se trate de perros y gatos respectivamente 30,31.
Al parecer, la alimentación fue adecuada, aunque aún persiste, en un ínfimo porcentaje, una vieja práctica de dejar que el animal busque en la calle lo que comerá, a pesar de tener dueños y de los potenciales riesgos que esto implica para el animal.
Si bien los datos estadísticos sobre ataques de mascotas son escasos y parciales, nuestro país no es ajeno a esta situación encontrando resultados similares a los de Pacin et al, quien refiere que en EE.UU 46% de los menores de 15 años fueron mordidos al menos una vez en su vida. De los niños encuestados por nosotros, 47,82 % respondieron que en algún momento de su vida fueron atacados por sus mascotas ellos mismos o algún familiar (32.
Solo el 11% de los niños encuestados reconocieron que sufrieron enfermedades causadas por macotas, un valor que se estima muy bajo, dejando la duda de un probable desconocimiento real sobre este tema, en contraste con otros estudios que reflejan un número más elevado.
Como debilidad del estudio, al ser encuestas autoadministradas, los datos pueden tener sesgos para ocultar informes de conductas negativas; por otro lado, al ser voluntaria podría ser respondida con más frecuencia por aquellos niños y adolescentes cuyos comportamientos con los animales no son considerados reprochables.