Entendemos por humanismo médico a todo el conjunto de valores, actitudes y prácticas que promueven una auténtica vocación de servicio y dan lugar a considerar al paciente como un semejante que sufre y solicita alivio. Los aspectos más significativos que promueven el humanismo en el trato con los pacientes son el afecto, el apoyo, el respeto y la solidaridad que, a la vez, son los que nos procuran la mayor cooperación posible del paciente para conocerlo mejor y ayudarlo más 1,2.
El humanismo ha sido definido de diversas formas. El término humanista a mediados del siglo XV se utilizaba para señalar a quienes enseñaban y cultivaban la gramática, la retórica, la poesía, la historia y la filosofía moral. Humanitas significaba lo que los griegos habían expresado en términos de paideia, es decir, educación y formación del hombre 3.
La idea del humanismo renacentista en el ámbito médico se resume en lo expresado a fines del siglo XIX por José Letamendi "el que sólo sabe de medicina, ni medicina sabe", "el médico que a la vez no es filósofo, no es ni siquiera médico", ideas que a muchos hace considerar que el médico humanista es aquel que cultiva las artes, la pintura, la literatura, "que cultiva las ciencias que enriquecen el espíritu"4.
La idea del humanismo médico se encuentra ya expresada en el juramento y en otros libros del Corpus Hipocrático. "En los últimos años, gran parte de los profesionales de la medicina han
perdido la imagen humanista que los identificó durante milenios, por lo que hoy son considerados como simples técnicos, ávidos de reconocimiento económico y profesional, adheridos al modelo racional cientificista y divorciados de la sensibilidad humana" 5.
Con el desarrollo científico y tecnológico, cuyas manifestaciones más importantes se dieron en la primera mitad del siglo XX, se produjo la socialización de la Medicina, creando con esto una ruptura médico-paciente en cuanto al relacionamiento, que no es solo un problema de la Medicina sino que engloba a toda la sociedad producto de la modernización.
En los últimos años el humanismo en la Medicina ha ganado una mayor atención: muchos han llamado a un regreso al humanismo médico como una manera de responder a la transformación del sistema de cuidado de la salud. Un número importante de médicos se encuentra alarmado por lo que está ocurriendo en su práctica diaria encontrándose situaciones tales como tecnología y falta de autonomía de los pacientes, solo para citar los más frecuentes.
Con respecto a la tecnología, la invasión y uso indiscriminado de tecnología como herramienta de diagnóstico, dejan de lado un relacionamiento humano, donde solo existe una enfermedad y no un enfermo. El médico moderno depone así, en un segundo plano, reconocer a una persona sufriente y se aboca exclusivamente a tratar dolencias y recetar medicamentos.
No se trata de ignorar que los tiempos cambian, la tecnología ha invadido nuestras vidas y han llegado para quedarse, como herramientas cuasi indispensables, tanto en la enseñanza como en el proceder médico en la búsqueda de un diagnóstico adecuado, persiguiendo un tratamiento lo mas científico posible. El acto médico es un ejercicio de humanismo que se basa en una insustituible relación de confianza mutua entre el médico y su paciente, cuyas dimensiones humana y de espiritualidad deben ser individualmente consideradas y atendidas.
Otro signo de deshumanización es la falta de autonomía del enfermo en donde éste no es protagonista de su destino, no se le hace partícipe de la toma de decisiones que ponen en juego lo más valioso que tiene: la vida. Hacer posible la autonomía incluye aspectos como el de decidir quién será su médico tratante, cuándo desea hospitalizarse u operarse, el derecho a ser informado de su diagnóstico, del porqué de su tratamiento y del pronóstico de su enfermedad.
Los médicos educadores deberíamos tener una conducta de respeto al enfermo y sus familiares, al colega, los trabajadores de la salud con los que se labora en el ámbito médico teniendo en cuenta que los médicos jóvenes se ven reflejados la más de las veces a su "maestro".6)
Tendría que ser un norte de los educadores inculcar a los futuros médicos los valores que desde antaño han adornado el actuar médico: el afecto, el apoyo, el respeto, la solidaridad, amalgamando la tecnología con el actuar médico, basados en valores que siempre han regido y deberían seguir rigiendo la conducta médica.