INTRODUCCIÓN
Los cambios en la alimentación, los patrones de trabajo y el tiempo libre conocidos a menudo como la "transición nutricional" contribuyen junto con los factores causales subyacentes a las enfermedades no transmisibles1). Por tanto, comprender los cambios en la dieta que caracterizan esta transición es clave para un diseño de estrategias alimentarias efectivas.
Los productos lácteos constituyen un grupo de alimentos cuyo consumo está experimentando cambios significativos como parte del proceso de transición nutricional. Comprender estos cambios representa, por lo tanto, un objetivo importante del sistema de vigilancia nutricional2.
Los productos lácteos contribuyen significativamente a la ingesta de nutrientes de la población, especialmente cuando se trata de ingesta de vitamina D, calcio, potasio, proteína, vitamina A, vitamina B12, fósforo, zinc y riboflavina3). De hecho, proporcionan más calcio, proteínas, magnesio, potasio, zinc y fósforo por caloría que cualquier otro alimento típico que se encuentre en la dieta de los adultos4. La biodisponibilidad de algunos nutrientes en la leche (incluido el calcio) es alta en comparación con la de otros alimentos en la dieta5.
La leche y los productos lácteos también pueden ser importantes para diversificar la dieta. Son ricos en nutrientes y proporcionan proteínas y micronutrientes de alta calidad en una forma de fácil absorción que puede beneficiar tanto a las personas nutricionalmente vulnerables como a las personas sanas cuando se consumen en cantidades apropiadas. Los productos alimenticios a base de leche también se han utilizado con éxito en el tratamiento de la malnutrición moderada y grave en los niños. La leche entera en su forma en polvo enriquecida con hierro, calcio, zinc, cobre y vitamina C es un componente clave del Programa Alimentario Nutricional Integral (PANI), programa dirigido a niños menores de 5 años que están desnutridos o en riesgo de desnutrición.
Este estudio describe los cambios en el consumo aparente de productos lácteos (con y sin auto-producción) en los hogares paraguayos con niños menores de 19 años durante el período entre 1997 y 2012, utilizando datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) 1997/98 y la Encuesta de Ingresos y Gastos (EIG) de 2011-12. El estudio evalúa tanto el consumo absoluto de productos lácteos (expresado en cc/per cápita/día) como el de calcio (expresado en mg/per cápita/día) en relación con las pautas dietéticas nacionales y los valores recomendados de referencia dietética para el calcio. Como parte inicial del análisis se evaluaron los cambios en los gastos alimentarios absolutos y relativos durante el período de estudio.
El análisis se realizó tanto para la muestra en su conjunto como para el área rural/urbana y los quintiles de ingreso. La metodología empleada en este estudio fue utilizada y validada por Crovetto y Uauy en estudios similares 6.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se utilizó los datos recopilados de la Encuesta Integrada de Hogares (EIH) de 1997-98 y de la Encuesta de Ingresos y Gastos (EIG) de 2011-12. Ambas encuestas fueron implementadas por la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC). La encuesta EIH 1997-98 se implementó entre agosto de 1997 y agosto de 1998 y abarcó un total de 4.353 hogares, la encuesta EIG 2011-12 se implementó entre agosto 2011 y julio de 2012 y cubrió un total de 5.417 hogares. Ambas encuestas son representativas a nivel nacional y sub-nacional y contienen módulos sobre los ingresos de los hogares y los gastos de alimentos, entre otros.
Tanto la encuesta EIH 1997-98 como EIG 2011-12 proporcionan información detallada sobre la cantidad y el gasto correspondiente a cada artículo alimenticio específico (o grupo de artículos) comprados u obtenidos de otro modo por el hogar durante los últimos 7 días.Con fines comparativos, las cantidades y los gastos en alimentos comprados (u obtenidos de otro modo) con frecuencia diaria (por ejemplo, todos los días, días alternos, 2, 3 y 4 veces por semana, o una vez a la semana) se convirtieron en sus equivalentes semanales usando un factor de conversión apropiado; las cantidades y los gastos en alimentos comprados (u obtenidos de otro modo) con una frecuencia inferior a la semanal no se modificaron, ya que los datos EIH 1997-98 no brindan esta información.
Con el fin de analizar los gastos en alimentos, se clasificó los alimentos en 13 grupos generales de alimentos, incluidos 1) cereales, 2) verduras, 3) frutas, 4) carne, 5) huevos, 6) productos lácteos, 7) aceites y grasas, 8) dulces, 9) bebidas no alcohólicas, 10) bebidas alcohólicas, 11) especias y condimentos, 12) otros alimentos (no incluidos en otros grupos), y 13) alimentos que se consumen fuera del hogar. El grupo de "cereales" incluye tortas, galletas, panes, pasta, maíz, avena, arroz y otros cereales; el grupo de "verduras" incluye verduras de color naranja / rojo y verde oscuro, legumbres, vegetales con almidón y otras verduras; el grupo de "carnes" incluye carnes, aves, mariscos y carne de órganos; los "productos lácteos " incluyen leche fresca y pasteurizada, leche en polvo, queso y yogur y otros productos lácteos (excepto mantequilla); el grupo de 'aceites y grasas' incluye aceite, grasa, manteca y manteca (de leche), entre otros. Finalmente, los alimentos que se consumen fuera del hogar incluyen comidas preparadas y alimentos que se consumen fuera del hogar.
Los gastos en alimentos y el ingreso familiar se expresaron en términos reales utilizando los precios constantes de diciembre de 2011. Para este fin, se el índice de precios al consumidor general (IPC) para ajustar los ingresos del hogar y el IPC para alimentos (un componente del IPC general) para ajustar los precios de los alimentos. Dado que entre julio de 1997 y julio de 1998, los precios medios (de alimentos) aumentaron en 11.5 (11.8) por ciento, se utilizó el IPC promedio (IPC de alimentos) entre julio de 1997 y julio de 1998 al calcular el ajuste.
La muestra inicial de la encuesta EIH 1997-98 tuvo un total de 4.353 hogares y 20.487 miembros del hogar. De estos, un total de 3.444 hogares (79.1%) tuvieron niños menores de 19 años. Hubo un total de 10.194 niños menores de 19 años. La edad promedio de estos niños fue de 8.58 años (DE 5.27) y la mediana de edad fue de 8 años. Al centrarse en los hogares con información completa sobre gastos de alimentos se restringió la muestra a 3.405 hogares.
La muestra inicial de la encuesta EIG 2011-12 tuvo un total de 5.417 hogares y 21.130 miembros del hogar. De estos, un total de 3.738 hogares (69.0%) tuvieron niños menores de 19 años. Hubo un total de 8.480 niños menores de 19 años. La edad promedio de estos niños fue de 9.43 años (DE 5.40) y la mediana de edad fue de 10 años. Al centrarse en los hogares con información completa sobre gastos de alimentos se restringió la muestra a 3.720 hogares. De los 8.480 niños, poco más de la mitad (52.4 vivía en los 40% de hogares más pobres según el quintil de ingreso (28.5% en Q1 y 23.8% en Q2). El 47.6% restante vivía en los 60% de hogares más ricos según el quintil de ingreso (18.4% in Q3, en Q3, 16.0% en Q4, y 13.1% en Q5).
En el análisis de los gastos en alimentos, solo se consideraron los alimentos comprados por el hogar. No se consideraron artículos de comida recibidos como un regalo, de la iglesia, o como un beneficio de los programas de nutrición o sociales. Además, aunque no se consideraron los alimentos de producción propia en el análisis de los gastos de los hogares, sí se consideró la autoproducción (o el autoconsumo) en el análisis del consumo aparente de productos lácteos y calcio.
Una acotación final se refiere a la conversión de la cantidad de productos lácteos comprados de gramos (o kilogramos) a mililitros (más adelante referidos como centímetros cúbicos o cc). Para convertir gramos de queso en mililitros, se siguió las Nuevas Guías Alimentarias del Paraguay7 que establecen que una pieza de queso de 30g equivale aproximadamente a una taza de 200 ml de leche fluida entera. Cuando es necesario, se convirtió gramos de leche en mililitros de leche suponiendo una densidad promedio de leche de 1.031 g/cm³. Para convertir la leche en leche en polvo, se empleó un factor de conversión del 10 por ciento (es decir, 100 g de leche en polvo producen 1.000 ml de leche líquida).
Finalmente, para obtener los niveles de calcio correspondientes al consumo aparente de productos lácteos, se supuso un contenido promedio de 120 mg de calcio por 100 ml de leche, 90 mg de calcio por 100 ml de leche en polvo reconstituida, 750 mg de calcio por 100 g de queso, y 125 mg de calcio por 100 g de yogur y otros productos lácteos.
RESULTADOS
La Tabla 1 resume la evolución de los gastos relativos de alimentos en los hogares en los grupos de alimentos con respecto al gasto total en alimentos, tanto para el todos los hogares (TH) como para los quintiles de ingreso (Q1 a Q5). El cuadro muestra que, en el período 2011-12, el grupo de ‘leche y productos lácteos’ representó la tercera mayor proporción de gastos relativos de alimentos de los hogares paraguayos (13%), precedido solo por grupo de ‘carne’ (29,6%) y el grupo de ‘cereales’ (16.9%). Juntos, estos tres grupos de alimentos representaron casi el 60% del gasto total en alimentos de los hogares en 2011-12.
La Tabla 2 resume los cambios porcentuales en los gastos relativos en grupos de alimentos con respecto al gasto total en alimentos durante los períodos 1997-98 y 2011-12; estos se derivan de los valores porcentuales en la Tabla 3. Se puede observar una disminución importante en los gastos relativos de alimentos en ‘frutas’, ‘vegetales’ y ‘huevos’ (entre otros) y un aumento en los gastos relativos de alimentos en ‘carnes’, tanto para todos los hogares como a través de los quintiles de ingresos.
Por otro lado, los gastos relativos en el grupo de ‘leche y productos lácteos’ se mantuvieron prácticamente iguales durante el período; sin embargo, este crecimiento fue desigual en los quintiles de ingresos: por ejemplo, los hogares del primer quintil de ingresos (Q1) disminuyeron sus gastos alimentarios relativos hasta en un 17%, mientras que los hogares del cuarto quintil de ingresos (Q4) aumentaron sus gastos alimentarios relativos en más del 10% el período.
Consumo Aparente
La Tabla 3 presenta los resultados del análisis del consumo aparente de productos lácteos a lo largo del tiempo, para todos los hogares y entre los quintiles de ingresos, así como las áreas rurales/urbanas. Observamos que, si bien el consumo de productos lácteos aumentó entre 1997 y 2012 para la muestra en su conjunto, en realidad experimentó una disminución en el Q1, un aumento marginal en el Q2, y aumentos importantes en los demás quintiles (Q3-Q5).
El panorama general es muy diferente cuando se enfoca por separado en áreas rurales y urbanas; aunque las áreas urbanas consumieron en promedio 54.9% (58.3%) más que las áreas rurales durante 1997-98 y 2011-12, las áreas urbanas experimentaron un aumento marginal en el consumo diario en la mayoría de los quintiles de ingresos, mientras que las áreas rurales han visto un aumento importante en el consumo diario en todos los quintiles de ingreso. Estos valores resultaron en una disminución importante del diferencial rural-urbano a lo largo de los quintiles de ingreso durante el período bajo estudio.
Como se señaló en la introducción, el análisis anterior solo incluye artículos alimenticios que fueron comprados por el hogar. Sin embargo, las encuestas de hogares EIH 1997-98 y EIG 2011-12 también brindan información sobre alimentos producidos por los hogares (autoconsumo). A partir de ahora, nuestro análisis incluirá también estos alimentos.
La Tabla 4 presenta los resultados del análisis del consumo aparente de productos lácteos a lo largo del tiempo, incluidos los productos lácteos de producción propia. Es de destacar que, si bien la auto-producción apenas aumentó el consumo aparente de productos lácteos en los hogares urbanos, aumentó en un 56% en 1997-98 (43% en 2011-12) en los hogares rurales. Este aumento es más evidente en los hogares rurales Q1 y Q2, con un aumento de 84% y 72% en el consumo aparente en 1997-98 y un aumento de 58% y 51% en el consumo aparente en 2011-12.
La Tabla 5 presenta los resultados del análisis del consumo aparente de grupos de productos lácteos individuales por quintiles de ingresos y áreas rurales/urbanas. Los resultados muestran una disminución importante en el consumo aparente de leche en polvo en todos los quintiles de ingreso y un aumento notable en el consumo de queso y yogures durante el período.
La Tabla 6 presenta los resultados del análisis del consumo aparente de calcio a lo largo del tiempo, para todos los hogares y entre los quintiles de ingresos, así como las áreas urbanas y rurales. Se observó que el consumo aparente de calcio aumentó marginalmente durante el período 1997-2012 (2.3%); sin embargo, el quintil inferior de los hogares urbanos y rurales experimentó una disminución marginal en el consumo aparente de calcio.
DISCUSIÓN
Este estudio analiza los cambios en los gastos relativos y el consumo aparente de productos lácteos y calcio en hogares paraguayos con niños menores de 19 años durante el período comprendido entre 1997 y 2012, tanto para todos los hogares como para los quintiles de ingresos, así como por zonas rurales y urbanas.
El análisis muestra que, incluyendo la auto-producción, el consumo aparente de productos lácteos en los hogares paraguayos con niños menores de 19 años fue de 437 cc/per cápita/día en 2011-12, solo un poco más de 431 cc/per cápita/día observado en 1997-98. Esto es considerablemente inferior a los 600 cc de productos lácteos por persona por día recomendados en las últimas Guías Alimentarias del Paraguay7.
Sin embargo, el consumo aparente de productos lácteos varió sustancialmente entre los quintiles de ingresos, aumentando de un promedio de 295 cc/per cápita/día en los hogares del Q1 a un promedio de 635 cc/per cápita/día en los hogares del Q5. Solo los hogares en el quintil superior de ingresos (Q5) alcanzaron la recomendación de 600 cc de productos lácteos por persona por día. El consumo aparente aumentó marginalmente entre 1997 y 2012 a través de los quintiles de ingreso, con la excepción del Q1 que experimentó una disminución marginal (-3.1%) durante el período.
Los resultados resaltan la importancia de la autoproducción para la ingesta de productos lácteos, especialmente en áreas rurales. De hecho, si bien la auto-producción apenas aumentó el consumo aparente de productos lácteos en los hogares urbanos, aumentó en un 56% en 1997-98 y en un 43% en 2011-12 en los hogares rurales. La diferencia entre el consumo aparente de productos lácteos de hogares rurales y urbanos diferencial rural-urbano experimentó un deterioro de 12.5% para la muestra como un todo durante el período 1997-2012.
Varios hallazgos se destacan al analizar el consumo aparente de productos lácteos por grupo de productos. En primer lugar, el consumo aparente de leche disminuyó en el período 1997-2012 (-7,6%), especialmente en las zonas rurales (-12,6%). En segundo lugar, el consumo aparente de yogur aumentó en un 67%, impulsado principalmente por los aumentos en los hogares rurales Q1-Q3. Y, por último, el consumo aparente de queso aumentó en un 26%, impulsado principalmente por los aumentos en los hogares urbanos Q1-Q3. En relación con el consumo aparente total de productos lácteos, la importancia relativa de la leche disminuyó, mientras que la importancia relativa del queso y el yogur aumentó durante el período.
Vale la pena señalar que el consumo aparente de productos lácteos en 2011-12 fue significativamente mayor que la disponibilidad de leche en Paraguay en ese momento. Según las hojas anuales de balance de alimentos de la FAO para Paraguay, que ofrecen una visión completa del suministro de leche (o de la disponibilidad de leche) en el país8, la cantidad de suministro de leche por persona era de 243 cc per cápita/día en 1997-98. y 212 cc per cápita/día en 2011-12, por debajo incluso del consumo aparente de leche (sin otros productos lácteos) durante el período (273 cc y 253 cc per cápita/día durante 1997-98 y 2011-12, respectivamente).
En términos del consumo de calcio, este alcanzó un promedio de 514 mg/per cápita/día para la muestra como un todo, mientras que una vez más muestra diferencias importantes entre los quintiles individuales de ingreso. En particular, el consumo de calcio fue dos veces más alto en Q5 en comparación con los hogares Q1: 741 mg per cápita/día en Q5 frente a 346 mg/per cápita/día en Q1. Es decir, solo los hogares en el quintil superior de ingresos (Q5) alcanzaron la recomendación de 678mgper cápita/día, derivado de las tres porciones de 200 ml de leche entera recomendadas por las últimas Guías Alimentarias del Paraguay7 y equivalentes a aproximadamente 68 % de las recomendaciones dietéticas diarias (1.000 mg de calcio) para una persona adulta (hombres entre 25 y 65 años y mujeres entre 25 y 50 años) 9.
Es importante recalcar que los valores promedio de consumo de calcio son solo valores promedio que no consideran ni la edad ni la distribución por sexo de los miembros del hogar. Por lo tanto, es muy posible que las recomendaciones dietéticas diarias se cumplan en muchos hogares con niños pequeños, cuyas necesidades diarias combinadas de calcio son mucho más bajas que si se aplicaran a un grupo de personas adultas. Con este fin, un estudio reciente que examinó los patrones de consumo de fluidos entre 2.352 niños y adolescentes en los departamentos de Asunción y Central y Caaguazú encontró que los niños menores de 10 años consumían en promedio 395 ml de leche y productos derivados por día, niños con edades comprendidas entre 10 y 13 años 383 ml de leche y productos derivados por día, y niños de 14 años en adelante 865 ml de leche y productos derivados por día10.
Es importante mencionar algunas limitaciones del presente estudio. Por un lado, el estudio no consideró productos lácteos consumidos fuera del hogar debido a que esta información no se encuentra disponible. Esto puede ocasionar una subestimación del verdadero consumo de los productos lácteos. Por otro lado, los datos de compra consideran la disponibilidad de alimentos en lugar del consumo de alimentos; no todos los alimentos disponibles para el hogar son consumidos por los miembros del hogar. Algunos alimentos se pueden echar a perder, perder o desperdiciar, se les da a los animales o se sirven a personas que no son miembros del hogar11. En este caso, las estimaciones del consumo aparente pueden sobreestimar el verdadero consumo de los productos lácteos.
CONCLUSIÓN
Para la mayoría de los hogares paraguayos con niños menores de 19 años y, en particular, aquellos en los cuatro quintiles de ingresos más bajos, el consumo aparente de productos lácteos fue considerablemente menor que las cantidades recomendadas en las guías alimentarias. Hallazgos similares son válidos para el consumo aparente de calcio. Aunque no se encontraron diferencias sustanciales entre los hogares rurales y urbanos, los hallazgos resaltan la importancia de la autoproducción para este resultado.
La recomendación de consumir más porciones de lácteos tiene como objetivo generar múltiples beneficios nutricionales y de salud. Estos incluyen no solo un mayor consumo de calcio, vitamina D, potasio y otros nutrientes que a menudo se consumen por debajo de los niveles recomendados, sino también importantes beneficios para la salud, como una mejor salud ósea y un menor riesgo de enfermedad cardiovascular y diabetes tipo II3. El presente estudio destaca la necesidad de promover el consumo de productos lácteos en hogares de ingresos medios a bajos para que puedan cosechar dichos beneficios.