INTRODUCCIÓN
La nutrición es la ingesta de alimentos en relación con las necesidades dietéticas del organismo. Una buena nutrición (una dieta suficiente y equilibrada combinada con el ejercicio físico regular) es un elemento fundamental de la buena salud. Una mala nutrición puede reducir la inmunidad, aumentar la vulnerabilidad a las enfermedades, alterar el desarrollo físico y mental, y reducir la productividad. En la actualidad, el mundo se enfrenta a una doble carga de malnutrición que incluye la desnutrición y la alimentación excesiva. La malnutrición también se caracteriza por la carencia de diversos nutrientes esenciales en la dieta, en particular hierro, ácido fólico, vitamina A y yodo. La desnutrición contribuye a cerca de un tercio de todas las muertes infantiles1,2.
El estado nutricional se encuentra relacionado con las condiciones de pobreza de una población, es decir que, aquellas personas que se encuentran en pobreza y especialmente en pobreza extrema, tienen mayores riesgos de tener un consumo escaso de nutrientes necesarios para un desarrollo físico e intelectual normal3. En un trabajo realizado en una población pediátrica de una comunidad rural de Yvyraty (Paraguarí -Paraguay) se encontró que el 70,2 % de los niños era normopeso, 14,9 % estaba en riesgo de desnutrición, 6,4 por ciento con desnutrición moderada y 8,5 % con sobrepeso y el 19,1 % presentaron anemia4.
La base de datos mundial de la OMS sobre la anemia es la única fuente de estimaciones de la anemia a nivel nacional, regional y mundial. Se emplea como indicador la concentración de hemoglobina en sangre5. La deficiencia de hierro es la deficiencia nutricional más prevalente y la principal causa de anemia a escala mundial. En los países en vías de desarrollo los grupos más afectados son los niños y adolescentes, debido a sus mayores requerimientos determinados por el crecimiento6. En Paraguay, en un estudio realizado en escolares en zonas aledañas al rio Paraguay, el 11,8% de esos niños presentaron anemia7.
Las enfermedades parasitarias constituyen una importante carga de enfermedad en todo el mundo, sobre todo, pero no exclusivamente, en países en vías de desarrollo. Las parasitosis intestinales son una enfermedad frecuente con importante morbimortalidad en la población infantil, ligadas a la pobreza y malas condiciones higiénico-sanitarias8.
Según datos de la OPS/OMS el 20-30% de todos los latinoamericanos están infectados por parásitos intestinales transmitidos por contacto con el suelo, estas cifras pueden aumentar hasta el 50% en los barrios pobres, e inclusive en algunas tribus indígenas llegar al 95%.Dentro de los objetivos del milenio, la desparasitación ha tenido impacto y se ha demostrado que ésta puede prevenir 82% del retraso en el crecimiento y es responsable de 35% del aumento de peso en niños en edad preescolar con malnutrición. Además, reduce el ausentismo escolar en 25% mejorando la escolarización y los resultados en la salud en general9.
Un trabajo realizado en Urabá (Colombia) en menores de 15 años encontró una desnutrición de 25%, hemoglobina menor a 11 g/dL y una parasitosis intestinal de 87%10.
En Paraguay, de cada 1000 niños y niñas que nacen, 19 mueren antes de alcanzar los 5 años, 16 antes de cumplir el primer año y 11 antes del primer mes de vida. Asimismo, el 44,1% de la niñez menor de 5 años sufre o está en riesgo de desnutrición11.
En estudios realizados en Paraguay en 1997 se han encontrado altas tasas de parasitosis en niños escolares de zonas aledañas al río Paraguay en Asunción12, como también en Ciudad del Este en el 201513,y en el 2016 en niños de comunidades indígenas de Alto Paraná14.
Este trabajo tuvo como objetivo evaluar el estado nutricional, hematológico y parasitológico de niños escolares de 5 a 12 años de cuatro localidades rurales de Paraguay.
MATERIALES Y MÉTODOS
Estudio de diseño observacional descriptivo de corte transverso, con muestreo no probabilístico por conveniencia. De los 148 niños de ambos sexos que fueron convocados, 102 reunieron los criterios de inclusión. Participaron escolares de 5 a 12 de edad que asistieron a las escuelas rurales de “San Felipe” de Arroyos y Esteros, ”Juan Gregorio Olmedo de Mbocayaty del Yhaguy, “Loma Conche” de Chaco -í, y “San Antonio” de Puerto Elsa, durante el año 2008. Se solicitó entrevista a las autoridades de las escuelas seleccionadas y se les explicó todo lo relacionado al proyecto. Luego se realizó charlas explicativas a los padres para brindarles información detallada del estudio, y los beneficios que obtendrían, los requisitos y condiciones que debían presentar, más la entrega de un consentimiento informado que fue firmado por los mismos. El día del estudio se realizó entrevista a los padres o tutores de los alumnos y luego la medición del peso y talla; seguidamente la extracción de la muestra sanguínea y finalmente la recolección de muestra de heces. Los resultados fueron entregados manteniendo la confidencialidad.
A cada niño se le tomaron medidas antropométricas como el peso y la talla. El peso fue medido por una balanza calibrada de 0 a 120 kilogramos con precisión de 100 miligramos y ajustada a cero antes de cada medición. Y luego la talla con un altímetro graduado en centímetros y décimas de centímetros fijada a la pared. El estado nutricional se evaluó según criterio de la OMS para el indicador IMC/edad, con los siguientes puntos de corte: <-3DE: desnutrición grave; <-2DE hasta -3DE: desnutrición moderada;<-1DE hasta -2 DE: riesgo de desnutrición; entre -1 y +1DE: no tiene desnutrición o adecuado; ˃ +1 DE hasta +2DE: sobrepeso; ˃ 2DE: obesidad15. Dentro del perfil hematológico se midieron la hemoglobina, el hematocrito y los índices hematimétricos: el volumen corpuscular medio (VCM), la hemoglobina corpuscular media (HCM) y la concentración de la hemoglobina corpuscular media (CHCM). Para ello se obtuvo muestra sanguínea con punción venosa con jeringas descartables, en un frasco con anticoagulante EDTA (etilendiamino tetra acético)16,17. Estas muestras fueron procesadas en contador hematológico ABX Micros 60-OT (Francia).
Las muestras de heces fueron recogidas en frascos apropiados con formol al 10%. Para el análisis parasitológico se utilizó el método directo en solución salina fisiológica y coloración con lugol, el método de flotación de Willis y el de concentración éter formalina al 10%. La búsqueda de Enterobius vermicularis se realizó por el método de Graham18.
RESULTADOS
La población estudiada estuvo compuesta por 102 niños de ambos sexos, de los cuales 58 (56,9 %) fueron del sexo masculino. La edad de los niños comprendió de 5 a 12 años, siendo la edad media de 9±2 años. Los valores medios de peso y talla fueron significativamente más elevados en los niños en relación a las niñas.
Al determinar el estado nutricional según la OMS para el indicador IMC/edad se encontró que 3.9 % de los niños estaban con desnutrición moderada, el 9,8 % presentó riesgo de desnutrición y 65,7 % peso adecuado, en tanto que en el 20,6% de los niños presento sobrepeso u obesidad. Las características generales diferenciado por sexo se presentan en la Tabla 1.
Los parámetros hematológicos se muestran diferenciados por sexo en la Tabla 2. Se observó que la media de los valores de hemoglobina fue de 12±1g/dL sin diferencia significativa según sexo. La frecuencia de anemia encontrada fue de 38,2 % (39/102) en la población total de niños (Figura 1).
De los 102 niños escolares a 94 se les realizó el estudio parasitológico y se encontró que el 72,2% (68/94) estaba parasitado, con frecuencia similares respecto al sexo. Por el método de Graham se observó Enterobius vermicularis en el 16,2% (16/68). Los demás parásitos intestinales hallados por los métodos directo y de concentración, se detallan en la Figura 2.
Del total niños parasitados, el 75 % estaba monoparasitado, en tanto que el 25% estaban infestados con más de un parásito y las combinaciones más frecuentes fueron las siguientes: Blastocystis hominis y Giardia lamblia (35,3%); B. hominis y Enterobius vermicularis (23,5%) y B. hominis y Entamoeba coli (17,6 %).
DISCUSIÓN
El desarrollo de la infancia entre los 6 y 11 años de edad es clave para consolidar las capacidades físicas e intelectuales, la socialización con las demás personas y para formar la identidad y la autoestima. Un niño enfermo disminuye su calidad de vida, sus actividades diarias, su desempeño escolar, sus capacidades físicas y cognitivas(19). Por otra parte la malnutrición, en cualquiera de sus formas, por exceso o por defecto presenta riesgos considerables para la salud humana2. La frecuencia de desnutrición encontrada en este trabajo según indicador IMC/edad cercana al 3,9 % es similar al reportado en un trabajo en escolares y adolescentes realizados en 7 departamentos del país y a otro realizado en una comunidad rural del departamento de Paraguarí4,20. En cambio en otros países como Bolivia, Miranda y cols. reportan en escolares una desnutrición del 20 % y Mamani- Ortiz y cols. cifras de 31,1%21,22.
Las enfermedades infecciosas desatendidas son un conjunto de infecciones (muchas de ellas parasitarias), causadas por microorganismos patógenos que afectan poblaciones que viven en condiciones socioeconómicas de pobreza y que tienen problemas de acceso a los servicios de salud19. La población rural del país no está exenta de esta situación donde encontramos una elevada presencia de parasitosis reflejadas en trabajos nacionales realizados en niños12,14. La elevada frecuencia de parasitosis hallada en este trabajo, refleja una alta predisposición a las enteroparasitosis, probablemente debidas a deficiente higiene ambiental, y precarias condiciones socioeconómicas en la población estudiada. Esta frecuencia total hallada es inferior a la reportada en niños escolares del primer ciclo de Ciudad del Este (94,23%)y superior a lo encontrado en niños escolares de un distrito de Mingá Guazú, Alto Paraná (53%), así como también en México en un trabajo publicado sobre parasitosis en comunidades rurales donde se encontró una prevalencia de 31,2%13,23,24.
El Blastocystis hominis sigue siendo el parásito intestinal más frecuente observado en la población estudiada, al igual que en un trabajo publicado en el país por Pistilli y colaboradores en el año 199712. Le siguen los demás protozoarios (Giardia lamblia, y Entamoeba coli) que son superiores al de los helmintos y estos resultados coinciden con las frecuencias reportadas en otras publicaciones nacionales13,14. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la giardiasis es una enfermedad frecuente y un problema de salud pública, siendo la Giardia lamblia el agente causal, es el protozoo que con más frecuencia causa infección al tubo digestivo del hombre25. Igualmente en Bolivia se encontró que el 28% estaban parasitados por este mismo protozoo26. En relación al total de los parásitos encontrados el 23,5% eran helmintos coincidiendo con trabajo realizado en México, con una frecuencia encontrada de 28,4%27.
La anemia es un deterioro de la salud y un problema a nivel mundial. Ésta afecta a millones de personas en todo el mundo y la máxima prevalencia se da en los niños en edad preescolar, y escolar como refiere un reporte de la OMS28. En este trabajo la anemia encontrada fue mayor que la de un estudio realizado en niños en una comunidad rural en el Dpto. de Paraguarí donde fue de 19.1%4. Esta frecuencia de anemia hallada es estimada como moderada para la salud pública según la clasificación para la OMS28. En otros países también se publicaron frecuencias inferiores, así en Venezuela, se encontró un 25,9% de anemia en niños pre escolares, otro trabajo similar en el mismo país una frecuencia de 16,2% de anemia29,30 y en Ecuador una población de escolares reportó una frecuencia de 16,6%31.
A pesar de la alta frecuencia de niños que presentaron anemia no se puede saber su etiología debido a que la misma puede deberse a otras causas además de la nutricional o de la parasitosis. El niño con anemia, no necesariamente va a estar bajo de peso; puede estar anémico y tener un peso adecuado. Eso se ve reflejado en el presente trabajo debido a que el 71,8% de anémicos presentó peso adecuado.
Este trabajo reveló datos importantes de frecuencia de anemia y parasitosis en población rural en edad escolar por lo que lleva a la necesidad de implementar programas para prevenir y detectar oportunamente las mismas evitando así las potenciales complicaciones en la salud de la población infantil.