INTRODUCCIÓN
La preparación en los procesos investigativos viene a ser un conjunto de habilidades, actividades, destrezas, acciones y valores que fortalecen al mejoramiento de habilidades para indagar, describir, interpretar, analizar el conocimiento, esto requiere de analizar en detalle los procesos de indagación de información e interpretación de las mismas, es parte de un aprendizaje donde convergen la teoría, la práctica y la metodología científica. En consecuencia, los docentes de nivel superior deben contar con dicho dominio en relación con su especialidad y línea de investigación, además poseer capacidades investigativas (Orler, 2012; Torra et al., 2012), asimismo, se debe incliner al estudiante a involucrarse en la ciencia, para esto se requiere que los maestros continúen capacitándose en diplomados, talleres, estudios de posgrado (Tamayo, 2017). Para Mendivel (2020), la competencia investigativa viene a ser la vinculación que se tiene entre las habilidades que tiene el experto en algún campo del quehacer científico con el nivel de pensamiento crítico y el análisis concreto de diversas situaciones, ya que estos se deben de dar a conocer creando nuevos conocimientos para la ciencia.
Las acciones investigativas en docentes de nivel superior se ven reflejada mediante una capacidad de desarrollo o competencia profesional, ya que forma parte de esta, además, forma parte del sentido ético de todo profesional. Los docentes deben capacitarse permanentemente, la actualización es la riqueza de sus competencias investigativas para poder crear e innovar (Hernández, 2018).
Albornoz (2005) señaló que las publicaciones en revistas científicas es la herramienta para el impulso de la divulgación en el área social del conocimiento. La edición de revistas científicas es un instrumento para tener conocimiento de los resultados hallados por la investigación.
Massaguer (2006) respecto a los procesos investigativos, señaló que tienen el propósito de generar una patente o marca dentro de algún campo del conocimiento, una propiedad que lo identifica, que lo reconoce como propio dentro del ámbito legal y jurídico nacional e internacional. Es decir, es de patrimonio exclusivo y se reconoce por medio de un documento legal, certificado o resolución de carácter legal.
Según Toro-Huamachuco et al. (2015) refieren que, los procesos de investigación científica en el ambiente universitario se ven incrementado e innovado cuando participan en ello los estudiantes, donde recae la riqueza de crear nuevos talentos en los eventos científicos dentro del recinto universitario, debido a que se ve garantizada la educación permanente y la formación investigativa en todo su esplendor. Es así que, la educación universitaria genera nuevos talentos y continuos procesos de cambios investigativos, con pensamiento crítico, innovador y científico.
Un estudio en Pakistán a través de unas entrevistas reveló que los formadores de docentes generalmente no están dispuestos a investigar y principalmente realizan investigaciones sobre la obligación académica o para satisfacer los requisitos institucionales. Los datos de la entrevista revelaron que varios factores institucionales, como el tiempo, los recursos, los fondos, la orientación y las recompensas por la investigación, no se consideraba que contribuyan al desarrollo de una sólida cultura de investigación dentro de los institutos de formación docente (Mirza et al., 2015).
A la vez, Torres-Samuel et al. (2020) indicaron que casi todos los países en Latinoamérica solo invierten una mínima parte de su Producto Interno Bruto, es decir, casi nada para la investigación, a excepción de Argentina, México y Brasil.
Asimismo, la misión de la universidad contemporánea es promover, estimular y difundir el conocimiento encaminado a buscar la mejora continua en la formación integral de los ciudadanos y su rol en el mundo (González et al., 2022). Los actuales profesionales deben centrarse en una buena formación académica, además en promover el
compromiso de apropiadas prácticas investigativas (Batista et al., 2017). Para esto, las facultades, grupos de investigación y otras instituciones involucradas en los procesos científicos tienden a organizarse según los criterios establecidos por los sistemas internacionales de calidad (Strauka, 2020).
Las universidades extranjeras producen investigaciones y estas se dan a conocer mediante portales de internet, en revistas y páginas reconocidas de investigación. En este sentido, existen colaboradores científicos que adjuntan estas publicaciones y lo dan a conocer mediante rankings de publicaciones de ámbito extranjero, a la vez estas divulgaciones sirven de base para recibir o aportar financieramente los proyectos o con becas de estudio (Kalhor y Mehrparvar, 2020). La examinación de estos procesos de control de calidad se da mediante indicadores cuantificables de evaluación científica y docente, transferencia e internacionalización. La cantidad de información científica detalla un impacto en rankings globales como Webometrics Ranking of World Universities, The World University y World's Best University (Powell, 2020).
Los países que invierten para que sus universidades desarrollen proyectos científicos generando conocimiento, aumentan el nivel de impacto en la sociedad, a la vez da muestra de desarrollo de calidad educativa, muestra interés en promover el desarrollo y superación profesional con una mayor producción científica investigativa (González et al., 2021).
Las universidades que aportan, generan y estimulan la producción científica están involucradas con su visión de ser líder académico y científico dentro de la sociedad, aporta nuevos miembros en el campo investigativo con sagacidad, perspicaces de poder crear, ingeniar, innovar desde los recintos universitarios a la sociedad. La cultura investigativa está en nivel de desarrollo en las universidades. Asimismo, se probó que hay una correlación positiva y significativa entre la actitud investigativa, cultura investigativa y la concepción investigativa del currículo (Berrocal et al., 2021).
Camayo et al. (2022), hallaron la existencia de correlación positiva significativa (0,787) entre la cultura investigativa y producción científica en los maestros de una universidad privada de Lima, 2021. Asimismo, Ferro et al. (2021) arribaron en su estudio a la conclusión de que hay una relación positiva alta (0,755) entre las variables. Por su parte, Pilco (2022) halló que los modelos de competencias investigativas en la mayoría son teóricos y descritos de acuerdo al contexto de cada organización, coincidiendo con la necesidad de desarrollar los conocimientos y habilidades de cada investigador. Además, al fortalecimiento de las competencias investigativas en los educadores, se determine que se debe involucrar todo el contexto y a todos los que intervienen en el proceso de la investigación.
Los niveles de la investigación en el ámbito de educación superior están en proceso y muchos de ellos se relaciona con la cultura de investigación, es por ello que es relevante investigar sobre el tema, siendo el presente estudio un apoyo teórico, con información que permite explicar el problema en los procesos investigados, además de ello el estudio aporta con información estadística sobre las variables de estudio y con ello poder brindar algunas conclusiones del caso. El propósito de estudio fue explicar la relación entre cultura investigativa y producción científica en docentes de posgrado en una universidad nacional. A la vez se planteó la hipótesis: Existe relación significativa entre la cultura investigativa y la producción científica en docentes de posgrado de una universidad nacional.
MATERIALES Y MÉTODOS
El estudio fue de tipo aplicada, de nivel descriptivo correlacional, de enfoque cuantitativo transversal, de diseño no experimental y método hipotético-deductivo. En cuanto a la población, se llevó a cabo con 90 docentes de posgrado de una universidad pública formadora de profesores en Lima, Perú, de los cuales fueron 50 hombres y 40 mujeres.
Se empleó la encuesta para la compilación de información de las variables por medio de un cuestionario que sirvieron como instrumento de la cultura investigativa con 19 ítems (Camayo, 2021), y para la producción científica fue de 14 ítems (Lozano, 2020). Sobre la confiabilidad se empleó el Alfa de Cronbach cuyos valores fueron 0.859 y 0.842 respectivamente, con una escala Likert con cinco categorías: nunca (1) hasta siempre (5). Además, se empleó el método de juicio de tres expertos para la aplicación de los instrumentos.
RESULTADOS
En la Tabla 1, se observó a los 90 docentes de posgrado de una universidad pública, el 54.81 % presento un nivel regular en el desarrollo de la cultura investigativa, el 22.96 % un nivel óptimo y en un 22.22 % un nivel deficiente, al igual que en sus dimensiones en su mayoría los niveles se desarrollan en una tendencia regular a óptimo por lo que se podría decir que la cultura investigativa está en proceso.
La Tabla 2, en relación al sexo, se evidenció para las tres primeras competencias investigativas, los hombres tienen un nivel óptimo y regular con un porcentaje regular de diferencia en cuanto a las mujeres, y en cuanto a la cultura investigativa los hombres tienen una diferencia bien marcada en comparación con las mujeres.
En la Tabla 3, se observó a los 90 docentes de posgrado de una universidad pública, en un 59.26 % percibió un nivel medio en la producción científica, en un 22.22 % se refirió un nivel bajo y en un 18.52 % se indicaron que la producción científica es alta. Por otro lado, las dimensiones en su mayoría los niveles se desarrollan en una tendencia media a baja, por lo que podría decir que la producción científica aún falta desarrollar y promoverse.
La Tabla 4, indicó el nivel de correlación entre la cultura investigativa y la producción científica con un Rho de Spearman de 0.839, con significancia estadística de p-valor =0.000 < 0.05. En consecuencia, se rechazó la hipótesis nula, es decir, existe relación significativa entre la cultura investigativa y la producción científica en docentes de posgrado de una universidad nacional.
DISCUSIÓN
Según los resultados se halló que, en su mayoría, los docentes presentan un desarrollo regular en cuanto a la cultura investigativa, tanto en formación, competencia y la actividad investigativa, por lo que se podría decir que la cultura investigativa está en proceso dado que habido un aumento en la carga administrativa y académica esto ha conllevado a escenarios de estrés académico y baja en la calidad de la producción científica (González-Díaz et al., 2021). Por otro lado, en cuanto a la producción científica se observó que se desarrolla en un nivel medio y esto es debido por una falta de apoyo de la universidad, escaso presupuesto, baja promoción de las investigaciones y creación de patentes, por eso no se alcanza los niveles de producción científica esperados (González-Díaz et al., 2022). Por lo que la producción científica aún falta por desarrollar y promoverse. Es decir, que, a una mayor promoción de la cultura investigativa, habrá un mejor nivel en cuanto a la producción científica. Lo que concuerda con Mirza et al. (2015), quien refirió que existen varios factores institucionales, como el tiempo, los recursos, los fondos, la orientación y las recompensas por la investigación, aportan a la mejora de una cultura de investigación dentro de los institutos de formación docente. A la vez, Berrocal et al. (2021), halló que hay una correlación positiva, alta y significativa entre sus componentes: actitud investigativa y cultura investigativa. Al igual que Camayo et al. (2022) concluyó con una correlación positiva significativa entre la cultura investigativa y la producción científica.
Asimismo, Ferro et al. (2021) arribaron en su estudio que hay una relación positiva alta (0,755) entre la cultura investigativa y la elaboración de tesis. Pilco (2022) refirió que, en Latinoamérica existe un mínimo aporte financiero para la ejecución de proyectos investigativos en el campo de la ciencia, tecnología e innovación, con aporte menor a 8.000 millones de dólares al año, lo que muestra el 2,3 % del gasto mundial (Vega- Muñoz et al., 2021). Asimismo, indicó que el fortalecimiento de las competencias investigativas en los docentes, se determina involucrando el contexto y a todos los intervinientes de la investigación. Se observó que el desarrollo de la cultura de la investigación con programas, promociones, incentivos y principalmente apoyo de las instituciones genera un cambio positivo en el desarrollo de la producción científica, favoreciendo al crecimiento de las instituciones y del ámbito académico, con una mayor investigación competitiva y de carácter científico.
Asimismo, cabe mencionar dentro de las limitaciones del estudio solo se procedió a investigar una sola institución por el presupuesto limitado, teniendo resultados significativos en cuanto a la educación superior. El estudio da pie a que se difundan los datos registrados y a la vez motivará a más investigaciones sobre este cambio de la mejora de la producción científica en el país.
CONCLUSIÓN
Se determinó la relación entre cultura investigativa y producción científica en docentes de posgrado en una universidad nacional, con valor significativo menor a 0,05, lo que indicó que los procesos dentro de la promoción de la cultura investigativa en una universidad nacional al ser mejorados traerán consigo una mayor producción científica. Puesto como se ha visto, esta cultura se desarrolla en un nivel regular, siendo una realidad tanto nacional como latinoamericana, por ello la producción científica es de nivel medio a baja. Se debe tener en consideración en las autoridades de las instituciones educativas, promover la cultura investigativa, tanto a nivel básico como a nivel superior, desde el inicio de los aprendizajes.
Se sugiere a los docentes y estudiantes reforzar sus habilidades investigativas, dado que estas habilidades les dará ventajas en su desarrollo social, personal y profesional. A los docentes de nivel superior involucrarse en la investigación científica, para fortalecer las competencias investigativas en las diferentes áreas del conocimiento, contribuyendo con el desarrollo del país.