INTRODUCCIÓN
La mortalidad infantil a nivel mundial es un problema de salud pública, la característica principal es que la mayor parte de estas muertes se relacionan al periodo neonatal y en su mayoría son evitables. Durante el 2019 murieron 5,2 millones de niños menores de cinco años, de este grupo el mayor porcentaje de muerte se dieron en menores de 28 días (periodo neonatal) siendo una cifra del 2,4 millones de las defunciones1.
La mortalidad evitable se entiende como los fallecimientos que podrían haberse evitado a través de medidas preventivas2. Es por ello de vital importancia la prevención y promoción de la salud por medio de campañas informativas, para identificar deficiencia en los conocimientos de madres de recién nacidos.
En un estudio realizado a nivel país realizado por Mendieta y Cols. se encontró que las principales causas de muertes neonatales fueron: Lesiones relacionadas con el parto en un 35%, seguida de infecciones en un 19% y prematuridad en un 17,5%3.
La identificación temprana de signos de alerta en los recién nacidos que promueve el reconocimiento de una probable enfermedad o la búsqueda de atención médica por parte de las madres en el postérmino mediato influyen en el tratamiento precoz de enfermedades del periodo neonatal evitables4.
La Organización Mundial de la Salud elaboró las guías de reconocimiento y manejo de las enfermedades que más afectan a los niños en los países en desarrollo, que llamó AIEPI (Atención Integral Enfermedades Prevalentes de la Infancia), que tiene como objetivo final la reducción de las muertes en menores de 5 años a través del mejoramiento de la capacidad de reconocimiento y de manejo de la enfermedad por parte de los trabajadores de la salud y de la comunidad5. La estrategia AIEPI fue enfocada inicialmente en la atención al menor de cinco años, y luego se extendió al periodo neonatal, principalmente a la primera semana de vida donde existe el mayor riesgo de mortalidad. AIEPI neonatal reconoce una serie de signos enfocados a la detección temprana de enfermedad neonatal grave o posible infección bacteriana grave (5). Sin embargo, y especialmente en las áreas rurales las personas tienen un sistema de creencias y costumbres en el cuidado del neonato que pueden hacer diferentes sus percepciones acerca de la morbilidad6.
Las infecciones particularmente son unas de las causas importantes que contribuyen a cifras de mortalidad infantil en nuestro país y a nivel mundial, es por ello que en esta presente investigación tenemos cono objetivo determinar el nivel de conocimiento de madres de recién nacidos acerca de las principales señales de alerta en el periodo Septiembre - Octubre del 2021 en el Hospital Central del IPS que deben identificar a tiempo para poder prevenir y tratar afecciones potencialmente agresivas y mortales en un centro de salud cercano, por personal calificado.
MATERIALES Y MÉTODOS
Diseño: Estudio observacional, descriptivo, prospectivo de corte transversal realizado en puérperas de la sala de alojamiento conjunto del Hospital Central de IPS entre septiembre a octubre del 2021.
Criterios de inclusión: Puérperas mayores de 18 años que se encontraban internadas con sus hijos en sala de alojamiento conjunto del Hospital Central del IPS. Se excluyeron puérperas con hijos fallecidos durante el parto, que no aceptaron participar de la investigación.
Procedimientos e instrumento de datos recolección de información:
Se solicitó consentimiento informado a las participantes previa a la recolección de datos que se realizó en la Sala de Alojamiento Conjunto en las tardes en horario no laboral durante los meses de septiembre y octubre del 2021.
El instrumento de recolección de datos era un cuestionario en forma de encuesta anónima validada por expertos y presentaba dos secciones: en la primera sección se identificaron las características sociodemográficas: edad materna, número de hijos y procedencia; la segunda sección estaba constituida por doce preguntas de falso y verdadero acerca de los signos de alarma.
RESULTADOS
Se estudiaron 125 puérperas entre 19 a 42 años de edad (media: 28,9± 6 años), la escolaridad de las madres fue en el 54% secundaria y 41,6% universitaria, 62,4% era del departamento Central. La paridad osciló entre 1 a 5 (mediana: 2). Tabla 1
Características | Media±DE | Frecuencia | Porcentaje |
---|---|---|---|
Edad | 28,95±6,03 | ||
Escolaridad | |||
Primaria | 5 | 4,0 | |
Secundaria | 68 | 54,4 | |
Universitaria | 52 | 41,6 | |
Procedencia | |||
Asunción | 29 | 23,2 | |
Central | 78 | 62,4 | |
Resto del país | 18 | 14,4 | |
Paridad (mediana, rango) | 2 (1-5) |
Entre los signos de alarma mejor identificados se encontró que la presencia de sangre en heces fue identificada por 113 madres (90,4%), hipertonía de extremidades por 112 (89,6%) y llanto persistente por 102 (81,6%). El 75.2% (n=94) reconoció como anormalidad la inapetencia del recién nacido luego de haber transcurrido 5 horas de la última alimentación con leche materna, el 70,4% (n=88) consideró como anormal que el recién nacido solo presente diuresis en 2 oportunidades durante 24 horas, el 68,8% (n=86) aseguró que la presencia de fiebre en una oportunidad en el recién nacido es un motivo para consulta a un centro asistencial de inmediato, el 67,2% (n=84) afirmó que la coloración amarillenta de la piel del recién nacido durante los primeros días no es normal, el 60.8% (n=76) consideró como señal de alarma inmediata el hecho que su hijo se ponga azulado unos segundos a pesar de ser solo en una oportunidad, el 57,6% (n=72) aseguró conocer la diferencia entre deposiciones normales y la diarrea, el 56.8% (n=71) aseveró conocer la diferencia entre vomito y reflujo fisiológico.
El 72,8% (n=91) respondió erróneamente sobre la fiebre afirmando que esta es a partir de 37°C, el 56% (n=70) respondió que no es un motivo de urgencia inmediata el decaimiento y la somnolencia más bien que se debería esperar unas horas antes de asistir a un facultativo.
En la Figura 2 se presenta la distribución de la frecuencia de las puérperas según el número de signo y síntoma de alarma identificado. El 60% de las puérperas reconoció más de 7 signos de alarmas.
DISCUSIÓN
El reconocimiento de signos de alarma en el periodo neonatal que promueven la búsqueda adecuada de atención hospitalaria para los infantes con enfermedades graves tiene el potencial de disminuir sustancialmente la mortalidad infantil en los países en desarrollo, pues la barrera más fácil de abordar es identificar adecuadamente las señales de alerta por parte de las madres para iniciar tratamientos precoces en casos de enfermedades con desenlaces desfavorables7,8. En un estudio se reportó que el 33% de los neonatos que presentaron signos de alarma y no recibieron cuidados médicos, fallecieron posteriormente por probable meningitis y/o septicemia9 de ahí la importancia de determinar el nivel de conocimiento en puérperas a fin de evitar dichos desenlaces.
En nuestro estudio se estudiaron 125 puérperas de sala de alojamiento conjunto en el periodo de septiembre a octubre del 2021. El principal signo clínico que reconocieron en nuestra población como señal de alerta fue la presencia de deposiciones sanguinolentas (90,4%), esta cifra es superior a lo reportado por Cabarcas et al., en donde el 62% de su muestra lo reconoció como un signo de alarma10. En general, encontrar sangre en las heces del bebé no es una situación grave, pero si el bebé tiene diarrea con sangre o tiene fiebre igual o superior a 38ºC se debe comunicar o acudir lo más rápido posible al pediatra, ya que puede ser algo más grave y tal vez sea necesario realizar exámenes.
El llanto persistente y/o irritabilidad se identificó como un signo de alarma por el 81,6%, coincidente con el estudio reportado por Awasthi et al. en India en donde un 84,5% de su muestra también lo identificaron como una señal de alerta4. La causa de llanto problemático en el lactante durante los primeros meses de vida es multifactorial. En un lactante intranquilo e irritable, debe descartarse infección. La meningitis y la otitis media aguda representan, por sus implicancias, los primeros diagnósticos para descartar. En un estudio retrospectivo de 237 lactantes de menos de un año de vida que se presentaron en una sala de emergencias debido a llanto inconsolable, se encontró que un 5% de ellos tenía infección urinaria11.
Se reconoció la coloración amarillenta como señal de anormalidad en un 67,2% de nuestra población, esta cifra es muy superior a otro estudio realizado por Kuganab-Lem et al. 12) donde el desconocimiento fue mayor al 90%, pero inferior a una investigación realizada en China en donde el 95,2% afirmaron que la coloración amarillenta de piel y mucosas es patológica si se presenta en los primeros días de nacido13, en Colombia solo el 39,5% reconoció la ictericia como signo de alarma14. La ictericia en las primeras 24 horas de vida requiere de estudio de laboratorio, asimismo, si la ictericia se extiende hasta el abdomen entre las 24 y 48 horas, o hasta los muslos en cualquier momento. La ictericia fisiológica está en relación con la maduración hepática y/o lactancia materna, no es riesgosa y no requiere tratamiento, pero la única forma de evaluar la severidad la ictericia con exactitud es medir el nivel de bilirrubina en sangre.
En el estudio de Delgado et al. 14) la diarrea se reconoció como alerta en un 45%, comparado al 57,6% encontrado en este estudio que reconoció que la composición de las heces es un signo de alarma.
En el presente estudio el 68,8% de las puérperas reconocieron la fiebre como signo de alarma, superior al estudio de Delgado et al.14 quienes informaron la identificación de fiebre en el 25% de las encuestadas. A nivel país, en un estudio realizado en una población similar, un alto porcentaje (90%) de las madres identificaron la fiebre como signo de alarma15. Sin embargo, el 72,8% de las madres de este estudio respondió erróneamente sobre la temperatura a partir de la cual se considera fiebre.
La inapetencia fue considerada como un signo de alarma en el 75,2%, menor al (81,6%) encontrado por Martínez et al en Paraguay15. El 56% de las puérperas respondió que no es un motivo de urgencia inmediata el decaimiento y la somnolencia más bien que se debería esperar unas horas antes de asistir a un facultativo. En el estudio Awasthi et al.4 más de la mitad de los cuidadores reconocieron fiebre, irritabilidad, debilidad, distensión abdominal / vómitos, respiración lenta y diarrea como signos de peligro en recién nacidos. Los autores concluyeron que debido a no existió un reconocimiento universal de los signos de peligro en los recién nacidos, es necesario dar prioridad a la implementación del AIEPI, y la posible incorporación del llanto continuo como una señal de peligro adicional. En este estudio en general las puérperas encuestadas tuvieron un nivel adecuado en el reconocimiento de los signos de alarma, más del 40% de ellas identificaron entre 7 a 8 signos de alarma, muy diferente a lo encontrado en Ghana9 donde solamente el 28,1% de las encuestadas pudieron identificar hasta tres signos. La diferencia se debe probablemente al nivel educativo superior en el presente estudio, la mayoría eran universitarias o con secundaria.