INTRODUCCIÓN
La comunicación interauricular (CIA) o defecto del septo interatrial representa el tercer tipo más frecuente de cardiopatía congénita acianótica1. Las principales variedades anatómicas son las de seno venoso, ostium secundum, ostium primum y el foramen oval permeable. La historia natural y las manifestaciones clínicas dependen del tipo anatómico y el tamaño del defecto; en su mayoría los pacientes son poco sintomáticos, incluso con lesiones hemodinámicamente significativas. Es así que un defecto no detectado en etapas tempranas, puede debutar con signos y síntomas de insuficiencia cardiaca, hipertensión pulmonar y arritmias en la adultez 2.
Clínicamente, estos defectos pueden ser sospechados en casos de moderada a severa repercusión, cuando los pacientes presentan cuadros respiratorios recurrentes, escasa ganancia ponderal o hallazgos en la auscultación cardíaca (segundo ruido desdoblado o soplo sistólico pulmonar)3. Dentro de las herramientas paraclínicas, el electrocardiograma se considera como un elemento que puede llevar a la sospecha de un defecto del septo interatrial, cuando presenta signos de sobrecarga de cavidades derechas o alteraciones en la morfología del QRS o la onda T4.
Este trabajo tiene como objetivo describir los hallazgos del electrocardiograma en conjunción con hallazgos clínicos, como herramienta diagnóstica en pacientes con CIA.
MATERIALES Y MÉTODOS
Estudio retrospectivo, de pacientes menores de 18 años, de ambos sexos, con diagnóstico confirmado de CIA por ecocardiografía, que acudieron a consultorio externo del departamento de Cardiología Pediátrica del Hospital de Clínicas (San Lorenzo, Paraguay) durante el período comprendido entre enero de 2008 y diciembre de 2013. Fueron excluidos pacientes con defecto del septo interauricular asociado a otros defectos cardiacos.
Las fichas clínicas proporcionaron los datos clínicos y demográficos, incluyendo los hallazgos físicos sugestivos de CIA como ser la presencia de soplo o desdoblamiento fijo del segundo ruido cardiaco. El tipo y el tamaño del defecto fueron obtenidos del informe ecocardiográfico.
En el ECG, los patrones sugestivos fueron: la presencia de sobrecarga de cavidades derechas, variaciones del intervalo PR y la duración del QRS, disturbios de conducción intraventricular, la presencia de melladura o “notch” en las derivaciones inferiores y alteraciones de la repolarización ventricular.
El patrón crochetage o notch fue definido como la presencia de una melladura en la onda R o la onda S en las derivaciones inferiores (DII, DIII y a VF).
Se ha definido como BIRD la presencia de un complejo QRS trifásico en la derivación V1, con duración menor de 120 ms y patrón rSr´, o rsR´. Cualquier otro patrón, que tuviera alguna melladura en el complejo QRS fue clasificado como disturbio inespecífico de conducción intraventricular. Los ejemplos electrocardiográficos se muestran en las Figuras 1, 2 y 3.
Por su naturaleza retrospectiva y manteniendo el anonimato de los pacientes, no hubo requerimiento de consentimiento informado.
RESULTADOS
Fueron analizados 77 pacientes con CIA (48 mujeres, 29 varones). Las características demográficas de ambos grupos se detallan en la Tabla 1.
CIA (n: 77) | |
Edad (años) | 5.25 ±4.8 |
Mujeres (%) | 48 (62) |
Peso kg (promedio ±DE) | 20.5 ±15.4 |
Talla cm | 105.3 ±35.4 |
El hallazgo de soplo cardiaco en el examen pediátrico fue el motivo principal de remisión, en un 42% de los pacientes con CIA. Los demás síntomas que llevaron a la sospecha de cardiopatía fueron el cansancio al mamar en los lactantes y la disnea de esfuerzo en los niños mayores (13%). En 11 pacientes (14%) con CIA, la evaluación cardiológica fue debida a la presencia de síndrome de Down. Los demás motivos de remisión se detallan en la Tabla 2.
Motivo de consulta/remisión | Número de pacientes | (Porcentaje) |
---|---|---|
Soplo cardiaco | 33 | 43 % |
Síndrome de Down | 11 | 14 % |
Disnea, cansancio al mamar | 10 | 13 % |
Antecedente de prematurez | 4 | 5.2 % |
Cuadros respiratorios recurrentes | 3 | 4 % |
Hallazgo casual de la CIA | 3 | 4 % |
Arritmia supraventricular | 2 | 2.6 % |
Tuberculosis | 2 | 2.6 % |
ECG alterado | 1 | 1.3 % |
Cardiomegalia (Radiografía de tórax) | 1 | 1.3 % |
Sin datos | 7 | 9 % |
Total | 77 | 100% |
Los tipos de CIA fueron: ostium secundum 63 pacientes (82%), foramen oval 9 (11,5%), ostium primum 2 (2.5%) y seno venoso 1 (1,2%). El tamaño promedio del defecto fue de 12.6 ±7.12 mm, medido por ecocardiografía transtorácica.
El examen físico reveló soplo cardíaco en 53 de ellos (69%); el segundo ruido cardiaco (R2) estaba desdoblado en 43 pacientes (56%). En 20 casos (26%), la auscultación se consignó como normal.
Respecto a los hallazgos electrocardiográficos, solo 14 pacientes (18%) portadores de CIA tuvieron un ECG totalmente normal. El criterio de sobrecarga ventricular derecha más frecuente fue la amplitud anormal de la onda S en la derivación V6, presente en 17 de ellos (22%). El siguiente criterio, presente en 9 casos (11.7%), fue la amplitud aumentada de la onda R en V1. Tuvieron uno o más criterios de sobrecarga ventricular derecha 23 pacientes (30%) El intervalo PR estaba prolongado en 2 casos. La sobrecarga atrial derecha (aumento de la amplitud de la onda P) estuvo presente en 9 casos. Otros hallazgos fueron el BIRD (46%), el eje QRS desviado a la derecha y la sobrecarga atrial derecha. El ritmo fue sinusal en todos los casos. Ver Tablas 3 y 4.
CIA (n: 77) | |
Intervalo PR (ms) | 120.7 ±30 |
Duración QRS (ms) | 79 ±11 |
Eje QRS | 74.8 ±47.9 |
Casos con BIRD (%) | 36 (46) |
Casos con Notch (%) | 20 (26) |
BIRD + Notch | 12 (15) |
DISCUSIÓN
La CIA es una de las cardiopatías congénitas más frecuentes2. La sintomatología es bastante inespecífica y variable, por lo que el diagnóstico clínico es dificultoso. Además, los signos semiológicos clásicos pueden pasar desapercibidos en los casos en que el examen del aparato cardiovascular no es preciso o exhaustivo; por ello, el electrocardiograma constituye una herramienta útil en la evaluación, ya que puede mostrar unos hallazgos sugestivos del defecto.
En el electrocardiograma de pacientes con CIA, hemos encontrado una leve desviación de eje del QRS a la derecha, un leve aumento en la duración del QRS, así como casos con BIRD (46%) y patrón notch en derivaciones inferiores (26%). En el trabajo de Bayar et al., encontraron una prevalencia de BIRD de 56% y de notch de 57% en una población con CIA4.
Esta cardiopatía congénita predomina en mujeres, y está asociada habitualmente a una contextura física descrita como “grácil”, es decir, pacientes con talla y peso bajos, sin signos de desnutrición5. Los motivos de consulta más frecuentes que llevaron al diagnóstico en nuestra serie fueron la presencia de soplo cardiaco, disnea de esfuerzo y la evaluación por presencia de síndrome de Down.
El ecocardiograma transtorácico es el principal método de diagnóstico, pero existen en la literatura reportes del uso del electrocardiograma como medio de cribado. Los signos electrocardiográficos utilizados son variados, desde las alteraciones propias de la sobrecarga de cavidades derechas, los disturbios de conducción intraventricular y la repolarización ventricular. Entre los disturbios de la conducción intraventricular más estudiados, se pueden mencionar principalmente al bloqueo de rama derecha y al patrón “notch” de derivaciones inferiores6,7,8,9.
La presencia de una onda S por encima de los valores normales en la derivación V6, fue el criterio de sobrecarga ventricular derecha más frecuentemente hallado en esta serie, seguido del hallazgo de la onda R en V1 mayor al valor normal. Existieron casos con presencia de al menos dos criterios de sobrecarga ventricular derecha. Otros hallazgos también fueron el BIRD, el eje QRS desviado a la derecha y la sobrecarga atrial derecha, estando presentes algunos de ellos en forma combinada. Arrington et al. obtuvieron resultados similares, encontrando que el criterio más frecuente de sobrecarga ventricular derecha en pacientes con CIA fue la onda S profunda en V6, presente en 48% de los casos7.
En un estudio reciente de Lei Shen et al., la aparición de notch en las tres derivaciones inferiores dio una sensibilidad de 28% y una especificidad de 94.5% en el diagnóstico de CIA; la presencia de notch en una derivación más patrón de BIRD dio una sensibilidad de 15% y una especificidad de 98.8%.No se conoce la causa de este patrón electrocardiográfico trifásico en las derivaciones frontales inferiores, pero se ha asociado a defectos interauriculares de mayor tamaño o repercusión hemodinámica; también se ha constatado su desaparición en pacientes posoperados. En esta serie constatamos la presencia de patrón notch en el 26% de los pacientes con diagnóstico de CIA, así como la asociación de la presencia de BIRD con patrón notch en el electrocardiograma en 15% de los pacientes. Teniendo en cuenta que la presencia de dicho patrón podría asociarse a defectos de gran repercusión, podríamos atribuir el bajo porcentaje de hallazgo del mismo en esta serie a que fueran incluidos pacientes con defectos de menor repercusión, siendo esta una hipótesis que pudiera ser motivo de investigaciones posteriores.
El complejo QRS a menudo tiene patrones rSr'o rsR', que se consideran como variantes normales. Son descritos habitualmente como bloqueo incompleto de rama derecha si la duración del complejo QRS es menor de 120 ms. Se considera una variante normal, producto de la despolarización de las regiones basales ventriculares; con los cambios vectorcardiográficos que aparecen en el niño hasta su maduración, pueden aparecer patrones polifásicos o atípicos del complejo QRS en V1, habitualmente informados como disturbios inespecíficos de la conducción intraventricular. Otras causas posibles de aparición de estas morfologías, tanto de los patrones trifásicos o los disturbios inespecíficos de la conducción intraventricular, son la colocación inexacta de los electrodos precordiales V1 y V2, generalmente en el segundo espacio intercostal y el pectus excavatum. No se deben olvidar las causas patológicas graves de patrones rsr´ en V1, como el síndrome de Brugada y la displasia arritmogénica del ventrículo derecho9.
El BIRD es un patrón frecuente en los pacientes con CIA, se ha considerado como resultado de un engrosamiento desproporcionado del tracto de salida del ventrículo derecho, que es la última porción del ventrículo en despolarizarse. Sin embargo, en un estudio electrofisiológico de Sung et al. no se observó diferencia entre pacientes con CIA y personas sanas en cuanto a la velocidad de conducción en el tracto de salida del ventrículo derecho10. Puede estar presente hasta en más del 90% de los pacientes con CIA y hasta un 10% de pacientes sin cardiopatía. El desafío clínico se encuentra al tener un paciente con hallazgo casual de BIRD en un control rutinario, teniendo que decidir si amerita la realización de un ecocardiograma. En base a los hallazgos de este estudio creemos que, al asociar algunos datos electrocardiográficos como los criterios de sobrecarga derecha y el notch, además de los hallazgos semiológicos (R2 con desdoblamiento fijo, soplo sistólico), es altamente probable encontrar un defecto atrial en un paciente pediátrico.
Las alteraciones de la repolarización ventricular como la persistencia de la onda T positiva en V1 y V2 en pacientes mayores de 3 días de vida, como dato de sobrecarga ventricular derecha, y el hallazgo de una onda T negativa aislada en derivaciones precordiales podrían estar presentes en el electrocardiograma de pacientes con CIA11. En esta revisión no hemos encontrado ningún caso de sobrecarga ventricular derecha con onda T positiva en V1. Respecto a la onda T negativa aislada, no la hemos considerado en nuestro análisis debido a que la repolarización ventricular en el niño tiene amplias variaciones normales del eje de la onda T en las derivaciones precordiales.
Consideramos limitaciones de este trabajo las inherentes a su naturaleza retrospectiva y al limitado número de pacientes analizados en esta serie.
CONCLUSIÓN
Teniendo en cuenta la asociación de SVD, BIRD y patrón notch en pacientes con diagnóstico de CIA, consideramos que el electrocardiograma constituye una herramienta válida en la evaluación de pacientes con sospecha de CIA, pero precisa de la combinación de hallazgos clínicos para llegar al diagnóstico.
Debido a que constituye un estudio de bajo costo y de mayor accesibilidad constituye la primera línea en el diagnóstico de esta cardiopatía, siendo sin embargo indispensable la realización del ecocardiograma para confirmar el diagnóstico.