INTRODUCCIÓN
La obesidad en los niños se caracteriza por el aumento de la masa grasa corporal que puede traer complicaciones en la vida adulta. Actualmente es considerada como una epidemia del Siglo XXI a nivel mundial1.
La obesidad en los niños y adolescentes podría estar asociada a varios factores tales como la ingesta de alimentos poco nutritivos2, sedentarismo o inactividad física3, incluso la falta de horas de sueño adecuado4 o el ambiente familiar podrían favorecer o significar protección para menor frecuencia de exceso de peso en la población infantil5. Así también el ambiente externo al hogar tales como el marketing y la publicidad engañosa tendrían efecto preponderante6. La causa más frecuente es la exógena, debida a una ingesta de energía mayor de la necesaria, con una dieta no equilibrada asociada a disminución de la actividad física.
Otros estudios también relacionan el exceso de peso del niño, con el lugar de residencia, nivel socioeconómico, tipo de estructura familiar y estado nutricional de los familiares, principalmente de los padres7.
La importancia de esta situación radica en que la obesidad infantil se asocia con una mayor morbilidad y muerte prematura. La prevención de la obesidad en los niños es una alta prioridad en la situación actual a nivel mundial8.
Entre muchas variables intervinientes también se ha estudiado a la lactancia materna en cuanto a que facilitaría el logro de un peso adecuado en el niño y además favorecería una mejor adaptación alimentaria9. El efecto protector de la lactancia materna contra la obesidad infantil viene dado por una combinación de varios mecanismos10, sobre todo cuando la lactancia materna tiene una duración mayor de 6 meses11, sin embargo, aún no está dilucidado por completo su rol protector.
En este contexto, se realizó el presente estudio a fin de determinar la asociación de la duración de la lactancia materna y otros factores como el nivel socioeconómico, conformación familiar con la presencia de obesidad en una cohorte de niños de Encarnación-Paraguay.
MATERIALES Y MÉTODOS
La investigación es de un enfoque cuantitativo con diseño longitudinal retrospectivo y descriptivo con componente analítico realizado con datos obtenidos de niños de ambos sexos evaluados a los 2, a los 4 y a los 6 años que acudieron de manera regular a un consultorio pediátrico de la ciudad de Encarnación. Fueron excluidos aquellos cuyos datos no estuvieron disponibles durante el tiempo de estudio o que tuvieran patologías neurológicas discapacitantes.
El tamaño muestral esperado fue de 196 niños calculado con la posibilidad de encontrar al menos 25% de niños con exceso de peso, con un error alfa del 5%. El muestreo fue no probabilístico de casos consecutivos de quienes cumplieron con los criterios de inclusión.
Los datos se obtuvieron a través de entrevistas a la madre y a partir de la revisión de historias clínicas. La medición del peso (en gramos) de los niños fue realizada por la misma profesional médica pediatra con la menor ropa posible en una balanza previamente calibrada marca SECA(, tanto para los lactantes como para los preescolares y escolares. La talla fue medida en centímetros en posición de decúbito dorsal para los menores de 2 años y en posición de pie a partir de esta edad.
Las variables incluidas fueron: edad en meses, sexo (masculino/femenino), área de residencia (rural/urbana), tipo de familia y la presencia de pareja, duración de la lactancia materna (en meses y años), para el diagnóstico del estado nutricional fueron utilizados los puntajes z Peso/Talla (zP/T) para los niños de 2 y de 4 años y el puntaje z Índice de Masa Corporal/Edad (zIMC/Edad) para los de 6 años y para ambos puntajes se consideró: Adecuado o eutrófico cuando el puntaje z estuvo entre ( 1 DE, en riesgo cuando fue entre -1 DE y - 2DE, desnutrición por debajo de -2DE, sobrepeso entre +1 a +2 DE y obesidad por encima de + 2DE. Para el puntaje z Talla/Edad (zT/E) se consideró adecuado a partir de -1DE, en riesgo de talla baja entre -1 DE y - 2DE y talla baja por debajo de -2DE.
Las familias fueron agrupadas conforme al nivel de escolaridad de los padres y el tipo de empleo de la siguiente manera: 1)Grupo A: escolaridad primaria (hasta 6° grado de la Educación Escolar Básica) y trabajo informal no regular; 2)Grupo B: Educación secundaria (hasta 3° de la Educación Escolar Media) y empleados públicos o comerciales; 3)Grupo C: Con educación terciaria y con cargos jerárquicos o dueños de grandes negocios o corporaciones.
Los datos fueron sistematizados en una planilla electrónica de Excel® (Microsoft Corporation, EE.UU.) y analizados en el programa estadístico ®SPSS versión 20.0. Para el procesamiento de datos antropométricos y realización del diagnóstico nutricional se utilizó el software ®WHO Anthro v3.2.2. (OMS, Ginebra-Suiza).
Las variables cualitativas se presentan en tablas de frecuencia absoluta y relativa, así como también en forma de histogramas. Los datos cuantitativos se muestran en promedio o en medianas según homogeneidad de varianzas y en desvío estándar o cuartiles según distribución y normalidad de la muestra.
Para comparación de las variables cuantitativas se utilizó la Prueba T de Student para muestras independientes. Para evaluar asociación de variables categóricas se aplicó la prueba del Chi Cuadrado (Chi2). Se consideró un valor de p<0,05 para significancia estadística.
En todos los casos, se solicitó permiso a los padres para el uso de los datos de sus niños sólo para fines investigativos quienes dieron su consentimiento verbal. Dada la naturaleza del estudio retrospectivo no fue requerida la aprobación por un Comité de Ética, sin embargo, en todo momento fueron considerados los principios éticos correspondientes a la autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia12. La confidencialidad de los participantes fue garantizada y no hubo riesgo alguno para ellos.
RESULTADOS
De 650 niños elegibles, en este trabajo finalmente fueron incluidos un total de 200 quienes cumplieron con los criterios determinados, de los cuales no se registró ninguna deserción y cuyas características se presentan en la Tabla 1 en la que se puede observar que procedían principalmente de zona urbana (96,6%), con igual distribución por sexo, la mayoría pertenecía al grupo B (72%) es decir con escolaridad secundario y empleo estable, ninguno fue del grupo A. El 70% refirió estructura familiar de tipo nuclear.
*Grupo B: Educación secundaria (hasta 3° de la Educación Escolar Media) y empleados públicos o comerciales; Grupo C: Con educación terciaria y con cargos jerárquicos o dueños de grandes negocios o corporaciones
Con respecto a la duración de la lactancia materna, el 1,5% (n=3) no tuvo ningún tipo de lactancia materna, el 9% (n=18) alcanzó a los 6 meses y 63,5% (n=127) tuvo lactancia continuada tal como se puede observar en la Tabla 2.
Al observar el estado nutricional en los diferentes puntos de corte de edad, se pudo determinar que la frecuencia relativa de obesidad fue del 14,5% a los 2 años, de 18% a los 4 y de 18,5% a los 6 años como se muestra en el Gráfico 1.
Por otra parte, al valorar la situación de la talla o estatura se pudo ver frecuencias similares en los 3 momentos de evaluación (Ver Gráfico 2) destacándose que la mayor parte mostró tener una talla adecuada.
Al evaluar específicamente la frecuencia de obesidad a los 2, 4 y 6 años de edad según la duración de la lactancia materna se pudo observar 42,9% de obesidad a los 4 años cuando la lactancia materna tuvo duración menor de 6 meses versus 16,1% cuando esta duración fue igual o mayor (Tabla 3). A los 2 y a los 6 años, no hubo diferencias significativas en este aspecto.
No hubo diferencias significativas en cuanto a la frecuencia obesidad según la agrupación por escolaridad y empleo o actividad laboral de los padres (Grupos B y C), tanto a los 2 como a los 4 y 6 años (Ver Tabla 4).
Al evaluar el tipo de conformación familiar en cuanto a la presencia o no de pareja de la madre en el hogar, no se pudo observar asociación con mayor frecuencia de obesidad a tanto a los 2 como a los 4 y 6 años. Ver Tabla 5.
DISCUSIÓN
En este trabajo se presenta el análisis de la asociación de la duración del amamantamiento con la obesidad de una cohorte de niños a diferentes edades en el que se halló que la frecuencia de lactancia al sexto mes es aún menor a lo descrito a nivel mundial13.
Por su parte los porcentajes de sobrepeso y obesidad en sí, no están alejados de los datos generados en la región y en el mundo14 o en comparación con el estudio de Jarpa15 en Chile donde el sobrepeso fue de 29,7% y la obesidad del 18,6%.
La obesidad infantil constituye actualmente un verdadero desafío ya que es multifactorial y depende de causas estructurales y subyacentes, y está posicionado como un problema de salud pública importante que aumenta a un ritmo alarmante cada año en todo el mundo. Esta situación está creando una carga económica y de salud al aumentar el riesgo de problemas de salud como presión arterial elevada, enfermedades cardiovasculares, resistencia a la insulina y diabetes tipo 2, así como problemas respiratorios y psicológicos entre los niños con sobrepeso y obesidad. La educación nutricional, la promoción de la actividad física junto con modificaciones de conducta y disminución del sedentarismo entre los niños podrían ser factores en la prevención de la obesidad infantil16.
No obstante, sin desconocer esta realidad, hemos enfocado esta investigación hacia el efecto protector potencial de la práctica de la lactancia materna ya que como Marseglia L et al. (2015) menciona, existiría una posible relación entre la lactancia materna y la prevención del desarrollo de la obesidad17 al igual que lo postula Lasserre-Laso9. En nuestro estudio encontramos que su duración menor a 6 meses estaría asociada con mayor frecuencia de obesidad al 4to. año de vida. Este hallazgo coincide con el estudio de Sandoval Jurado, en Méjico, que ha demostrado que una mayor duración de lactancia materna se asocia a una disminución del riesgo de obesidad, con una reducción de un 4% por cada mes de lactancia materna18.
Así mismo, la revisión sistemática realizada por Aguilar Cordero et al.19, muestra que existe una relación causal entre la lactancia materna y la prevención de la obesidad infantil y se ha podido verificar que los máximos beneficios de la lactancia materna se obtienen cuando su duración es mayor de 6 meses y se prolonga hasta los dos años, apoyada con otros alimentos.
También en Cuba, Ferrer Arrocha et al.20, demostraron la ausencia de lactancia materna exclusiva en la presencia de sobrepeso y obesidad en niños de edad escolar. El antecedente de no haber recibido lactancia materna exclusiva se mostró con mayor frecuencia en los niños con sobrepeso.
Con respecto al nivel socioeconómico, no se pudo observar diferencias significativas en la frecuencia de exceso de peso tanto a los 2 como a los 4 y 6 años Esto se podría explicar porque la población de estudio al ser un consultorio privado, estaba constituida principalmente los niños de clase media y alta. Gutiérrez-González et al. describe que un nivel socioeconómico más bajo en el hogar se asoció con peores hábitos alimentarios y de actividad física y ciertas características de los entornos familiar y escolar que median la asociación inversa entre el nivel socioeconómico del hogar y la prevalencia de la obesidad infantil21. Este párrafo se debe rescribir dado que justamente uno de los sesgos que tiene este estudio es que no se indagó sobre los hábitos alimentarios y la actividad física. El nivel socioeconómico no se puede medir por el nivel de escolaridad y por la estructura familiar solamente, existen escalas validadas para determinarlo.
El tipo de composición familiar o la simple presencia de pareja en el hogar tampoco demostraron ser un factor que se asocie a mayor o menor frecuencia de obesidad en este grupo de niños y niñas en seguimiento. Pocos estudios valoran este elemento, ya que más bien es la funcionalidad de la familia antes que su conformación, la variable que se muestra asociada con la presencia de niños con obesidad en su seno22 aunque, otros estudios refieren que la adherencia a cierto tipo de dietas recomendables, juega un papel protector contra el sobrepeso/obesidad infantil, particularmente entre los niños que viven en familias nucleares23.
Igualmente, Johns y Brimble han encontrado que la falta de tiempo, capacitación y recursos; motivación y respuesta de los padres interfieren o juegan un rol preponderante para la prevención y atención a la obesidad infantil24.
Los resultados del presente estudio presentan ciertas limitaciones ya que no abarcan varios otros elementos importantes como tipo de alimentación complementaria o el nivel de actividad física, por ejemplo. Además, es necesario ampliar los grupos poblacionales hacia estratos socioeconómicos carenciados para poder establecer si esta variable realmente pudiera estar afectando a la mayor prevalencia de obesidad infantil.
Sin embargo, a pesar de estas restricciones a la hora de extrapolar estos resultados, es satisfactorio descubrir que también en nuestra población, la lactancia materna podría estar jugando un rol activo en la prevención de la obesidad en la edad pediátrica por lo que refuerza la necesidad de seguir alentando su práctica por este y muchos otros beneficios.
CONCLUSIONES
En este grupo de niños en seguimiento, se halló asociación entre la duración de lactancia materna menor a 6 meses con una mayor frecuencia de obesidad infantil a los 4 años, no así con respecto a la agrupación según escolaridad y tipo de actividad laboral de los padres o según conformación de la familia.