La pandemia por el COVID-19 se ha convertido en un problema de salud pública mundial que ha impactado con fuerza en todos los sistemas de salud, carentes en un primer momento de información para dar respuesta eficaz a una enfermedad altamente trasmisible y, con personal sanitario sin la suficiente preparación y equipamiento necesario para minimizar los riesgos de contagio 1.
En este contexto se generan nuevas problemáticas, las relacionadas con las cirugías de urgencia y cirugías impostergables, en pacientes con sospecha o confirmación de padecer esta infección y, a partir de ahí las posibles medidas a adoptar en cuanto a la seguridad de los equipos quirúrgicos y, dada la alta posibilidad de contaminación de la cirugía 2.
La priorización de cirugías de casos oncológicos ha representado una tarea difícil, debiendo sopesar los médicos un posible retraso en el diagnóstico o tratamiento del cáncer, con el riesgo de una posible exposición al COVID-19 3.
La cirugía en tiempos de COVID ha permitido desarrollar criterios de lista de verificación de seguridad quirúrgica adaptada a pacientes con esta enfermedad con la incorporación de criterios de buenas prácticas relacionados con la infección por COVID-19 en el contexto de cirugía segura 4.
En este momento es imperioso reflexionar acerca de las medidas adoptadas en nuestra institución: ¿qué medios de actuación asumimos en cirugía para los enfermos con sospecha o confirmación de infección por COVID-19?, ¿disponemos de protocolos o normas de actuación que tengan en cuenta la seguridad de los equipos quirúrgicos en cirugía altamente contaminante por SARS-CoV-2?, entre otras reflexiones 5.
La experiencia vivida debe llevarnos a considerar la implementación rutinaria de protocolos de prácticas de cirugía segura a fin de garantizar que los equipos quirúrgicos adopten de forma sistemática medidas de seguridad que minimicen riesgos evitables que pongan en peligro a pacientes quirúrgicos y profesionales sanitarios 6.