INTRODUCCIÓN
Burnout descrito por Freudenberg1 y ampliado por Maslach, se compone por tres dimensiones: agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal, la primera se describe como un estado de sobrecarga de trabajo, la segunda como una respuesta insensible hacia los pacientes y la tercera se relaciona con sentimientos de experiencias laborales negativas. En la actualidad, Maslach lo define como una respuesta prolongada al estrés en el trabajo, un síndrome psicológico que nace de la tensión crónica producto de la interacción conflictiva entre el trabajador y su empleo2.
La enfermedad causada por el nuevo coronavirus, codificado en el 2019, se denominó COVID-19 el 11 de febrero del 2020, declarándose pandemia un mes después3. Esta pandemia es considerada la amenaza sanitaria más grave después de la gripe española de 19184, que causó la muerte de aproximadamente 20 millones de personas en todo el mundo5. Hasta abril del 2020 se han reportado un total de 1.347.803 casos confirmados, y 74.807 muertes en todo el mundo6.
En Paraguay se confirmó la primera infección por COVID-19 el 7 de marzo de 2020, estableciéndose medidas de aislamiento, distanciamiento social preventivas por parte del Ministerio de Salud Pública y declarándose cuarentena total a partir del 20 de marzo, con la intención de aplanar la curva de contagio7. Estas decisiones tienen sus beneficios para la salud, pero no se pueden ignorar los efectos psicológicos que traen consigo el encierro, el miedo a la infección, la pérdida de ingresos que causan una inmensa angustia e impacto a la salud mental de la población8. Los profesionales de la salud se encuentran en primera línea de defensa ante la pandemia y soportan grandes cargas de trabajo tornándose más susceptibles a padecer el síndrome de burnout9.
Para el control de las enfermedades infecciosas es crucial el buen estado de salud mental de los profesionales del área, pero no se conoce cuál es el mejor enfoque mientras dura una pandemia9,10.
Se han iniciado investigaciones sobre el impacto de la pandemia COVID-19 en la salud mental de los profesionales de la salud a nivel mundial, en Italia se evaluaron a 376 profesionales que interactuaban con pacientes infectados por COVID-19, reportándose un alto nivel de burnout, síntomas físicos y presión relacionada al trabajo11. En EE.UU se realizó una encuesta a 9492 médicos de unidades de cuidados intensivos, encontrándose que la mediana del estrés medido en una escala de 0 a 10 aumentó de 3 a 8 durante la pandemia, incluyéndose entre los principales factores estresantes la preocupación por la falta de equipo de protección personal (EPP)12. Otro estudio realizado en un hospital de China ha demostrado que las enfermeras estaban bajo la mayor carga psicológica a fines de enero de 202013. En Alemania se verificó que las enfermeras que trabajaban en salas COVID-19 denotaron peores puntuaciones de síndrome de burnout en comparación con otras de salas comunes14. En un reciente estudio realizado en 2707 profesionales de salud a través de encuestas en 60 diferentes países de todo el mundo, se demostró una asociación entre síndrome de burnout en profesionales de salud y exposición a pacientes afectados con COVID-19, entre los factores asociados a padecer burnout se encontraban alta carga de trabajo, tomar decisiones prioritaria de vida o muerte, la presión de tiempo, apoyo organizacional limitado15.
Estudios globales mencionan que las tasas de síndrome de burnout de los profesionales de salud a nivel mundial oscilan entre 43% y 48%11.
El síndrome de burnout afecta no solo la salud mental sino también la física pudiendo producir dolor muscular, fatiga prolongada, dolor de cabeza, problemas gastrointestinales y respiratorios16. Además, la previsible escasez de suministros y el creciente flujo de casos reales y presuntivos de COVID-19 contribuyen a las presiones y preocupaciones de los profesionales de la salud17. Se ha demostrado que la estrategia para reducir el burnout incluye la atención plena, el manejo del estrés y la discusión en grupos pequeños18.
El objetivo de este trabajo es estimar la prevalencia del síndrome de burnout en profesionales de salud del Hospital Regional del Instituto de Previsión Social (IPS) en abril 2020, por ser esta institución designada como de referencia para enfermedades respiratorias del departamento de Itapúa durante la pandemia COVID-19. Se considera fundamental evaluar el estado psicológico del personal de salud para poder a partir de estos resultados tomar medidas correctivas tanto a nivel institucional como a nivel nacional.
METODOLOGÍA
Estudio de tipo descriptivo, de corte trasversal. Se ha aplicado una encuesta utilizando la plataforma Google Forms®. Su difusión se realizó a través de mensajería instantánea de Whatsapp, a los números de teléfonos de todos los profesionales de la salud del Instituto de Previsión Social, considerado epicentro de enfermedades respiratorias en el marco de emergencia sanitaria por COVID-19. Las encuestas fueron aplicadas durante abril del 2020, cabe resaltar que en marzo la OMS declaró Pandemia y el gobierno de Paraguay decretó Estado de Emergencia Nacional. Para cuantificar el grado de burnout del personal se utilizó el cuestionario Maslach Burnout Inventory (MBI) en español, que explora las tres dimensiones del síndrome con 22 preguntas: 9 son pertinentes a la fatiga emocional; 5 a la despersonalización, y 8 a la realización personal. Los 22 ítems se formulan como afirmaciones con una escala Likert de 0 al 6, y en cada dimensión se determinó, como indicios de burnout, una puntuación de más de 26 para las preguntas pertinentes sobre la fatiga emocional; de más de 9 para la despersonalización, y de menos de 34 para la realización personal. Este estudio cumple los criterios de la Declaración de Helsinki. Las encuestas fueron anónimas y todos los participantes han aceptado el uso de sus respuestas para fines de investigación, además dela publicación de los resultados. El tamaño poblacional fue de 260, el cálculo de tamaño muestral se realizó a partir de la fórmula para poblaciones finitas: n: N z2 p q / (d2(N-1) + z2 p q)19. Arrojando un valor mínimo de 80, con un nivel de confianza de 95%, de las invitaciones enviadas, 108 personas aceptaron de forma voluntaria participar en el estudio. Se ha aplicado una prueba chi2 (o la prueba exacta de Fischer para n < 5). Para rechazar la hipótesis nula y establecer significación estadística se ha establecido un valor de p < 0,05. El análisis se ha realizado con el programa Epiinfo 7.2.5.0. La investigación muestra un estado basal de la situación del Síndrome de burnout a inicios del confinamiento por la pandemia del COVID-19 en una de las instituciones de atención a casos respiratorias referentes de Paraguay, pero es importante recordar las limitaciones que presenta, por tratarse de una encuesta voluntaria, es difícil encontrar un valor preciso, puesto que no todos los individuos de la población tuvieron la intención de participar, sin embargo, lo más probable es que aquellos que se sentían con alguna fatiga emocional han tenido mayor predisposición en responder el cuestionario, sobreestimando los resultados.
RESULTADOS
Se obtuvieron un total de 108 respuestas, de los cuales 46,3 % eran de médicos y 53,7% pertenecían a otras profesiones relacionadas a la salud. Las características demográficas indicaron que los grupos eran relativamente heterogéneos en términos de edad y género, siendo así la edad promedio de 43 años con un desvío estándar de 12, de los cuales 76 (70,4%) eran mujeres, en cuanto a las especialidades, 50 (46,3%) eran médicos y 58 (53,7%) pertenecían a otras profesiones relacionadas a la salud. Tabla 1
En cuanto a los índices de burnout, de los 108 participantes, 70 (64,8%) reportaron niveles de factores asociados a padecer el síndrome, de los cuales 34 eran médicos y 36 de otras profesiones, así mismo, se encontraron puntuaciones compatibles con un nivel alto de cansancio emocional en 16,0% de los médicos y 18,9% en personas de otras profesiones, así también, 20,0% de los médicos y 24,1% de los demás profesionales de la salud presentaron niveles altos de despersonalización, finalmente, el porcentaje de médicos y otros profesionales que reportaron valores de baja realización personal fueron de 20,0% y 15,5%, respectivamente. No se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre los índices de burnout y el hecho de ser médico o pertenecer a otros gremios (p›0,05). Respecto al síndrome de burnout, la prevalencia fue de 6% en médicos y 3,4% en profesionales de otras áreas de la salud, una prueba Fisher, mostró que no se evidenciaron diferencias estadísticamente significativas por profesión (p=0,66) Tabla 2.
Índice de burnout | Médicos. N= 34 | Otros. N=36 | Valor p | ||
N | % | N | % | ||
Alto Cansancio emocional | 8 | 16,0 | 11 | 18,9 | 0,88 |
Alta Despersonalización | 13 | 20,0 | 14 | 24,1 | 1,00 |
Baja Realización personal | 10 | 20,0 | 9 | 15,5 | 0,61 |
Síndrome de burnout | 3 | 6,0 | 2 | 3,4 | 0,66 |
Por otra parte, los que presentaron síndrome de burnout fueron 5 profesionales, de los cuales todos tenían edades mayores o iguales a la media del total de participantes que fue de 44 años, en cuanto al género se observó que el 80% eran mujeres. Cabe destacar que se encontraron diferencias significativas entre la presencia del síndrome de burnout, tanto para la edad como para el género (p‹0,05). Tabla 3
DISCUSIÓN
En este estudio se encontró una prevalencia de 4,6% del síndrome de burnout, de los cuales todos tenían edades mayores o iguales a 44 años, en cuanto al género se observó que el 80% eran mujeres. En comparación con la tasa de burnout reportadas a nivel mundial que se encuentran entre 43% y 48%11. Esta variabilidad puede estar asociada a diferencias en las características de la población y en el momento de la pandemia en la que se realizó el estudio. El valor hallado en este estudio es bajo, pero es importante destacar que la investigación se realizó a inicios de la pandemia, cuando en la ciudad aún no se contaban con casos activos. Nuestro estudio relata un primer informe sobre el impacto psicológico del inicio de la pandemia sobre los profesionales de salud en un hospital de referencia en Paraguay.
En estudios similares, realizados en un hospital de la ciudad de Guayaquil, durante la pandemia de COVID-19, se obtuvo una prevalencia de 15,7% de los casos, con predominio en mujeres, entre la segunda y cuarta década de la vida (20, hallazgo similar al encontrado en el hospital universitario de Sao Carlos- Brasil con una prevalencia de 14%21.
Los estudios iniciales realizados en China demostraron que la prevalencia aumentaba a medida que crecía la demanda de los servicios de salud22,23. Luego, con el avance de la pandemia, estudios en otros países también indicaron una mayor frecuencia de signos de agotamiento y síndrome de burnout en profesionales de primera línea24,25.
Cabe resaltar que para poder clasificar como síndrome de burnout se deben cumplir 3 criterios: una alta fatiga emocional, una alta despersonalización y una baja realización personal. En este sentido, en la presente investigación se pudo observar, en cuanto a los indicios de burnout, el 64,8% reportaron niveles de factores asociados a padecer el síndrome, a pesar de ser un estudio realizado en meses previos a la aparición de casos, más de la mitad de los encuestados ya presentaban niveles altos en al menos uno de los indicios asociados al síndrome de burnout, si bien es cierto que, para clasificar como un caso, se deben cumplir tres situaciones en conjunto, la aparición de al menos uno de los indicios es importante para tomar medidas correctivas.
Los factores asociados al síndrome de burnout en personal de la salud durante la pandemia de COVID-19 que se han descrito en estudios anteriormente son: sexo femenino26,27,28,29,30 edad joven31,32 estar en contacto con pacientes COVID-1927,28,29, en la presente investigación los casos descriptos como positivos era en su mayoría mujeres mayores de 44 años que, al tratarse de un centro de enfermedades respiratorias, se encontraban expuestas a tratar con pacientes COVID-19 positivos.
El cansancio emocional estuvo presente en 16,0% de los médicos y 18,9% en personas de otras profesiones, en comparación a Italia, que fue uno de los países más afectados por la pandemia, se halló que el 37% presento niveles altos de cansancio emocional33. En cuanto a despersonalización se encontró un porcentaje de 20,0% de los médicos y 24,1% de los demás profesionales, en este punto es importante resaltar lo reportado en estudios similares, los cuales mencionan que durante la pandemia por COVID-19, el grupo de enfermería fue el más afectado por el síndrome de burnout34,35.
Finalmente, en cuanto el porcentaje de médicos y otros profesionales que reportaron baja realización personal fue de 20,0% y 15,5%, respectivamente, en comparación el encontrado por Vinueza V. donde casi el 50% del personal médicos tuvo baja realización personal35.
En cuanto al síndrome de burnout se halló en este estudio un total de 5 profesionales, de los cuales todos tenían edades mayores o iguales a la media del total de participantes que fue de 44 años, en cuanto al género se observó que el 80% eran mujeres, datos similares al análisis parcial realizado en Ecuador, donde la mayor afectación fue en mujeres en un 62,5%, con un rango entre 31 a 40 años con el 45%36.
En el escenario dado, los datos de la presente investigación resultan de importancia, a pesar de no hallar valores muy altos, más aun al tratarse de profesionales de la salud, el hecho de contar con al menos un caso amerita una alta atención, puesto que como se reportaron en investigaciones recientes, el papel del profesional de la salud mental se vuelve crucial para brindar alivio, apoyo y primeros auxilios psicológicos a las personas que no pueden hacer frente a la situación en curso con el objetivo de mejorar su calidad de vida y bienestar37.
Un gran equipo de respuesta rápida en situaciones de crisis debe incluir trabajadores de la salud mental. El personal médico y de enfermería local en el epicentro de una crisis es fundamental para la respuesta general, y la atención de estos cuidadores, ya sea a través de asesoramiento en persona o apoyo similar a través de plataformas digitales ampliando su eficacia para proteger mejor su salud mental a largo plazo9.
El inicio de la pandemia por el COVID-19 tuvo influencias negativas en la salud mental de los profesionales de la salud, este estudio reportó una prevalencia baja de síndrome de burnout pero que pudo aumentar con el trascurrir de los meses, además se encontraron cifras importantes en cuanto a los indicios de burnout, por lo tanto, se requiere el seguimiento y la continua evaluación psicológica de la población enfocada para evaluar el efecto a largo plazo y de esta manera implementar políticas de salud paliativas que ayuden a prevenir estados psicológicos futuros irreversibles y otras patologías más graves. El periodo de crisis que nos toca enfrentar requiere la evaluación de la trayectoria del estado psicológico de los profesionales de la salud, por lo tanto, la presente investigación servirá como punto de partida para futuros estudios que demuestren los efectos negativos de la pandemia sobre la salud mental en el trascurso del tiempo.