INTRODUCCIÓN
Las barreras sociales en el acceso al servicio de salud, vivienda, educación y alimentación pueden llegar a afectar el estilo de vida saludable de las personas que habitan en zonas rurales. Algunos factores de riesgo pueden ser el consumo de sustancias psicoactivas y la inactividad física, que provocarían efectos nocivos en la salud desencadenando enfermedades crónicas como diabetes, obesidad e hipertensión (González-Santos & Puerta-Cortés, 2019). De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura ([FAO], 2018) esta problemática es más grave en las zonas rurales por los deficientes accesos a los servicios de necesidades básicas como salud, educación y alimentación debido a la centralización de los mismos.
Un estilo de vida saludable mejoraría significativamente la calidad de vida de las personas que viven en zonas rurales. En este sentido, Mora y Múnera (2015) definen al estilo de vida saludable como conductas que un individuo o grupo de personas alcanza el bienestar físico y emocional, reflejándose en un estado de salud óptimo y una mejor calidad de vida. Estas conductas tienen que ser constantes y estables en el tiempo (Sánchez-Ojeda & De Luna-Bertos, 2015).
El acceso limitado a los servicios básicos de la salud, la alimentación y la educación en zonas rurales disminuyen la calidad de vida. A pesar de contar con estas limitantes, los habitantes desarrollan habilidades de resiliencia que les permiten alcanzar un estilo de vida saludable (Cortés et al., 2012). En este sentido, el término de resiliencia ha sido adaptado a las ciencias sociales para caracterizar a aquellas personas que, a pesar de nacer y vivir en situaciones de alto riesgo, se desarrollan psicológicamente sanas y exitosas (Kotliarenco et al., 1997). Entre las diversas definiciones de resiliencia, la más representada es la adoptada por la segunda generación de investigadores como Luthar et al. (2000) quienes la definen como un proceso dinámico que resulta en una adaptación positiva en contextos de adversidad.
Estudios relacionados a los hábitos de vida en adolescentes de zonas rurales muestran una disminuida actividad física (Jiménez et al., 2022) probablemente esto estaría relacionado con la ausencia de complejos deportivos en dichas zonas (Hoekman et al., 2017). Del mismo modo, Pullen et al. (2001) señalan que el estilo de vida de las mujeres pertenecientes al grupo etario adulto mayor manifiesta una disminuida actividad física y una buena alimentación.
Frente a escasas oportunidades para desarrollar un estilo de vida saludable los habitantes de zonas rurales desarrollarían la resiliencia. Existe evidencia que las comunidades rurales presentan mayor resiliencia comunitaria como: resolución de problemas, liderazgo, compromiso cívico y equidad a diferencia de las comunidades de zonas urbanas (Song et al., 2022). Por otro lado, Atara et al. (2020) señalan que los habitantes en zonas rurales frente a la inseguridad alimentaria presentan niveles bajos de resiliencia, no obstante, revela que el sistema de vida de los habitantes tales como el ingreso y acceso a los alimentos, la agricultura y la adopción de tecnologías contribuyen al desarrollo de la resiliencia.
En efecto, es importante realizar estudios con estas variables en el contexto peruano con la intención de abrir nuevos campos de investigación en la psicología. Por lo cual el objetivo de la presente investigación es analizar la relación entre el estilo de vida y resiliencia en pobladores de una zona rural de Cajamarca.
METODOLOGÍA
Diseño
El estudio es de enfoque cuantitativo, diseño no experimental y de alcance descriptivo-correlacional (Hernández et al., 2014).
Participantes
Participaron 309 personas de zonas rurales de la ciudad de Cajamarca, seleccionadas a través de un muestreo no probabilístico de tipo intencional (Hernández et al., 2014; Otzen & Manterola, 2017). Los criterios de inclusión fueron: de ambos sexos, residente de zonas rurales de Cajamarca y participación voluntaria.
Instrumento
Cuestionario de datos sociodemográficos. Se elaboró una ficha de datos sociodemográficos donde se solicitó a cada participante la siguiente información: edad, sexo, estado civil (soltero, casado o conviviente), grado de instrucción (primaria, secundaria, técnico, universitario), lugar de procedencia (costa, sierra, selva).
Cuestionario de Estilo de Vida Saludable. El cuestionario fue elaborado por Santiago-Bazán y Carcausto (2019) en el contexto nacional. Este instrumento está conformado por 34 ítems que evalúan cuatro dimensiones: 1) Salud física/mental, 2) Social, 3) Ético/moral y 4) Académico/familiar. Además, tiene una escala de respuesta de tipo Likert donde las opciones se encuentran desde “nunca”, “casi nunca”, “algunas veces”, “casi siempre y siempre”, valorizadas de 1 a 5 puntos respectivamente. Asimismo, el instrumento cuenta con adecuadas propiedades psicométricas. Para la validez de contenido se determinó a partir de criterio de jueces utilizando el coeficiente de concordancia W de Kendall. La fiabilidad del instrumento según el alfa de Cronbach fue de 0.81.
Escala de Resiliencia (ER). Desarrollado por Wagnild y Young (1993) para evaluar el nivel de resiliencia que poseen las personas. En el contexto peruano el instrumento fue validado por Gómez (2019), en donde el instrumento está conformado por 25 ítems y distribuido en cinco factores (Satisfacción personal, ecuanimidad, sentirse bien solo, confianza en sí mismo y perseverancia). En cuanto a la calificación, los ítems tienen una escala de respuesta Likert, donde las respuestas van de “1 = Desacuerdo” hasta “7 = Muy de acuerdo”, y su puntuación oscila entre 25 a 175 puntos; los puntajes altos son indicadores de mayor resiliencia. El instrumento cuenta con adecuadas propiedades psicométricas. Se determinó la confiabilidad de los ítems y factores mediante el coeficiente alfa de Cronbach α= 0.87. La validez se determinó con el análisis factorial exploratorio por medio de la Prueba KMO (.87) y test de esfericidad de Bartlet (p < .01), los cuales indican que el instrumento cuenta con validez para medir la resiliencia.
Procedimiento
Este estudio siguió las directrices de los principios éticos de la Declaración de Helsinki para investigaciones hecha en seres humanos (Asociación Médica Mundial [AMM], 2017). La recolección de la información se realizó a través de formularios virtuales utilizando la herramienta de Google Forms. La primera sección del formulario contenía una breve presentación y objetivo del estudio. Seguidamente en el consentimiento informado se explicaba que la información solicitada sería confidencial, anónima y que su participación es voluntaria. De brindar su consentimiento podía acceder a responder a las preguntas de los cuestionarios. Los participantes fueron contactados mediante correo electrónico, redes sociales y mensajes de texto al celular o WhatsApp. La aplicación se realizó de junio a setiembre del 2022.
Análisis de datos
El análisis estadístico se realizó en el software Statistical Package for the Social Sciences (SPSS) versión 25, aplicado para las ciencias sociales. En primer lugar, se obtuvieron los resultados en tablas de frecuencias absolutas y relativas de las variables categóricas. Para determinar el uso de pruebas paramétricas y no paramétricas se realizó el análisis de normalidad mediante los coeficientes de asimetría y curtosis, cuyos valores deben oscilar dentro del rango +/- 2.0 (Lloret-Segura et al., 2014). En ese sentido, se utilizó la prueba de Wilcoxon para muestras independientes, para analizar la comparación de las variables en función al sexo, seguidamente se usó la prueba de Kruskal Walis para realizar la comparación de las variables según el grupo etario. Para evaluar la correlación entre las variables se empleó el estadístico rho de Spearman, ya que los datos presentan una distribución no normal.
RESULTADOS
En la tabla 1 se aprecia que el 37.9% de los participantes son mujeres y el 62.1% varones. En cuanto a la edad, el 68.6% de los participantes se ubica en el grupo etario de 27 a 59 años, siendo este grupo de mayor participación en el estudio. Asimismo, la mayoría de los participantes tienen un grado de instrucción de secundaria y técnica (39.2% y 30.1% respectivamente). Respecto al estado civil, el 58.9% es conviviente y un 15.2% es casado.
Categoría | n | % |
---|---|---|
Sexo | ||
Femenino | 117 | 37.9% |
Masculino | 192 | 62.1% |
Edad | ||
12 a 18 años | 38 | 12.3% |
19 a 26 años | 59 | 19.1% |
27 a 59 años | 212 | 68.6% |
Grado instrucción | ||
Primaria | 43 | 13.9% |
Secundaria | 121 | 39.2% |
Técnico | 93 | 30.1% |
Universitario | 52 | 16.8% |
Estado civil | ||
Soltero | 80 | 25.9% |
Casado | 47 | 15.2% |
Conviviente | 182 | 58.9% |
n = 309 |
La tabla 2 presenta los estadísticos descriptivos de las variables de estudio a través de la media, la desviación estándar, asimetría y curtosis. Se evidencia que las puntuaciones de asimetría y curtosis de la mayoría de las variables se encuentran dentro del rango +/- 2.0, sin embargo, la variable resiliencia y sus dimensiones ecuanimidad y sentirse bien solo superan estos rangos, indicando que los datos no tienen una distribución aproximadamente normal. Por lo que, para los análisis estadísticos correspondientes se usan pruebas no paramétricas.
Variables | Min. | Max. | M | D.E | g1 | g2 |
---|---|---|---|---|---|---|
Estilo de vida | 68 | 143 | 112.94 | 13.09 | -0.56 | 0.43 |
Físico/Mental | 24 | 69 | 49.14 | 10.79 | 0.52 | -0.37 |
Social | 15 | 40 | 28.55 | 5.30 | -0.04 | -0.60 |
Ético-Moral | 10 | 30 | 22.43 | 4.45 | 0.30 | -0.87 |
Académico/Familiar | 0 | 19 | 12.82 | 3.54 | -1.04 | 0.44 |
Resiliencia | 82 | 175 | 145.80 | 14.59 | -0.72 | 2.07 |
Satisfacción personal | 5 | 21 | 17.07 | 2.63 | -0.69 | 0.65 |
Ecuanimidad | 5 | 21 | 17.63 | 2.14 | -1.68 | 6.09 |
Sentirse bien solo | 22 | 49 | 41.85 | 4.24 | -1.36 | 4.13 |
Confianza en sí mismo | 27 | 56 | 47.04 | 4.87 | -0.75 | 1.90 |
Perseverancia | 8 | 28 | 22.21 | 3.42 | -0.48 | 0.04 |
Nota: Min.=Mínimo; Max.=Máximo; M=Media; D.E.=Desviación Estándar; g 1 =Asimetría; g 2 =Curtosis.
La tabla 3 también muestra los resultados de la prueba de Wilcoxon para muestras independientes. Se encontró que existe diferencia significativa del estilo de vida en función del sexo de los participantes, es decir, las mujeres presentan puntuaciones más altas en el estilo de vida a diferencia de los varones. Por otro lado, se evidencia que no existe diferencia significativa con la resiliencia.
Masculino | Femenino | |||
---|---|---|---|---|
M(DE) | M(DE) | W | p | |
Estilo de vida | 111.3(12.93) | 115.5(13.0) | 27272.00 | .001 |
Resiliencia | 145.6(14.39) | 146.0(14.97) | 28705.00 | .164 |
La tabla 4 muestra los resultados de la prueba Kruskal Walis para muestras independientes. Se evidencia que existe una diferencia significativa del estilo de vida en función de la edad de los participantes, es decir, los participantes de 27 a 59 años evidencian mayor puntuación en su estilo de vida, a diferencia de los participantes más jóvenes. Por otro lado, no se encontró diferencia significativa con la resiliencia.
12 a 18 años | 19 a 26 años | 27 a 59 años | |||
---|---|---|---|---|---|
M(DE) | M(DE) | M(DE) | K | p | |
Estilo de vida | 108.9(15.01) | 108.1(16.14) | 115.0(11.20) | 11.175 | .004 |
Resiliencia | 146.3(17.44) | 143.6(19.32) | 146.2(12.37) | 0.762 | .683 |
En la tabla 5 se aprecia que la resiliencia y estilo de vida tienen una relación directa y con fuerza moderada (Rho = .393; p < .01), asimismo, casi todas las dimensiones de ambas variables se relacionaron. Las relaciones directas con fuerza moderada (mejores puntuaciones en Rho) se reportaron con la dimensión social de estilo de vida y el puntaje global de resiliencia (Rho = .668; p < .01), la perseverancia (Rho = .685; p < .01), confianza en sí mismo (Rho = .601; p < .01) y ecuanimidad (Rho = .597; p < .01).
Estilo de Vida (Total) | Físico/ Mental | Social | Ético/ Moral | Académico/ Familiar | |
---|---|---|---|---|---|
Resiliencia (Total) | .393** | .084 | .668** | .193** | -.311** |
Satisfacción personal | .402** | .276** | .497** | -.242** | -.169** |
Ecuanimidad | .425** | .058 | .597** | .341** | -.212** |
Sentirse bien solo | -.070 | -.208** | .405** | .408** | -.219** |
Confianza en sí mismo | .359** | .034 | .601** | .288** | -.224** |
Perseverancia | .233** | -.121* | .685** | .230** | -.334** |
*. La correlación es significativa en el nivel 0,05 (bilateral). | **. La correlación es significativa en el nivel 0,01 (bilateral). |
DISCUSIÓN
En esta investigación se analiza la relación entre estilo de vida y resiliencia en pobladores de una zona rural de Cajamarca. Nuestros resultados evidencian que el estilo de vida y la resiliencia tienen una relación directa y estadísticamente significativa (rho=.393; p < .01). Estos resultados concuerdan con lo obtenido por otros estudios como de Concepción (2019), Huaytalla y López (2022) y Sialer (2021). En coherencia con estos estudios, se comprende que mientras mayores sean las conductas de un estilo de vida adecuado en los pobladores de la zona rural de Cajamarca, mayores serán los niveles de resiliencia. La explicación teórica de estos resultados se fundamenta en que la resiliencia es un proceso dinámico que resulta en una adaptación positiva en un contexto de adversidad (Luthar et al., 2000). En este sentido, las personas que practican con mayor perseverancia la resiliencia desarrollarán habilidades en la resolución problemas, liderazgo, compromiso cívico y equidad (Song et al., 2022). En consecuencia, la calidad de vida de los habitantes será más saludable y potencializara su salud mental (Atara et al., 2020).
Respecto a la dimensión satisfacción personal de la resiliencia, se halló una relación directa estadísticamente significativa (rho=.402; p < .01) con el estilo de vida. Este resultado evidencia, que mientras mayor sean los niveles del factor satisfacción personal en los pobladores de la zona rural de Cajamarca, esto se asociará a altos niveles de estilos de vida. La satisfacción personal alude al grado de percepción y valoración que la persona hace con relación a su calidad de vida (Cardona & Agudelo, 2007). Un alto nivel de satisfacción personal ayudará al individuo a tolerar las situaciones paradójicas, así como tener aceptación y evitar el desarrollo de enfermedades crónicas o incurables (Calero et al., 2019). En cuanto a la dimensión ecuanimidad, se encontró una relación directa estadísticamente significativa (rho=.425; p < .01) con el estilo de vida. Este resultado demuestra que elevados índices de ecuanimidad en los pobladores de la zona rural de Cajamarca, está asociado a altos niveles de un estilo de vida. La ecuanimidad es comprendida como la capacidad que tiene la persona para mantener la homeostasis de su estado emocional a pesar de las experiencias vividas (Wagnild & Young, 1993; Henderson & Milstein, 2003), es decir, el sujeto tiene la habilidad de enfrentar la adversidad de manera tranquila, moderando sus respuestas y tomando decisiones equilibradas y duraderas. Además, un estudio revela que las personas con altos índices de resiliencia logran hacer una evaluación más positivas de sí mismas, de su funcionamiento y de su propio entorno (Fínez & Morán, 2017). En este sentido, los pobladores de la zona rural de Cajamarca que presentan mayores índices de ecuanimidad puedan evaluar positivamente su entorno, a pesar del limitado acceso a los servicios de salud, vivienda, educación y alimentación, puedan tomar acciones favoreciendo el desarrollo de un mejor estilo de vida.
En la dimensión sentirse bien solo, no se halló relación con la puntuación global del estilo de vida, pero si con sus dimensiones se encontró relación estadísticamente significativa (p<.01). Estos valores revelan que mientras haya índices elevados del factor sentirse bien solo por los pobladores de la zona rural de Cajamarca se asociará a niveles altos de un estilo de vida. Esta dimensión implica saber que la vida es autónoma para cada individuo, plasmado por distintas experiencias; dicho factor no alude a estar en soledad, sino es símbolo de percibir libertad y saber que es único e importante (Salgado, 2005). Además, Branden (1993) señala que, la aceptación y el sentirse bien consigo mismo involucra aceptar los errores, ayuda a ser maduro, a ser amigo con uno mismo, a no ser vergonzosos, ni recriminarse, sino a tener la habilidad de ser receptivos a nuevos conocimientos. Por otro lado, aunque la soledad no es agradable, pero concede algunos beneficios como un espacio donde la persona puede reflexionar y examinar la calidad de vida que tiene. Por consiguiente, los pobladores de la zona rural de Cajamarca perciben que sentirse bien consigo mismo, es símbolo de libertad lo que les hace sentir únicos e importantes, siendo uno de los factores determinantes para el logro de un estilo de vida saludable.
Respecto a la dimensión confianza en sí mismo, se encontró una relación directa estadísticamente significativa (rho=.359; p<.01) con estilo de vida. Este resultado pone en evidencia que elevados niveles de confianza en sí mismo en los pobladores de la zona rural de Cajamarca, está asociado a niveles altos de un estilo de vida saludable. Este hallazgo concuerda con los resultados de García (2020) quien halló relación entre confianza en sí mismo y calidad de vida. Esto se puede entender como la confianza que la persona tiene sobre sus propias destrezas, identificando sus fortalezas y limitaciones (Wagnild & Young, 1993). Además, las personas con un alto nivel de autoeficacia logran una mayor autoestima, son accesibles a nuevas ideas, son más comprensivos y autónomos (Álvarez & Barra, 2010). También la dimensión perseverancia tiene una relación directa estadísticamente significativa (rho=.233; p<.01) con el estilo de vida. Este resultado evidencia que niveles elevados de perseverancia en los pobladores de la zona rural de Cajamarca se asocia a niveles altos de un estilo de vida saludable. La perseverancia es la actitud de ser persistentes a pesar de las circunstancias difíciles o el desánimo, se requiere un fuerte compromiso para la edificación de la propia vida y la práctica de la autodisciplina (Wagnild & Young, 1993). Las personas que practican la perseverancia en sus vidas logran firmeza, autodisciplina, superan la adversidad, no presentan incertidumbre al fracaso, a través de este elemento se obtienen grandiosas lecciones de aprendizaje y satisfacción por el intento concebido (Fernández et al., 2007). Además, la perseverancia es una herramienta poderosa para alcanzar la autorrealización personal (Siebert, 2007). De esta manera, se puede entender que los pobladores de la zona rural de Cajamarca con adecuados índices de perseverancia puedan superar la adversidad de su entorno para lograr un adecuado estilo de vida.
Por otro lado, se ha encontrado que el estilo de vida presenta diferencia estadísticamente significativa (p < .01) en función del sexo de los participantes, es decir, las mujeres presentaron mayor puntuación que los varones en el estilo de vida saludable que perciben. Este resultado difiere del estudio de Pullen et al. (2001), quienes reportaron una disminuida actividad física en las mujeres adultas mayores. Es posible que el grupo etario haya tenido un rol importante en los resultados, considerando que nuestro estudio contempla un gran porcentaje de mujeres jóvenes. En este sentido, es lógico entender que las actividades físicas, mentales, sociales y familiares que las mujeres realizan puedan contribuir en un mejor nivel de estilo de vida, a diferencias de los varones, quienes por sus características de hombres de campo se centran en su trabajo dejando de lado otras áreas importantes de su vida. Referente a la edad de los participantes, se halló diferencias significativas (p < .01) con el estilo de vida, es decir, los participantes de mayor edad (27 a 59 años) presentaron puntuación más elevadas, a diferencias de los participantes más jóvenes. Este resultado es similar a lo encontrado por Jiménez et al. (2022), quienes reportaron que los adolescentes de zonas rurales muestran una disminuida actividad física. Es probable que la poca actividad física y social como parte de un estilo de vida saludable en los más jóvenes se vea afectada por la ausencia de complejos deportivos en zonas rurales (Hoekman et al., 2017). Finalmente, no se halló diferencias significativas de la resiliencia según el sexo y edad de los participantes. Nuestro resultado difiere de lo reportado por Fínez y Morán (2017), quienes hallaron diferencias estadísticamente significativas de la resiliencia según el sexo de estudiantes universitarios, siendo los varones quienes obtuvieron puntuaciones más altas. Posiblemente la zona geográfica de residencia de los participantes haya tenido un papel importante. Considerando que la muestra fueron personas de una zona rural del interior del país y que se encuentran con acceso limitado a los servicios básicos, hayan desarrollado homogéneamente características resilientes, ya que es un fenómeno común entre personas que se enfrentan a experiencias adversas (Masten, 2001). Además, existe evidencia que consideran a la resiliencia como un rasgo de personalidad que permite a las personas afrontar adversidades y lograr un buen ajuste (Connor & Davidson, 2003; Ong et al., 2006).
Una de las limitaciones de esta investigación es su diseño descriptivo-correlacional, pues no aborda las implicancias causa-efecto entre las variables de estudio. Se recomienda para futuros estudios analizar la influencia entre las variables desde un diseño explicativo. Otra de las limitaciones del estudio es que toma una muestra no probabilística, de modo que los resultados no pueden ser generalizados, por lo que se sugiere una selección probabilística con el propósito que los resultados tenga una validez externa. Finalmente, la transversalidad del estudio es otra limitación, por lo que es necesario realizar estudios longitudinales que permitan evidenciar las relaciones de estas variables en el tiempo.
CONCLUSIONES
A pesar de las limitaciones, se concluye que esta investigación pone en evidencia que la resiliencia cumple un rol fundamental en el estilo de vida de las personas de la zona rural de Cajamarca, quienes a pesar de no contar con las condiciones básicos y carencias de comodidades muestran adecuados indicadores de un estilo de vida saludable. Por otro lado, se halló que las mujeres y personas de mayor edad (27 a 59 años) presentaron mayores puntuaciones de un estilo de vida saludable. Por último, no se encontró diferencias de la resiliencia según el sexo y edad de los participantes.