INTRODUCCION
El ejercicio físico puede ser una herramienta importante tanto para el manejo del estrés, como para el tratamiento de la depresión, la curación de heridas y hasta la prevención de enfermedades 1,2. En lo que respecta a la salud mental, un notable número de estudios longitudinales y transversales ha demostrado que el ejercicio físico se constituye en una estrategia preventiva y en un enfoque adyuvante del tratamiento de los trastornos mentales.
Actualmente existe evidencia considerable de que el ejercicio físico regular es un tratamiento viable y efectivo, incluso en monoterapia, para el tratamiento de la depresión leve a moderada; sin embargo, el mismo es infrautilizado 1,2. Además, existe evidencia de que el ejercicio físico regular puede también ser utilizado en el tratamiento de los trastornos de ansiedad 3, las alteraciones de la imagen corporal, en personas con problemas relacionados a discapacidad, y como adyuvante en la esquizofrenia, los trastornos conversivos y la dependencia alcohólica 4.
En ese sentido, se ha evidenciado que las formas más efectivas de ejercicio físico son los ejercicios aeróbicos (tales como caminar, trotar, andar en bicicleta, nadar, entre otros) y los de fortalecimiento 4. El objetivo de este artículo es presentar una actualización general acerca del ejercicio físico como tratamiento adyuvante de los trastornos mentales. Aunque existen excelentes estudios y revisiones que analizan detalladamente el papel del ejercicio físico en el tratamiento específico de algunos trastornos mentales, se consideró que se necesitaba una revisión más general para brindar orientación a médicos psiquiatras y a fisioterapeutas en este campo de integración de la salud física y mental.
Esta es una revisión narrativa, no sistemática, centrada en literatura primaria seleccionada de una búsqueda en PubMed, SciELO y LILACS. Los términos clave que se utilizaron fueron los siguientes: “ejercicio físico y salud mental”, “fisioterapia y salud mental”, “ejercicio físico y trastornos mentales” y “ejercicio físico y psiquiatría”. Se complementaron estos artículos con libros y capítulos de libros, resaltando hallazgos duplicados. Todos los miembros del equipo de investigación participaron en la revisión de la literatura.
EJERCICIO FÍSICO Y SALUD MENTAL: ¿CUÁL ES LA RELACIÓN?
La evidencia de los beneficios psicológicos del ejercicio, ya de por sí importante para personas sin trastornos mentales, es aún más fuerte para aquellas con diagnósticos psiquiátricos. La relación existente entre diversos factores que hacen a la salud global (mental y física) de un individuo y el ejercicio físico se resume en la Tabla 1 4-12.
Por su parte, el rol de los fisioterapeutas en el manejo interdisciplinar de pacientes con trastornos mentales es diverso e incluye, por ejemplo, el manejo del dolor, el aumento de la movilidad articular, ejercicios de relajación, mejora de la fuerza, resistencia y equilibrio, entrenamiento de la marcha y diseño de programas de ejercicios adaptados a las necesidades del paciente.
La siguiente es una lista ilustrativa de las posibles intervenciones que puede realizar un fisioterapeuta 6:
Ejercicios de relajación y respiración profunda.
Ejercicios de estiramiento, calistenia, caminar, correr, ejercicios aeróbicos y natación, para pacientes con abuso de sustancias y otras afecciones.
Ejercicios de rango de movimiento, fuerza y resistencia.
Ejercicios de coordinación: importantes para mejorar la coordinación alterada en pacientes con abuso de sustancias y para pacientes con enfermedad de Alzheimer.
Manejo postural: los cambios regulares en la posición del cuerpo son esenciales para la prevención de la mala postura, tensión muscular, espasmos y disminución del movimiento articular.
Equilibrio y entrenamiento de la marcha: el entrenamiento del equilibrio y de la marcha es importante en el Alzheimer y en la enfermedad de Parkinson. Las transferencias, el alcance y el agarre, el equilibrio postural y el entrenamiento de la marcha son áreas centrales de la fisioterapia en la enfermedad de Parkinson.
Consejo ergonómico: que incluye adaptaciones a ser realizadas en el hogar del paciente y en los equipos que le asisten, para que el paciente se vuelva independiente.
EJERCICIO FÍSICO Y TRASTORNOS MENTALES ESPECÍFICOS
Ejercicio físico y depresión
El ejercicio físico aumenta el volumen cerebral del hipocampo (involucrado en el aprendizaje y la memoria), aumenta los niveles sanguíneos de algunas citocinas y afecta la neurotransmisión en pacientes con diagnóstico de depresión 13,14. En ese sentido, muchas investigaciones han demostrado una relación positiva entre el ejercicio físico y una mejoría en la depresión clínica y, actualmente, el mismo es considerado como un tratamiento de primera línea, incluso en monoterapia, para pacientes con depresión leve a moderada 1,14.
Cuando se trata de controlar la depresión, no existe un ejercicio correcto o incorrecto. En ese sentido, múltiples intervenciones (ejercicio aeróbico, ejercicio de resistencia, caminar, hidroterapia, terapia de baile, yoga, entre otros) se han mostrado efectivas para reducir síntomas de depresión 15,16.
Por lo general, el fisioterapeuta debe diseñar el programa de ejercicio físico en sesiones de entre 30 minutos a 1 hora, 3 veces por semana, por como mínimo 10 a 14 semanas. Los ejercicios de mayor intensidad (trotar u otros ejercicios aeróbicos) pueden ayudar a la liberación de endorfinas que tienen un efecto sistémico tanto sobre el cuerpo como la mente, mientas que los ejercicios de menor intensidad (yoga, pilates) pueden ayudar al paciente a relajarse y a conectarse con su cuerpo. Asimismo, en pacientes con depresión son recomendados los ejercicios de estiramiento muscular y la esferodinamia 13.
Ejercicio físico y ansiedad
Los ejercicios físicos tienen efectos beneficiosos en pacientes con trastornos de ansiedad. Las mejorías más notables se observan en pacientes que realizan programas de ejercicios rítmicos, aeróbicos y respiratorios, y en aquellos que utilizan grandes grupos musculares (natación, trote, caminata, ciclismo, entre otros), de baja a moderada intensidad 3. Los ejercicios deben diseñarse alrededor de sesiones que duren entre 30 a 45 minutos, por lo menos 3 veces por semana. Los resultados serán obvios luego de 10 semanas de tratamiento. En el caso de los trastornos de ansiedad, la mejoría es observada debido a un incremento en la liberación de endorfinas, cambios en la temperatura corporal y en el flujo sanguíneo cerebral, a un impacto positivo en el eje hipotálamo-hipofiso-adrenal y en la fisiología de respuesta al estrés 17.
Además, la conciencia gradual de las sensaciones corporales generadas por el tratamiento fisioterapéutico de la ansiedad constituye una oportunidad para encontrar y manejar los síntomas presentados por el paciente (irritabilidad, hiperventilación, inquietud, entre otros). Además, la fisioterapia ayuda al paciente a aprender a lidiar con la ansiedad en lugar de escapar de ella y a discernir y comprender las diferentes sensaciones corporales, lo que permite controlar los síntomas y prevenir su desbordamiento 18.
Ejercicio físico y estrés postraumático
Investigaciones recientes han demostrado efectos clínicamente significativos al añadir un programa individualizado y estructurado de ejercicios físicos, que combine caminatas con ejercicios de resistencia. Además, el yoga ha reportado efectos positivos significativos en este grupo de pacientes 19,20.
Ejercicio físico y esquizofrenia
El ejercicio físico, el yoga y la terapia manual han demostrado efectividad en el manejo de pacientes con diagnóstico de esquizofrenia, como tratamiento adyuvante al manejo convencional. El ejercicio aeróbico, asimismo, es un correlato del funcionamiento psicosocial en pacientes con esquizofrenia, por lo que debe incluirse regularmente en los programas de tratamiento de estos pacientes. Este ejercicio aeróbico se ha correlacionado con un aumento del factor neurotrófico derivado del cerebro y del factor similar a la insulina-1, que están asociados a neurogénesis, angiogénesis y neuroplasticidad 16.
Ejercicio físico y catatonía
Los pacientes con catatonía requieren de fisioterapia y de ejercicios físicos como medidas adyuvantes al tratamiento médico.
Los objetivos fisioterapéuticos del manejo de la catatonía pueden resumirse en los siguientes 13:
Incrementar la motivación del paciente;
Mejorar el balance muscular;
Mejorar la orientación;
Ayudar al paciente a no desarrollar presión en reparos anatómicos, a través de cambios frecuentes de posición y la utilización de colchones de aire;
Iniciar un programa de facilitación neuromuscular propioceptiva; y,
Lograr lo más rápidamente la sedestación, para luego iniciar movimiento.
Ejercicio físico y abuso de sustancias
El ejercicio físico ha ganado últimamente mucha atención como terapia adyuvante para el trastorno por abuso de alcohol y otras sustancias. Ejercicio aeróbico grupal de moderada intensidad y yoga han demostrado ser beneficiosos en el trastorno por abuso de alcohol. Por su parte, el entrenamiento de alta intensidad en intervalos y las intervenciones combinadas aeróbicas y basadas en la resistencia son factibles, aceptables y efectivas en el tratamiento del abuso de metanfetaminas y otros trastornos por uso de sustancias 16.
CONCLUSIONES
A pesar de la fuerte conexión entre el bienestar físico y la salud mental, todavía existe una falta general de reconocimiento y comprensión, entre profesionales de la salud, del valor del ejercicio físico, y de otras intervenciones fisioterapéuticas, en el abordaje y tratamiento adyuvante de los trastornos mentales. En ese sentido, se considera que ese reconocimiento solo se logrará a través de una correcta formación de los profesionales que asisten a estas personas, tanto médicos psiquiatras como fisioterapeutas 21.
A fin de fortalecer el proceso formativo, el desafío principal es lograr que médicos psiquiatras, psicólogos y fisioterapeutas trabajen más frecuentemente juntos, evaluando pacientes y debatiendo, a fin de diseñar y prescribir tratamientos que no sólo incluyan psicofármacos o psicoterapia, sino también pautas de ejercicio físico y de otras intervenciones fisioterapéuticas, desarrolladas específicamente para cada paciente en particular y basadas en la evidencia 1.
Algunas de esas pautas son 22:
El programa de ejercicios físicos debe ser flexible y permitir que las personas progresen a su propio ritmo.
El ejercicio físico debe promover el dominio y el logro personal.
El programa de ejercicios físicos no debe durar menos de 4 semanas.
El paciente debe esforzarse por participar en ejercicios de intensidad moderada durante al menos 20-30 minutos por sesión, 2-3 veces por semana.
Idealmente, cada sesión debería durar entre 45 y 60 minutos e incluir la práctica de los ejercicios físicos, así como el asesoramiento sobre los mismos.
Finalmente, se destaca la frase latina “mens sana in corpore sano”, la cual adquiere aquí especial relevancia, puesto que reconoce que el ser humano es una dualidad de cuerpo y mente, y que las interacciones mutuas entre mente y cuerpo tiene una definitiva repercusión en la salud física y mental de todas las personas 1.