INTRODUCCIÓN
Los hechos de violencia comprometen seriamente el ejercicio de los derechos humanos, produciendo consecuencias fatales en las personas que los padecen. De allí que su prevención y tratamiento constituya una de las principales preocupaciones a nivel global1, sobre todo en las Américas, donde los niveles de mortalidad asociados son considerablemente más elevados en comparación con el resto del mundo2. En esta región, se destaca la población adolescente (es decir, la comprendida por personas de entre 10 y 19 años) por estar afectada especialmente por la problemática, con una estructura de muertes liderada por homicidios, suicidios y accidentes de transporte3. Esta situación es corroborada también al interior de los países que la componen, incluso desde décadas pasadas4-13.
En este contexto, la mortalidad adolescente por causas violentas emerge como una cuestión prioritaria en América Latina y el Caribe. De allí que el Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo, celebrado en 2013 en el ámbito de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe14, y en consonancia con los lineamientos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible15, inste a los países a desplegar acciones en favor de su reducción, atendiendo a la desigualdad económica y social vigente en cada uno de ellos.
Como integrante de la región, Argentina registra altas y crecientes tasas de mortalidad adolescente por causas violentas, principalmente en los últimos años. Así lo documentan diversos estudios llevados a cabo para el país en su conjunto y a nivel local5-13. Sin embargo, ninguno de estos estudios considera a la desagregación de las muertes por sector socioeconómico, información fundamental para identificar necesidades específicas según el caso y establecer prioridades para la acción.
A partir de lo anterior, se planteó una investigación con el objetivo de analizar el comportamiento de la mortalidad adolescente por causas de muerte violentas según sector socioeconómico en los trienios 2006-2008 y 2012-2014. Dado que la información oficial sobre mortalidad presenta limitaciones para dar cuenta acerca de este último (sintetizada en registros estadísticos de defunción con altos niveles de omisión de respuesta en preguntas sobre educación y ocupación, dos aspectos relacionados con la situación económica y social de la población), se realizó una combinación de esta información (desagregada, a su vez, por sexo, edad, causa y departamento de residencia) y datos obtenidos en los dos últimos censos de población relativos al indicador de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI).
MATERIALES Y MÉTODOS
Diseño: Estudio exploratorio y descriptivo realizado desde una perspectiva sociodemográfica, con apoyo de fuentes de datos secundarias.
Fuentes de datos: Se utilizaron las bases de datos de mortalidad provenientes de la Dirección de Estadística e Información de Salud de la Nación (DEIS) para los trienios 2006-2008 y 2012-2014; las bases usuarias de los censos poblacionales de 2001 y 2010; y las estimaciones de población provinciales y departamentales por sexo y edad del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) para 2007 y 2013.
Población de interés: Población de 10 a 19 años de la República Argentina.
Período bajo estudio: La elección del período bajo estudio (es decir, el conformado por los trienios 2006-2008 y 2012-2014) obedeció a la disponibilidad de información al momento de llevarse a cabo la investigación. Asimismo, se contempló que esta información refiriese a períodos equidistantes del último censo.
Variables:
Causa de muerte violenta: Definida según los códigos establecidos en la Décima Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE 10)16, seleccionados con base en trabajos anteriores sobre el tema4,12. Concretamente: Accidentes de transporte (V01-V99); Otros accidentes (W00-W99 y X00-X59); Homicidio (X85-Y09); Suicidio (X60-X84); y Eventos de intención no determinada (Y10-Y34).
Quintil de NBI: Se considera que una persona presenta Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) cuando habita un hogar que presenta al menos una de las siguientes características: a) vivienda inconveniente: cuando el hogar reside en habitaciones de inquilinato, hotel o pensión, viviendas no destinadas a fines habitacionales, viviendas precarias y otro tipo de vivienda (salvo las viviendas tipo casa, departamento o rancho); b) carencias sanitarias: cuando el hogar no posee retrete; c) hacinamiento crítico: cuando en el hogar hay más de tres personas por cuarto; d) inasistencia escolar: cuando al hogar tiene al menos un niño en edad escolar (6 a 12 años) que no asiste a la escuela; e) capacidad de subsistencia: cuando el hogar tienen cuatro o más personas por miembro ocupado y, a su vez, un jefe que no ha completado el tercer grado de escolaridad primaria17.
La información contenida en los registros estadísticos de defunción (cuya sistematización da origen a las bases de datos de mortalidad) no posibilita calcular el indicador de NBI, debido a que no incorpora toda la información necesaria para ello. De allí que este indicador, aplicado a las personas fallecidas, fuera obtenido con apoyo de los resultados del Censo de Población 2010, mediante la vinculación entre estos últimos y las bases de datos de mortalidad empleadas a partir de la variable departamento de residencia1, presente en ambas fuentes de datos. En otras palabras, se buscó aproximar el nivel de NBI de las personas fallecidas desde la proporción de la población con NBI al interior de cada unidad departamental según el censo en cuestión. Este procedimiento fue ejecutado siguiendo una investigación de Buchbinder 18 y permitió finalmente obtener la variable Quintil de NBI utilizada en este trabajo, con cinco (5) categorías, organizadas de menor a mayor proporción de NBI (es decir, de Quintil 1 a Quintil 5, en ese orden).
Sexo: Ligada a dos posibles categorías: Varones y Mujeres.
Grupo de edad: Con las categorías 10 a 14 años y 15 a 19 años, correspondientes, respectivamente, con las fases temprana y tardía de la adolescencia3.
Procedimientos: Se calcularon tasas específicas de mortalidad (TM) según las variables especificadas. Estas TM resultaron del cociente entre el promedio anual de las defunciones contabilizadas en cada trienio detallado y la población total asociada al año central de dicho trienio. En todos los casos, se expresaron por 100.000 habitantes, conforme a la unidad de medida empleada en estudios del tipo19.
Dado que el INDEC no publica estimaciones de población departamentales por edad, para obtener la población necesaria para el cálculos de las TM, se aplicaron los siguientes procedimientos: a) para 2007, se interpolaron linealmente los resultados de los censos de 2001 y 2010; y b) para 2013, se ajustó la distribución de la población por sexo y edad de cada departamento relevada en 2010 a las estimaciones provinciales y departamentales disponibles para ese año.
Todos los procedimientos fueron realizados con Microsoft Office®, Excel® 2007 e IBM SPSS Statistics 23.0 (EE.UU.). Así también, con apoyo de las planillas AGEINT y CTBL 32 del paquete informático PAS desarrollado por la Oficina del Censo de EE.UU. (en inglés, U.S. Census Bureau) para el análisis de la población20.
RESULTADOS
La Tabla 1 contiene, para el total del país y por quintil de NBI, el total de defunciones registradas en la población adolescente en los trienios 2006-2008 y 2012-2014, el total atribuido a causas violentas y la población asociada en el año central contenido en cada trienio. Sobre la base de estos valores, se estructuran los indicadores que se presentan posteriormente.
Indicador | Total país | Quintil de NBI | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
Quintil 1 | Quintil 2 | Quintil 3 | Quintil 4 | Quintil 5 | ||
Total defunciones, 2006-2008 | 10.772 | 1.321 | 3.449 | 3.405 | 1.538 | 1.059 |
Defunciones por causas violentas, 2006-2008 | 6.201 | 790 | 1.990 | 1.966 | 899 | 556 |
Población, 2007 | 6.885.668 | 934.489 | 2.276.130 | 2.241.615 | 889.110 | 544.324 |
Total defunciones, 2012-2014 | 11.428 | 1.328 | 3.539 | 3.676 | 1.690 | 1.195 |
Defunciones por causas violentas, 2012-2014 | 6.823 | 768 | 2.149 | 2.184 | 1.028 | 694 |
Población, 2013 | 7.081.447 | 894.050 | 2.337.144 | 2.341.736 | 933.922 | 574.595 |
Fuente: Elaboración propia con base en información provenientes de la DEIS y el INDEC.
La TM adolescente por causas violentas creció a mayor quintil de NBI. Es así que, en el trienio 2006-2008, las TM de los quintiles 1 a 3 se acercaron al valor promedio nacional, mientras que las restantes TM lo superaron. En el trienio 2012-2014, la TM se incrementó en todos los casos, siendo este incremento más pronunciado a mayor nivel de NBI (Tabla 2). En efecto, la TM creció 2%, 5%, 6%, 9% y 18%, respectivamente, considerando los quintiles de NBI de menor a mayor.
Período | Total país | Quintil de NBI | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
Quintil 1 | Quintil 2 | Quintil 3 | Quintil 4 | Quintil 5 | ||
2006-2008 | 30 | 28,2 | 29,1 | 29,2 | 33,7 | 34 |
2012-2014 | 32,1 | 28,6 | 30,6 | 31,1 | 36,7 | 40,2 |
Fuente: Elaboración propia con base en información provenientes de la DEIS y el INDEC.
Al incorporar el sexo y la edad de la población adolescente fallecida, se registraron TM superiores en la población de 15-19 años, principalmente en la masculina. Este patrón se observó con independencia del quintil de NBI, aunque con mayores TM a mayor quintil de NBI (Tabla 3).
Las diferencias en detrimento de varones de 15-19 años tendieron a agudizarse, al aumentar la TM asociada en todos los casos (nuevamente, con más énfasis en los quintiles de mayor NBI; un 12%, 16%, 13%, 24% y 31%, respectivamente); y descender en la población de 10-14 años de ambos sexos. Por su parte, la TM femenina de 15-19 años se comportó disímilmente: decreció en los quintiles de NBI 1, 2 y 4; y aumentó en los quintiles 3 y 5, especialmente en este último (Tabla 3).
Sexo | Grupo de edad | Período | Total país | Quintil de NBI | ||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Quintil 1 | Quintil 2 | Quintil 3 | Quintil 4 | Quintil 5 | ||||
Varones | 10-14 años | 2006-2008 | 17 | 16,1 | 15,9 | 15,3 | 21,3 | 22,6 |
2012-2014 | 13,1 | 11 | 12,6 | 12,3 | 15 | 18,6 | ||
15-19 años | 2006-2008 | 73,6 | 70,7 | 73,6 | 72,3 | 77,2 | 78,7 | |
2012-2014 | 86,1 | 79,1 | 85,2 | 81,9 | 95,6 | 103,3 | ||
Mujeres | 10-14 años | 2006-2008 | 9 | 7,4 | 8,2 | 8,4 | 10,6 | 15 |
2012-2014 | 7,1 | 5,5 | 6,2 | 6,7 | 10 | 9,8 | ||
15-19 años | 2006-2008 | 20,4 | 17,3 | 17,9 | 21,2 | 27,4 | 22,8 | |
2012-2014 | 20,4 | 16,8 | 16,4 | 21,9 | 25 | 29,9 |
Fuente: Elaboración propia con base en información proveniente de la DEIS y el INDEC.
Un análisis de las muertes por causas reveló nuevas coincidencias y disparidades según quintil de NBI. Por una parte, predominaron las muertes por Accidentes de tránsito, con TM crecientes en la mayoría de los casos (Figura 1; Tabla 4).
Seguidamente, aparecieron las muertes por Otros accidentes. Sin embargo, a diferencia de la primera, esta causa se vinculó a TM decrecientes en casi todos los quintiles de NBI, hecho que incidió en el descenso de su participación relativa en el total de muertes violentas. Excepcionalmente, en el Quintil 5, la TM aumentó (Figura 1; Tabla 4).
Continuaron, en orden de relevancia, los Suicidios, con TM y peso relativo crecientes, fundamentalmente debido al aumento de la TM específica en los quintiles de NBI 3 a 5. En otro extremo, las TM específicas de dos primeros quintiles de NBI se redujeron, así como también su participación relativa en el total de muertes estudiadas (Figura 1; Tabla 4).
Por último, aunque las TM por Homicidios y Eventos de intención no determinada se relacionaron, en general, a valores más bajos, llamaron la atención por su crecimiento en los primeros tres y cuatro quintiles de NBI, respectivamente. Este incremento, se tradujo, a su vez, en un aumento de la participación de estas muertes en cada caso (Figura 1; Tabla 4).
Causa | Período | Total país | Quintil de NBI | ||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Quintil 1 | Quintil 2 | Quintil 3 | Quintil 4 | Quintil 5 | |||
Accidentes de transporte | 2006-2008 | 8,1 | 9,1 | 7,5 | 6,8 | 9,9 | 11,4 |
2012-2014 | 9,2 | 10,3 | 8,8 | 6,4 | 13,2 | 14,1 | |
Otros accidentes | 2006-2008 | 8,3 | 7,5 | 8,6 | 7,5 | 10,4 | 7,8 |
2012-2014 | 6,3 | 5,4 | 5,1 | 6,7 | 7,7 | 8,8 | |
Homicidio | 2006-2008 | 3,6 | 3,5 | 3,8 | 3,5 | 2,9 | 4,2 |
2012-2014 | 4,6 | 4,5 | 5 | 5 | 2,9 | 3,8 | |
Suicidio | 2006-2008 | 6,4 | 6,2 | 5 | 6,9 | 7,8 | 7,7 |
2012-2014 | 7,2 | 5,5 | 4,6 | 8,2 | 10,1 | 10,8 | |
Eventos de intención no determinada | 2006-2008 | 3,7 | 1,9 | 4,3 | 4,5 | 2,7 | 3,0 |
2012-2014 | 4,9 | 2,9 | 7,1 | 4,8 | 2,9 | 2,7 |
Fuente: Elaboración propia con base en información proveniente de la DEIS y el INDEC.
DISCUSIÓN
Los resultados obtenidos son consistentes con estudios previos que dan cuenta, para Argentina en su conjunto, acerca de un incremento de la mortalidad adolescente por causas violentas en general, principalmente en varones y con más énfasis en el grupo de 15-19 años5,7-12. Asimismo, con otros trabajos que señalan que las poblaciones con mayor proporción de NBI presentan mayor el riesgo de morir por este tipo de causas18,21-25. Por el contrario, difieren de otras investigaciones que indican que la relación entre el nivel de NBI y la mortalidad en cuestión es negativa26-28.
Respecto de las razones que motivarían el comportamiento de la mortalidad adolescente por accidentes de transporte, de trayectoria indefinida según el quintil de NBI, deberían contemplarse diversos factores. Entre ellos, el modo de vinculación de las personas con el tránsito según su nivel socioeconómico, no solo desde el medio de transporte más utilizado, sino también desde el (in)cumplimiento de las normas de seguridad vial y las condiciones en que este se produce29-31.
La utilización diferencial de medios de transporte se evidencia, por ejemplo, en el mayor empleo de motocicletas por parte de los sectores más pobres (incluso, más acentuado en los últimos años, dadas las facilidades que se han concedido para la adquisición de estos vehículos en el país)30-31. Teniendo en cuenta, a su vez, que se corresponde con un medio de transporte de uso más extendido en jóvenes, podría afirmarse que el riesgo de sufrir accidentes por esta vía (y morir en consecuencia) sería más elevado en esta población, sobre todo a menor nivel socioeconómico30-31.
Respecto del (in)cumplimiento de normas de seguridad vial, merece destacarse la falta de importancia que suele asignarse al uso del cinturón de seguridad en personas menores de edad30. Ello podría influir en el incremento del nivel de muertes adolescentes por accidentes en la mayoría de los quintiles de NBI, por lo que debería ser especialmente considerado para disminuir su valor.
Adicionalmente, el consumo de alcohol en adolescentes al volante imprime sus consecuencias. En efecto, se trata de una población que generalmente no percibe el riesgo, que suele adoptar la cultura del alcohol como medio de sociabilidad y que, usualmente, no es apropiadamente controlada ni sancionada por el Estado, cuando corresponde30.
En otro orden, los resultados consignados, a diferencia de algunos estudios previos32, revelan que la mortalidad por homicidios es superior en los primeros quintiles de NBI, donde son mayores las posibilidades económicas y es menor la presencia del Estado como organismo de control28,33. Esta realidad se potenciaría al considerar, además, la presencia de sectores de la población carentes de políticas sociales y con marcada segregación entre “ricos” y “pobres”, donde el delito configura un medio de acceso al consumo y al reconocimiento social33-34, y en los cuales subyacen otros factores estructurales de inequidades en salud como el abandono escolar y la falta de trabajo25.
La influencia de estos dos últimos factores impactaría, a su vez, en la mayor mortalidad por suicidios que registran los quintiles de mayor proporción de NBI, aunados a la vivencia de situaciones traumáticas (inestabilidad familiar y discriminación, entre otras) que derivan en la falta de autoestima personal, la ausencia de oportunidades en general 35-38 y una mayor propensión a desplegar conductas de riesgo como el consumo de sustancias problemáticas40. No menos importante resulta la inexistencia de una política pública integral para el abordaje del suicidio adolescente en el país, a nivel nacional y subnacional40.
Todas estas lecturas deben hacerse considerando, simultáneamente, las falencias del sistema estadístico oficial de Argentina para dar cuenta, cabalmente, de las muertes por causas violentas. Estas falencias se efectivizan, por ejemplo, en el volumen de muertes asignadas a la categoría “Eventos de intención no determinada”, que no posibilita separar las muertes accidentales de las intencionales39-42, y que no consigue reducir su valor aunque experimenta mejorías para algunos años40. Además, en los altos niveles de muertes atribuidas a “causas mal definidas” y “poco útiles”, que dificultan igualmente la toma de decisiones informadas y acertadas para contrarrestar la violencia en tanto causa de muerte y problema de salud pública42-44.
Más allá de las limitaciones de los datos, los diferenciales en el nivel, la dinámica y la composición de las muertes violentas según quintil de NBI aquí documentados ameritan el despliegue de acciones “a medida” con énfasis en los factores que más intervienen en su ocurrencia. Ello exige contar no solo con un registro de defunciones fortalecido en su calidad sino también con relevamientos especializados que permitan vincular, en profundidad, la ocurrencia de las muertes con las características de cada contexto en particular, a fin de orientar los recursos disponibles con acuerdo de las necesidades específicas según el caso.