INTRODUCCIÓN
Todo lo que ocurre durante los primeros años de vida de un niño, tiene una enorme influencia en su desarrollo posterior en la infancia y la adolescencia. En este sentido se considera que la edad preescolar es crucial ya que es una etapa en la que se adquieren los hábitos que van a definir la calidad de vida del futuro adulto1. Cualquier cambio desfavorable en el estilo de vida en la edad preescolar, comprometerá la formación biológica del niño, lo cual afectará su estado nutricional y por ende su salud actual y futura2.
A nivel mundial, se estima que uno de cada tres preescolares está desnutrido, condición que está influenciada por varios factores multidimensionales que pueden ser biológicos, conductuales y ambientales3. Entre los factores ambientales que afectan la calidad nutricional y la variedad de la ingesta dietética de un preescolar se encuentran la educación de los padres, especialmente de la madre y el estrato socioeconómico de los mismos4.
Varios estudios han confirmado que la escolaridad materna es uno de los principales determinantes relacionados con la malnutrición infantil. Además, se ha demostrado que los niños cuya madre posee más educación son más propensos a consumir cantidades óptimas de proteínas, calcio y vitaminas necesarios para el crecimiento físico y psicológico adecuados5.
Por otro lado, en otros estudios se ha visto que existe una asociación entre la escolaridad materna y la desnutrición infantil, donde los hijos de madres sin ningún nivel de instrucción o solo instrucción primaria tienen mayor prevalencia de desnutrición y riesgo de desnutrición, y el porcentaje de desnutrición es significativamente menor cuando la madre tiene educación terciaria6. Tal es así, que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Mujeres y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), refieren que cuando las madres tienen educación y gozan de buena salud, hay más probabilidades de que sus hijos sigan la misma tendencia, tienen más probabilidad de adquirir un empleo remunerado, mejores salarios, posicionándolas en un mejor estrato socioeconómico con la posibilidad de ofrecer mejores condiciones de vida y de salud a sus hijos y en consecuencia, se reduce la mortalidad materna, mejora la nutrición infantil y existe una mayor seguridad alimentaria7,8.
El estrato socioeconómico puede influir sobre el estado nutricional en todos los grupos etarios, siendo los niños, los más vulnerables. Se ha comprobado además, que la calidad de la dieta y el consumo de alimentos se asocian con varios indicadores del estrato socioeconómico, siendo las familias con bajos ingresos económicos en donde más prevalecen las alteraciones nutricionales por déficit debido a la dificultad para obtener alimentos. Otros estudios han demostrado que existe un menor consumo de frutas y verduras y un mayor consumo de energía en los grupos con menor estrato socioeconómico9.
En lo últimos años, los factores socioeconómicos han cambiado. Se ha visto que la malnutrición por exceso se ha incrementado en todos los estratos socioeconómicos, algunos más afectados que otros. Considerando que, en el pasado, la obesidad era una enfermedad de la opulencia, en las últimas décadas se ha visto con mayor frecuencia en los estratos socioeconómicos más bajos, en primer lugar, en los países desarrollados y después en los países en desarrollo10.
Es necesario determinar el nivel de escolaridad y el estrato socioeconómico de la madre y consecuentemente la relación que puedan tener sobre el estado nutricional de sus hijos, ya que estos factores se consideran de riesgo para el desarrollo de malnutrición infantil. Este estudio tiene por objetivo evaluar la escolaridad y el estrato socioeconómico maternos según el estado nutricional de preescolares.
MATERIALES Y MÉTODOS
Estudio descriptivo analítico de corte transverso. El proceso de muestreo fue no probabilístico por conveniencia. Se incluyeron 82 niños y niñas con edades comprendidas entre 3 y 5 años, que asistieron a las guarderías de ABC Children´s Center, Bienestar Estudiantil de la Universidad Nacional de Asunción y Casa Cuna 1, correspondientes a las ciudades de San Lorenzo y Asunción en el año 2015, sin patología crónica asociada que alterara el estado nutricional, cuyas madres manifestaron su deseo de participación y dieron su consentimiento para evaluar a su hijo/a. El estudio fue aprobado por el Comité de Ética de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Asunción y se llevó a cabo con financiación propia.
Las variables estudiadas fueron: escolaridad materna medida en años de estudio y clasificada en primaria, secundaria y terciaria; estrato socioeconómico determinado por el método de Graffar - Méndez6 y estado nutricional de preescolares evaluado según los siguientes criterios de la OMS:
Peso/Talla (2 a 5 años)
Desnutrición severa: puntaje Z P/T por debajo de -3 DE.
Desnutrición moderada: puntaje Z P/T entre - 2 y - 3 DE.
Riesgo de desnutrición: puntaje Z P/T entre - 1 y - 2 DE.
Eutrófico: puntaje Z P/T entre - 1 y + 1 DE.
Sobrepeso: puntaje Z P/T entre + 1 y +2 DE.
Obesidad: puntaje Z P/T por encima de +2 DE.
Para los análisis estadísticos, los datos fueron consignados en una planilla de Excel versión 2010 pre codificada y posteriormente analizados con el programa SPSS versión 15.0. Los datos fueron resumidos en función a la distribución normal o anormal. Los datos cualitativos fueron presentados en frecuencias y porcentajes y los datos cuantitativos en promedio y desviación estándar si presentan distribución normal y en medianas y rango intercuantil si presentan distribución no normal.
Para analizar si existen diferencias entre la escolaridad materna y el estrato socioeconómico de la madre según el estado nutricional del hijo o la hija se aplicó la prueba de Kruskall-Wallis dada la distribución no normal de las variables. Se consideró nivel de significancia estadística un valor de p<0,05.
RESULTADOS
De los 82 niños evaluados, 51,2% correspondió al sexo femenino (n=42) y el 48,8% al sexo masculino (n=40). La edad promedio fue de 46,3 meses ±8,7 meses (mínimo 2,1 y máximo 5,5 años).
Respecto al diagnóstico del estado nutricional según el indicador de peso para la talla (P/T) de la OMS, la distribución porcentual denota que el 57,3% de los niños presentó estado nutricional adecuado, el 29,3% sobrepeso y 7,3% obesidad. Además, 6,1% de la población correspondió a niños con riesgo de desnutrición. No se encontraron niños con desnutrición propiamente dicha. En cuanto a la evaluación antropométrica según el indicador de talla para la edad (T/E), el 87,8% correspondió a que presentaron talla adecuada, observándose además, 11% de riesgo de talla baja y 1,22% de talla baja ya establecida (Tabla 1).
Los datos demográficos y económicos de las madres de los niños evaluados se resumen en la tabla 2. Cabe destacar, que la mayoría de ellas se ubica dentro del Estrato social II que corresponde a la clase media alta (40,2%), seguidas por las que se ubican en el Estrato social IV que corresponde a la clase obrera (27%). Respecto a la ocupación de las madres, observamos que 39% de ellas contaba con empleo formal en el área profesional e intelectual y que en la misma proporción, se encontraban dentro de la clasificación de trabajadoras no calificadas.
Al comparar las medianas de los años de escolaridad materna (18, 15, 14 y 13,5) según el estado nutricional de los hijos/as, no se encontraron diferencias significativas entre los grupos (p=0,247 Kruskal Wallis). Pero se destaca que las madres de los niños/as con obesidad tienen el menor nivel de escolaridad (13,67 años) y que las madres de los niños/as con riesgo de desnutrición tienen mayor número de años de escolaridad cursados (17,08 años) (Tabla 3).
Al comparar las medianas de los puntajes de la estratificación socioeconómica (7, 15 y 10,5) según el estado nutricional de los preescolares, se encontraron diferencias significativas entre los grupos (p=0,023 Kruskal Wallis). Se destaca que las madres de los niños/as con exceso de peso tienen mayor puntuación Graffar-Méndez, lo cual corresponde a un peor estrato socioeconómico, que las ubica en los estratos III y IV de las clases media baja y clase obrera, siendo más evidente el exceso de peso en esta última clase, en comparación con las madres de los niños/as con riesgo de desnutrición, que tienen menor puntuación Graffar-Méndez, es decir un mejor estrato socioeconómico que corresponde al estrato I y II, de la clase media alta y clase alta respectivamente (Tabla 4).
Al analizar si existe asociación entre la escolaridad materna y el estado nutricional de los hijos, no hemos encontrado asociación entre estas variables. No obstante se destaca que las madres que tiene un nivel de instrucción primario son las que tienen más hijos con sobrepeso y obesidad. Tabla 5.
DISCUSIÓN
La edad preescolar es la etapa ideal para la creación de hábitos que promuevan conductas alimentarias adecuadas. La nutrición en esta etapa de la vida, juega un papel importante como factor que influye en el crecimiento y el desarrollo, así como en el riesgo futuro de padecer enfermedades relacionadas con la dieta. En este sentido, una vez instalada la malnutrición, ésta afecta al bienestar físico, mental, social y el desarrollo de los niños, y hasta el momento, ha sido la causa subyacente de más de la mitad de las muertes infantiles en muchos países en desarrollo11,12,13.
En el presente estudio, la prevalencia de malnutrición por exceso en preescolares fue de 36,6%, correspondiendo 29,3% a niños con sobrepeso y 7,3% a niños con obesidad ya establecida. Estas cifras son considerables ya que el sobrepeso y la obesidad son vistos como problemas propios de los países desarrollados, no obstante, en el presente trabajo constatamos que también es un problema a considerar en países en vía de desarrollo como lo es Paraguay. Según los datos de menores de 5 años generados por el Sistema de Vigilancia Alimentaria y Nutricional (SISVAN) en servicios de salud del 2013, 9,2% de éstos padece obesidad, cifra superada en este estudio14.
Por otro lado, la desnutrición crónica, una problemática poco atendida pero que tiene un gran impacto y serias consecuencias, se presenta en una proporción del 12,2% según los datos del SISVAN-2013, en contraste con lo reportado por este estudio en el que se observó 1,22% de niños en esta situación frente a un considerable 11% con riesgo de talla baja14.
Sobre las alteraciones nutricionales que pudieran presentarse en menores de 5 años, influyen varios factores, entre ellos, el nivel de educación de los progenitores especialmente de la madre, y el estrato socioeconómico5,9. Al comparar los promedios de los años de estudios de la madre según el estado nutricional de sus hijos/as, no se encontraron diferencias significativas entre los grupos de madres con mayor o menor tiempo de asistencia a alguna institución de enseñanza. Sin embargo, cabe destacar que las madres de los niños con sobrepeso y obesidad tenían el menor nivel de escolaridad con 13,42 años de estudio en promedio y que las madres de los niños y niñas con riesgo de desnutrición tenían mayor cantidad de años de escolaridad cursados con un promedio de 17,08 años. Si bien está demostrado que la escolaridad materna es un factor protector del estado nutricional en menores de 5 años, especialmente en contra de la desnutrición15, en este trabajo se encontró que menor cantidad de años de estudio de la madre también constituye un riesgo para el desarrollo de sobrepeso y obesidad en esta población.
De acuerdo a los puntajes de la estratificación socioeconómica de Graffar-Méndez según el estado nutricional de los preescolares, se encontraron diferencias significativas entre los grupos. Se destaca que las madres de los niños/as con exceso de peso tienen mayor puntuación, lo cual se traduce en un peor estrato socioeconómico. Estos resultados constatan la presencia de lo que hoy se conoce como la doble carga de la malnutrición, que pone de manifiesto la presencia tanto de malnutrición por exceso como por déficit en situación de pobreza, es decir, en clases media baja y obrera que corresponden al peor estrato socioeconómico, y que no solo es un problema de países desarrollados sino también de países en vía de desarrollo16,17,18.
En el presente trabajo hemos evidenciado que el grupo de edad preescolar debe ser una prioridad para la vigilancia e intervención intensa debido a las tendencias de obesidad en este grupo etario. La obesidad en preescolares constituye un factor de predicción en niños mayores y adultos y se ha visto que éstos tienen más probabilidades de seguir padeciéndola en años posteriores además de todas las comorbilidades asociadas a esta enfermedad crónica19.